Mis inicios como escort (1)

Lo que pareció ser un juego no lo fué tanto

MIS INICIOS COMO ESCORT -1-

SEPTIEMBRE 2008

Desde el Día de Reyes del año 2008, y tras la experiencia sexual que tuvimos Javi, mi marido, y yo, (LEER RELATO: "MI MEJOR REGALO DE CUMPLEAÑOS"), las cosas en nuestro matrimonio habían cambiado. Comenzó a partir de ese día, una excepcional relación matrimonial. Las broncas y discusiones habían desparecido, él ya no se enfadaba por mi forma de vestir, me daba una libertad que hasta entonces no había tenido, y sobre todo su dedicación y preocupación por mí, era la propia de cualquier esposo. Dicen que la alegría dura poco en casa del pobre, y eso nos ocurrió. Llegado el verano de aquel año, allá por el mes de julio, a últimos de mes, le pillé en una mentira. No fue sincero conmigo y me acabé enterando. No era ningún lío de faldas, pero si una mentira que me enfadó bastante, y que no tenía que haberse producido. Eso fue el detonante de un distanciamiento quizás mayor que el que habíamos vivido desde el año 2004, año en que comenzaron mis escarceos extramatrimoniales. Cada vez nos quedaba menos confianza, por no decir nada. Antes de eso, y desde que nos casamos en el 2001, la dejadez de Javi para conmigo, me había hecho sufrir mucho. Ese verano del 2008 fue un continuo hacer cada uno lo nuestro, aunque seguíamos manteniendo la convivencia. Yo la verdad salía poco, pero si salía no daba explicaciones. El igual, aunque salía mas que yo. Llegó septiembre y ocurrió lo que voy a relatar.

La mañana amaneció radiante, era un día casi veraniego a pesar de haber cumplido ya la primera quincena del mes septiembre. Levanté la persiana del dormitorio, mi marido ya se había ido, y comprobé que el sol resplandecía con toda su luminosidad; una luminosidad que también reflejaba mi rostro al mirarme al espejo. Tras la ducha y el desayuno, sesión de maquillaje y a escoger mi vestimenta para la jornada. Un tanguita, pequeñito con encaje y un pequeño triangulito en la parte de atrás, con un sujetador a juego, lencería fina en negro. Abrí la puerta de mi armario y me decidí por el vestido verde. Un vestido estampado en verde, que destacaba con mi moreno que aun quedaba de los días de vacaciones. Ceñido hasta la cintura, con un escote en pico no demasiado exagerado, pero que remarcaba mí pecho, vestido de gasa, vaporoso, con falda casi hasta la rodilla y con algo de vuelo. Sandalia de cintas a juego en verde. Ciertamente guapa. Una sutil transparencia en la falda, destacaba si se ponía atención el color y la forma de mi tanguita. Me encaminé al trabajo con una sensación interior muy positiva. En mi despacho frente al ordenador consumí mis tres primeras horas de la jornada. En una de mis salidas del despacho a la zona de entrada me crucé con mi jefe. Iba acompañado de otra persona, un hombre maduro de cerca de 50 años, pero perfectamente llevados, moreno, sonrisa amplia y brillante y mirada penetrante. Alto, moreno, un parecido tremendo, o al menos a mi me recordó a Pierce Brossman. Cautivador, al menos para mí. Casi me quedo paralizada. Situación que creo que entendió rápidamente mi jefe por la irónica sonrisa que esbozó

Merce, mira te presento. Es Luca. –dijo mi jefe sonriendo picadamente-

Encantado Luca –contesté, intentando disimular mi nerviosismo interior-

Hola Merce. -contestó poniendo sus mejillas para repartir los besos de rigor-. Más guapa de lo que me habías contado –comentó dirigiéndose a mi jefe-

¡¡Ohh!! Muchas gracias –respondí casi ruborizada-

Luca era un amigo de mi jefe, se conocieron en Madrid en uno de los viajes de negocio que el hacía. Entablaron buena amistad. Italiano, con residencia allí, se trasladaba con frecuencia a Madrid por motivos de trabajo, era Director de Marketing de una importante empresa italiana. En esta ocasión aparte de la amistad la visita era comercial. Una minima reunión de ambos fue el preludio para hacerme una gentil invitación para acompañarle a él y a mi jefe a tomar un aperitivo. No lo dudé en absoluto. El tiempo que estuvieron reunidos estuve en una nube. Me había cautivado totalmente. Mis devaneos en esos momentos por la mala situación de mi matrimonio, hacían suponerme que acabaría en una aventura con él. La idea me estaba generando un cálido deseo interior.

