Mis dos maridos (cuarta parte)
Culminación de la historia de sexo y placer que tuve con dos amantes. El hijo y el papá me lo metieron fuerte y delicioso, pero todo tiene un final
Al día siguiente, después de todo lo que sucedió en ese motel, me levanté tarde. Estaba muy cansada y lo único que quería era dormir y estar en la cama descansando, no me quería levantar para nada. Lo único que interrumpía mi descanso eran los pensamientos que tenía hacia todo; hacia lo que había sucedido con Asdrúbal y con mi mamá y con las sospechas que tenía hacia mi esposo.
Lo primero es que estaba decidida a encontrarle una solución al tema de estar teniendo sexo con Juan Andrés y con Asdrúbal. Este último hasta me pidió ser su mujer y tener hijos, que aunque mi mamá me había dicho que era puro cuento, no quería que nada de eso avanzara. Además si quisiera estar con otro hombre diferente a mi esposo, el último en la lista era Asdrúbal.
Cuando me levanté noté que mi esposo ya se había levantado también. Así que fui a buscarlo. Estaba en la cocina preparándose un jugo. Lo saludé y le pregunte inmediatamente con quien había estado tomando y que era todo ese reguero de botellas de cervezas. Me dijo que había invitado a unos amigos y que habían tomado.
Él es mi marido y lo conozco y de inmediato supe que estaba diciendo mentiras. Eso me entristeció bastante porque si todo era mentira, significaba que estuvo con alguna otra mujer. Pero yo que podía hacer? Si yo era una puta y hasta me estaba acostando con otro hombre en nuestra propia cama. Además no me convenía armar pelea ese día porque no quería darle motivos para que él sospechara de algo. Así que dejé el tema quieto y con mi esposo durante el día hicimos mucha pereza; vimos películas y estuvimos todo el día descansando.
A Juan Andrés solo lo había visto cuando pidió algo de comer y ya. Todos, al parecer, habíamos tenido una noche de fiesta y deseábamos descansar. Nada interesante pasó durante el día, hasta que llegó la noche y siguieron las sorpresas. Mi marido se levantó de la cama y se fue a duchar. Yo fui a la cocina a prepararme algo ligero de comer. Cuando estaba en la cocina, llegó Juan Andrés.
- Hola Susy, como estás? Como te fue? Estas muy cansada, hoy no te vi durante el día, que hiciste anoche?
- Hola!!. Pues si, estoy bastante cansada, anoche salí con mi hermana y estuvimos de fiesta y eso me dejó muerta
- Pues eso veo, pero al parecer no fuiste la única, todos estuvimos de fiesta.
Yo noté algo raro en Juan Andrés, en el tono en que me decía las cosas. Era un tono como entre juguetón y de ironía, así que le pregunté que si me quería contar algo o si me quería decir algo.
- Oye Juan Andrés, pasa algo? Me quieres decir algo?
- Pues mira, no tomes esto como si quisiera alejarte de tu marido, pero si tengo algo que contarte. Ayer yo salí del apartamento por que iba a ir con unos amigos a tomarme unas cervezas. Cuando iba hacia el ascensor noté unas risas en las escaleras del lado, al comienzo no les puse atención, pero cuando oí la voz la reconocí. Era tu esposo. Me causo curiosidad por que la frase que escuché fue “pero te pones una minifalda bien corta y apretada”. Pensé que eras tú, así que ahí quedó mi curiosidad. Pero cuando llegué en la madrugada al apartamento vi el montón de cervezas. Seguí pensando que se las había tomado contigo. Pero cuando sentí que llegaste supe inmediatamente que tu marido había estado con alguien diferente a ti. Eso era lo que te tenía que contar.
- Veo. Pues haré mis averiguaciones a ver qué es lo que está pasando
- Oye, pero hazlo con prudencia, no quiero que tu marido sepa que te puse sobre aviso
- Tranquilo que yo miro a ver que hago. De todas maneras gracias y que duermas, mañana hablamos.
- Te vas a ir a acostar y me vas a dejar así? Olvídate, venga para acá perra!!
Y diciendo esto me recostó en el lavaplatos y me bajó mis pantalones cortos. Me metió su verga parada y dura de una. Y comenzó a clavarme rápido y duro.
