Mis inicios como escort (2)

Continua la aventura. Puede que de muchos detalles, pero creo que son necesarios para mantener la atención...es mi opinión...

MIS INICIOS COMO ESCORT -2-

Un suave, cálido y dulce beso, me hizo abrir lo ojos. La luz del día, entraba por la ventana, cubierta por las cortinas, y por una persiana que la tapaba en su mitad.

Buenos días, nena. –me saludó-

Hooolaaaa –contesté entre bostezos, al tiempo que frotaba los ojos- ¿Qué hora es?

Casi las doce de la mañana.

El ya vestía una inmaculada camisa blanca, entallada, que marcaba su cuerpo. Su pantalón vaquero ajustado y su olor a colonia, demostraban que ya se había duchado y que se disponía a salir.

¡Ya estás vestido y duchado! ¿Dónde vas?

Bajo a leer la prensa y a desayunar un poco. Llamaré también a Adriano para quedar con él. Vete duchándote y arreglando, en un rato subo y ya nos vamos. ¿ok? –me comentó-

¡¡¡Uuuuummmmmmm!! –fue mi única contestación al estirarme y bostezar-

¡¡Perezosa!! –me dijo con tono sentimental e irónico-, venga levántate, estoy deseando verte preciosa esta mañana.

Ya voy –fue mi única respuesta-

Se puso su americana negra, perfectamente con los vaqueros del mismo color y con su camisa blanca. Zapatos de marca, peinado con gomina, y sus gafas de sol (esas que no le faltaran). Ciertamente cautivador, elegante y atractivo. Un beso al aire, me despidió, al tiempo que salía por la puerta.

En apenas un par de minutos me levanté, una cierta sensación recorría mi cuerpo. Por un lado la incertidumbre que me daba la entrevista con Adriano, por una parte no me importaba aceptar, pero por otra………. No se. Me encaminé a la relajante ducha. Mi cabeza daba vueltas pensando en como sería la jornada al tiempo que notaba una cierta excitación, lógica, ya que la actitud de Luca el día anterior me había generado unos irremediables deseo de sexo. Por dos veces me había dejado con las ganas cuando estaba apunto de estallar, una introduciendo sus dedos en mi coño y otra cuando me folló a cuatro patas. El furor sexual no se me había pasado. Con cualquier roce iba a entregarme en mi totalidad. La ducha cumplió su función y en cierta manera me relajó. Crema por todo el cuerpo, una vez me hube secado y salí a la habitación para vestirme. Un sujetador blanco, ajustado que remarcaba mis tetas y un tanga blanco con un mínimo cordón por las caderas y otro que entraba perfectamente entre mis nalgas. Ese tipo de tanguita no es habitual en mi, prefiero los que tienen un pequeño triángulo atrás. Los de cordón me incomodan en cierta manera, pero en este caso los llevé en la maleta por si estrenaba los leggings, como así iba a ser. La transparencia de estos obligaban a llevarlos si no quería ir mostrando la forma del tanga a la gente. En ropa interior me tumbe en la cama mientras fumaba un cigarrillo. Mi mente se centraba en el paso que iba a dar. Lo cierto es que no me arrepentía pero dentro tenía una extraña sensación; de intranquilidad quizás. Acabe mi cigarro y me dispuse a vestirme, me puse la malla. Lo cierto es que me sentaba genial, pero demasiado provocadora. Con cierta insinuación mi tanguita se transparentaba por delante, y se marcaba claramente las formas de mis labios vaginales, ayudados por el deseo sexual que ardía dentro de mí. Un jersey negro, de punto, ajustadito, de ancho elástico cubría mi cuerpo hasta la cintura. Me sentía súper atractiva, y era claro que iba a levantar ciertas pasiones y sensaciones en los hombres. Me senté en la cama para colocarme las botas negras de alto tacón y de ante, que estaba segura iban a realzar mas mi figura.

Apenas un par de segundos sentada en la cama y la puerta se abrió. Luca regresaba a la habitación, me miró tiernamente y se acerco a mí. Se colocó de pie frente a mí, entre mis piernas, me acarició con suavidad mis mejillas con sus manos y me acerco a él. Mi cara quedaba totalmente pegada a su cuerpo, en concreto al bulto de su pantalón. No me pude reprimir y varios y dulces besos quedaron estampados en esa parte de su cuerpo que me volvía loca.

