Mis fantasías sexuales (6) Mi tía pt.2

–Y así pasó, tenía sexo con el hombre que amaba cada que se me antojaba pero tú mamá no sabía. Yo andaba de mejor humor y ella pensó que fue gracias a la noche que ella me prestó a tú papá.

-¡Amor! –Le grité a Rafa nada más al entrar al cuarto.

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Vi que no estaba en el cuarto. Mi corazón saltaba de felicidad, bombeaba sangre a mil por hora. Vi a mi tía desnuda y cogiendo con otro hombre. No cabía en mí.

Agarré una maleta que llevábamos, tenía poca ropa de nosotros. Toda la demás estaba sucia. No la había sacado para que la lavaran. “Tenemos que comprar ropa donde andemos” , pensé.

Saqué toda mi ropa y la aventé a la cama. Tenía ropa para salir.

Agarré un juego de un short de vestir azul con adornos de flores y una blusa idéntica, esta, se abría de los hombros hasta el codo. El short tapaba mi ombligo pero la blusa dejaba al descubierto parte de mi vientre. En esa parte, se me miraba una cintura perfecta, fruto de mi dieta y ejercicio. “Y por coger” . El short llegaba a la mitad de mis piernas, casi nada más tapaba mis nalgas. Esa parte de mi cuerpo, también se miraba increíble. Me gustaba mucho.

Pero, no brillaba lo mejor de mí: Mis tetas.

Me quité toda la ropa hasta quedar desnuda. Quería ponerme un juego de ropa muy parecido.

Se abrió la puerta del cuarto y entró Rafa. Me vio y lo miré. Sonreí. Rápido corrí a abrazarlo.

-Te amo mucho. –Le dije recargando mi cabeza en su pecho. Sonrió.

-¿Qué pasa? –Me preguntó.

-Vi a mi tía coger con otro hombre y fue… ¡Wow! Increíble. –Y le platiqué toda la historia sentados en la cama. –Ya me di cuenta porque se te para la verga nada más al verla. –Le dije a Rafa. –Está buenísima. –Nos volvimos a abrazar. -¿Dónde estabas?

-Con Angie. –Dijo a secas.

-Angie… -Dije. Me levanté a seguir buscando ropa. -¿Cómo va?

-Bien. –Se levantó y caminó al baño. Silencio. Pasados unos segundos, salió del baño. -¿A poco estas celosa?

Lo miré por el espejo.

-¿Celosa? Para nada. –Dije. –Solo que pasan mucho tiempo juntos. Espero te estés cuidando.

-He cometido 4 errores en mi vida, que al final fueron 4 bendiciones que amo con toda mi alma. –Dijo.

-¿4? –Repetí. “Olga, Andrea, la niña de la secundaria…” . -¿4? –Volví a repetir.

-Sí, 4. Olga, Andrea, la niña de la secundaria y tú vecina. –Confirmó.

-Tú y yo estaremos juntos toda la vida, no te preocupes por ninguno de tus hijos. –Y no abundé más en el tema.

-Por cierto, estábamos comiendo Angie y yo. Prácticamente nos dejan solos. No debes molestarte porque pase tiempo con ella. –Dijo. “Debo dedicarle más tiempo a Rafa, sino Angie me lo va a quitar” , pensé. En mi cabeza apareció mi tía empinada. “Pero creo que puedo tomarme unos días más y ponerle otras mujeres para que mi novio se distraiga mientras” .

-De acuerdo. –Dije, caliente. –Por cierto, mi tía nos invitó a salir. Dijo que cargáramos ropa para varios días. Ve, avísale a Ángeles y regresa para que me ayudes a elegir el atuendo de hoy.

Salió.

Pasaron las horas. En la casa, durante esas horas, había mucho movimiento de la gente que trabajaba. Todos estaban preparando nuestra salida. Fuera, había un auto de lujo y una camioneta igual de lujo.

-¿Qué autos son? –Le pregunté a mi novio.

-La camioneta es… si no me equivoco, Mazda, del año. El auto es un… deja que se quite la persona… ya… es un Chevrolet… Mmm…  Aveo igual del año. –Dijo mi novio. –Pues para tener dinero… -No terminó la frase.

Miré y subían muchas cosas a la camioneta y al auto. También tenían abierto el cofre de los vehículos. Los revisaban en todos los sentidos. Calibraban las llantas, niveles de aceite.

Para las 7pm, todo estaba listo. Llegó el lic. Mi tía le explicó y Daniel aceptó. Para las 8pm estábamos saliendo de la casa. Yo me fui con mi tía en el auto, y Rafa, con Angie, en la camioneta. Mi tía llevaba la delantera.