- Oye nos puede ver mi marido
- Tranquila que se está duchando
Y Juan Andrés continuó con su embestida. Me lo metía duro y rico y mi culo sonaba bastante. Yo intentaba no gemir para nada, pero el sonido de mi culo chocando con el cuerpo de Juan Andrés creo que sonaba por todo el edificio y temía que mi esposo escuchara. Juan Andrés me daba durísimo. Me acarició las tetas y me beso todo el cuello. Me pegó una nalgada fuerte y luego me tomo con su manos por la cintura y comenzó a clavarme duro. Yo solté un gemido tímido. Fue un gemido no tan duro, cuidando que no se oyera pero al mismo tiempo queriendo gritar de placer.
- Juan Andrés no te vengas dentro
Le hable en voz baja. Le dije esto pensando en que mi marido de pronto me hacía el amor luego, pero sabía que Juan Andrés no iba a hacer caso. A él no le importaría nada y me llenaría de leche la cuca.
- Malparida perra!!!! –dijo en voz baja- Tranquila que se cómo hacer esto. OOOgggg
Lo saco de mi cuca y de una me lo metió por el culo. Comenzó a clavarme por todo mi culo y me daba durísimo. A mí me dolía.
- Me esta doliendo!!! No mas, ya no mas, sácalo
- Callese perra!!! Ooooggggg callese si no quiere que su marido nos oiga…tomeeee, le voy a reventar ese culo!!!
Me daba durísimo. Me estaba dando mas duro que lo que me había dado por mi cuca. Mientras me lo metía por el culo, con una mano apretaba mi nalga izquierda y con la otra me acariciaba mi cuca y me metía los dedos.
- Oogggg ricaaaaa oggggg ricaaaa
- Ayyy ayyy mi culoooo, me dueleee
Me lo metió mas duro y se vino. Me llenó el culo de leche. Cuando lo sacó su leche caliente comenzó a salir y me chorreaba por las piernas.
- Rica susy, mañana hablamos. Limpiese todo eso
Me dio un beso en la boca y se fue. Yo tuve que limpiar el piso porque habían caído gotas de semen y me tuve que limpiar las piernas y el culo. Todo eso lo hice en la cocina porque si caminaba se me salía todo el semen y el apartamento quedaría con rastros de lo que me había hecho Juan Andrés. No disfruté mucho, ni siquiera tuve un orgasmo. Nuevamente era tan solo la puta de alguien, era la muñeca inflable de Juan Andrés.
Pero yo había quedado con muchas ganas. Así que luego de limpiarme, fui a la habitación y mi marido estaba en la cama viento televisión. Le bajé su pantalón y comencé a chuparle su pene. Cuando ya lo tuvo parado y duro, me senté sobre su verga y lo comencé a cabalgar. Todas las ganas reprimidas de hace un momento las estaba soltando mientras estaba sentada encima de mi marido. Lo cabalgué duro y ahora si podía gemir a gusto. Mi marido también estaba súper excitado. No aguanto más que lo cabalgara y me tomo por la cintura y me colocó debajo de él. Comenzó a metérmelo durísimo. Ambos tuvimos un orgasmo delicioso, intenso.
Ya podía dormir tranquila. Ya había tenido un orgasmo y ya tenía bien llena mi cuca de leche. Me acosté y pensé en que al día siguiente iba planear algo para comprobar si mi marido tenía una amante y también para pensar con más calma en la cita con Asdrúbal.
No sabía por dónde comenzar, si por averiguar si mi marido me era infiel o por planear la cita con Asdrúbal. Ambas situaciones me estresaban. Por un lado, me molestaba que me marido pudiera tener otra mujer, aunque yo no era la más indicada para reprocharle nada, ya que yo era una completa puta. Pero de todas maneras no era que me causara mucha gracia que él tuviera otras mujeres, aunque por un momento pensé que estaba bien que se revolcara con amantes, ya que de esa manera yo no tendría ningún tipo de remordimiento cuando algún otro hombre me metiera su verga y así yo podría hasta gozar más. Y por otro lado, estaba la cita con Asdrúbal. Esta me estresaba sobremanera porque aparte que no me gustaba él como hombre, me preocupaban todas las cosas que había dicho cuando me lo estaba metiendo, aunque mi mamá haya dicho que era todo mentira, igual me preocupaba.