Ponte de pie que te vea –me dijo-

Espera que me ponga las botas –contesté-

No..no es necesario. Levanta. –me indico al tiempo que sus manos agarraban las mías para ayudarme a levantar-

Así lo hice mientras me miraba con deseo.

¡estás inmensa! –exclamó con alegría-

Gracias –fue mi contestación al tiempo que giraba sobre mi misma para que me contemplara entera-

¡Joder! Me pone un montón como se te transparenta el tanga por delante, pero sobre todo como se te marca ese tesorito que tienes ahí. –comento con voz y cara de lujuria refiriéndose claramente a mi coño que se marcaba en exceso, debido al calentón que llevaba encima desde la noche anterior– ¡Estás para comerte entera!. Vuélvete a dar la vuelta –prosiguió-

Así lo hice mientras el me miraba sin perder detalle.

Pero…… una cosa no me gusta mucho –me dijo-

¿Cuál? –contesté-

Llevas tanguita de hilo por detrás. Me pondría más cachondo, me daría más morbo, si fueras más provocativa. Resumiendo, ¡¡que utilizaras un tanga que se te marcara mas, que se notara el triangulito, que sirviera para poner cachondos a todos!! –comentó mientras sus abrazos me abrazaban con pasión-

Ese abrazo sirvió para explicarle que no tenía más, que aunque siempre llevo cuando viajo varias tangas, ya no tenía ninguna blanca. Que la única que tenía era la del día anterior y que no era lógico que me la volviera a poner. Además, traté de explicarle, que esa malla era muy ajustada, blanca, elástica y algo transparente. Que debía de ser esa la que llevara y que tanto era así, que la usaba sólo por el leggings, ya que no me gustaban las de sólo un único cordón. De poco sirvió. Sus brazos me soltaron y se dirigió a mi maleta.

Ya verás como escojo yo una –dijo al tiempo que abría la maleta-

¡¡Venga Luca…déjalo; ya estoy vestida!! –contesté con la intención de hacerle desistir-

Merce…quiero que vayas salvajemente provocativa. Que impactes. Déjame hacer a mí. –comento mientras comenzaba a rebuscar entre la ropa-. ¡¡¡¡Puff!!! Vaya pasada. ¿Para dos días te traes toda esta ropa? La verdad que las tías para esto sois la ostia. Pero ¿dónde están tus tangas?

Venga Luca…..déjalo. No seas pesado –contesté al tiempo que intenté cerrar la maleta-

¡¡¡Merce!!! Quiero que te cambies. Me apetece ver como te desean y llamas la atención. ¡¡Quiero presumir de tía buena, y dar envidia!! ¡¿Lo entiendes ya?! Por eso, además, quiero que estés súper cachonda. – contestó con energía al tiempo que volvía a abrir la maleta- ¿Dónde guardas esos tanguitas tan preciosos?

En el bolso de cremallera que esté en la tapa de la maleta. Ahí…en ese bolso –dije señalando la parte interior y superior de la maleta que se cerraba con una débil cremallera-

La verdad es que Luca me tenía cautivada, fue, mi relación con él, un sí a todo. Me convencía a la mínima. Era por ello que tenía clarísimo que me iba a cambiar de tanga, y que acabaría aceptando, si se producía, la oferta de Adriano.

¡¡¡Umm!!! …..vamos a ver………. –comentó mientras iba metiendo su mano y sacando una por una mis tangas-. Negra, negra, negra, ¡joder cuantas negras!.....

Esa es sucia. La tuve ayer puesta ayer por la mañana….. –contesté mientras se la quitaba de la mano con cierta vergüenza- ¡¡Vamos Luca no sigas con esto….!! –le increpé al tiempo que quise meter las que ya había sacado otra vez dentro-

¡¡¡¡Mira que estás pesada!!!!. ¿Puedes estar tranquila……? ¡Te repito! Quiero presumir de ti. Y que te deseen. ¿ya lo has entendido?. Espero que si. –me dijo con aire de superioridad. La superioridad que sabía tenía conseguida-

Me quito de mi mano las tangas que ya había sacado, y las volvió a dejar sobre la cama. Yo sólo podía mirarlo, estar a su lado y resignarme.

