Mis infidelidades y sus consecuencias - (14)
Ya no aguanté más y le conté todo a mi esposo.- Segunda parte
Arrancó junio y yo seguía sin noticias de Omar, realmente empecé a creer que lo nuestro había terminado, que ya no volvería.
Imaginaba que ya no quería estar conmigo y que estaría cogiendo con alguna otra mujer, o peor para mi, pensar que salía con otra, o que se podría enamorar de otra y no paraba de culparme y castigarme por haber sido tan puta y tan egoísta, que teniéndolo todo con Omar, lo había echado a perder.
Ya podía imaginar el momento en que Omar me pidiera el divorcio y tuviéramos que vender la casa y separar los bienes y todo eso.
Pero lo que más preocupada me tenía era que si Omar no quería saber más nada de mí, se lo tendría que contar a mi hija y tendría que enterarse los motivos y saber que su madre había sido una puta de mierda y le había metido los cuernos y que se había cagado en su marido y en su matrimonio.
Mariela seguía estando en casa, siempre tratando de consolarme y decirme que quizás Omar me perdonaría y volveríamos a casa.
L: -Mary, no sé si Omar me va a perdonar, lo traicioné, traicioné su confianza, me cagué en nuestro matrimonio.
L: -Por puta!
M: -Lola, pensá si hubiera sido al revés, si él te hubiera cagado a vos, que hubieras hecho vos? Lo hubieras perdonado?, seguirías con él?
L: -No sé Mary, creo que me hubiera dolido igual, creo que lo habría dejado!
M: -Es una situación difícil, sobre todo para un hombre, el enterarse de que su mujer le fue infiel, es un golpe muy duro a su confianza en vos y a su hombría. A nadie le gusta que le metan los cuernos.
Las palabras de Mariela me hicieron pensar, estaría dispuesta yo a perdonarlo si él hubiera sido el infiel?
Las sesiones de terapia me desmoronaban, no hacían más que hacerme ver lo egoísta que fui y la incapacidad de poner mi matrimonio y los sentimientos de Omar por delante de mi placer.
Las semanas pasaban, los días se me hacían eternos, no paraba de pensar en Omar y en que habíamos terminado por culpa de mis infidelidades.
Empezó julio, yo seguía de licencia y sin noticias de Omar.
Una tarde llegó Mariela, la escuché en la cocina, preparó unos mates y subió al dormitorio, nos saludamos y me dijo:
M: -Lola, te tengo que contar algo
L: -Contame!, de Omar?
M: -Si, pero probablemente no te guste lo que te voy a decir.
L: -Contame por favor!
M: -Hoy me desocupé temprano y me decidí a hablar con Omar, igual que la otra vez, fui al trabajo, esperé que saliera para seguirlo hasta la casa.
L: -Y?
M: -Venía caminando hacia el auto con una mujer, pensé que sería una compañera de trabajo y que salían conversando, pero subieron los dos a su auto.
M: -Lo seguí, igual que la vez anterior, paró en el mismo mercado y salió con bebidas. La mujer lo esperó en el auto.
L: -Y que pasó?
M: -Llegaron a su departamento y entraron los dos. Me quedé cerca de una hora esperando en la vereda de enfrente y después de eso, arranqué y me fui.
M: -Un par de días después lo volví a seguir y volvió a ir a su departamento con la misma mujer. Esta vez no me quedé, me fui enseguida.
M: -Perdoname Lola, pero te lo tenía que contar, quizás esté saliendo con esa mujer o no sé. Me parece que lo tenías que saber, para estar preparada.
Mientras Mariela me contaba esto, se me caían las lágrimas, seguramente Omar, estaría saliendo con esa mujer o teniendo sexo, o que se yo, pero no estaba en sus planes volver conmigo, esto confirmaba lo que venía suponiendo, mi vida con Omar, había terminado para siempre.
