Mis dias en prision 2

Luli conoce al director de prisión

MIS DIAS EN PRISION 2

DIA QUINCE

Era de tardecita cuando me avisaron que me llamaba a su oficina el director de la prisión, Al Sanpietri. Fui hacia allí medio desganado. llegué por el pasillo bien iluminado. toqué a la puerta y espere.

__¡Adelante!!__ grito una voz de dentro. Avancé. Me pare frente a un hombre sentado con el pelo gris. Pero tenía mucho cabello. Era de mediana edad. ya entrando en el declive de sus años. En el ancho escritorio había varias fotos de este hombre con una familia. Estaba parado en silencio frente a el que aún revisaba unas carpetas. Las dejo a un lado y levantó la vista por vez primera.

__¡Bien, bien!!__ dijo rascándose la cabeza. __Así que usted es…Luciano Araoz…__dijo

__¡Sí, señor!

__¿Luli?

__Así me llaman…

__¡Siéntate Luli!!__ dijo socarronamente. Corrí la silla y me senté en ella, cruzando los dedos. Sin saber todavía cual era el motivo del llamado.

__¡Señor!

__¡Sí!__ contestó Sanpietri

__¿Puedo preguntar?

__¡Claro!

__¿Porqué he sido llamado!¿He hecho algo mal?¡Voy a ser castigado?

__¡Bueno, cálmate, no has hecho nada grave Luli. Y eso de ser castigado, bueno veremos!!__ sonrió el hombre y se quitaba su saco dejándolo en el respaldo de su sillón. se puso de pie y rodeo el escritorio. Yo lo veía sonreír.

__¿Tu sabes porqué estas donde estas?

__¡No entiendo!__ conteste

__¿Si sabes porque estas en la celda con los negros?

__¡No, no lo sé!

__¡Aha, veo que no te lo han dicho!

__¡No y no he preguntado!!

__¡Ah Luli, Luli!...Resulta que tus amiguitos reventaron al otro que estaba allí

__¿Reventaron?

__¡Tu me entiendes!

__¡La verdad es que no!

__¡Con sus mangueras!

__¡Oh si claro!

__¿Has probado sus mangueras ya?

__¿Debo contestar?

__¡Sí, claro!__ dijo seriamente

__¡Y bueno…sí, sí las he probado!!

__¡Uff   y lo dices así!!__ dice y se quita la corbata, arremangándose su camisa. Se paro detrás de mi.

__¿Por eso voy a hacer castigado?¿No era que aquí éramos libres?

__¡No te alarmes!¡Nadie va a castigarte por coger!¡Solo te advierto, pero parece que ya conoces a estos chicos!!

__¡Son buena gente señor!!

__Sí…con unos buenos cipotes!¿Y a ti te gustan?

__¡Bueno, claro!!__ dijo con cierta timidez

__¡Ten cuidado cuando salga Pedazo de su encierro!¡No se te ocurra decir que ya has estado con los otros chicos!¡Sería problemático!

__¡Ya me lo han advertido!

__¡Bien, bien, entonces ven conmigo!

__¡Adonde?

__¡Quiero ver algo, ven!__ no había advertido que allí cerca había una puerta. Al Sanpietri la abrió. Lo seguí a distancia.  Apareció una habitación con una enorme cama bien tendida. El director cerró la puerta. Se paró al borde de la misma.

__¡Bien, bien Luli, quítate la ropa quiero verte!

__¡Señor!

__¡Hazlo!__ dijo duramente. Mis ropas cayeron rápidamente. Al me miraba. Se relamía. Sus narices se inflamaban.

__¡Tal como me lo habían dicho, sin un pelito!__ apenas suspiraba normal. Se agitaba a cada segundo. sus pantalones cayeron. Su camisa voló por los aires. El enorme tronco apareció ante mi. Ya estaba duro. Saltaba con vida propia.

__¡Ven al borde y apóyate de rodillas!!__ me acerqué a la cama y apoye mis rodillas. Sacaba mi culo hacia donde el estaba. Sentí sus dedos rozando mis nalgas. La corriente eléctrica me llegó a mi espalda. A todo mi cuerpo que estaba en llamas.

Sentí la mano golpeando levemente. Aullé ronroneando. Me lamí los labios y el me vio.

