Mis infidelidades y sus consecuencias - (13)

Ya no aguanté más y le conté todo a mi esposo. (Primera parte)

No aguanté más. Omar se entera de todo  - Primera parte

Era el mes de Abril y ya no daba más, mi cabeza era un kilombo, me sentía terrible, no paraba de pensar en todo lo ocurrido.

Viernes por la tarde, llega Omar del trabajo y como siempre preparé unos mates y nos sentamos en la mesa de la cocina. Se me notaría en la cara, porque Omar me preguntó:

O: -Pasa algo corazón? Tenes cara de preocupada. Hace unos días que no te veo como siempre.

O: -Algún problema en el trabajo?

L; -No amor es que hace unos días no me siento bien, estoy como cansada

O: -Querés que vayamos al médico? Quizás estés anémica o algo así. Te duele algo?

En mi interior pensé: “la conciencia me duele, la culpa me duele, haberte engañado me duele, ser una esposa de mierda me duele”

No tuve en ese momento el coraje de contarle todo.

L: -Espero hasta el lunes, si sigo así voy a médico.

Tomamos los mates, charlamos un rato y me fui a tirar a la cama. Omar hizo unas compras y preparó la cena. No me di cuenta de la hora, y cuando lo escucho subir, venía con una bandeja con la cena.

L: -Ay perdón amor, no me di cuenta la hora, me hubieras dicho y bajaba.

O: -No pasa nada, cenamos y descansamos.

Cenamos en el dormitorio, Omar bajó todo ordenó la cocina y después de pasar por el baño, se vino a la cama.

Se acostó y lo abracé. Esa noche no me buscó para hacer el amor, y yo tampoco a él. No sé en qué momento me quedé dormida.

El sábado por la mañana, escucho que Omar sube, no lo había escuchado levantarse. Venía con el desayuno. Desayunamos en la cama y me dijo que me quedara acostada, que él se ocupaba de las cosas de la casa.

O: -Dormiste muy mal anoche, diste mil vueltas en la cama, hablabas pero no entendí lo que decías, y creo que hasta llorabas en el sueño.

O: -Quedate en la camita, descansá y el lunes vamos a ver al médico.

Bajó, lo escuché poner el lavarropas, escuché la puerta de entrada, supuse que haría las compras.

Me largué a llorar, deseaba que no viniera y me viera así.

Me levanté, me di un baño y bajé. Estaba en la cocina cuando Omar volvió. Al verme levantada me dijo:

O: -Amor no te querés quedar en la cama? Yo me ocupo de todo. Me abrazó desde atrás, me dio un beso en la cabeza y se sentó frente a mí, del otro lado de la mesa.

O: -Estuviste llorando corazón? Te sentís bien? Que pasa mi vida? Algo te pasa. Contame!

Tomé aire, junté coraje de no sé donde, hice una pausa, lo miré a los ojos. Omar me miraba con amor tratando de descifrarme.

L: -Es que tengo que decirte algo.

O: -Decime amor, decime lo que te pasa.

L: -Es que lo que tengo que decirte no te va a gustar.

Su gesto cambió de amoroso a preocupado.

L: -Lo que pasa….

L: .Es que… es que….

L: -Te fui infiel Omar

Su cara pasó de preocupado a serio, me seguía mirando a los ojos, no me decía nada.

L: -Y no fue una vez, fueron varias, perdón Omar, no era mi intención lastimarte, te juro que no! Pero no lo pude evitar!

Me largué a llorar, Omar me miraba serio, no me decía nada, y yo ya había arrancado, se lo iba a contar todo, pase lo que pase, no se lo podía ocultar más.

L: - Te lo voy a contar todo, no te voy a ocultar nada más.

L: -La primera vez fue con Mariela, el día que me depiló toda, acá en casa, la segunda, con Mariela y con una amiga lesbiana en su casa.

L: -La tercera otra vez con Mariela, acá en casa.

L: -Con la pareja de la otra cabaña en Gualeguaychú, mientras vos volviste a Buenos Aires.

L: -El día de la fiesta de fin de año del colegio, del año pasado, con dos profesores de la escuela en la casa de uno de ellos.

Hasta acá me seguía mirando a los ojos, yo no podía,  bajaba la mirada mientras iba hablando, pero cuando levanté la vista, lo miré y tenía los ojos llenos de lágrimas, me sentí una mierda.

A partir de ahí, bajó la mirada, movía una cucharita entre los dedos y yo le seguí enumerando todas mis traiciones.

L: -La noche del cumpleaños de 30 de Anita con una amiga de ella y también con un compañero de clases de yoga en su casa.

Ya no me miraba, le caían las lágrimas, no me decía nada. Yo imaginaba que me iba a decir de todo, que era una puta de mierda, que me había cagado en nuestro matrimonio, que no quería saber más nada conmigo, pero no decía nada.

L: -Perdón Omar, soy una mierda, ya lo sé! Perdóname por favor, no te puedo explicar que me pasó!

Seguía pidiéndole perdón, esperando que me dijera algo, que me maldijera, que me insultara, hasta supuse que merecía una paliza, por puta!. Pero no, seguía en silencio.