Decidí que me iba a preocupar por el momento de la cita con Asdrúbal, ya que esta era el martes y si no cumplía, este tipo era capaz de contarle cosas a mi marido. Y además de esto, yo no iba a saber nada acerca de la supuesta amante de mi marido en un día; esto requería de un plan más elaborado o tal vez requería la ayuda de alguien más o de un detective.
Se llegó el día de la cita con Asdrúbal y la verdad no había pensado mucho ya que no tenía muchas opciones. Que más podía pensar sino lo único que me hubiera gustado era haberle dicho que no iba a la cita, pero corría el riesgo que él se molestara y comenzara a contar todo. Así que lo único que podía hacer, era cumplir con la cita, ir donde él quisiera, ofrecerle mis piernas abiertas y dejar que me metiera su verga las veces que él quisiera. Frente a eso no había que pensar mucho ni hacer cálculos matemáticos para entender que iba a ser la puta de un hombre, simple.
Pero más allá de la incomodidad que me producía el tener sexo con Asdrúbal, comencé a recordar que cuando estuvimos juntos en ese motel no la pasé tan mal. Recordé cada detalle de estar teniendo sexo en frente de mi mamá, de verla a ella siendo penetrada y recordaba que Asdrúbal me había dado orgasmos, me había dado placer. Así que en vez de sentirme incómoda por la situación, podía más bien gozar de la cita sin preocupaciones. Hacer que Asdrúbal pagara una buena cena, un buen vino, tal vez hacer que me comprara algo y luego retribuirle todo eso dándole mi cuca para que satisfaga toda la pasión que tenga.
Ya sabía que ropa me iba a colocar para mi cita, lo único que no sabía era si me llevaba puesta desde la mañana para el trabajo o más bien me la colocaba ya de salida para encontrarme con el hombre de esta cita. Pero como me gusta que me miren, que los hombres sientan deseo por mi y hasta me digan cosas, me coloque la ropa con la que iba sorprender a Asdrúbal desde la mañana y con esta ropa fui a trabajar.
Faltando unos cuantos minutos para la hora de salida del trabajo, sonó mi teléfono celular y era Asdrúbal diciéndome que estaba afuera esperándome. Yo estaba sentada en mi escritorio con la minifalda casi llegándome a la cintura. Era demasiado corta y ajustada y tenía una pequeña abertura en la mitad. Era de color gris de cuadros con un pequeño brillo. La blusa era blanca y ajustada. Cuando me levante de mi puesto para salir, me toco bajarme la falda para que cubriera un poco mis piernas. Cuando hice esto hubo un silencio total en la oficina; los hombres no dejaban de mirarme al igual que las mujeres aunque las miradas eran completamente diferentes. Los hombres me miraban con deseo mientras las mujeres con rabia y con indignación.
No me importó nada de eso y salí al encuentro de Asdrúbal. Yo no había llevado carro ese día a la oficina; Asdrúbal llevó el suyo, así que este hombre decidiría el sitio al que iríamos.
- Hola mi amor. Hola Susy
- Hola Asdrúbal, como estas?
- Muy bien de verla mamasota
Nos subimos a su carro
- Hacia donde vamos? – Le pregunté
- Vamos de una a mi apartamento, tengo todo preparado para esta noche, para atenderla como una reina
No me gustó mucho la idea. Al menos una de las cosas que había pensado no se cumpliría y era que ya no me iba a comprar nada. Y por otro lado, me preocupó porque al estar en su apartamento, no iba a poder salir a la hora que yo quisiera sino que estaba a merced de los caprichos de Asdrúbal.
Durante el camino a su apartamento hablamos de muchas cosas, menos de sexo o mucho menos me hizo sentir que me deseaba. No me dijo nada, no me tocó, ni siquiera me miró. Tal vez era porque iba manejando y no quería distraerse, o no sé. Fue una sensación rara, sentía que no le había gustado y eso no me gustaba pero también sentía que podía haber una pequeña posibilidad de que no tuviera que tener sexo con él.
Cuando entramo a su apartamento note que estaba muy limpio y organizado y que en la sala había una decoración especial. Había globos rojos y blancos, había rosas y un muñeco de peluche. Ver esta decoración me sorprendió mucho y a la vez me asustó. Todos los hombres con lo que había tenido sexo y que solo quería eso, no se habían puesto a escoger decoración ni nada, sencillamente iban a lo que iban y ya.