Después de las vacaciones de invierno, volví al trabajo, necesitaba poner la cabeza en otro lado, en otro tema, tratar de ver cómo seguiría mi vida sin él.
Hacía meses que no tenía sexo y la verdad es que ni siquiera lo pensaba, a pesar de estar en casa con Mariela y habernos visto desnudas en varias oportunidades, no volvió a pasar nada entre nosotras.
Llegó el mes de septiembre y seguía sin noticias de Omar, ya estaba segura que no volvería conmigo, me imaginaba que un día vendría para el divorcio y para arreglar el tema de los bienes.
Debo decir que nunca estuve muy al tanto de las cuentas y los gastos de la casa, Omar se encargaba de todo, mi sueldo no es muy alto y los ingresos de él cubrían las cuentas.
Empecé a prestar atención un poco a esto, y me fui dando cuenta, que los impuestos estaban todos pagos para todo el año y yo solo pagaba los servicios.
Una tarde a mediados de septiembre, entra Mariela, yo tomaba mate sentada en la cocina, se sentó frente a mí, me tomó la mano y me dijo:
M: -Hablé con Omar!
L: -Ay Mary, contame! Que te dijo? Te preguntó por mí, contame!
M: - Pará, no te desesperes!
M: -Lo seguí como la otra vez, paró en el mismo negocio, compró cerveza y fue al departamento. Me quedé un rato en el auto pensando que hacer, hasta que dije, chau! Yo le toco timbre, como mucho me mandará a la mierda!
L: -Iba solo?
M: -Esta vez sí!
La conversación entre Omar y Mariela según me lo contara ella misma.
“Le toqué timbre. Abrió un poco la puerta sin preguntar quién era
M: -Omar?
O: -Si.
M: -Yo soy Mariela.
Hubo un silencio, y después de un momento, terminó de abrir la puerta y me dijo:
O: -Pasá por favor. Perdón el desorden pero no esperaba a nadie, creí que venían a cobrar las expensas.
El departamento es re chiquito, tiene una mesita con dos sillas, la cocina y atrás una cama de una plaza, una percha con un traje colgado, ropa sobre las sillas, y botellas y latas de cerveza por todos lados, hasta al lado de la cama. Platos y cubiertos sin lavar en la bacha y una botella de cerveza por la mitad sobre la mesa.
O: -Yo estaba tomando una cerveza, gustás un vaso?, es lo único que te puedo ofrecer, o tal vez un vaso de agua.
M: -Te acompaño con la cerveza.
Me sirvió un vaso y me miró como diciendo, “te escucho”
M: -Como estás?
O: -La verdad, como puedo. Tratando de seguir la vida, tratando de entender que pasó, tratando de entender por qué no pude ver lo que pasaba con Lola, cómo no pude darme cuenta, como no pude percibir lo que estaba pasando. La verdad, para mí fue como un balde agua helada y no puedo parar de pensar todo el tiempo en cómo seguir.
O: -Vuelvo del trabajo y la cabeza no me para, no puedo dejar de pensar en Lola, fijate que ni televisor, ni radio tengo, todo el tiempo le doy vueltas al tema, ya te digo, tratando de entender y de saber por qué.
M: -Tengo que decirte que no es la primera vez que te sigo a la salida del trabajo, hace un tiempo te seguí un par de veces, pero venías con una mujer y pensé que tendrías una relación con ella, por eso no te toqué timbre.
O:-Ah! Esa era un ex compañera de trabajo, que siempre me buscó para tener algo y yo nunca le había dado bola, un día nos encontramos de casualidad, estuvimos hablando un rato y la verdad es que vinimos para acá varias veces para tener sexo, la verdad creo que lo hice más por bronca que por deseo, creo que fue la primera mujer que se me cruzó después de irme de casa y ya la tenía dispuesta para coger conmigo y lo aproveché.