-¿A dónde vamos a ir? Tía. –Le pregunté.

-Te voy a llevar a dar un paseo por todo el estado. –Dijo. Agarró calles entre la ciudad. –Vamos a visitar varios lugares turísticos.

-Tienes poco viviendo aquí y ¿Ya conoces el estado?

-Daniel viaja mucho por el estado, lo acompaño y mientras él trabaja, yo me divierto. –Dijo.

-Qué bonita vida. –Dije al aire.

-Primero, iremos a tal ciudad. Nos queda a unas 2 horas de aquí. Cerca de ahí queda un lugar llamado “tal”. Es un lugar en total silencio, te relajas completamente. –Dijo. –Para empezar nuestra aventura, creo que es lo mejor.

-Tú eres nuestra guía. –Dije. – ¿Tía?

-Dime, hija.

-¿Cuándo descubriste que eras…?

-¿Ninfómana? –Terminó la frase. –Eso somos, y dilo con orgullo.

-Entendido. Entonces, ¿Cuándo descubriste que eras ninfómana?

-Cuando estaba en quinto año de primaria. –Dijo.

-¿Cómo fue? –Pregunté.

-Tú mamá, ¿Nunca te ha contado nada?

-No. –Dije. –O sea sí, pero muy poco. Creo incluso que me ha contado a medias. Quiero escuchar todo de ti, yo sé que me contarás como pasó todo.

-Cuando yo entré a la primaria, rápido mi hermana me tomó de la mano y no me soltó en todo el tiempo que estuvimos juntos en la primaria. Desde chica, yo trataba de aprenderle algunas cosas a ella. Ya sabes, tratando de copiarle todo. –Dijo.

-¡Ajá!

-Pero despacio iba agarrando mi propio juicio, y no un juicio “normal”. En cuarto año, empecé a interesarme en algunas cosas que miraba en los niños de 6to año. Escuchaba a los maestros y ellos decían que las mujeres maduran más rápido que los hombres, entonces ese interés se lo atribuí a eso.

-¿Qué era lo que te interesaba? –Dimos unas vueltas por la ciudad. Era hermosa de noche.

-Tú mamá, al ir creciendo, se iba interesando en los muchachos y me empezó a dejar sola. –Dijo con un tono nostálgico. –Cuando llegábamos de la primaria, ella me contaba cosas de los muchachos que le gustaban. Realmente, no sé porque lo hacía, yo era tan solo una niña.

-Claro. –Dije.

-El caso es que, yo empecé a juntarme con las niñas más tremendas del salón. Eran dos, una niña gordita y otra delgada. Yo estaba gordita también. –Dijo. –Esas niñas se la pasaban detrás de los salones pero no haciendo nada malo, sino viendo a las parejas de novios que se juntaban para besarse. Ellas quizá lo miraban con morbo, pero yo sentía mucho deseo por hacerlo. Mi cuerpo me pedía algo que no podía explicar.

-Sexo. –Asintió.

-A finales del ciclo escolar, cuando se acaban las clases pero aún hay que seguir yendo, con la libertad que nos daban los profesores, tú mamá se hizo novia de tú papá que en ese momento él estaba en sexto. –Me vio y me sonrió. –Debo decir, y me gusta decirlo y recalcarlo, tú mamá era la niña más hermosa de esa escuela y la más deseada sin duda. Como puedes ver, tú heredaste sus tetas.

-Ya las tenía grandes, como yo. –Sonreí. -Y los viste fajando, imagino.

-Ellos se la pasaban, como todas las parejas, atrás de los salones, o de los baños, o escondidos detrás de las puertas, besándose. –Dijo. –Yo los llegué a mirar muchas veces, y no solo eso. Cuando se hicieron novios, tú papá acompañaba a tú mamá hasta la casa, pero en el camino, se desviaban un poco y se metían entre los árboles para fajar. –Suspiró y rio. –A mí me decían que vigilara, entendí luego que lo hacían para que no los viera. Pero yo no vigilaba, yo necesitaba verlos.

-¿Qué mirabas? –Pregunté, caliente.

-A tú papá le faltaban manos. –Reímos. –Pero todo fue siempre con ropa. Esos días hicieron que naciera en mí un amor platónico con tú papá. Sentía celos de mi hermana, quería estar en su lugar. –Silencio. Agarramos la última calle y salimos de la ciudad.

-¿Luego?