- Oye Asdrúbal, por que esto está decorado de esta manera? – Pregunté con una mezcla de extrañeza, de miedo y hasta de rabia
- Es para ti reina, quiero que esta noche sea muy especial, además porque tenemos que hablar y te tengo más sorpresas
- Pero para hablar no era necesario esto
- Ya verás que sí, porque quiero hablar contigo y quiero proponerte algo
Me senté en el sofá y mis piernas prácticamente quedaron al descubierto. Por fin Asdrúbal me miraba y lo hacía con deseo. Al menos supe que no estaba tan mal vestida. Me sirvió una copa de vino, se sentó a mi lado, comenzó acariciándome las piernas, me comenzó a besarme el cuello. Yo me quedé quieta, a eso había ido, así que no pasaba nada. Y era mejor que comenzáramos a tener sexo de una vez, con eso terminaba todo más temprano y Asdrúbal no iba a hablar mucho. Pero solo fueron por un momento corto sus caricias. Se detuvo y comenzó a hablar
- Mire Susana, usted me enloquece, usted me tiene muy mal. Estoy sufriendo de no poderla tener conmigo siempre. Así que sencillo, quiero que usted se vaya a vivir conmigo desde mañana mismo – Y diciendo esto tomó mi mano, me quitó mi argolla de matrimonio y me puso un anillo que él había comprado – Y que pena con usted decirle esto, pero me obliga. Acepta esto por las buenas o también hago que acepte mis condiciones.
Diciendo esto se paró, fue a su cuarto y trajo un ipad.
- Mire Susana, si usted no acepta irse conmigo por la buenas, entonces quédese acá con su maridito, pero cada vez que yo quiera, se lo meto. Cada vez que yo quiera usted me enviará un video desnuda o fotos. Y si no lo hace haré esto público.
Y diciendo esto me mostro un video de todo lo que había pasado en el motel hace unos días. En ese video estaba todo. Me quedé helada y no supe que hacer. No tenía fuerzas para salir corriendo ni para decir ni una sola palabra.
- Por su silencio creo que entendió el mensaje muy bien. Así que venga y le muestro algo.
Me tomó de la mano con delicadeza y me llevó a su cuarto. Yo estaba perdida porque no sabía qué hacer y la existencia de ese video me había preocupado demasiado. En ese momento creo que hasta desee que mi marido si tuviera una amante y que se fuera con ella para yo no tener problemas. Pero me acordé que en ese video también estaba mi mamá y se veía todo lo que le había hecho.
- Ya que entendió el mensaje y sabe que de una u otra manera usted es mía, entonces venga para acá mamasota rica.
Me tiró en la cama y de una Asdrúbal se colocó encima de mí. Comenzó a besarme la boca y el cuello y con sus manos apretaba muy fuerte mis piernas. Besándome el cuello hizo que yo me olvidara de todo y comenzara a sentir placer.
Me desapunto la blusa y bajó la copa del brasier. Me chupó los pezones y me lamió todas las tetas. Con una mano apretaba mi teta izquierda y con su boca me lamia la teta derecha y me chupaba el pezón. Luego su mano dejo de apretarme la teta y bajo por mi cintura hasta llegar a mis piernas. Las comenzó a acariciar y a apretar mientras no paraba de chuparme el pezón.
Él estaba perdido y comenzó a desvestirse rápido y desesperado. Cuando ya estuvo desnudo volvió a colocarse encima de mí. Me dio un beso en la boca y luego bajo hasta mi cuca. Me rompió las medias y me corrió la tanga. Empezó a darme lengüetazos en todo mi hueco y también lengüetazos en mi clítoris. Luego de darme lengüetazos comenzó a meterme su lengua en mi cuca. La metía y sacaba y hacía círculos con su lengua sobre mi cuca acariciándome mis labios. Hacía esto con fuerza, me quería sacar todos mis jugos mientras con sus manos apretaba ambas tetas.
Yo estaba sintiendo mucho placer y gemía. Él se detuvo y me quito mis medias, mi tanga y mi falda. También me quitó la blusa. Me colocó boca abajo en la cama y me desapuntó el brasier y me lo quitó. En menos de un minuto yo ya estaba desnuda y ofreciendo por completo mi cuerpo a él.