Blanca…….

Luca, esa déjala. Es la de ayer por la tarde. Esta usada. –dije casi muerta de vergüenza-

¡¡¡Ummmm!!! –contestó mientras la lanzó encima de la cama-. Azul clara, ¡Roja! –grito en una particular exclamación-……. Rosa……..Esta me gusta, este rosita está muy güay. Además es muy transparentita por delante….me encanta además los dibujitos que lleva.

Esos dibujitos eran unos encajes que ese tanga tenía. Por delante algo transparente con ciertos encajes muy discretos, la tira de las caderas una cinta toda de encaje y por detrás, el triángulo de atrás, encaje total. Rosa pálido. No muy llamativo, pero si lo suficiente para que claramente se marcara y se notara con esos leggins que eran como una auténtica segunda piel.

Ponte estás –me ordenó-

Luca…… se van a marcar mucho. Esta malla transparenta y marca mucho.

¡Ven aquí! –me dijo al tiempo que agarrándome de la mano me volvía a sentar en la cama, colocándose otra vez en frente mía, volviéndome a abrazar como al principio- ¿Estás bien así? –pregunto sabiendo que mi respuesta iba a ser afirmativa-

Si, y lo sabes –contesté-

Toma….cojela….es para ti –dijo a la vez que se soltaba el cinturón y desabrochaba el pantalón-

Su boxer blanco ajustado quedaba a escasos centímetros de mis ojos y mi boca, y tras ellos se podía adivinar una terrible empalmada. Mi boca y mis labios volvieron a ajustarse suave y dulcemente a ese paquete.

Sácamela – me ordenó-

Mis manos bajaron por delante su boxer, y como un resorte salió su polla. Mis labios fueron directos a lamerla con dulzura.

Toma, y haz lo que te diga –me dijo al tiempo que retiraba mi boca y me entregaba el tanga que había escogido- Quiero que acaricias mi capullo con el tanga, sobre todo por la parte que va estar en contacto con tu coño. Dame chupaditas y cuando empiece a soltar líquido me lo vas limpiando con tu tanga

¡¡¡Luca!!! Desde ayer estás muy raro. ¡¡¡No sé que te pasa!!! –contesté sorprendida-

Merce….te lo he dicho ya 100 veces. Quiero que seas provocadora, que te deseen y que seas una viciosa. Que estés como una perra en celo para hablar con Adriano. Me pone cachondísimo que seas así y mucho más pensar que vas a ser una putita de lujo. Quiero que vayas arrebatadora, que Adriano se queda colgado de ti…y que todos los que te vean se pongan cachondos. Pero que todos sepan que eres mía. ¿lo entiendes ya?...Entonces haz lo que te he dicho. Chúpamela y siempre que mi poya vaya sacando líquidos…lo limpias con el tanga –dijo enérgicamente-

Mis ojos le lanzaron a los suyos una erótica mirada, mientras mis manos agarraban su poya totalmente erguida, mis labios volvieron a chupar con suavidad su capullo, al tiempo que el entrelazaba sus dedos por mi pelo, retirándomelo de la cara y formando con el pelo, de vez en cuando, una coleta que agarraba con sus manos; cada vez mis acometidas con la boca lograban meterme mas su poya. Una auténtica follada con la boca. Cuando me la sacaba de la boca sus primeros líquidos preseminales formaban, junto a mi saliva, un hilo que unía su miembro y mis labios. Con mi tanga, que tenía en la mano derecha, comencé a limpiarle su capullo por la parte que posteriormente estaría en contacto con mis labios vaginales. Ese precioso tanga rosita comenzaba a estar humedecido. Continué con mí mamada cada vez con más pasión y celeridad. No se pudo aguantar más y un chorro de leche caliente sacudió mi cara, derramándose por los ojos y las mejillas. Rápidamente me la volví a meter en la boca para tragar los últimos chorros de su inmensa corrida. Cuando acabó me quitó el tanga y limpió con él los restos que quedaban en mi cara, en mi boca y en su capullo.