-Salimos de vacaciones, yo pasé a 5to año y ella a 6to. Tú papá entró a secundaria, y para una niña de primaria, se convirtió en algo inalcanzable para nosotras. Durante las vacaciones mirábamos poco a tú papá, tus abuelos no nos dejaban salir. Claro, el noviazgo era un secreto.

La carretera estaba oscura. Iban y venían autos.

-Imagino que tú estabas feliz de que no se vieran. –Le dije.

-Claro. Yo soñaba con tener una oportunidad con el novio de mi hermana. –Dijo con cierto tono de cariño. –Cuando regresamos a clases, tú papá, sin falta, esperaba a tu mamá en la salida. Mis amigas y yo, mirábamos aquella relación como algo especial. Mi hermana, tenía un novio de secundaria, era lo mejor.

-Así es. –Dije.

-Y luego fuimos tres las que vigilábamos mientras ellos fajaban. –Dijo. –No sé cómo, ni porque, pero que mi hermana tuviera un novio de secundaria, nos daba cierto poder en la primaria. Nos convertimos en el centro de atención. La flaca y yo nos hicimos novios de unos niños del salón de mi hermana, y la gordita se hizo novio de uno de secundaria. Y empezamos hacer lo que hacían todas las parejas…

-Irse atrás de los salones a fajar. –Terminé la frase.

-Con novio, empecé a caminar sin mi hermana. –Dijo. –La flaca y yo fajábamos mientras la gordita vigilaba. En la salida, el novio de la gordita pasaba por ella y nosotros la acompañábamos para vigilar. –Agarró aire. -Yo ya llegaba sola a mí casa.

-¿Nunca te regañaron? –Pregunté.

-Varias veces, pero valía la pena. –Asintió con la cabeza. –El novio de la gordita fumaba, entonces, cuando los acompañábamos, él nos daba cigarros y nosotras dos, fuera, fumábamos mientras ellos hacían sus cosas. Nunca me dio curiosidad por verlos, yo ya estaba experimentando con alguien.

Solté la carcajada.

-Los encontraste cogiendo. –Dije.

-Sí. –Dijo y también sonrió. –Un día, vigilando, venía alguien. Corrí para avisarles y el novio estaba encima de mi amiga. Al inicio no me pareció raro, pero cuando se levantaron, la verga del muchacho estaba fuera y mi amiga sin calzones, le vi todo…

-¿No se embarazó tu amiga? –Le dije, interrumpiendo.

-Sí, a los meses la sacaron de la escuela y se rumoreaba que estaba embarazada. Nosotras dos seguíamos fajando, pero sin novio. –Dijo. –Fácil te puedo decir que en quinto año fajé con 10, incluido un par de secundaria. Nos empezamos a ganar una fama de putas entre los niños.

-Sí, me imagino.

-En el día del niño, de ese año, fueron alumnos de secundaria, junto con maestros a entregarnos piñatas y dulces. Mi interés ya no estaba en esas cosas, sino en los muchachos. Les eché el ojo a todos a ver cuál pegaba.

-Y ¿Si cayó alguno?

-Sí, en la salida me estaba esperando uno. Hablamos un buen rato. Rápido me envolvió en sus palabras y al ratito, estábamos fajando en el mismo lugar que íbamos a fajar. –Dijo en tono alegre. –Él estaba en tercero de secundaria, me sentía soñada, le estaba ganando a tú mamá. –Dijo. –Recordé todas las palabras que me dijo de tú papá, que era perfecto, que era increíble, que era el mejor.

-Pero para ti, el que tenías ahí, era aún mucho mejor que mi papá.

-Claro, no quería dejar de besarlo, de acariciarlo, y no quería que él dejara de acariciarme. –Dijo. –Pero en todo momento, en mi cabeza quien me estaba tocando era tú papá. No me lo podía sacar. Quizá él notó mi debilidad porque en ese momento, me cogió. –Silencio.

Agarramos cerca de 2 kilómetros en silencio. Yo no quería hablar pensando que era algo incómodo para ella, y mejor decidí esperar. Pero mi tía no hablaba para nada.

-No sé qué decir… -Dije.

-Solo me quedé recordando, hija. –Silencio. -Como ya te diste cuenta, nosotras dos llevábamos una vida muy parecida a la tuya y la de tú hermana Olga, con la diferencia del sexo. –Dijo. –Tú mamá es una buena hermana.

-¿Qué fue lo que pasó? –Pregunté al notar cierto tono de voz diferente al que había metido durante la plática. Este tono estaba lleno como de miedo.