Asdrúbal comenzó a besarme todas las piernas, luego me beso mi culo y hasta lo mordió. Se detuvo y me dio cuatro nalgadas que me dolieron mucho. Volvió a besarme mis nalgas y esta vez me dio un lengüetazo por todo mi ano. Yo me estremecía de placer. Gemía y temblaba del placer que estaba sintiendo. Luego siguió con sus besos pero por la espalda. Estos besos eran de forma suave y delicada. Llegó a mi cuello y nuevamente me lo comenzó a besar, pero esta vez sí me lo estaba comiendo. Se colocó completamente encima de mí y comenzó a buscar la manera de penetrarme.
- Uy mamasota, se lo voy a meter por donde entre.
Él se seguía moviendo buscando algún hueco para poder meter su verga dura. Hasta que lo encontró
- Aaaaayyyyyy….aayyyyy me duele….noooo…aayyyyy
- Cállese perra malparida!!!
Me lo había metido todo y de una por mi culo. A mí me dolió y se lo hice saber, pero a él no le importó. Comenzó a moverse rápido y duro. A mí me dolía pero me preocupaba era que si Asdrúbal continuaba moviéndose así iba a terminar rápido.
- Aayyyy ayyyy….no tan duro!!! No tan duro!!!!
Esto se lo decía no solo por el dolor que sentía sino para que no llegara rápido. Pero parecía que si le decía que me dolía, más duro me lo metía.
Puso sus manos debajo de mí y con ambas manos me apretó durísimo las tetas. Me lo seguía metiendo por mi culo durísimo. Quito las manos de mi tetas y las coloco sobre la cama. Ahora comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás. De esta forma el ritmo era más despacio pero entraba un poco más.
- Que hijueputa vieja para estar tan buena!!!
Diciendo esto detuvo su movimiento durante unos cinco segundos y luego comenzó nuevamente con el movimiento de arriba hacia abajo. Nuevamente me lo estaba metiendo durísimo. Estaba desesperado, comenzó a moverse como poseído. Mis nalgas sonaban duro, como si un estadio completo aplaudiera al mismo tiempo.
- Perraaaaa perraaaaa. Ricaaaaa……rrriiiccccaaaaa aaaaggggg aaaaaggggg aaaggggg
Me lleno el culo con su leche caliente y mientras sacaba todo su semen no paraba de moverse. Cuando yo sentí que ese chorro caliente no salía más, Asdrúbal se detuvo. Se recostó unos segundos sobre mí y me besó el cuello. Yo estaba adolorida e insatisfecha porque estaba excitada pero no había tenido ningún orgasmo. Asdrúbal me besaba el cuello suave y de forma delicada. Yo de pronto escuché una voz conocida.
- Se da cuenta papá que esta vieja esta buenísima pero es una perra muy hijueputa?
- Uy si mijo, pero que cosota tan deliciosa. Pero acuérdese que la quiero para mi
Asdrúbal se quitó de encima de mí. Yo me voltee de inmediato y vi a Juan Andrés en la puerta del cuarto. Estaba desnudo y estaba sosteniendo una cámara de video en sus manos.
- Mire perra, si ud no cumple con mi papá, acá le tengo otro video que a su marido le puede interesar.
Yo quedé helada de nuevo, miraba a los dos, miraba a todos los lados y lo único que se me ocurrió en ese momento fue hablarle a Asdrúbal
- Asdrúbal usted me había hecho sentir que era importante para usted, que estaba interesado en convertirme en su mujer.
Pero ellos dos se rieron. En ese momento Juan Andrés le pasó la cámara a Asdrúbal
- Mire papá, grabe esto
Y Juan Andrés se me tiró encima. Comenzó a besarme las tetas. Me las chupaba y me mordió un pezón. Yo tenía rabia y como pude alejé a Juan Andrés un poco. A él no le gustó y me pegó, me metió una cachetada.
- Tome perra hijueputa. No se las venga a dar de mucha cosa ahora
Y me tomo de las piernas, se las colocó en sus hombros y me lo metió de un solo empujón; duro y hasta el fondo. Le fue sencillo porque yo igual estaba muy mojada. Juan Andrés me comenzó a culear con unas embestidas fuertísimas. No eran rápidas, solo eran muy fuertes. Con cada metida que me pegaba, yo sentía más y más placer.
- Aaaa, aaaa, aaaaa culeeme hijueputa!!! Métamelo!!! Me encanta su verga!!!
