Mis comienzos
De como un joven adolescente se pajea espiando a su hermano
En unas vacaciones que volví al pueblo quedé con unos antiguos compañeros de instituto. Llevaba más de diez años sin aparecer por mi ciudad natal y la verdad era que la echaba de menos sobre todo las juergas que me había corrido cuando era más joven. Tenía curiosidad de saber cómo habían ido las cosas para mis amigos y que curso habían seguido mis rolletes de instituto y alguna media novia que había dejado atrás.
No era un estado de nostalgia lo que realmente me embargaba sino más bien el hecho que todo aquello representó mi despertar sexual y el nacimiento del pervertido que hoy era.
Me había quedado en la casa de mis Padres que hoy pertenecía a mi Hermana por un tema de herencia que nunca me convenció pero eso era otro tema.
En fin el hecho de estar en aquella casa y quedarme a dormir en mi antigua habitación era un aliciente mental para recordar mis primeras pajas llevado por una calenturienta imaginación de adolescente y también por qué no decirlo por la afición que cogí de espiar a mi Hermana con mi cuñado cuando eran novios y se escondían en el sótano para hacer sus guarradas. Aunque en esa fase vouyeristica de quien más me acordaba era de mi Hermano Ismael que era todo un latín lover y más de una vez llevaba su rolletes a un picadero improvisado en el garaje donde guardábamos las motos.
Mi Hermano Ismael, como ya dije, era un tío guapo alto y con porte atlético y con una labia que le servía para llevarse al huerto a toda mujer que se le pusiera a tiro. Yo sin embargo era paliducho, delgado y en otras palabras poco atractivo para las mujeres. Por esa situación personal y debido a casualidades de la vida me aproveché del talante sexual que mi Hermano Ismael prodigaba.
La primera vez que lo espié fue por accidente ya que me encontraba escondido en el garaje, detrás de una estantería, pajeandome a placer mientras contemplaba unas revistas porno. En aquella época tenía difícil acceso a internet y más aún al porno del que hoy rebosaba en la red. Así que había que echarle imaginación y aprovechar las viejas revistas eróticas muy manoseadas y pegajosas.
Como iba diciendo estaba en mi afanosa paja cuando de repente la puerta del garaje se abrió, fue un sobresalto ya que no esperaba a esa hora de la tarde a nadie, ya que mis Padres estaban trabajando y mi Hermano no solía volver hasta por la noche. Con el sobresalto sólo atiné a resguardarme para que no me pillaran pelándomela. Pasado ese segundo de estupor y miedo pude apreciar que era Ismael el que entraba con la moto, pensé en salir con alguna excusa tonta pero una voz femenina que no conocía empezó a decir algo en voz baja, mi Hermano le contestó algo, pero apenas pude oír nada ya que delataría mi presencia. Tras un leve cuchicheo sólo oía moverse cosas de un lado para otro seguido de un leve ruido de besos fogosos y descontrolados. Un rachear de mesa fue lo último que escuche antes de un gemido seco y desorbitado de la chica, después un rápido desabrochar de cinturones y pasados unos instantes la mesa empezó a bambolearse. Fue allí cuando ya no pude aguantar más y levante la cabeza para ver que estaban haciendo, y así pude contemplar cómo mi Hermano tenía tumbada a una escultural adolescente morena y la estaba empotrando desde atrás.
Los gemidos de la chica se hacían más intensos mezclándose con los bufidos de isma y el chapoteo de la polla hurgando en aquel coño chorreante. Me quedé petrificado y terriblemente excitado y con un polla al máximo de su dureza y dolor por la excitación. Afortunadamente reaccione rápido y me agaché sin ser visto. Los gemidos de aquella desconocida morena sea hacían más fuertes y más seguidos. Como pude empecé, a pesar de la postura en la que me encontraba, a acariciar mi pene frenéticamente alentado por los gritos de placer que divulgaba la chica a la que mi Hermano estaba taladrando con un ritmo acelerado y constante.
Después de la visión y el sonido envolvente de un orgasmo cercano de mi Hermano y la desconocida aullante hembra, mi paja era frenética, dolorosa, placentera y me encontraba cercano al climax al igual que mi vecina pareja de jodienda. Era cuestión de segundos que yo eyaculara y por los bufidos de Ismael él se hallaba en el mismo tema. La chica gemía cada vez más fuerte y más seguido. Cerré los ojos y en un par de movimientos de mi nerviosa mano imaginando que era yo el que follaba a lo perro a esa hermosa jaca, eyacule fuertemente llegando los chorros de semen a más de un metro y medio de distancia pegándose a la pared. Fue entonces cuando un gemido seco de Ismael y un ahogado suspiro de ella cuando supe que el polvo improvisado había llegado a su fin.
Permanecí en silencio, nervioso y aun excitado por la situación morbosa, oí levemente un abrochar de pantalones y ajuste de cinturón y tras un leve cuchicheo y una moto en marcha desaparecieron del garaje rápidos y fugaces. Seguí unos segundos recuperándome ya que sin proponérmelo había sido la mejor paja de mi corta vida sexual. Limpie aquel desaguisado como pude debido a mi nerviosismo y a que mi polla seguía erecta dificultando bastante el movimiento. Me fui para la habitación y allí me masturbe un par de veces más esa noche hasta quedarme dormido.
Más tarde esa misma noche, oí llegar a mi Hermano con la moto. Con un leve desveló y una sonrisa en los labios supe que gracias a él tendría el aliciente necesario para formarme en mi comienzo sexual. Pero eso lo dejo para otro día….