-Luego de mi primera vez, me destapé. –Dijo y noté como le salió una lágrima de los ojos. –Como te dije, mi amiga y yo no teníamos novios, eso se prestó para que pudiera coger con media primaria.

-Y ¿Lo hiciste?

-Claro que no. –Dijo. –Pero si fueron con dos de la primaria y aparte ese muchacho de la secundaria.

-Ya entendí. –Dije y empecé a unir piezas. –Tú también saliste embarazada.

-Imagínate. Ahí caí de la gracia de tus abuelos. –Dijo con mucha tristeza. –Fueron 9 meses de mucho sufrimiento. Me sacaron de estudiar, nunca dije quién me embarazó. Yo no sabía, podían ser cualquiera de los tres.

-Y ¿El bebé? –Pregunté con mucho miedo. Sentía mucha tristeza, no quería escuchar la confesión.

-Tus abuelos lo dieron en adopción. Era una vergüenza para ellos. Yo era una niña y no me dejaron decidir. No lo quisieron. –Dijo. –Y me arrepiento totalmente de no ser más fuerte y dura. De no hablar. Nunca supe a quién se lo dieron. Solo me dijeron que era hombre.

-Espera… -Dije.

-¿Qué pasó? –Preguntó.

-Mi mamá quería hacer lo mismo con Olga. -Susurré. –Y tú, hablaste con mi mamá, la hiciste entrar en razón.

-En parte, pero como te digo, tú mamá es muy dura y tiene muchos valores, pero es una excelente madre, y una hermana perfecta. –Dijo al aire. –A ella nunca se le pasó por la cabeza dar al niño en adopción. Si bien le traía un coraje enorme a Rafa, ahí intervine un poco…

-Mis abuelos te llevaron al psicólogo, te detectaron… te dijeron que eras ninfómana. –Interrumpí totalmente y no le hice caso a todo lo que habló después. –Tú le contaste a mí mamá. –Mi tía guardó silencio. –Ella te entendió y no solo eso, ella te prestó a su novio, a mi papá.

Y me perdí en mis pensamientos.

Recordé un video que vi de mis papás teniendo sexo en la tienda. Esa noche estábamos Rafa, Olga y yo. (Relato --> https://todorelatos.com/relato/133309/ ). Mi mamá dijo que esa noche de su graduación, mi papá se la había cogido a ella por primera vez y a mi tía. Y que eso no la había hecho enojar, la enojó que mi tía siguiera viendo a mi papá después.

-¡July! –Me despertó de mis pensamientos.

-El día de la graduación de mi mamá, ella te ofreció a mi papá para que esa noche tuvieran sexo. Te entendió, como a mí, trató de hacer cosas para ayudarte, como a mí. –Dije. –Pero yo no la escuché.

-Los tiempos han cambiado, hija. –Dijo. –El sexo de hoy, al de antes, está muy diferente. Los jóvenes de hoy sacan cada cosa nueva que yo, conocedora del sexo, me sorprende. No lo sé todo. Y a eso hay que sumarle que los jóvenes son más rebeldes, no hay respeto. –Silencio. Habló. –Pero, ¿Cómo sabes eso? –Preguntó y se rio.

-Puse una cámara en la oficina de mis papás. Lo hice para probar mis habilidades en tecnología, pero resultó que salió mucho mejor. –Dije con orgullo. –Grabó una cogida de mis papás y ahí dijeron que la noche de la graduación, mi papá se cogió a las dos.

-Pues sí. –Asintió con la cabeza. –Yo le contaba a tú mamá cosas, ella me escuchaba mucho. Le contaba que me sentía muy caliente, que me masturbaba y no llenaba. Pero que tenía miedo de tener sexo porque no quería salir embarazada. Ella estaba muy bien informada de los métodos anticonceptivos porque quería tener sexo con tú papá. Luego, me dijo que tuviera sexo con tú papá para calmar un poco las ganas. Rápido acepté, pero al ser muy inmaduras las dos, no sabíamos las consecuencias que traería eso.

-No llenaste. –Dije.

-No. No llené. Luego de esa noche, y “usando un plástico en la verga del hombre”, me di cuenta que podía disfrutar del sexo sin quedar embarazada. –Dijo. –Y así pasó, tenía sexo con el hombre que amaba cada que se me antojaba pero tú mamá no sabía. Yo andaba de mejor humor y ella pensó que fue gracias a la noche que ella me prestó a tú papá.

-¿Ya no estudiabas? –Pregunté.

