Mis experiencias con Ana
Hola,como ya dije en el relato en el que me presenté me siento mujer pero me gustan las mujeres. Sé que quedaría mejor si mis relatos estuvieran basados en experiencias reales pero por desgracia no es así. En este primer relato que no es de presentación hablo sobre una dependienta que me vuelve loca
Hola, como no quedó claro en mi primer relato voy a hacer una descripción exhaustiva de mí misma. Me llamo Raquel y nací hombre pero hace un tiempo me di cuenta de que también me sentía mujer. Llevo mucho tiempo en esta web como lectora pero he decidido crear una cuenta para escribir y explotar mi feminidad. Mido 1'85 m, soy de pelo castaño, cuando me transformo en Raquel me pongo una peluca lisa del mismo color que me llega más o menos a mitad de espalda. De primeras no tengo rasgos muy femeninos pero nada que un buen maquillaje no pueda arreglar. Tengo los ojos azules, un cuerpo delgadito y unas nalgas redonditas. Creo que no voy mal de miembro ya que en erección son unos 19 centímetros. A continuación relataré mis experiencias con Ana, debo aclarar que mis relatos serán en su mayor parte fantasías pero ojalá fueran reales.
Mi familia seguía de vacaciones y yo seguía viviendo como mujer. Esta vez decidí ir un poco más allá y ir al centro comercial a comprarles comida a mis gatos como Raquel. Antes de salir de casa me puse un conjunto de lencería negro, una blusa azul y una falda rosa. De calzado unas sandalias negras con un poco de plataforma. También me maquillé hasta que conseguí un aspecto de mujer, un rostro reluciente y jovial. Y por último mi peluca, ya podía salir. Me dirigí a un conocido centro comercial de mi barrio y me acerqué a la tienda de mascotas. Ojalá me atendiera Ana, una joven dependienta que me volvía loca. Entré en la tienda, la vi en la caja y no pude evitar sonreír. Me dirigí a ella, saqué mi mejor sonrisa y decidí iniciar una conversación.
Yo- Hola, muy buenas, me preguntaba si me podrías recomendar una comida buena para mis gatos.
Ana- Por supuesto, sígueme por este pasillo.
La acompañé donde me dijo y mientras ella me hablaba sobre algo de equilibrar comida sólida y comida húmeda yo no podía dejar de mirarla. Ana es una chica joven, de unos 25 años. Tiene el pelo negro en una media melena y es un poco más bajita que yo. Su cuerpo es muy delgado, tiene los ojos negros y oscuros y un acento claramente andaluz. Sus pechos son de la medida perfecta, ni muy pequeños ni excesivamente grandes y tiene unos labios carnosos y siempre lleva una sonrisa en la cara. Además tiene un pequeño piercing plateado en el lado izquierdo de la nariz.
A- ¿Estás de acuerdo con lo que te he dicho? ¿ Te llevas estos entonces?
Y- Eh...Sí, sí, claro. Dame 2 paquetes de cada. También tenía alguna duda más sobre mis gatos pero veo que tienes mucha gente en la tienda. ¿ Te importa si te pido tu número y te mando un whatsapp?
A- No es lo habitual pero con clientas como tú no tengo problema-al decirme esto me sonrió y me guiñó un ojo,¿podría ser que le gustara?- Vente a la caja que te cobro y te apunto mi número.
Y- Muchas gracias
Acudí a la caja y pagué los productos que había comprado y me entregó una nota con su nombre y su número.
Al llegar a casa guardé lo que había comprado y me senté en el sofá, decidí enviarla un mensaje por la tarde y ver como se iban desarrollando los acontecimientos. Yo ya solo pensaba en seducirla y haría todo lo posible para ello.
Llegaron las 4 de la tarde y decidí hablarla por whatsapp así que la mandé este mensaje:
Y-Hola preciosa,¿te viene bien quedar esta tarde a tomar algo y me resuelves esas dudas que te comenté?
Me contestó a la media hora
A-Hola guapisima, sin problema. Podemos quedar en el starbucks del centro comercial cuando salga de trabajar a las 7:30
Y- Vale, perfecto. Allí nos vemos.