__¡Oh zorrita!¿Te gusta?

__¡Claro papi!__ dije yo. Vino otro chirlo y enseguida acarició mi enrojecida nalga. Luego hundió un dedo en mi anillo dorado. Suspiré hondamente. Pellizco mis nalgas, las acarició. Luego sentí su lengua perdiéndose en mi orto agradecido. Empezó a chupar. Mi verga creció en punta.

Su lengua viboreo en mi anillo. Se hundía en el. Gozando como loco le rogué que me cogiera en el instante.

Sentí sus manos en mi cadera y la cabeza de su porongón se apoyo en mi entrada. luego hizo un poco de fuerza. Entró. Gemí. Entró otro poco. Sus huevos golpearon con mis nalgas. Bombeó despacio. Luego en un arranqué de  pasión aceleró. Sus manos se aferraban fuertemente a mis caderas. El jadeaba. mordía mis orejas. Acariciaba mi pija dura. Mi leche saltaba en sus dedos. El se doblaba. Se apoyaba en mi espalda. Gruñía y largaba sus fluidos en mi interior. Caíamos los dos sobre la cama definitivamente. El sobre mi. Sin sacar su garrote de mi túnel baboso.

__¡Oh eres una perdición!¡Tu culo es maravilloso!__ mientras hablaba así me chupaba el cuello. Me mordía. Me besaba muy caliente y alzado. Había perdido toda conducta. Parecía cualquier viejo baboso que había conocido en cualquier esquina de la ciudad. Todo el lugar era un incendio.

Salió de mi ojete chorreando con su manguerón. Me coloqué sobre la almohada. Recostado como estaba llegó hasta mi y tomando mi rostro nos besamos alocadamente. Nuestras lenguas hacían figuras. Ruidosamente nos chupábamos sin detener nuestra marcha loca.

__¡Debo hacer una llamada!!__ dijo de pronto Al Sanpietri y levantándose se perdió de la habitación. Yo me acomodé mejor. Con la espalda apoyada en el respaldar de la cama ancha y cómoda. Notaba como la leche caía como una canilla abierta. Eso me calentaba mucho más. Mi verga se estaba levantando sin tocarla.

__He llamado a mi casa. Está noche debo trabajar aquí. Ha surgido un problema__ dijo Al.

__¡No sabía que estabas tan ocupado!!__ comenté riendo.

Se recostó a mi lado y acarició mis erectas tetillas. Las manoseó. Busco otra vez mi boca y nos fundimos en otros besos húmedos. Atrapo mi verga levantada y dura.

__¡Veo que te gusta esto!!__ dijo al besarme.

__¿Como lo has notado?__ suspiré gimiendo. Luego se hundió entre las sábanas y con su boca empezó a comer mi pija. La saboreaba gustoso. Gemía devorando. desquiciada mente con sus dedos hurgaba mi hoyo abierto. Me cogía fuertemente con los dedos. Mamaba mi pene. Estaba muy concentrado en el. Arrancaba gemidos de mi interior voluptuoso. La dejo. Se corrió a un costado. Me besó el pecho. Vi que su porongón había vuelto a crecer.

__¡Siéntate lentamente!!__ como estaba abrí mis piernas y mis nalgas. Se las ofrecí. Hundió la daga fácilmente. Grito de placer. Yo gemí también mordiendo mis labios. Mi verga estaba dura como mármol. Lo jineteaba a gusto. Subía y bajaba del caño hinchado y grueso.

__¡Uhh que hermoso culito tiene Luli!¡¡Eres una perra!!__

__¡Coge a tu perra entonces, cógeme, papi, eres mi macho, siii anda!!__ le decía mientras lo cabalgaba sin piedad. Sabía que estaba haciendo esfuerzos descomunales por no llenar mi ojete otra vez.

Mientras acababa otra vez me prometía que nada me pasaría en esa prisión. Que sería su protegido. Que nada me faltaría. Mi leche en tanto también saltaba por todos lados. Su estaca permanecía enterrada en mi. No me movía. El acariciaba mi espalda. Me besaba. En tanto le acariciaba muy suave las bolas. Eso le provocaba que la vergota se le tensara y yo lo notaba. Era una dulce tortura.

No me dejo ir hasta entrada la madrugada. Antes de irme tuve que chuparle el culo y la poronga hasta hacerlo regarme la boca. Tragué su leche. Me di una ducha y salí del lugar.-