-No, me dediqué a aprender a ser ama de casa. –Dijo. –Al estar encerrada, no podía tener mucho contacto con hombres. No tenía novio, no me dejaban. Me tenían muy bien vigilada.

-Entonces, ¿En qué momento cogías? –Pregunté.

-Tus abuelos, no sabían de la relación de tú mamá con tú papá. Ella y yo salíamos a verlo a escondidas. Y me aproveché de eso de tú mamá. –Dijo con tono apenado. –Le inventé un novio, y le dije que cuidara mis espaldas en las noches. Pero ese novio, no era mi novio, sino su novio. Me salía de la casa en las noches para verlo. Una o dos veces a la semana.

-¿Nunca te descubrieron?

-No. Para los 2-3 minutos que durábamos. Teníamos 12-14 años. Yo quedaba satisfecha con sus besos, caricias y los segundos que me la metía.

-¿Cuándo supo que te cogías a su novio sin su permiso?

-Apenas ellos cumplieron los 18 años, se casaron. –Dijo. –Tú mamá siempre fue muy independiente y emprendedora. Tú papá ya tenía el negocio, y manejaba las tierras de su papá. Tú mamá entró a universidad. Seguía con sus estudios y trabajaba. Yo ya trabajaba también, tenía más tiempo para hacer algunas cosas. –Silencio. -Para este momento yo ya tenía un novio, pero me excitaba más coger con tú papá.

-Te entiendo. – “Lo prohibido es mejor” , pensé. -¿Los descubrió?

-Sí y no.

-Cuéntame.

-Cierto día, muy normal, tú mamá trabajando y yo ya de acuerdo con tú papá para coger, nos vimos en su casa. Cuando terminamos e iba para fuera de la casa, iba llegando tú mamá y rápido se dio cuenta que iba saliendo de coger con tú papá. –Dijo. –Se enojó, claro. Dejó de hablarme unos días y casi se andaba divorciando de tú papá.

-¿En serio?

-Sí. Luego de un tiempo, fue a verme para platicar. Fue una plática muy profunda, ahí le dije que nunca había dejado de ver a tú papá. Y a modo de excusa, hablamos de mi problema y de que tú papá era mi fantasía y que solo él podía complacerme en esos momentos. –Silencio. Agarró aire. –Me pidió el consejo de si lo perdonaba. Yo le dije que era el mejor hombre que podía encontrar. Y ahí me confesó que le iba a ser infiel en el viaje que haría con sus compañeros de la escuela.

-Y lo fue…

-Y lo fue. –Asintió con la cabeza. –Tengo entendido que se metió con tres. Solo uno fue compañero de clases, los demás fueron de una noche. Me confesó que le gustó ser infiel.

-Ustedes que han estado muy unidas, aparte de ellos tres, ¿Fue infiel con otros? –Pregunté.

-No. Solo esa vez.

-Y ¿Tú? ¿Seguiste viendo a mi papá?

Sí, varias veces más. –Dijo. –Él para mí, es como Rafa para ti. El hombre ideal, perfecto. Pero eso ya no lo sabe tú mamá.

-Quien como tú, que te metiste con el novio de mi mamá y con mi novio también.

-Sí. –Y rio nerviosamente.

Se hizo un silencio total. Miraba la carretera. Todo estaba oscuro. Pasaban autos a lado de nosotros. Miré el espejo y vi atrás la camioneta donde venían Rafa y Ángeles. “Mi Rafa…” .

Yo era una puta ninfómana. Me encantaba coger con todo el mundo. Y Rafa permitía que lo hiciera, me amaba después de saber que otros me la metían y como me la metían.

No supe aprovechar a mi mamá y lo que me dijo. Las cosas hubieran sido diferentes si no me hubiera metido con el vecino.

-¿Tú no te hubieras metido con el vecino? –Le pregunté, dando por hecho que mi tía sabía de lo que hablaba.

-Claro que lo hubiera hecho. –Dijo. –No te arrepientas de lo que hiciste y lo que pasó después. Nosotras no guardamos arrepentimiento, solo hacemos las cosas. Pero como consejo, te debiste cuidar más.

-Quería cumplirle esa fantasía a mi papá. –Dije, medio excusándome.

-A tú papá lo vas a tener toda la vida, en cualquier momento y más escondida pudiste haberle cumplido lo que quería.

-Tienes razón. –Dije. –Espera, ¿Sabes que me cojo a mi papá?

-Hija, lo sé todo.

-¿Mi mamá lo sabe? –Pregunté, asustada.

