Mis dos hermanas: I Alicia

Mi hermana Alicia me sorprende masturbándome.

Cuando llegue a la veintena fui a la casa de mis padres una que tenían junto a la playa, que usábamos únicamente para veranear o ir de vacaciones, cuando llegue también habían ido mis dos hermanas Alicia la más joven de las dos y Mónica.

Cierto día nos encontrábamos los tres con unos amigos en la playa, ellas se habían sumado a un partido de vóley playa.  Hacían equipo con una amiga de toda la vida que se Llamaba Mireya, Que por cierto estaba muy buena.

Jugaban contra otras tres chicas mientras los tíos estábamos sentados en las toallas mirando yo aproveche la ocasión para realizar fotos con mi nuevo teléfono a fin de cuentas quería tener alguna foto de Mireya en bikini.

Después de un rato el equipo de mis hermanas y Mireya ganaron aplastantemente a las otras chicas, no era raro ya que mis dos hermanas juegan desde los 7 u 8 años. Ahora con sus 21 y 25 no hay quien les haga frente.

Por la noche Mónica había salido con su novio y Alicia Cualquiera sabe dónde se fue.

Yo me quede en mi habitación pasando las fotos al Ordenador para ver cuales valían y cuáles no. Hasta que vi una secuencia de fotos en las que Mireya, todo un bombón de 26 años parecía posar de manera provocativa.

Viéndome solo en casa con aquellas fotos no pude evitar sacármela y brindarle un señor pajote.

Mientras lo hacía iba pasando las fotos recreándome cierto tiempo en cada una de ellas.

Entonces sucedió algo que nunca pensé que me pudiera pasar en la vida.  Después de un rato pasando fotos salto una foto de Mónica.

Rápidamente volví para atrás hacia las fotos de Mireya, pero pensé “Espera un momento” y volví a ponerla.

Era una foto en la que se veía como se ajustaba la braguita de su bikini rojo pero parecía que se estuviese tocando.

Comencé a mirar aquella foto de arriba abajo, admirando la belleza del su cuerpo principalmente en aquel par de tetas tan bien formadas y continúe tocándome.

Al cabo de poco tiempo me acorde de que se acababa de duchar y fui corriendo al cesto de la ropa sucia y comencé a sacar ropa hasta que encontré el bikini, cogí las bragas, me las metí en el paquete y volví a mi habitación.

Me senté frente al ordenador y delante de aquella foto me acerqué las bragas a la cara para poder recrearme con su aroma.

Casi a continuación oí fritar frenéticamente a mi otra hermana.

-          ¡Pero ¿se puede saber? ¿Qué estás haciendo?!

Al oírla, me di la vuelta completamente nerviosa y alterada.

Ante mí risueña y un tanto desconcertada, Estaba Alicia en ropa interior

-          Pero ¿Qué es esto?

Alicia se puso delante del ordenador ligeramente inclinada a mirar las fotos delante de mí las fotos del ordenador. Me retire apenas unos metros para dejarle sitio a ella.

-    ¡Joder!, Alicia ¿No sabes llamar a la puerta?.

-          La había hecho, pero no respondías.

Ahora frente a mi tenía a mi otra hermana y otras cosas en la que yo nunca había reparado y un hermano nunca debería reparar. Alicia tenía un culo fabuloso.

-          De verdad ¿te pone esto?

-          Los cierto es que sí. – Respondí un tanto avergonzado.

Alicia se dio la vuelta y se sentó sobre la cama y la golpeo con la palma de la mano indicándome que me sentara a su lado. Fue un breve lapso de tiempo en el que le obedecí, pero mientras me acercaba me fijé en ese cuerpazo que tenía unas tetitas deliciosas.

-          ¡No te preocupes!... Nunca le voy a decir nada a Mónica.

-          Gracias, gracias, gracias – Le dije tapándome la cara con ambas manos avergonzado.

Me aparto las manos de la cara y me susurro al oído.

-          Tengo que decir que, me siento un poco celosa.

La mire estupefacto sin saber cómo reaccionar a lo que me había dicho. Alicia dibujo una sonrisa en sus labios y me dijo justo antes de mirarla de arriba abajo medio desnuda:

-          ¡Vaya! ¿Te has quedado mudo?

-          ¡Estás de broma! ¿No? – pregunte extrañado.

-          Un poco.

Alicia se tumbó sobre la cama riéndose a carcajadas yo como si me acabaran de dar la lección de mi vida me levanté un poco enfadado y me dirigía a la puerta cuando oí decir suavemente a esta:

-          ¿Quieres mis bragas?

Intenté no hacerle ni caso, pero no pude evitar mirar por el rabillo del ojo. Tenía las bragas en la mano y me las lanzo. Las cogí en la con la mano todavía calientes, se me corto la respiración después de aquel gesto.

-          Vamos entra no seas tonto, entra esto va a estar mejor que oler bragas.

Entre en la habitación sentándome junto a ella y como un tonto acaricie su cálida vulva mientras ella cerraba los y ponía gestos de placer con la cara.

-          Con la lengua ¡Por favor! – Dijo a la vez que con las manos guiaba mi cabeza.

Yo no puedo sino obedecer dado el estado de excitación y metí mi cabeza entre sus muslos sintiendo el calor de su coño en la lengua. tenía un Sabor peculiar, se notaba que acababa de estar en la playa bañándose.

-          Ahora te lo voy hacer yo a ti.

Me puse de pile y me quite los calzoncillos ella se sentó en el borde de la cama quitándose el sostén.

Acerco su cabeza a mi metiéndose mi polla en la boca, cada que me pasaba la lengua por el glande sentía ganas de correrme allí mismo, en su boca.

-          ¡Alicia!

-          ¿Qué? – dijo dejando de chupar por un momento.

-          Tienes que dejar que te la meta.

Alicia se rio un rato y luego se tumbó sobre la cama sobre la cama abriendo las piernas y me dijo:

-          No debería, pero Llegado este punto no vamos a parar.

-          Me haces, muy feliz. – dije encantado.

Me introduje entre sus piernas metiéndole mi rabo en su vagina, Alicia cerro los ojos emitiendo un leve.

-          ¡Ahhhh!

Dentro de su cálida y húmeda vagina mi polla parecía crecer más al deslizarse para dentro y para fuera.

Después de un rato contoneándonos los dos sobre la cama comenzó a venir el placer que no quería que terminara dentro de ella.  El saque y comencé a masturbarme fuera de ella y descargué un largo y caudaloso chorro de lefa sobre su cuerpo.

Justo antes de irse Alicia se metió mi polla la boca dándole una última chupadita para luego decirme al salir de la habitación.

-          Voy a Ducharme.

Yo me tumbe en la cama y me quede allí extenuado oyendo el agua de la ducha me quede dormido.

Fin