Salimos a tomar un vermú. ¿Vienes? –me inquirió Luca-

Si, claro –contesté- Cierro el ordenador y salgo ya. Esperadme allí.

Como iba a decir que no, lo estaba deseando. Apagué el ordenador, recogí mis papeles y ordené mi mesa en tan sólo dos minutos, que me parecieron un siglo. Cogí el bolso, me coloqué mis gafas de sol y fui rauda a tomarte mi Martini Blanco, probablemente el que mas estaba deseando de los últimos meses. Apenas 100 metros separan mi oficina del bar. Un amplio ventanal, que los días veraniegos se abren totalmente, era su fachada. Desde algunos metros pude ver su figura. Con traje oscuro impecable, destacaba por encima de los demás clientes. La coquetería y provocación de Merce salió a relucir. Mi contorneo y mis movimientos eran terriblemente sugerentes. Al llegar a la entrada, la mirada de Luca se clavó en mí, una mirada, diría, que incluso la calificaré de lasciva. No había que pensar mucho para darse cuenta que el contraluz del sol había transparentado totalmente mi falda, y mi silueta de piernas, muslos y entrepierna había quedado expuesta a su visión. Me atrevería a decir que incluso el color y la forma de mi íntima prenda. Me acerque a ellos pedí la consumición, y a la primera llamada telefónica que recibí, me volví a encaminar a la puerta, andando cautelosamente mientras hablaba, mi silueta volvía a quedar expuesta totalmente a él.

Un rato de charla en donde estoy segura que mi mirada melosa y mi cara embobada, delataban mi atracción por Luca. Vermut acabado, besos de despedida, y un cosquilleo estremecedor el que sentí cuando note que para despedirse, sus manos se agarraban a mi cadera y palpaban con sutileza las tiritas laterales de mi tanga. Tres días en nuestra ciudad. Ni que decir tiene que la tarde del segundo día, el siguiente a conocerlo, compartí con él siesta y cama, en la habitación del hotel en el que se alojaba. Después de aquel día se sucedieron mas visitas a nuestra oficina, en otras ocasiones en mis viajes reales de trabajo, o en los que inventaba para mi marido, quedaba con él. Fueron unas semanas que cada vez que nos veíamos follábamos como locos. Era una autentica pasión. Sabía como hacerme disfrutar. Sus erecciones sin correrse eran brutales y mientras yo llegaba a la cima del placer una, otra y otra vez, él se mantenía durante muchísimo tiempo en una erección permanente que me deshacía, para cuando llegaba su momento, inundarme brutalmente con largos chorros de semen caliente. Una auténtica pasada. En mis viajes a Madrid no sólo nuestra relación era de cama y sexo, alguna vez le acompañe a fiestas o a cenas con amigos. Después de mes y medio de relación fui a Madrid. El iba a la entrega de unos premios y me pidió que lo acompañara. A Javi, mi marido, como otras veces le explique que tenía que ir por trabajo, de vez en cuando se mosqueaba por mis repetidos viajes a Madrid, pero acababa entendiéndolo…..o al menos eso creo. Yo llevaba un vestido negro, muy ceñido, hasta cerca de las rodillas, con un escote tipo palabra de honor, unas medias negras de elásticos en los muslos (siempre las uso así, ya que los típicos pantys me molestan mucho y me aprietan en la barriga), unos zapatos negros de corte salón, y una pequeña torera, ya que el vestido era sin mangas. Todo ello me lo cubría un largo abrigo hasta casi los tobillos de cuero negro. La velada fue muy animada, me presentó a muchas personas, y al final acabamos en su hotel. Otras grandes horas de pasión. Cuando acabamos, después de cinco o seis orgasmos yo, y el un par de veces, quedamos exhaustos en la cama. Yo abrazada a él, mi posición de lado, con la mano derecha abrazándolo por el pecho, mientras él estaba boca arriba dando sus últimas caladas al cigarro que había encendido. Al acabarlo dejo el cigarro en el cenicero y con su mano derecha me abrazó por el cuello.