-No, claro que no. Pero le gusta la fantasía de que tú papá se coja a su hija. En el fondo trae algo de nosotras. –Reímos. –Cuando termine este viaje, habla con tú mamá, ella te entenderá.

Y en ese momento, analicé las cosas. Mi familia, mi novio, mi vida. Aún estaba a tiempo de darle un giro a mi vida, para llegar a donde quería estar. Este era el último viaje que haría y de regreso, compondría mi vida. “Dejaré mis actos delictivos, me concentraré en mis estudios, en mi familia, en mi novio. Puedo seguir disfrutando del sexo sin hacerle daño a nadie” .

-Gracias, tía. Siempre me hace bien platicar contigo. –Dije, con una lágrima en los ojos.

-De nada, July. –Dijo. –Entre putas nos entendemos. –Y nos aventamos unas carcajadas.

-Tía. –Dije. Saqué una bolsita de cocaína. -¿Te molesta si tomó un poco?

-Adelante, con confianza. –Dijo. –Yo también tomaría un poco pero voy manejando.

-¿Tú también te drogas? –Esnifé cocaína.

-Sí. Cuando te drogas y coges, se siente demasiado bien. –Dijo.

-Platícame como cogiste con mi papá.

-Bueno, pues…

-Y otra cosa. –Interrumpí. – ¿Te molesta si me masturbo mientras te escucho?

-Para nada. –Y empezó a hablar.

Apenas inició la plática, no tardé mucho en alcanzar un orgasmo. Mi tía no participó para nada. Tan solo, me miraba y me contaba con muchos detalles sus mejores aventuras con mi papá.

Luego de terminar de escuchar sus aventuras, cerré mis ojos y me dormí.

-Julia, hija, despierta. Ya llegamos. -Y sentí un beso en mis labios. Abrí mis ojos y vi a mi tía frente a mí.

-Que rico es despertar con un beso tuyo. –Le dije, sonriendo.

-Y espérate unos días más, que no solo a besos te voy a despertar. –Me dijo.

-Estaré ansiosa esperando ese momento. –Miré alrededor y vi que estábamos como en una hacienda. -¿Dónde estamos?

-Llegamos a nuestro destino. –Dijo.

-Qué bonito lugar, ¿Aquí es el lugar donde nos vamos a relajar? Es precioso. –Dije.

-No, este es el hotel. Es muy bonito por dentro y por fuera. –Dijo. –Lo he visitado un par de veces y la verdad es que el servicio es excelente, sin contar que los cuartos están muy acondicionados.

-Pues, vamos. –Dije, dejándome querer por mi tía.

-Espera, que no hay estacionamiento. –Dijo. Se acercó una persona, agarró las llaves, dijo que él bajaba todas las cosas. Bajé. Miré que la camioneta que iba manejando Rafa, iba detrás. Caminamos por un sendero hasta llegar a una casa, que era una recepción.

Mi tía avanzó hasta el mostrador y Rafa, Angie y yo, nos quedamos esperando.

-Sí esta es la recepción, ya quiero conocer los cuartos. –Dijo Rafa.

-Que hermoso lugar. –Dijo Angie. –Es increíble cómo pueden existir lugares así. Solo en las películas uno los conoce.

-Pues ya ves, todo esto puede ser tuyo. Esto es una probada nada más. –Le dije. Vi nuevamente, ambición en sus ojos. “Sigue con nosotros” , pensé.

Nos quedamos admirando cada detalle del lugar. Luego de un rato, mi tía se acercó a nosotros.

-Listo. Renté 3 cuartos. –Dijo. –Uno está separado y en la planta de arriba. Los otros son en el segundo piso.

-¿Para qué tantos? –Pregunté.

-Somos una pareja y 2 solteras… -Dijo mi tía. –Quien sabe que se pueda ofrecer. –Asentí.

Me dio una llave, una a Ángeles y otra se la quedó ella. Rápido, agarré de la mano a Rafa para que nadie me lo ganara.

-Dame el cuarto de arriba. –Le dije a mi tía.

-Ese te di.

-Bueno. Vámonos. –Le dije a mi novio sin esperar ni una instrucción ni nada.

Casi me lo llevé a rastras. No puse mucha atención alrededor. Solo deseaba llegar al cuarto.

-Espérate. –Me dijo. –Vamos a ver el lugar.

-Si supieras lo que yo sé, no te esperarías. –Le dije.

-¿Qué sabes? –Preguntó.