En un momento se levantó de la mesa, pero ni siquiera enojado, pasó por detrás de mí, pensé que iría al baño o a buscar algo, no sé. Me levante también, unos pasos detrás de él, llegué  al estar, donde él estaba y lo veo con su mochila negra colgada, agarró las llaves del auto y de la casa y caminó hacia la puerta de entrada, con la mirada baja.

L: -Omar! Omar! Por favor no te vayas! Por favor hablemos! Omarr!! No te vayas, por favor! decime algo!, no te vayas así!, hablemos! Perdoname Omar por favor!

Abrió la puerta sin siquiera mirarme y salió, yo fui hasta la puerta y lo seguía llamando mientras caminaba hasta el auto. Se subió, arrancó y se fue.

Volví a entrar y me tiré a llorar en el sillón, lo había arruinado todo, había tirado nuestro matrimonio por la borda por ser tan puta. Lloré sola en el sillón, no sé cuánto tiempo. Fui hasta la cocina a buscar el teléfono, lo llamé, varias veces, no me contestó, le mandé mensajes y no los leyó, no quería saber nada de mí, y tenía razón.

La llamé llorando a Mariela.

L: -Maryyyy

M: -Que pasa Lola?

L: -Le conté todo a Omar!

M: -Y que pasó?

L: -Se fue, Mary, se fue!!!

M: -Ya voy para allá!

A los diez minutos llegó Mariela, le abrí la puerta, me abrazó y nos sentamos en el sillón. Yo no paraba de llorar y Mariela me abrazaba y trataba de tranquilizarme.

Me llevó al dormitorio, me dejó sentada en la cama, puso a llenar la bañera, me ayudó a desvestirme y me llevó al baño.

M: -Quedate un rato en el agua, así te tranquilizás

Bajó y volvió con un vaso de agua y una pastilla que me tomé sin preguntar.

Después de un rato en el agua, me ayudó a salir, me secó me puso un remerón y me acompañó a la cama.

M: -Ahí vengo, te voy a preparar algo para comer

L: -Dejá Mary, no tengo ganas de comer

No sé en qué momento, me quedé dormida. Me desperté sobresaltada en la mañana y Mariela dormía a mi lado.

M: -Lola, me gustaría quedarme un tiempo con vos, no quiero que estés sola.

L: -Gracias Mary, no sé que voy a hacer de mi vida.

Desde ese día, Mariela se quedó en casa conmigo.

Llamé a Omar el sábado, el domingo, le mandé mensajes, pero nada, no me atendía, ni me contestaba, donde estaría?, cómo estaría? Seguramente, lo más lejos posible de mí.

Llegó el lunes, y cerca de las diez, llamé a su trabajo, su secretaria me dijo que había tomado dos semanas de vacaciones por inconvenientes particulares. Donde estaba Omar? Lo volví a llamar y el teléfono me daba apagado, le dejé un mensaje sin saber si lo leería.

Me pedí una licencia en el trabajo, no tenía cabeza, ni cuerpo, ni ganas de salir de la cama

Pasaron los días y seguía sin tener noticias de él.

Le pedí a Mariela que se hiciera una copia de la llave de la entrada, para no tener que salir de la cama.

Fueron las peores dos semanas de mi vida, no tenía ganas de nada, no quería salir, no quería levantarme, si no hubiera sido por Mariela, creo que ni comía.

Mariela en este tiempo era quien hacía las compras, la comida, limpiaba la casa, me atendía, estaba todo el tiempo pendiente.

Tenía la esperanza que luego de los días sin trabajar, Omar tomara alguna decisión

Pasaron las dos semanas y siempre que lo llamaba, me daba el teléfono apagado, seguramente habría cambiado de número para no tener que atenderme.

Lo llamé varias veces al trabajo y su secretaria me decía que estaba en una reunión, que estaba en Buenos Aires, que no estaba en su oficina, nunca me atendía y mi tristeza iba en aumento, cada día me sentía peor, pero me lo tenía merecido.

Una tarde como a las cinco y media, siento la puerta, era Mariela, subió apurada, se sentó en la cama, me tomó la mano y me dijo:

M: -A que no sabés? Lo vi a Omar!

Me enderecé, se me aceleró el corazón!

L: -Adonde? Cuando? Hablaste con él? Que te dijo?

M: -Para, solo lo vi, me fui a su trabajo, busqué su auto y esperé a que saliera, como no me conoce, ni conoce mi auto lo seguí

L: -Y?

M: -Paró en un supermercado, al rato salió con botellas y latas de cerveza, se subió al auto y lo seguí. Paró en unos departamentos y entró en uno de planta baja que da a la calle a unas veinte cuadras de acá.

L: -Decime la dirección!

M: -Esperá!, yo creo que deberías esperar a que él se contacte con vos, si es que quiere volver a hacerlo o quizás necesite tiempo para procesar lo que pasó y decidir qué hacer. Dale tiempo!

L: -Es que ya va a hacer un mes Mary!

M: -Tranquila, esperá, no sabes que le pasará por la cabeza, quizás si lo vas a ver, es peor! Esperá un tiempo más, quizás él te llame.

Mariela tenía razón, no quería verme ni hablar conmigo. Quizás me tenía que hacer a la idea que Omar ya no quería saber más nada de mí, y me largué a llorar.

CONTINUARA…