Mis experiencias zoo
Mi primera vez zoo.
Hola a todos,
Después de pasarme leyendo relatos zoofilicos durante varios años, he decidido publicar aquí mi historia con este tema. Es asombrosa la cantidad de historias inventadas, apreciable la buena imaginación de los autores, aunque prefiero las historias que no son tan fabulosas, pero que son reales, como todo lo que voy a contar en este relato.
Desde pequeño, (tengo 26 años al momento en que escribo) me llamo la atención ver a perros callejeros coger con mi perra ovejero alemán, los cuales hacían toda clase de artimañas para saltar la verja que protegía el parque de mi casa y entrar a cogerse a mi perra. Mi madre nos exigía que cada vez que esto sucediera espantáramos a los perros visitantes con lo que tengamos a mano, un palo, una zapatilla, etc.
Yo recuerdo que cuando mi madre no estaba con nosotros yo dejaba entrar a los perros para que se culearan a la perra y excitarme viéndolos, aunque era un tipo de excitación diferente a la que ahora puedo sentir, ya que con 9 o 10 años uno no sabe mucho de sexualidad, pero yo recuerdo que esas situaciones me encantaban, y me han dejado profundamente marcado. Por esa misma edad, cuando mi perra entraba en celo, y cuando me quedaba solo en la casa o me metía a algún rincón apartado, aprovechaba para tocarle al vagina, cosa que a la perra parecía no disgustarle, no voy a decir que ella sentía placer por ello, pero al menos no le molestaba, ya que levantaba la cola y "apuntaba" con su vagina hacia atrás dejándose hacer. Yo me calentaba mucho, y de a poco fui animándome a meterle los dedos en esa vagina, que recuerdo sumamente estrecha y caliente.
Dos o tres veces intenté penetrarla con mi pene, pero sin éxitos, ya que la perra se movía mucho y al ser de una altura grande, no encontraba una cómoda posición para hacerlo, a sabiendas de que lo que estaba haciendo era prohibido y podían atraparme en cualquier momento. Apenas lograba introducirle el glande, lo que me generaba muchísimo placer y mucho material mental para mis pajas. En fin, esa fue mi introducción a mi vida zoofílica, y después de eso muchos años y cosas han pasado y no hube vuelto a tener contactos con animales alguno para seguir investigando, pero mi deseo morboso quedó impreso en mi conciencia que siempre volvía a mí.
Hace 4 o 5 años atrás, quedé al cuidado de la casa de un familiar, que tiene un hermoso perro negro, de una raza rara, que no recuerdo el nombre. Es un perro grande, pero no tanto como un ovejero o doberman, digamos mediano. Por esos días, me había vuelto a surgir el deseo de experimentar mis pasadas sensaciones de la infancia, aunque con muchas dudas, y reprimiendo mis instintos más bajos por pudor conmigo mismo. De todas maneras, metí al perro en el baño, dicho sea de paso es un perro harto calentón, quiere coger todo el tiempo, a cualquier persona que lo visita se le sube en la pierna y empieza con su típico movimiento de mete y saca. No sé si alguna vez estuvo con una perra, pero pareciera que no.
Continuando, aquella vez hace 4 o 5 años lo máximo que hice fue meter al perro al baño, y masturbarlo, no tuve que hacer mucho esfuerzo en excitarlo, enseguida quería subirse arriba mío. En un momento decidí chuparle la pija y lo hice, poco tiempo porque el sabor no me agradó del todo y después porque la excitación del perro iba en aumento considerable, moviéndose para todos lados nervioso queriendo subirse a mi espalda, y todo el tiempo largando un líquido transparente de la punta de su pene, bastante grueso y rojo, hermoso, a finos chorros. En ese instante decidí permitirle que se suba a mi espalda, para eso ya estaba desnudo, y previamente me había colocado una crema de manos en el ano.
Cuando el perro estuvo en posición empezó a darme estocadas con su pene, sin atinar a mi agujero, pero con demasiado violencia, lo cual me produjo un dolor muy fuerte en el culo cuando al fin me dio una estocada justo en el agujero, sin lograr metérmela, sobre todo por lo impaciente que el perro se ponía. Ante tal dolor suspendí el juego y le "presté" al perro una pierna para que acabe, lo cual hizo al cabo de muy pocos minutos, llenándome la pierna con sus fluidos, que me llamaba poderosamente la atención no fueran blanquecinos como los míos, sino muy poco espesos y prácticamente transparentes.
Otra vez pasaron los años hasta el año pasado, en cual volví a la casa de mi familiar a realizar una tarea doméstica. Debo aclarar que durante todos los años intermedios no podía dejar de esperar de tener una experiencia de esta naturaleza nuevamente, pero estaba a decidido a encarar las cosas de otra manera, y lograr que el perro me penetre. Llevo una vida normal y en pareja con una mujer, pero esa fantasía siempre fue constante y in crescendo en mi cabeza. Durante esos años intermedios descubrí Internet, lo cual fue toda una inmensa fuente de fotografías y videos zoofílicos de muchos tipos, lo cual logró enseñarme varias cosas, y sobre todo logré confirmar que lo que yo buscaba era posible y que ya había habido gente que lo hizo sin mayores consecuencias...que se yo, temía que el perro me destrozara el culo, o que me pegara alguna enfermedad, no sé, temores normales, ya se imaginan que no da para ir al médico y consultarle sobre esto...
Como decía, volví a casa de mi familiar por unos asuntos, el cual estaba nuevamente de viaje, pero había dejado a un amigo cuidando su casa, pero mientras yo estaba ahí trabajando, esta persona me dijo que iba a salir por varias horas, que cualquier cosa que necesite lo llame...imagínense mi alegría de quedarme a solas con el perro...cuando esta persona se fue, puse llave a la puerta y llamé al perro, que seguía tan calentón como siempre. Esta vez fui más precavido y conseguí vaselina, la cual me unté en el ano. Estaba en un lugar muy incómodo de nuevo, en una habitación en obra, toda sucia, y sin saber como colocarme. Y no quería hacer nada con el perro en otra parte de la casa por temor a manchar todo, sabiendo que tenía poco tiempo para luego limpiar.
Decidí ponerme en cuatro patas en el piso luego de manosear al perro un buen rato, excitándolo nuevamente en demasía, mostrándome su grande y bello pene rojo carne, y cuando el perro se me subió a la espalda, tomé su hermosa pija pasando una mano por debajo mío y lo guié directamente a mi culo, tratando de controlar sus embestidas furiosas, cosa que logré a medias, ya que el perro estaba muy ansioso con sus estocadas...al final logré introducirme su pene en mi ano, lo cual si bien me causaba mucho morbo, me producía dolor y molestias considerables, y no podía soltarle el pene al perro, porque cuando lo intentaba me producía mucho dolor...el punto es que logré meterme creo yo la mitad de su pene en mi ano, la primera vez que algo entraba en el...
Finalmente terminé retirándolo y martubé al perro con mi mano hasta que largó todo su líquido y se quedó tranquilo, con su enorme pene (se había vuelto enorme, 20 centímetros de largo al menos y muy grueso en el medio). La pija la tuvo colgando afuera de su funda como media hora lamiéndosela.
Ese día ya no volvía a intentar nada con él, pero esa no fue mi última oportunidad, tuve otras más logrando muchísimos mejores resultados, que quedarán para un próximo relato... espero sus comentarios y estoy en el msn para quien quiera compartir sus experiencias conmigo...