-Ya te contaré en el cuarto. –Entramos al primer edificio que vimos. Pregunté y ese era nuestro edificio. Subimos por las escaleras y luego de caminar, perdidos, llegamos a nuestro cuarto. Apenas entramos, cerramos la puerta, me le aventé a mi novio.

No perdimos el tiempo y en segundos, nos desnudamos. Ni siquiera llegamos a la cama. Pegados a la puerta de la entrada del cuarto, ahí iniciamos la noche.

-Cuéntame ahora sí, puta. –Me dijo, con esa voz de excitado que me encantaba. Sus dedos entraban y salían de mi panocha mientras se comía mis tetas.

Yo gemía de placer, mi panocha soltaba líquidos a chorros. En mi cabeza pasaban todas las palabras que mi tía me había dicho. Cada encuentro que tuvo con mi papá. Cada detalle.

“Hija, antes de tener mi primera vez con tú papá, tú mamá me lo prestó un día para que la espera no fuera tan larga. Solo iba a fajar con él mientras mi hermana nos cuidaba. Al estar a solas con él, no solo fue faje. Me dijo que se la chupara y lo hice hasta que me dio su leche en mi boca. La tragué toda. Esa fue la primera vez que la chupe, y probé semen” .

Sin perder más tiempo, separé a mi novio y lo recargué en la puerta. Me acerqué y poniéndome de puntitas, le di besos en su boca. Mis manos buscaron su verga que ya estaba dura. Lo empecé a masturbar y despacio me fui separando. Hice mi cabello a un lado y me puse de rodillas. Llené de saliva mis labios, y abriendo mi boca, me comí la verga de mi novio.

Atrás, adelante. Trataba de metérmela toda.

“Para ese momento, tú papá ya tenía una verga grande y gruesa. Nunca fui buena para mamarla pero esa verga siempre me encantó chuparla” .

La verga de mi novio Rafa no se comparaba en nada con la de mi papá. Eran muy diferentes. Sabía a lo que se refería mi tía. Una verga como la de mi papá era otra cosa.

Me levanté y le di la espalda a mi novio. Luego, de manera sexy me dirigí a la recamara. Todo el cuarto era hermoso a pesar de que por fuera se miraba muy sencillo.

A un lado de la cama, estaba una ventana. Rodeé la cama y llegué. Abrí la cortina. Desde ahí pude admirar todo el paisaje que nos ofrecía este hotel. No había mucha gente fuera, se miraban un par de trabajadores.

Volteé y vi a mi novio del otro lado de la cama. Su mano bajaba y subía despacio en su verga. Me miraba con una cara de depravado. Le sonreí.

-Pide vino, por favor. –Le dije y nuevamente le di la espalda.

Puse mis manos en la ventana y recargué mi cabeza y mis tetas. Levanté mis nalgas y empecé a saltar para indicarle a mi novio que viniera.

-Buenas noches. –Escuché a mi novio. No dejé de moverme. –Una botella de vino y dos copas, por favor. Sí, a tal habitación. Cárguelo a la tarjeta, por favor. ¿No dejó? Entonces aquí le pagamos en efectivo. Gracias. –Colgó el teléfono.

-Mi… mi… mi tía, me contó… todas las veces que se cogió a mi papá y estoy tan caliente imaginándomelo. –Le dije entre gemidos.

-Platícamelas. –Me dijo.

Escuché como se iba acercando.

-La primera vez fue la noche de la graduación de mi mamá. Ella ya tenía pensado prestarle a mi hermana, a mi papá para que esa noche se la cogiera. Y se las cogió a las dos. –Sentí unas manos en mis nalgas. Las abrió y metió su verga entre ellas pero sin metérmela. –Así, papi. –Le dije. Nuevamente moví mis nalgas arriba, abajo, para masturbarlo.

-¿A tú mamá también le gusta el sexo? –Preguntó mi novio. Empezó a gemir. -¿Le gusta compartir?

-No, para nada. –Y le expliqué como fue que le prestó a su novio a su hermana. –Total que esa noche, mis abuelos se pusieron borrachos y mi papá llegó a escondidas. –Rafa sacó su verga, y abrió mis nalgas y de un golpe, sin batallar, me la metió. -¡AY! MI AMOR, QUE RICO. –Grité de placer. Tuve un orgasmo al instante. Rafa, sujetándome de las caderas, empezó a cogerme.

Sus movimientos eran rápidos, su cuerpo golpeaba con el mío. Sus dedos apretaban mis caderas, luego subió sus manos a mi cintura despacio y las pasó por mi espalda. Luego las acomodó en mis enormes tetas y de ahí ya no se separó.