¿Te digo una cosa? –me preguntó-

Si…Dime –contesté-

Has causado una muy buena impresión. Me han dicho que estabas fascinante.

Me alegro. Da las gracias a los que te lo hayan dicho –contesté mientras le daba un suave beso en su mejilla-

¿Te acuerdas el que estaba al principio con la chica rubia, con Lorena, que te lo he presentado casi cuando nos íbamos?

Si, si me acuerdo….¿Como era el nombre…….Adriano? …. ¿no?

Si, ese –contestó al tiempo que me abrazaba un poco mas fuerte con su brazo-

Venga…si. Pero…¿Qué pasa con él?

No te enfades, vale

¡¡Ay!! ¡¡venga dime!! –contesté ya intranquila- ¿Qué te ha dicho?

Me ha dicho que si eras una escort.

¿Yo?

Siiii, tú.

¿Y que le has dicho? –pregunté-

¡Joder! ¿Qué le voy a decir? Pues, que no

¡¡Ah!! Vale, vale. ¿Y por qué pensó eso?

Verás. Desde que estoy contigo solo he asistido a fiestas o reuniones o cenas de amigos contigo. Antes solía contratar a algunas chicas para que me acompañaran. Adriano regenta una agencia de escorts, y pensó como no te conocía, que podías ser una chica de compañía.

Oye, Luca….. ¿te las follabas?

Merce…¡¡No me hagas esa pregunta!!

Anda….¿por qué no?. Tú también sabes que desde unos años a esta parte he tenido relaciones con algunos hombres. Mejor que tú nadie sabe como marcha mi matrimonio con Javi, y tu con lo buenorro que estás y como follas –le dije entre risas- tienes que haber follado como una máquina……jajajajajaja

¡¡Que boba!! –me contestó con simpatía, al tiempo que me daba un auténtico morreo-

Luca…¿Cómo funciona ese rollo?

Pues nada, te pones en contacto con una agencia, ves las chicas que hay, solicitas los servicios que quieres, tienes unas tarifas, pagas, dan a la señorita la comisión pactada y….así. Simplemente así. –me comentó-

Ya. Ya. Oye…. Otra curiosidad ¿Cuánto se paga por eso?

Depende. Cada chica tiene su tarifa, y cada una pacta una comisión. Depende como sea ella.

¡Joder! Yo digo las buenonas -le respondí-

Jajajajaja.. unos 300 euros por la hora. Yo adquiría servicios a veces de fin de semana y he llegado a pagar 2.500 euros.

¡!!!La madre de Dios….!!!! Y para ella….. ¿Cuánto? –pregunté sorprendida-

Jajajajajajaj… calcula que un 40 o un 50 % ….no sé. Exactamente ese detalle no se como va

¡¡¡¡¡Puff!!!!! 1.000 euros por ir a cenar y echar cuatro polvos –contesté-

Pues te diré una cosa…me ha preguntado por ti. Si estas casada, que tal te va el matrimonio. Me ha contado que eres morbosa para esto, por tu aspecto de empresaria o ejecutiva, y al mismo tiempo tienes mucho estilo y mucha atracción. Me ha insinuado que si alguna vez andas mal de dinero o quieres probar una experiencia morbosa, que le llame y se lo diga.

¿Yoooo? ¿Yo de escort?

Date cuenta de una cosa Merce, tu estas conmigo porque ya me conoces, y nos gustamos y caemos bien, pero si no seria igual y te estarías metiendo una pasta al bolso.

No sé…no es lo mismo ¿no? O al menos eso creo yo –contesté-

Vamos a ver ¿desde cuando llevas casada?

Desde el 2001

¿Desde cuando pones los cuernos a tu marido? –preguntó-

¡¡Ya tío!! Pero eso ha sido porque ha sido un pasota y un mentiroso conmigo

Bien vale….¿pero desde cuando? –volvió a preguntar-

Desde el 2004, desde agosto del 2004 –conteste casi avergonzada-

O sea cuatro años…. ¿no?

