Mis experiencias 1: Perdí la virginidad.

Mi primer relato contando mis experiencias. Cuento como perdí la virginidad con el padre de mi novio.

Hola me llamo Jenifer  y me gustaría contaros mis experiencias hasta el día de hoy. Mis experiencias respecto al sexo claro.

Llevaba saliendo con un chico desde los 12 años. Sí, sé que es muy pronto para salir con un chico pero me gustaba mucho. No hacíamos nada, no penséis mal. Éramos como amigos aunque decíamos que éramos novios. Los adultos cuando nos veían de la mano decían “ohhhh, que monada”. De hecho eso es lo que decían de mí: “que niña tan guapa” o “ que monada” era lo que escuchaba. Y me gustaba escucharlo.

Todo cambio en el verano del 2005. Estando en el pueblo con mis padres pegué lo que llaman el estirón. Mi cuerpo creció en todos los sentidos. Me convertí en una chica alta y los pechos me crecieron mucho. Pasé de estar prácticamente plana a tener que usar una talla copa D en solo dos meses. Aquel verano fue muy especial. Lo recuerdo muy vivido. Los hombres de todas las edades se quedaban callados al mirarme y no me miraban a los ojos, me miraban a los pechos. Además como había crecido tan rápido no usaba sujetador, tampoco lo necesitaba, mis pechos se erguían como desafiando la gravedad. Hacía calor y por la ausencia de sujetador  mis pezones se marcaban en mis camisetas de tirantes. Tuve muchas anécdotas divertidas con los chicos y los hombres del pueblo. Mis pechos parecían imanes para roces, toqueteos, incluso pellizcos, que no me molestaban. Estaba experimentando y me gustaba ver las reacciones  de los demás con mi “nuevo” cuerpo. Alguno se aprovechó demasiado pero nunca me molesté. Pero eso no es lo que os quiero contar hoy. Os voy a contar como terminó mi relación con mi novio.

Cuando volví del pueblo y me encontré de nuevo con mi novio se quedó mirándome muy sorprendido por mi transformación. Me hizo gracia que ahora yo era más alta. En su casa siempre me habían tratado bien. El padre de mi novio era un tío bastante apuesto y grande, parecía un oso y siempre me daba abrazos de oso. Esta vez cuando me vio se quedo callado mirándome. Antonio, así se llamaba el padre de mi novio, acababa de salir de la ducha e iba a pecho descubierto y con el pelo mojado. Todo el pelo, porque tenía mucho pelo en el pecho. Después de unos segundos de tenso silencio me dio uno de sus abrazos de oso. Mis pechos se pegaron al suyo mojado, aunque esta vez me subía y me bajaba haciendo que mis pechos se restregaran. Estuvo como dos minutos restregándome sobre su pecho. Me excité y mi cuerpo reflejó esta excitación. Cuando por fin me soltó mis pezones resaltaban claramente en mi camiseta e incluso se transparentaban ya que la camiseta se me había mojado con el pecho de Antonio. Me preguntó si tenía hambre y me  ofreció un plátano para merendar. Entramos en la cocina y peló un plátano lentamente delante mío.

-Toma el plátano pequeña- me dijo

Me lo dio por la punta para que lo mordiese y así lo hice.

-Toma, agárralo tú y comételo enterito.

Me miraba con cara de perversión mientras yo cogía el plátano y me lo iba comiendo. En ese momento yo era muy inocente y no capte el símil sexual.

Las siguientes dos semanas iba a casa de mi novio todos los día. Fueron muy divertidos. Me gustaba atraer la atención de ese hombretón. Era viudo y como no tenía hembra con la que aliviarse me lo imaginaba que o bien estaría todo el día excitado o se mataría a pajas. Me gustaba imaginármelo haciéndose una paja hasta que le saliese  la lechecita. Cuando le veía pensaba en eso y quería darle razones para hacerse una paja. Si estábamos en el salón viendo la tele me ponía en sus piernas y no me estaba quieta. Me movía continuamente hasta notar en mis muslos o en mis nalgas un bulto revelador, y seguía moviéndome, sintiendo ese bulto y .haciendo que creciese. Era una sensación muy agradable y terminaba con las braguitas mojadas. Yo llevaba camisetas muy pequeñas que cuando daba algún salto se me salía un pecho y a Antonio se le salían los ojos. Yo hacía como que no me enteraba para que me viese bien mi pecho de piel muy blanca.