A las 7:25 ya estaba sentada en el starbucks y Ana llegó a las 7:40, se había cambiado el uniforme rojo de su trabajo por un top bastante juvenil con un buen escote que dejaba ver sus bonitos pechos. Se sentó junto a mí y la pregunté qué quería tomar. Cuando volví con nuestros batidos empezamos a hablar.
A- Bueno, ¿cuáles son esas dudas que tienes?
(Me salto toda la parte de las dudas porque esto es una web de relatos eróticos, no de veterinaria)
Y- Mira, sinceramente lo de las dudas era un poco una excusa porque quería conocerte mejor y no sabía cómo acercarme a ti.
A- Bueno, pues ya estamos conociendonos.- al decir esto acarició suavemente mi brazo y yo sentí un temblor en mi interior- Si te digo la verdad yo tambien tenía ganas de conocerte mejor desde el primer día que entraste en la tienda y aún no sé cómo te llamas.
Y- Raquel...me llamo Raquel-dije timidamente mientras notaba como Ana iba acariciando mis piernas con sus pies.
A- Muy bien, Raquel. ¿Y vives cerca de aquí?
Y- Sí, vivo aquí al lado.
A- ¿Te importaría llevarme a ver a tus gatos?
Yo ya estaba muy excitada y aún no habíamos hecho nada, la acababa de conocer pero como le iba a negar cualquier cosa a mi diosa. Me levanté y le dije que me siguiera. Llegamos a mi casa y al cerrar la puerta Ana me dedicó una mirada lujuriosa.
A- Bueno, ¿vas a retrasar mucho más lo que ambas estamos deseando?
Al decir esto me abalancé sobre ella y la comencé a besar. Primero era un beso normal pero pronto empecé a mordisquear sus labios y a continuación empecé a jugar con nuestras lenguas. Ana dejó de besar mis labios para pasar a besar mi cuello y alternarlo con mordisquitos en mi oreja, mis mayores debilidades. Yo acariciaba su pelo y jugaba con sus pechos, notaba sus pezones endurecidos, lo estaba pasando tan bien como yo. Decidí seguir besándola mientras la iba llevando hasta el salón y la tumbé en el sofá. Me puse encima de ella intentando que no notara mi erección y decidí acariciar su vagina por encima de sus bragas, estaba empapada. Seguía con mis besos y caricias cuando noté que ella intentaba acariciar mi sexo. No sabía si le gustaban las chicas como yo así que decidí llevar sus manos hasta mis nalgas. Ella hizo un gesto de leve molestia pero empezó a acariciarme con sus manos. Le retiré su top y quedó a la vista su sujetador azul, se lo quité y empecé a lamer sus pezones alternándolo de vez en cuando con besos en su cuello o su vientre. De repente me sacó de nuestro momento de pasión al decir algo que me sobresaltó.
A- Bueno, creo que va siendo hora de que te quites todo y me dejes ver tu coño. Ya que has conseguido que venga hasta aquí vamos a hacerlo bien.
Yo no sabía como reaccionar ya que no podía cumplir sus deseos así que decidí salir del paso como pude. La quité sus pantalones y sus bragas y besé sus muslos, acercándome a su vagina pero sin llegar a tocarla. Al cabo de unos minutos noté que ella se estaba desesperando y decidí terminar con su sufrimiento. Introduje un dedo en su vagina y lo fui moviendo cada vez más rápidamente. Ana cada vez estaba más mojada y cuando empezó a soltar pequeños gemidos decidí acompañar mi dedo con mi lengua. Notaba sus temblores y le metí otro dedo. Se notaba que Ana estaba sintiendo mucho placer y así me lo confirmó ella.
A- Aaaah cabrona, no pares, vas a hacer que me corra. Ni se te ocurra parar.
Yo no le contesté nada ya que mi boca estaba demasiado ocupada en su coño, al cabo de un rato Ana se vino en mi boca, levanté mi cabeza y nos dimos un apasionado beso en el que ella probó sus propios flujos.
A- Vale, antes te has librado pero ahora me toca a mí. Tengo ganas de tu coño y esta vez no lo vas a evitar
Y- Verás, es que...
Continuará...