Mis dominios en las alturas 2ª parte
Un nuevo vuelo comienza y, junto con mi bolsa llena de juguetes, doy rienda suelta a mi imaginación.
Mis dominios en las alturas 2ª parte
Todo el pasaje había embarcado ya en el avión. Yo había salido del avión y me había dado una vuelta por el aeropuerto. No es algo que podamos hacer pero… a partir de ahora parece ser que puedo hacer lo que me plazca.
En mi corta vuelta por el aeropuerto había visitado un pequeño sex shop que había en la zona del duty free. Es lo bueno que tiene Estados Unidos, puedes encontrar lo que sea donde sea.
Había ordenado a la dependienta que metiera en una bolsa de viaje, que previamente conseguí , todo tipo de juguetes sexuales. La orden fue sencilla: “Llénala de lo que quieras, sorpréndeme y te recompensaré”. Ni si quiera miré que había en el interior ya que debía volver rápidamente al avión o me quedaría en tierra.
Todo el pasaje había embarcado ya en el avión cuando yo llegué. Me dirigí a la zona donde estaban todos mis compañeros y cambié un poco su distribución en el avión. Miriam y yo íbamos a ir en business class y mis otras dos compañeras iban a llevar la clase turista.
Mi sector prometía mucho mas la verdad. Ricachones borrachos, con mujeres operadas de arriba abajo, niñas de papa volando solas para veranear en España y lo mejor de todo…mi compañera Miriam estaría conmigo durante todo el trayecto. Realicé todas mis funciones habituales previas al despegue del avión sin intervenir en su curso natural. Al fin y al cabo el despegue y el aterrizaje son las partes mas “peligrosas” del vuelo.
Una vez realizadas eché un vistazo para comprobar cuantos asientos libres llevábamos en business. Para mi sorpresa iba la mitad vacío incluida la suite privada que dispone el avión ( en la cual hay hasta una cama ). Todo mejoraba por momentos.
Me dirigí a la parte inferior del avión, donde se encuentran los asientos de clase turista, y me puse a inspeccionar al pasaje. Ofrecí asiento en business a toda mujer atractiva con buen cuerpo. Todas por supuesto aceptaron. Si alguna iba con pareja les ordenaba que se quedaran ahí. Todo iba sobre ruedas. Los pasillos del avión se convirtieron en un pequeño desfile de modelos.
Ordené a mis dos compañeras que no se extrañaran por mover a tanta gente a la planta superior y todo salió a la perfección.
Finalmente el avión se encontraba en el aire y mi pequeño juego iba a comenzar. Llevé mi bolsa especial a la suite, la abrí y deposité todos los artilugios encima de la cama.
Esposas, consoladores giratorios, gag-balls, dilatadores anales, multitud de pequeños vibradores con un único control remoto, antifaces… todo aquello iba a servirme para dejar que me imaginación se expresara y ver qué se me iba ocurriendo.
Miriam llamó a la puerta de la suite. Me habría visto entrar y supongo que se preguntaría para qué he entrado si no había ningún pasajero ahí. Le ordené que entrara. Una vez dentro descubrió mi pequeño almacén sexual y me miró sorprendida. Pero ya era tarde… estaba bajo mi control ahora. La verdad es que quería reservarla para el final pero dado que la situación surgió así no vi porque no empezar con ella.
-Quiero que te metas en el baño y te desnudes. Vas a llevarte contigo al baño este dilatador anal y este pequeño vibrador. Una vez estés desnuda quiero que te introduzcas el dilatador en el culo y el vibrador en el coño. Cuando lo hayas echo quiero que te vuelvas a vestir y que salgas de esta suite. Hecho esto cerraras la puerta y continuarás con tus tareas. Olvidarás todo lo que has visto y todo lo que te he ordenado hacer- le dije mientras observaba su fantástico cuerpo.
Acto seguido
salí de la habitación. Le había ordenado todo aquello, pero quería que me sorprendiera. Había diferentes tipos de dilatadores, diferentes tamaños, diferentes colores. Lo mismo pasaba con los vibradores. Tampoco quería verla desnuda, aun no.
Comencé a ofrecer snacks. Conforme avanzaba por el pasillo pude observar aquella increíble situación. Butacas individuales a lo largo de todo el pasillo donde se encontraban mujeres increíbles, altas, bajas, morenas, rubias…todas ellas lucían cuerpos espectaculares. Decidí recorrerme todo el pasillo observando y eligiendo cual sería la primera de todas.