Levántate – me ordenó- y cámbiate el tanga

Así lo hice. Por dentro estaba con un calentón monumental. Me había puesto a cien y deseaba tener una brutal corrida, que nunca me ofrecía. Era una autentica perra en celo. Comencé, una vez me puse de pie a quitarme los leggins, cuando lo hice pasé a retirarme el tanga, que estaba totalmente empapado a pesar de haberlo tenido puesto hacía sólo media hora. Desnuda de cintura para abajo, recogí el tanga rosa que estaba sobre la cama, al tiempo que él hacía comentarios morbosos de mi coño que estaba totalmente desnudo para él. Me puse el tanga que me había escogido, notaba claramente su humedad por los restos de semen que tenía, me lo coloque, y posteriormente me puse los leggins. Ajustadísimos a mi cuerpo, marcaban de una manera descomunal mis labios vaginales que estaban totalmente hinchados por el subidón y necesidad de sexo que tenía. Ese detalle y la transparencia de mi tanga me hacían pensar que iba a ser el objeto de todas las miradas. Me coloqué, por fin, las botas de tacón, y me puse en pie. Me mire al espejo mientras el me deshacía con su mirada.

  • ¡Estás espectacular! – Dijo con una especial alegría-

La verdad es que yo me veía arrebatadora, pero también es cierto que era exagerado. No se transparentaba mi tanga de una manera extraordinaria, pero si lo suficiente para saber el color y la forma. ¡Un tanga casi transparente por delante! ¿Imagináis la situación? ¡¡Puffff!!

Voy a lavarme la cara y a maquillarme –le dije al tiempo que él se metía la camisa por dentro del pantalón, se abrochaba y se colocaba el cinturón-

Muy bien, mi nena –me contestó al tiempo que me daba un cariñoso beso en los labios-

Me dirigí al cuarto de baño, me lave la cara para quitarme los restos de su corrida y comencé a maquillarme. El espejo, de grandes dimensiones me permitía ver mi figura hasta los muslos. Era brutal la marca que mi coño y mis labios vaginales formaban en mi entrepierna. Ciertamente mi furor sexual estaba desatado. Los calentones que me había propiciado Luca desde la noche anterior, sin permitirme llegar yo al orgasmo, había desarrollado grandiosamente toda mi vulva. Mi tanga se marcaba claramente dividido por la rajita de mi coño que se notaba con toda claridad. Luca entró al baño.

¡¡Joder Merce!! ¡Me pone cachondísimo verte así! Eso es lo que quería conseguir. Que estuvieras calentísima –dijo Luca abrazándome por detrás y asomando su cabeza por encima de mi hombro, quedando reflejadas nuestras imágenes en el espejo-

Creo que es excesivo Luca, mira que yo soy coqueta y provocadora, pero esto me parece excesivo –comente con cierta timidez-

Que no mi niña. ¡Estás genial

En ese momento un dedo de su mano derecha comenzó a recorrer la rajita de mi coño de arriba a abajo, mientras su mirada se fijaba en la mía a través de espejo. Una sonrisa irónica por su parte sirvió como despedida a ese momento al tiempo que su dedo dejaba de recorrer mi coño. Salió hacia la habitación y en apenas dos minutos lo hice yo totalmente maquillada.

¿Qué tal hace? Luce el sol –comenté mirando el cielo a través del cristal de la ventana-

Hace buena temperatura. Con la americana sólo vas bien –me dijo Luca-

¿Seguro? –contesté-

Si, he estado en la calle antes cuando bajé a desayunar y no es necesario que lleves el abrigo. Anda, vamos que a las dos y media hemos quedado con Adriano –me dijo agarrándome de la mano para salir de la habitación, una vez había cogido yo la chaqueta y el bolso-

Nos dirigimos al ascensor, para bajar al hall del hotel. Una vez allí fuimos a la cafetería dónde tomamos dos zumos de naranja. Las primeras miradas las empecé a recibir y no me incomodaron en exceso, lo cierto es que pensé que iba a estar más cohibida. Nuestra charla era fluida sin pensar en las miradas de los demás, aunque de vez en cuando algunos gestos nuestros y miradas cómplices nos ponían en alerta sobre alguna mirada descarada del exterior. Terminamos los zumos me puse la americana, que tapaba parcialmente mi culo, dejando expuesta a la visión de los otros mi parte delantera, y salimos a la calle.

CONTINUARA