Su ritmo no bajó ni un segundo. Su cadera se movía al ritmo de mi cuerpo. Mi novio para ese momento se había convertido en un experto en el arte del sexo. Era un maestro. Cualquier mujer que estuviera con él, disfrutaría del sexo como nunca.

Tocaron la puerta.

-¿Me detengo? –Me preguntó con tono hostil.

-Te mato si lo haces. –Dije entre gemidos. Me dio una nalgada que sin duda se escuchó en todo el edificio. Me dolió riquísimo. Me dio otra en la otra nalga. Fue increíble. Tocaron nuevamente la puerta. –Pero me sacaste un orgasmo riquísimo. Y quiero vino y contarte todo. –Me puse dura y me detuve. Rafa se salió de mí. –La noche es joven aun.

-Iré por el vino. –Dijo. Me tiré en la cama. Luego de un rato, mi novio regresó. Volteé a verlo y sirvió dos copas de vino. Me dio una. Se tiró a un lado de mí. –Cuéntame.

Bebí vino.

-Resulta que esa noche, en el auto de mis papás se turnaron las dos. –Bebí más. –Primero fue mi mamá y luego mi tía. –Le puse un dedo en la boca a mi novio cuando quería hablar. –Sí, si vio cómo se cogió a mi mamá; fue de misionero. No perdió detalle, desde que se besaron, se desnudaron, se puso el condón y se la metió. La clásica primera vez.

-A ¿A tú tía? –Preguntó.

-Perrito. –Dije a secas. Bebí y pedí más vino. –Mi tía ya tenía experiencia. No fue la primera vez de ella. 3 antes ya se la habían cogido. –Y no le conté del embarazo, se me hacía irrelevante.

Mi novio agarró las dos copas y las puso a un lado. Se acercó y nos besamos. Le acaricié su bello rostro. Me empujó para acostarme. Sin separarnos de nuestras bocas, y como pudimos, abrí mis piernas y se metió entre ellas. Y con toda la experiencia que tenía mi novio, no tardó en encontrar mi cuevita y me la metió.

Atrás, adelante. Nuestras lenguas jugaban entre sí. Con una mano acariciaba mi rostro. Mis manos acariciaban su espalda. Me estaba haciendo el amor de una manera que hacía mucho que nadie me lo hacía. Para todos, era una puta, pero en ese momento, en esa posición, con mi novio, con el amor de mi vida, era una reina.

Dejó de besarme y puso su cabeza a un lado de mí. Su hombro quedó a la altura de mi boca y empecé a besarlo lentamente. Lo abracé con mucho amor. Siguió moviéndose despacio. Sus penetraciones eran tan ricas, que rápido hizo que me mojara.

Nuestros gemidos se sincronizaron. Cada embestida, cada mete y saca, era un gemido.

Se levantó un poco, su cabeza nuevamente quedó frente a mí. Se acomodó en sus codos y en sus rodillas. Yo levanté mis piernas para que entrara en mí fácilmente. Puse mis manos encima de mí cabeza y le dejé mi cuerpo. Y de nuevo, nuestras bocas se unieron.

Sus besos, sus metidas se hicieron más rudas. Me daba más fuerte, más duro. Mi cuerpo se preparó para un segundo orgasmo. Le di una nalgada. Sonreímos. Puse mis piernas alrededor de sus caderas y lo apreté hacía mí.

Durante los siguientes minutos, seguimos en esa posición con nuestras bocas pegadas. Era increíble lo que Rafa me estaba provocando en ese momento. Sentía algo como un orgasmo y sin embargo no lo había tenido. Era tan rico y delicioso.

-Te amo. –Me dijo.

Abrí mis ojos y lo miré viéndome. Y me llegó el orgasmo. Me llegó un orgasmo como nunca lo había tenido.

-Te amo, mi amor hermoso. –Le dije, disfrutando del orgasmo.

Se levantó, puso mis piernas en sus hombros y empezó a darme fuerte, rápido, duro y profundo hasta que se salió y vació su leche en mi vientre.

-Te amo, mi princesa. –Volvió a decirme.

-Eres mi único y verdadero amor. –Le dije y me levanté a besarlo. –Estoy tan enamorada de ti, eres perfecto, único. Eres mío. No quiero que me dejes nunca, ni quiero perderte.

-No me perderás. –Dijo. Agarró la copa de vino y me la dio. Él agarró la suya.

-Deja te cuento más mientras agarras fuerzas para seguir cogiendo. –Le dije.

Continuará.