Cuando finalicé Miriam ya había salido de la suite así que la función podía comenzar.
-Oye azafato- soltó una rubia quitándose uno de los auriculares de la oreja con cara de asco.- Es que este paquete de snacks lleva muchas calorías y no me quiero poner como una foca. ¿No tienes ninguno light?- me terminó diciendo.
Se trataba de una
chica alta, con ojos verdes muy profundos. Tenía un cuerpo de revista. Casi demasiado flaco para mi gusto pero en general estaba muy buena. Llevaba unos leggins negros y una camiseta ajustada con un poco de escote. El mac de 2000€ que sujetaba y el Apple watch que llevaba en la muñeca me dijeron que no era una de las “chicas-turista” que había subido a business.
-“Te la vas a terminar todo, te vas a levantar y te vas a dirigir a la suite que hay en el fondo del pasillo”- le ordené mentalmente mientras me acerqué a ella para contestarle educadamente que eran los únicos que disponíamos en el avión. Acto seguido me dirigí a la suite y espere a que mi primera afortunada llegara. De camino por el pasillo ordené mentalmente a Miriam que no se diera cuenta de que me ausentaba. Una vez dentro mi nueva huésped no tardó en llegar. Abrió la puerta, entró y la cerró.
-“Quiero que te quites la ropa. Puedes dejarte puesta la ropa interior”- le ordené con mi mente mientras me acercaba a la cama a coger un par de juguetes.
Cuando me di la vuelta ella ya estaba en ropa interior esperando nuevas instrucciones. Llevaba un conjunto de sujetador y bragas de color rojo pasión de encaje. La verdad es que estaba bastante buena. Tenía unas piernas muy largas y pulidas en el gimnasio. Le mostré los juguetes y le ordené que los deseara.
-Si quieres utilizarlos tendrás que complacerme zorra- le solté mientras me desabrochaba el pantalón.
Ella no lo dudó ni por un instante. Como si algo la impulsara me desnudó, se agachó y comenzó a comerme la polla. Parecía que no deseaba nada mas en el mundo que hacerme disfrutar y darme todo el placer que pudiera. La verdad es que se estaba esforzando muchísimo y me estaba matando de placer. Se la introducía en la garganta hasta que le daban arcadas, con sus manos me acariciaba los huevos o me hacía una paja. Se iba alternando, cambiaba de
ritmo, me miraba con esos ojazos verdes. No quise hacerme de rogar y dejé que mi polla descargara sobre ella. No paró de cascármela, se la sacó un poco de la boca dejando la punta en su lengua y mientras me corría me iba dando lametones en el frenillo. Era increíble como dominaba el arte. Sin decirle nada se la volvió a meter en la boca y me la siguió chupando hasta que no quedó ni una sola gota de semen.
-Ahora puedes tumbarte en la cama y jugar – le dije ofreciéndole un consolador vibratorio.-No quiero que pares hasta que vuelva, te corras las veces que te corras. Si te portas bien te volveré a recompensar- terminé de decir mientras me vestía.
-Si señor, lo que ordene- me contestó mientras, ilusionada, se tumbaba a toda prisa en la cama para empezar a usar el consolador .
Una vez vestido salí de la habitación. Al andar por el pasillo me llamó mucho la atención una chica. Estaba dormida y era sorprendentemente parecida a la que me acababa de comer la polla, pero con una mínima diferencia: tenía unas tetas enormes. A mi las tetas me vuelven loco, nunca son suficientemente grandes. No sabía muy bien si iba a poder controlarla ya que estaba dormida pero quería descubrir hasta donde llegaban mis poderes.
Le ordené que moviera ligeramente la mano derecha y que con ella se acariciara sutilmente la parte inferior de su teta. Acto seguido y sin despertarse movió la mano y se acarició con un dedo su teta izquierda.
-Disculpa Pedro- me dijo Miriam acercándose a mi por la espalda. –¿Que tal va el vuelo?- me preguntó sonriéndome.- ¿Necesitas ayuda?- siguió preguntando.
En ese momento saqué el pequeño dispositivo que controlaba los vibradores de mi bolsillo y le susurré al oído: -Quiero que te sientes en tu transporting y que pulses este botón. No dejes de hacerlo hasta que yo te lo ordene-
Lo cogió y pude ver como se sentaba en su asiento y pulsó el botón. Acto seguido su cara cambió. Sus mejillas se sonrojaron un poco y puso una cara de placer que, junto con su belleza, me pusieron muy cachondo.