O: -Cogimos tres veces acá y ahí quedó, se estaba poniendo un poco densa y yo no estaba para hacerle el novio, ni nada que se le parezca, hasta ahí llegó, ahora está en Córdoba por trabajo y ni siquiera nos llamamos.
O: -Pero el sexo con ella no tuvo ni parecido a lo que han sido las relaciones con Lola, mientras cogía con ella, no podía parar de comparar y de pensar en Lola! Una mierda, porque todo el tiempo estaba deseando que terminara y se fuera.
O: -Pero bueno!, que le voy a hacer! La sigo teniendo en la cabeza.
M: -Yo me atreví a venir porque Lola está muy mal. Tengo que decirte todo este tiempo en que vos no has estado, yo me estoy quedando en tu casa, no la quiero dejar sola, los primeros días no se levantaba de la cama, no quería comer, se pidió licencia en el trabajo y se la pasaba llorando. Bajó mucho de peso y no quería salir ni a la esquina. Casi que la obligaba a comer y a bañarse.
O: -Te agradezco tu preocupación, yo se que debe estar mal, pero por el momento no puedo hablar con ella, necesito pensar, necesito saber cómo seguirá mi vida.
Me llamó un montón de veces, me dejó muchos mensajes que no leí ni escuché.
O: -También me llamó Pilar al trabajo, pero no la puse al tanto de todo esto, creo que es Lola la que debería hablar con ella.
O: -No estoy usando el teléfono de siempre, lo tengo apagado y me compré otro, necesito un poco de cabeza para el trabajo.
M: -Yo quiero pedirte perdón Omar, por lo que pasó entre Lola y yo, nunca tuve intención de que las cosas terminaran así.
O: -No hace falta que me pidas perdón, no tengo nada que perdonarte, Lola necesitó otras cosas y si no hubieras sido vos, hubiera sido alguien más. Por eso es que estamos hablando, no te culpo, ni te juzgo, ni tengo nada en contra tuyo.
O: -Se que Lola sabrá de esta conversación, por favor hacele saber que no la odio, que no la culpo y que no la juzgo, pero que necesito entender el por qué, y saber cómo seguir con mi vida.
M: -Si no tenés problema, le voy a contar, creo que la va a tranquilizar un poco.
O: -Claro que no, pero necesito pedirte un favor.
M: -Lo que sea!
O: -Agendá este número de teléfono, por cualquier cosa, por favor agregame con otro nombre y te pido que no se lo des a Lola. Si no te molesta te voy a llamar de vez en cuando para saber cómo está ella y por cosas de la casa, pero no quiero que ella me llame ni me mande mensajes.
M: -Si claro, llamame cuando quieras!
O: -Ah y otro favor. Los ingresos de Lola no son muy altos y sé que no alcanza para los gastos de la casa, yo ya pagué todas las cuentas, pero para los demás gastos por favor llevate esto.
Sacó dinero del cajón de la mesita de luz y me dio veinte mil pesos.
M: -No hace falta Omar!
O: -Por favor, no está bien, que vos te hagas cargo de los gastos, y hasta el momento la casa sigue siendo mía también, mas adelante no se qué va a pasar.
Nos saludamos y me fui algo más tranquila, pensando en que quizás existía alguna remota posibilidad de que Lola y Omar volvieran a estar juntos.”
Me quedé pensando, en que Omar, por lo menos no me odia, pero estaba segura que no querría volver conmigo.
Mariela me hizo entender que quizás Omar necesitaba tiempo para decidir si querría o podría perdonarme y por supuesto que lo iba a entender y respetar.
A partir de ese día, cada vez que escuchaba la puerta, imaginaba que podría ser Omar, pero bueno, será cuando tenga que ser, si es que algún día decide volver.
Mi vida había dado un giro, que en el fondo ya suponía, pasado el tiempo seguía sintiendo el mismo amor por Omar, pero empecé a entender y a hacerme a la idea de que seguramente, mi vida seguiría sin él y tenía razón, no lo merecía.
CONTINUARÁ…