Si –volví a contestar-

¿Cuántas veces has sido infiel a Javi? –preguntó-

¡Ay Luca! ¡Vaya pregunta! –dije en tono airado-

No, no te enfades, es simplemente porque las mujeres tenéis un concepto de esto con el que yo no estoy de acuerdo. Además, estoy seguro que casi todas las que tenéis una profesión muy liberal y lucís buen tipo en alguna ocasión se os ha pasado por la cabeza…….

Muchas, con diez o doce chicos, -contesté sin dejarle acabar, a su pregunta anterior- no sé exactamente. Pero con algunos varias veces. ¿Qué me estas llamando…. putón? –dije algo encolerizada, al tiempo que recordaba las sensaciones que me produjo Kiko, mi ligue del chat de Argentina, cuando estuve con él en mi casa y me decía aquellas burradas, en las que me llamaba de todo y me generaban un intenso deseo sexual, al tiempo que me follaba- (LEER RELATO: "LOS CUERNOS A MI MARIDO, CON MI LIGUE DEL MSN")

Que no niña…que no lo entiendes. Que muchas de esas chicas son ejecutivas e incluso empresarias, son de nivel muy alto…y alguna te habla tres o cuatro idiomas. Saben estar perfectamente bien y tienen un caché impresionante. Luego follan porque no lo ven como un tabú. Lo ven como un trabajo. Simplemente eso. Tu tienes mucha clase y mucho estilo. Eres como ellas, y encima también follas. Esa es la realidad. Pero bueno vamos a dejarlo que creo que te estás enfadando.

Un largo y calido beso, al tiempo que me abrazaba por el cuello con su brazo derecho, puso momentáneamente el punto y final a la conversación. Me quede pensativa. En el fondo no le faltaba razón. Mis relaciones extramatrimoniales se producían con alguna frecuencia… pero claro, de eso a cobrar llevaba una gran diferencia, aunque también era una cuestión de criterios. Me junté mas a él, casi acurrucada contra su cuerpo, en esa posición su mano izquierda comenzaba a acariciar con suavidad mi culo, una suavidad que poco a poco se fue volviendo mas apasionada. Un giro mío me colocó encima de él; sus manos ya magreaban con fuerza mi trasero mientras mis labios besaban dulcemente su pecho y mis dedos jugueteaban con sus labios y su lengua. Mi postura juntaba su polla, que comenzaba a crecer espectacularmente, a mi coño, mientras seguía sobando mi culo, mis piernas comenzaban a abrirse para permitir que los dedos de su mano derecha comenzaran a jugar con mis labios vaginales, mientras la otra seguía magreando mi culo. Unos leves gemidos míos, con un tono mimoso comenzaban a salir de mi boca; era cierto que Luca me cautivaba en exceso. Estaba totalmente entregada a él, máxime en esos momentos de pasión, sexo y excitación. Su polla era increíble, grande, tiesa, muy recta y con un grandioso capullo que me deshacía en flujos, yo casi más que él, cada vez que se la mamaba. Me encantaba, además, la impresionante sangre fría que mantenía en los momentos de follar. Controlaba perfectamente sus orgasmos. Podía tirarse muchísimo tiempo metiéndomela sin parar y generándome intensos e innumerables corridas, mientras Luca controlaba perfectamente la suya, para en el momento de correrse, dedicarme un sensacional chorro de semen caliente.

Seguía jugando cada vez mas con mi coño, sus dedos entraban y salían una y otra vez, provocando un continuo torrente de jugos de mi coño que escurrían por mis muslos. Mis piernas se abrían cada vez mas, y mi cuerpo se contorneaba para lograr meterme esa polla que deseaba estuviera ya dentro. Luca no lo facilitaba en absoluto. De repente sus manos se pararon. Alargó el brazo para encender la luz de la mesita de noche y me dijo al tiempo que echaba las sábanas y el edredón para atrás.

Ponte erguida, Merce –me dijo con autoridad, al tiempo que esbozaba una irónica sonrisa, mientas se movía levemente para apoyar sus hombros y cabeza en el frontal de la cama-

Mi cuerpo estirado y mis rodillas al lado de cada una de sus piernas, manteniendo las suyas entre las mías a la altura de sus rodillas. Mi mirada era de deseo total.