Yo estaba perdida del placer y quería que ese video fuera la mejor película porno. Cuando terminé de decir esto, Juan Andrés se enloqueció y comenzó con sus embestidas. Ahora no eran solo fuertes, sino eran rápidas. No se detenía con nada y continuaba clavándome. Se acercó un poco a mí y mientras seguía teniendo mis piernas en sus hombros, me apretó mis tetas. Las apretó durísimo.
Se colocó de nuevo en la posición inicial, pero esta vez me acomodo de medio lado. Yo estaba con las piernas recogidas y así me lo comenzó a meter. Sus embestidas eran con un buen ritmo. No eran muy fuertes ni rápidas, pero su ritmo era constante y no paraba. Estando así tuve un orgasmo delicioso. Cuando ya había pasado mi orgasmo me retire de su rica verga. Lo besé en su boca apasionadamente e hice que se recostara sobre la cama boca arriba. Abrí mis piernas, me coloqué encima de él y me senté sobre su verga. Me la introduje completa. Estaba sentada sobre él no de la forma más común que es con las rodillas sobre la cama. Yo estaba sostenida solo por su verga y cuando me la introducía por completo, también por mi culo que chocaba contra él y hacía un sonido delicioso y por la planta de los pies, la cual era la única parte de mi cuerpo que tocaba la cama. Comencé a cabalgar fuerte y rápido de una. Quería sentir orgasmos pero también quería que llenara mi cuca con su semen rápido. Pero Juan Andrés no se venía y al contrario, comenzó a empujar su verga contra mí para meterlo más y más fuerte. Cuando yo paré un poco mi ritmo porque estaba algo agotada, él me tomo por la cintura, me chupo las tetas y me recostó sobre la cama.
Me volteo de medio lado y él se colocó detrás mío, abrí mis piernas y el me introdujo su rica verga de nuevo. Comenzó con sus embestidas duras y profundas.
- Grabe esta pose papá…..mire como se lo meto de rico a esta perrotaaaa….aaagggg aaggggg tomeeee perraaaa
- Ayyy ayyy que rico!!!! Dame duro papi – exclamaba porque ya estaba llena de placer
Juan Andrés seguía con sus metidas de verga en mi cuca mientras que con su mano izquierda me apretaba duro mis tetas. Yo me vine, tuve un orgasmo. Él no paraba de clavarme, me apretaba las tetas y me acariciaba mis piernas.
De pronto se detuvo y me sacó su verga. Tomo mi cara y la volteó para darme un beso.
- No pares!!! Sigue clavándome!!! Quiero más verga!!!!
- Tranquila puta malparida, usted cree que ya acabé con usted?
Y diciendo esto me colocó en cuatro. Como mi cuca ya estaba húmeda y dilatada me lo metió de una hasta el fondo y sin problema. Hizo movimientos suaves al comienzo. Pero igual me lo metía hasta el fondo. Se agacho un poco y me estrujó las tetas, me mordió un poco la espalda, luego se colocó de nuevo en la posición inicial, dispuesto para clavarme más duro. Me dio dos nalgadas y me lo metió fuertísimo!!!! Me dio unas cuentas embestidas así, fuerte, duro, profundas, más no rápidas.
Se detuvo por un momento y comenzó como loco a metérmelo. Sus embestidas se convirtieron en latigazos que me arrancaban gritos de placer y dolor. Si, ya me dolía mi cuca. Juan Andrés no paraba de clavarme y su cuerpo chocando con mi culo sonaba como si fueran a derrumbar todo el edificio.
- Ayyyy Ayyyy aaaauuuu..mierda!!!! me duele!!!! Ayyy
- Que rico que le duela perra!!!!! Ooogggg oggggg
- Ayyyy Juan Andrésss ayyy…pareee yaaa
- Tomeee perraaaa
Él no estaba dispuesto a parar, al contrario, seguía con sus metidas duras y fuertes.
- Venga mijo la callo para que se la siga culeando!! – dijo Asdrúbal acercando su verga parada a mi cara – Chupe perra!!! Deme una buena mamada!!!!
Como pude comencé a chuparle la verga a Asdrúbal mientras me retorcía con una rara sensación de placer y dolor. No sé si ese dolor que estaba sintiendo también me producía placer y hasta me gustaba que me doliera.