Intentaba los mismos trucos con el hermano mayor de mi novio, pero con él no funcionaban. Me llamaba “la pija” y pasaba de mi.

Un día estaba con mi novio en su habitación besándonos. Hasta entonces solo le había dejado que me tocase los pechos pero ese día estaba muy excitada y no le impedí avanzar más. Me metía su lengua en la boca y yo respondía con la mía intercambiándonos saliva. Mientras él iba desnudándome hasta que me dejo, casi sin darme cuenta, totalmente desnuda. Me acariciaba los pechos con torpeza aunque cada vez estaba mas excitada. Bajo su cabeza y su lengua por mi cuerpo y cuando sentí su lengua en mi entrepierna no pude evitar un gemido muy sonoro. Tal vez por eso Antonio abrió la puerta y nos vio en plena faena. Yo desnuda, totalmente abierta de piernas, y su hijo lamiendo como podía mi rajita. Cuando se recuperó de la sorpresa dijo algo que no me esperaba.

-Anda hijo, aparta que te voy a enseñar como se hace.

Apartó a su hijo y me empezó a lamer el clítoris. Yo estaba como paralizada por la situación, tan excitada que no opuse ninguna resistencia, solo me tumbé para disfrutar. Era todo un experto  con la lengua y me hacía sentir unos escalofríos por todo el cuerpo. De repente paró y le dijo a su hijo

-Ahora te voy a enseñar como se folla a esta zorra

¡Como me puso oír eso! Hablaba de mi como si yo no estuviese y ¡¡me había llamado zorra!!

Se irguió y se desabrochó los pantalones.  De entre sus manos pude ver una polla totalmente dura y grande. Era larga y dura y de su punta salió una gota de liquido pre seminal.

-       Me la has puesto tú asi, cariño. Me dijo al ver mi cara de asombro.

Miré a mi lado y ví a mi novio que tampoco se había movido y estaba con la boca abierta. Entonces sentí como el rabo de Antonio me penetraba poco a poco hasta que encontró un obstáculo. Mi himen. Apretó más y note como de repente mi cuerpo cedió y toda la polla del padre de mi novio entró en mi. Fue una sensación indescriptible. He de decir que no me dolió. Me sentí totalmente llena. Estaba llena de hombre y fue como si nunca hubiera estado completa. Como si fuese mujer por primera vez. Esa gran polla dentro de mi cuerpo me completaba, me llenaba y me abracé a Antonio con mis brazos, y mis piernas rodearon su cintura. No quería que saliese de mi jamás. Le miré a los ojos con gesto de suplica y el me devolvió la mirada con una sonrisa de superioridad, de vicio.

_ Disfruta de polla, zorra

Entonces se empezó a mover. Echaba su cintura atrás y hacia delante con fuerza. Su polla rozaba todas mis entrañas y sentí un placer inmenso. Miré de nuevo a un lado a mi novio. Se estaba cascando una paja viendo como su padre se follaba a su novia. No pude aguantar mucho más y me corrí. El primer orgasmo de mi vida. Mi cuerpo temblaba y mi vagina apretaba aquella maravillosa polla que me estaba proporcionando la mejor experiencia de mi vida.

Cuando mi cuerpo detuvo sus temblores, Antonio saco su polla de mi cuerpo y con ella agarrada se dirigió a mi cara.

-Abre esa boquita de mamadora de pollas.

Yo así lo hice y me metió el rabo hasta la garganta. Creía que me ahogaba. El padre de mi novio me había estrenado por delante y por la boca. No pude chupársela mucho tiempo por que en dos pasadas de mi lengua se corrió en mi boca. Podía sentir como su semen resbalaba por mi garganta. Parecía que no se hubiese corrido en años o que tenía muchas ganas acumuladas de follarme.

Estaba exhausta. Lo ultimo que vi antes de cerrar los ojos y quedarme dormida fue a mi novio corriéndose en sus propias manos.