¿Has visto como me la pones de dura? –me indicó-

Si –conteste, al tiempo que me inclinaba hacía su boca para darle un beso en los labios-

Ponte como antes, y cojela. Es toda tuya.

Mis manos comenzaron a acariciar y masturbar su polla, tremendamente erecta, al tiempo que su mirada se mantenía fija en mis ojos, yo de rodillas pero erguida y el recostado en la cabecera de la cama-

¿Te gusta? -pregunté-

Sabes que si. –me contestó-. Pero me gusta más esas mamadas que me das. Ponte aquí a mi lado.

Cambie de posición, y me arrodille a su lado derecho encima de la cama. En ese momento sus dedos entraron como una exhalación en mi coño totalmente encharcado. Mi cuerpo se inclino, me aparté el pelo de la cara y mi boca fue directa hasta su polla. Sus dedos me estaban haciendo deshacer, mientras aumentaba mi deseo por comerme entera esa polla que tanto deseaba. Mi mano masturbaba con fuerza y deseo su aparato mientras mi boca la engullía una y otra vez. Mi coño era un auténtico charco que despedía leves ruidos del frotamiento de sus dedos por mi vagina, motivados por los jugos que desprendía. Como una posesa continuaba mamando su polla cada vez con más énfasis. Sus palabras, además, cada vez me excitaban más. Sólo se referían a que aceptará trabajar de escort.

Ves Merce como te encanta follar. Ves como te gusta mamar pollas. Ves como pones los cuernos a tu marido. ¿A Javi se la mamas así? Que bien la chupas…..¡¡cabrona!! Tienes que haberte comido un montón de pollas. Imagínate que esto lo estas haciendo porque cobras dinero, porque eres una puta. Dime que te pone cachonda pensar que cobras por follar.

Todas estas frases las repetía una y otra vez, entrecortadas por el placer que estaba teniendo. Yo no decía nada. Solo me limitaba a comerme y mamar esa esplendida polla que me excitaba al máximo, y a pensar, entre mi excitación, las frases que me dedicaba. La verdad es que me generaba una sensación especial pensar que podía trabajar como puta.

Eres una tía a la que la encanta follar, eres una auténtica máquina. Cada vez que un hombre, te gusta o te motiva, empiezas a desear follártelo y lo acabas haciendo, tienes un marido que es un cornudo, eres una zorra y una puta en la cama, mientras en la calle tienes mucho estilo y eres una provocativa. Te encanta provocar. La única diferencia con las prostitutas, aunque sean de lujo, es que no cobras dinero, y podrías hacerte millonaria. Quien te folla una vez, desea hacerlo más veces, porque eres una viciosa y lo demuestras. –me repetía una y otra vez en frases entrecortadas por sus gemidos de placer-

Yo seguía chupando aquella polla que estaba ya a punto de reventar, al tiempo que volvía a tener la misma excitación que tuve cuando Kiko, me llamaba puta o zorra. Me provocaba en exceso esas palabras. Parece que el fondo quería serlo. Sus dedos salieron de mi coño, que totalmente mojado estaba cerca de un sensacional orgasmo. Sus manos masajeaban mi culo y mi espalda, al tiempo que mi mente de una manera inconsciente pensaba que sensaciones se podría tener cuando eso que estaba haciendo se hiciera cobrando. Debo de reconocer que cada vez me motivaba y excitaba más la posibilidad de ser una puta de lujo. Luca tenía toda la razón, me encantaba follar y Javi iba a seguir siendo un auténtico cornudo. Cada vez estaba mas convencida de que iba a llegar el momento de ser una escort. Sacar sus dedos de mi coño había cortado un maravilloso orgasmo que me estaba a punto de llegar, le pedí por favor que siguiera. Su única respuesta fue levantarse de la cama mientras se quedaba de pie al lado de ella.

No te muevas de esa postura. Quiero follarte ese coñito de puta que tienes.-me dijo con autoridad- me voy a correr ahora mismo, imaginándome lo zorra que eres y la puta de lujo en la que te vas a convertir-

¡¡¡Follame Luca!!! Follame yaaaaaaaa!!!! –le dije con pasión-

En ese momento su polla, aprovechando mi posición a cuatro patas, se clavó entera en mi coño empapado. Sólo dos empujones y los gritos de Luca no se hicieron esperar.