Asdrúbal se vino rápido. Me lo saco, cogió mi pelo y coloco mi cara justo en su chorro de semen. Quedé cubierta por su leche, pero en ese momento no sentía nada más porque con las embestidas que Juan Andrés me estaba pegando, yo ya estaba medio adormecida.
Yo no aguanté más y me tumbé en la cama boca abajo, sacándome también la verga de Juan Andrés. Él se acomodó para metérmelo nuevamente. Me agarró del culo y me metió su verga en mi cuca de nuevo.
- Ayyyyy ayyyy yaaaaaaaa porfavor yaaaaa
Comenzó a meterlo nuevamente. Fue una embestida dura, durísima.
- Ogggggg perraaaaaaaa
Y por fin se vino. Lleno mi cuca completamente. Sentía que de él salían litros de leche, a presión y caliente.
Juan Andrés se tumbó sobre mí, estuvo así unos segundos, me dio un beso en la espalda y se levantó. Comenzaron a reírse con Asdrúbal.
- Uy papá. Se da cuenta lo que le decía desde la primera vez que me la culié. Esta vieja es tremenda perra
Ambos salieron de la habitación. Yo quedé aturdida por todo lo que había sucedido. No sabía si pararme de ahí y correr, tenía hasta miedo que vinieran otra vez y comenzaran a metérmelo nuevamente. Y recordé el video que Asdrúbal tenía en su poder y el nuevo video que habían hecho.
Pero esa sensación de miedo y de preocupación se acabó en un instante. Supe que cualquier problema que tuviera lo podría solucionar, así como había solucionado muchos otros. Una minifalda súper sexy y un escote me habían sacado de muchos problemas antes y esta no iba a ser la excepción. Asdrúbal y Juan Andrés se portaban como los machos dominantes, pero de lo que no se daban cuenta era de que la que tenía el poder realmente era yo. Cuando quisiera los podía tener en mi mano y para comprobarlo se me había ocurrido algo que iba a poner en práctica inmediatamente.
Me duché y me vestí. Me coloqué la ropa con la que llegué menos las medias. Cuando salí estaban los dos machos hablando de su hazaña.
- Bueno muchachos, me voy ya. Nos estamos viendo. Llámenme para salir o algo o repetir estas noches.
Me acerqué a ellos y dándole un beso en la mejilla a Asdrúbal, le dije que estaba dispuesta a ser su mujer. Luego me acerque a Juan Andrés y le di un beso en la boca
- Chao mi amor, nos vemos luego delicioso – le toque la verga por encima de su pantalón
Salí del apartamento y de pronto Juan Andrés salió detrás mío.
- Susana espere!!!
Me agarró fuerte por los brazos, me subió la falda y se sacó su verga parada. Me lo metió de una, ahí mismo en el pasillo. Comenzó con una embestida durísima. Me lo metía con rabia.
- Maldita perraaaa…..usted es solo miaaaaa…perrraaaaaa oooggggg
- Ayyy ayyyy ayyyy rico papi!!! Solo soy suya!!!! Ricooooo
Se vino y me llenó nuevamente la cuca de leche. Me pego unas nalgadas y volvió a entrarse a su apartamento. Yo tuve que limpiarme las piernas porque el semen me chorreaba.
Pero pude comprobar mi teoría. Yo era la que tenía el control de todo. Con unos simples besos había obtenido la reacción que quería. Así que pude estar segura que de este problema iba a salir de alguna forma. No quería volver a ver a esos dos hombres. Ya me habían dado suficientes orgasmos; ya había disfrutado lo suficiente teniendo a tantos hombres dentro mí, en medio de mis piernas en tan poco tiempo.
Salí del edificio y tomé un taxi. En camino hacia mi apartamento y mientras el taxista no quitaba su mirada de mis piernas, pensaba en que tenía la situación controlada, en que ojalá ellos no se metieran más conmigo porque les iba a ir mal. También estaba pensando en cómo averiguar sobre la infidelidad de mi marido y quien era su amante.
Llegue a mi casa y mi marido ya estaba dormido. Me duche nuevamente y pasé a la cocina a tomar algo. Ya no estaba Juan Andrés para que me lo metiera en la cocina, él ya había sacado sus cosas. Había llegado el momento de volver a tener un solo marido, aunque eso no significaba dejar de tener sexo con otros deliciosos hombres.