Mis inicios 1

La historia sexual de una jovencita muy caliente........

Estaba en la plena adolescencia y recién había descubierto los placeres que podía obtener de mi joven cuerpo, y aunque me debatía entre las enseñanzas tanto familiares como del colegio al que asistía, gozaba a menudo de mi cuerpo, como podía ser la masturbación mala y perjudicial si era tan exquisitamente deliciosa, recuerdo infinidad de noches vestida solo con ropa interior y mi pijama, en la soledad de mi cama en el cuarto que compartía con mi hermana dos años mayor que yo, me acostaba boca abajo y empezaba a mover mis caderas de arriba hacia abajo, apretándome contra la cama, sentía como mi vagina se humedecía, me imaginaba mil cosas, que estaba besándome con el chico que me gustaba, movía mis caderas de arriba hacia abajo sintiendo el roce de la tela sobre mi clítoris y eso me enloquecía, sentía como mis pezones se ponían duros casi hasta reventar y podía pasar mucho, pero mucho tiempo haciéndolo, los orgasmos se sucedían uno tras de otro, hasta que finalmente caía rendida por el sueño.

Claro, siempre tenía que esperar oír la respiración acompasada de mi hermana cuando ella se dormía, para dar inicio a lo que yo en ese entonces llamaba mis momentos solitarios de placer, a veces mientras ella no dormía y hablábamos de cualquier cosa con la luz apagada, yo me movía suavemente sobre mi cama haciéndome así un adelanto de la deliciosa masturbación que más adelante me haría, me despertaba un morbo increíble hacerlo ahí al lado de mi hermana sin que ella se diera cuenta (eso creía yo) de mis placenteras actividades. Ella fingía no enterarse, ya que yo sofocaba mis quejidos y gemidos y hasta mi respiración hundiendo mi cabeza en la almohada. En una oportunidad recuerdo haber despertado mucho más allá de la media noche, escuchando unos gemidos ahogados y una respiración entrecortada, no veía absolutamente nada ya que la oscuridad reinaba en todo el cuarto, sin embargo al acostumbrarse los ojos a la oscuridad existente, pude observar a mi hermana en su cama boca arriba absolutamente desnuda, con las piernas muy abiertas y sus rodillas levantadas, una de sus manos se encontraba en su vagina mientras la otra acariciaba sus senos con mucha suavidad, yo me moria de las ganas de imitarla pero me aterraba ser descubierta, hasta que no aguante y, empecé a acariciarme mis senos muy despacio por arriba de la ropa, diossssssssssss que placer mis pezones estaban demasiado duros, sentía un placer increíble, mientras tanto sentía que mi vagina se inundaba de la cantidad de flujo proveniente de mi gran excitación y aunque nunca lo había hecho bajé una de mis manos hacia ella y empecé a acariciarme por encima de la delgada pantys que traía puesta, uffffffffff que placer, jamás me había masturbado de esa manera, el roce de mi mano era más delicioso que el roce con la cama, introduje mi mano por el elástico de la pantys y sentí mi vagina húmeda caliente, apenas me toqué sentí una corriente que me recorría el cuerpo, el placer de observar, oír y acariciarme al mismo tiempo era demasiado fuerte, mi dedo medio recorría toda mi vagina de arriba hacia abajo, me detuve en el clítoris y al primer movimiento se desencadenó un orgasmo súper demasiado intenso, que recorrió como electricidad absolutamente todo mi cuerpo, por su parte mi hermana seguía acariciando su cuerpo con la misma calma y suavidad con la que lo estaba haciendo, me parece que en determinado momento volvió su cara hacia mí, mi respiración agitada debía de haberme delatado, sin embargo volteó la cara y siguió acariciándose ahora con más fuerza y rapidez hasta venirse en lo que pareció ser un delicioso orgasmo, en el que gimió ahora sin ningún disimulo, después de ese orgasmo se levantó y salió del cuarto para dirigirse al baño, en ese instante en que me quedé sola me acaricié ahora con más fuerza y decisión sintiendo un placer exquisito, me concentré en acariciar mi clitoris con dos dedos en movimientos circulares hasta que me sobrevino en cuestión de segundos un delicioso orgasmo que me hizo casi caer desmayada de tanto placer que sentí.

Después de eso mi cuerpo se relajo hasta caer casi en una modorra en la que sentía mi cuerpo súper relajado y sentía que el sueño me vencía, en ese momento mi hermana entró al cuarto de nuevo, cerró la puerta y se acostó, no sin antes decirme: buenas noches hermanita, espero que haya sido rico. Al día siguiente no sabía como verle la cara, al sonar el despertador y despertarme me invadió una especie de angustia y temor, mi hermana ya se había levantado y no estaba en la habitación, al encontrármela al salir del baño me saludó como todos los días con una frase que solía usar, buen día enana, y una sonrisita cómplice en su cara, con lo que supe que nada malo pasaría entre nosotras y que la relación seguiría siendo igual que siempre.

Estos episodios de masturbaciones simultáneas se repitieron varias veces, sin embargo jamás hablamos de eso, a mi me excitaba demasiado escucharla y medio verla mientras se acariciaba, no me sentía lesbiana ni aberrada ni nada parecido, no hacía ningún tipo de consideraciones morales al respecto, simplemente disfrutaba de eso. A partir de ese momento cada vez que quería masturbarme, lo cual era muy a menudo, lo hacía siempre, trataba en un principio de reprimir mis quejidos, lo cual se hacía un poco difícil ya que me gustaba hacerlo como aquel día, es decir boca arriba, sin embargo en más de una ocasión mientras lo hacía me detenía y aguantaba la respiración un segundo para oír a mi hermana hacerlo, si sentía que mi hermana lo hacía dejaba de reprimir mis gemidos y de aguantar mi respiración, me imagino que lo que yo sentía para ella era igual,.

Comentarios, sugerencias y experiencias a medianoche32@hotmail.com