Mis hijos y mis suegros (2)
En este relato ya no soy un mero espectador sino una protagonista de la familia.
Después de la primera entrega en la que descubro como mis hijos y mis suegros tienen relaciones sexuales os contare como siguió la aventura de mi familia.
Durante la siguiente semana se repitió lo que conté en mi anterior relato mis hijos y mis suegros tenía relaciones y mientras yo desde el trabajo veía todo lo que pasaba , cada vez estaba mas enganchada y recordaba mi época de universidad en la que yo experimente muchas cosas relativas al sexo.
Ir a trabajar se había convertido en un disfrute diario y aunque me tenía que quedar más tiempo en el trabajo, la verdad no me importaba.
Habrían pasado cosa de dos semanas desde que había instalado las cámaras, la familia al completo a excepción de mi se encontraba en el salón viendo la tele, estuve mirando un rato pero al ver que simplemente veían la televisión decidí seguir trabajando, cuando de repente el sonido que oí llamo todo mi atención.
Mis suegros y mis hijos se habían puesto delante de la cámara y estaba dejándome un mensaje claramente para mí.
Empezó hablando mi suegro diciendo que se habían dado cuenta de las cámaras hace unos días y me preguntaba que si me gustaba lo que veía.
Después hablo mi suegra diciendo que al haber instalado las cámaras los había ahorrado el trago de tenerme que decir todo lo que hacían juntos.
Y por ultimo hablo mi hijo expresando su felicidad de lo bien que se lo pasaban juntos todos y que esperaban que me gustara lo que veía.
Yo estaba impresionada pero la verdad es que tenía un montón de ganas de estar con ellos, pero dando vueltas a la cabeza me acorde que viendo la televisión estaban todos es decir mi marido también y ahora no estaba.
Estuve mirando las distintas cámaras pero no lo encontraba asique pensé que alomejor se había ido hacer algo.
Después de lo que había escuchado no podía hacer mucho asique pasadas dos horas de ver el video me fui a casa alegando enfermedad.
Iba en el coche nervioso con la situación en casa pero tenía un montón de ganas de estar con ellos y compartir nuestros cuerpos.
Una vez aparque el coche entre en casa y delante del televisor estaban sentados los 4 mis hijos y mis suegros. Mi hija se levanto y me dio un abrazo, estaba muy contenta que por fin hubiese llegado a casa.
Ya saludada mi hija mi suegro me dijo al oído que me pusiera una bata sin ropa interior y que esperara en mi dormitorio a Eva.
Nerviosa me fui a mi dormitorio una vez desnuda y antes de ponerme la bata entre en el baño a duchar mis partes íntimas, estaba casi preparada cuando llamaron a la puerta.
Era mi suegra, venia en mi busca como bien me dijo José, ella también iba en bata y de la mano llevaba una venda, cuando baje la mirada y vi lo que llevaba en la mano ella sonrió y me dijo que era para mí.
Después de atarme la venda me dio un beso en los labios y mi susurro al oído que lo pasaríamos muy bien, a lo que yo nerviosa sonreí tímidamente.
Empezamos a bajar las escaleras íbamos despacio ya que al no ver nada iba con mucho miedo de caerme, cuando ya llegamos me sentaron en un sofá y por la textura estaba segura de que era el salón.
Juan comenzó hablar diciendo que jamás olvidaría este día ,empezó a susurrarme al oído cosas bonitas a la vez que me desabrochaba la bata, ahora me encontraba desnuda ante los miembros de mi familia y lo peor de todo yo no los podía ver.
Una mano comenzó a tocarme el coño con gran maestría algo que hizo que me terminara de calentar lo suficiente para empezar a gemir, una vez denotaron que estaba caliente dos bocas empezaron a chuparme los pechos mientras una tercera me hacia gemir comiéndome el coño.
Pronto empecé a chillar ya ante la inminente llegada al clímax, todas las bocas lamieron con más ansia ante mi reacción, y sin más me corrí, solté un suave ¡mmmmm!
Ahora me apetecía a mi jugar asique pedí que me acercaran las pollas mis hombres, dos pollas frente a mi boca yo comía sin cesar una y después otra a la vez que los pajeaba con ganas, después de un par de minutos chupando decidí que quería un coño, hacía tiempo que no comía uno aunque eso no se olvida, jeje.
Los gemidos eran aclaratorios era mi hija sin ninguna duda, como buena madre la senté junto a mí y la abrí de piernas para estar las dos mas cómodas pero yo me puse con el culo en pompa esperando que alguien se aprovechara de mi.
Y no tardo mucho en apenas segundos note como me la metían en mi coño, alternaba mis resoplidos con el coño de mi hija ya que a veces me faltaba el aire.
Después de diez minutos así pedí un cambio de mujer quería chupar el coño a mi suegra, mientras esperaba note como un hombre me levantaba y se ponía debajo mío en el sofá, este empezó a metérmela por el coño mientras note como alguien me untaba lubricante en el culo, sin duda sabían de mis gustos asique no me negué pero ya me fue imposible seguir comiendo el coño a Eva.
Yo estaba agotada el ritmo de las metidas era brutal y yo había perdido ya la cuenta de las veces que me corrió, mi hijo que fue quien estaba en mi culo me pidió poderme correr dentro de el a lo que yo accedí, mientras pedía a mi suegro que se corriera en mi boca.
Una vez que todos habíamos llegados note como ellos dos se sentaban a mi lado mientras yo me quedaba recostada poniendo mi cabeza sobre uno, el cansancio me podía y el no ver me agobiaba asique me quite la venda.
Efectivamente mi suegro y mi hijo estaban a mi lado sudados y cansados por el esfuerzo, la sorpresa vino cuando vi que en el sillón estaba mi marido sentado, llevaba todo el rato observando con su polla dura mientras mi hija se la comía, yo miraba mas no podía hacer me dolía todo, pero después de verlos follar mi cuerpo se empezó animar como el resto de mis compañeros mi hijo y Eva fueron el baño a lavarse mientras yo y José nos tocábamos viendo a los otros dos follar.
Me agache y empecé a comerle la polla a mi suegro, estaba muy caliente, cuando oí a mi marido me, obediente fui y me dijo: toma mi leche, después de darle un beso me agache y me dio un chorretón de semen, después de tragármelo me di cuenta que estábamos en y yo solos, nos abrazamos y nos besábamos como dos jóvenes enamorados, sin duda ahora ya nadie quería que se fueran José y Eva ya eran parte de la casa.