Me giré hacia la rubia que dormía y le ordené: -“te vas a despertar y vas a ir a la suite que hay al fondo”- . Yo me empecé a desabrochar la corbata mientras andaba hacia la habitación.
Cuando entré a la habitación me encontré a la rubia que había dejado ahí con la cara descompuesta de placer, pellizcándose los pezones con una mano mientras con la otra no para de follarse el consolador que tenía completamente metido entre las piernas. Acto seguido entro la segunda rubia, cerro la puerta y se limitó a mirarme, ignorando a la chica que había desnuda encima de la cama.
-Quiero que te desnudes mientras bailas sensualmente- le ordené mientras me desnudaba.
La chica comenzó a quitarse la ropa mientras meneaba las caderas. Cuando se quedó sin ropa observé su magnífico cuerpo. Tenía el coño completamente depilado y llevaba un piercing en uno de los pezones.
Me tumbé en la cama y les ordené a las dos:
-Quiero que me comáis la polla chicas, a ver quien de vosotras lo hace mejor-.
Acto seguido las dos se lanzaron hacia mi polla luchando por ver quien era la primera. La que estaba en la cama llego antes y no dudó ni un segundo en metérsela en la boca y comenzar a chupármela con fuerza. La segunda rubia llegó unos segundos después y se limitó a lamerme el tronco mientras con la mano me pajeaba la polla. Las dos estaban como locas por darme placer y parecían poseídas. Mientras ellas se turnaban por chuparme la polla yo comencé a masturbarlas. Mientras le metía a la tetona un dedo por el culo le introducía a la otra mis dedos en su coño. Las dos empezaron a gemir como locas y aun me la chupaban con mas fuerza.
-Ahora quiero que una se siente encima de mí y me folle mientras la otra me folla la cara con el coño- les dije mientras me acomodaba.
La tetona fue rápidamente a sentarse sobre mi cara, poniendo su coño húmedo en mi boca, mientras la otra se apresuró a sentarse sobre mi polla y comenzó a follarme. Las dos gemían de placer. Mientras una cabalgaba sobre mi polla la otra le sobaba las tetas. Yo le comía el coño mientras con un dedo me follaba su culo. Con la otra mano le estaba pellizcando un pezón, algo que la hacía gemir cada vez mas y mas.
-Ahora turnaros chicas, quiero follarme a las dos- les dije.
La tetona comenzó a chuparme la polla mientras la otra me follaba la cara. Yo lamía con todas mis fuerzas aquel coño sabroso. Sin darme cuenta la tetona dejó de comérmela y se la metió por el culo. Yo grité de placer ya que no me lo esperaba y al estar tan prieto el agujero empecé a notar que estaba a punto de correrme.
Mientras le comía el coño a una le estaba estrujando las tetas a la rubia que me estaba follando por el culo. No pude resistir mas y me corrí dentro de ella mientras ambas gemían de satisfacción.
-Dios mío chicas, sois increíbles. Ahora os voy a tener que dejar un rato solas. Aquí tenis un par de consoladores y esposas. Quiero que en mi ausencia no paréis de daros placer la una a la otra. Cuando venga tendréis un premio- les ordené mientras me vestía.
Aquello había sido alucinante. Jamás me había follado a dos tías a la vez. Sin embargo parecía que seguía necesitando sexo. Necesitaba mas morbo.
Salí de la habitación y anduve a lo largo del pasillo hasta que llegué al principio, donde todos podrían verme. No estaba seguro de si podría ordenar acciones a varias personas a la vez. No obstante me decidí a probar. No tenía nada que perder y mucho que ganar.
-Disculpen señoras y señores- dije por el megáfono.
-“Quiero que todas las mujeres se queden en ropa interior y que todos los hombres se levanten y se dirijan a la parte inferior del avión” ordené mentalmente mientras continuaba diciendo por el megáfono:
-A continuación vamos a proceder a servirles la comida- dije.
Al instante todos los hombres se levantaron y bajaron a la parte inferior del avión mientras las mujeres se comenzaron a desnudar. Cuando todas se quedaron en ropa interior mi mente perversa ya estaba maquinando mi siguiente plan.
Me giré para mirar a Miriam que me miraba con cara de asombro mientras continuaba pulsando el botón del control remoto del vibrador.
-Bienvenida a l vuelo del amor- le dije guiñándole un ojo.
Continuará…