¡¡¡Me voy a correeeerrr ya en tu coño de zorra!!! Se lo dedico al cuernazos de tu marido. –me dijo excitadísimo-

¡¡¡No te corras todavía…..espera un poco…..espera porfa!!!!! –le supliqué, al tiempo que sus palabras me excitaban más-

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Aaaaaaagggghhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!! –gritó extasiado mientras un chorro de leche caliente llenaba mi coño- ¡¡¡¡¡¡Toma polla pedazo de puta….como me pone de cachonda saber que te vas a convertir en una puta de lujo, y saber además que te encanta serlo!!!!!!! –continuo diciendo al tiempo que bombeada su polla dentro de mí-

Su corrida fue sensacional, era claro que no se quería aguantar más. En esta ocasión yo no llegué al orgasmo. Pero deseaba tenerlo. Se tumbó en la cama y yo cambié de postura tumbándome al lado suyo. Yo me abrazaba a él, pero ya no por cariño sino por motivarle para que me hiciera llegar a mí al final. No había manera, era claro que no quería que acabase, quería dejarme caliente y excitada, como al día siguiente confesó.

La verdad es que mi furor sexual estaba al máximo, mi mano acariciaba su polla una y otra vez, mostrando mi deseo de ser follada. Había estado al borde de un sensacional orgasmo y me quedé con las ganas. Uno de sus dedos, de vez en cuando, recorría la entrada de mi vagina, acariciando al mismo tiempo mis labios vaginales totalmente desarrollados. Era claro que deseaba tenerme totalmente excitada pero deseaba que no llegara al éxtasis.

Nena…estás muy cachondita –me dijo-

No te imaginas –contesté de la forma mas melosa que pude-

Bueno relájate y vamos a dormir

Luca ….jooooooooo. No me hagas esto. Estoy a cien

Mira. Mañana quedamos con Adriano para que por lo menos te cuente lo de trabajar en su agencia. Sabes que pone muy cachondo, me da mucho morbo –me dijo antes de darme un soberano morreo, introduciendo su lengua en mi boca-, que trabajes en ello…aunque solo sea por una experiencia.

Bueno…voy pero solo para que me lo cuente.

No sea tonta ni cobarde. Te has puesto cachondísima cuanto follando te decía esas cosas….

¡¡Y tú!! –contesté sin dejarle acabar-

Claro, pero yo lo reconozco. Mañana te pones la mini mas corta que hayas traído….Porque ¿habrás traído? –me preguntó-

Si. Pero también he traído los leggings que me regalaste….

¡¡¿Los blancos?!! ¡¡¡¡¿La malla blanca ajustada?!!!

Si

¡¡¡¡¡¡¡¡Flipante!!!!!!! Esas molan –dijo con alegría-. Tienes que estar bestial con ellas –comentó-

La verdad es que no las he estrenado…. Bueno me las probé en casa. Con Javi, y en el trabajo no me las puedo poner. Son ajustadísimas elásticas, se marca todo y además se transparenta el tanga.

¡¡¡¡Guau!!! Mañana te las pones. Vas a cautivar a Adriano.

Son muy provocativas. En serio Luca, son excesivas. –le dije-

Mañana te las pones. Quiero que vayas súper provocadora. ¿Vale?

Vale…..Pero no me dejes con esta calentura.

Vamos a dormir, que ya es tarde.

Y dormir fue lo que hicimos. Yo tenia un calentón tremendo, y el me dejo con ello. Al día siguiente sería otro día. La verdad que yo no podía conciliar el sueño, él apoyado sobre su lado izquierdo ya dormía plácidamente, yo aferrada totalmente a su cuerpo, con mi mano derecha acariciaba su miembro sin erección, y mis labios besaban dulcemente su espalda, al tiempo que yo intentaba realizar movimientos con mi cuerpo para frotar mi coño hacía él. Estaba como una perra en celo, y era claro que no iba a consumir el orgasmo. El tiempo pasaba y al final el sueño me venció.

CONTINUARA