Mis colegas heteros y yo (1)
Una noche, con dos colegas heteros viendo una película, acabo chupándoles todo lo que me piden.
Era sábado por la noche, como de costumbre, nuestra pandilla de amigos solíamos salir los viernes, y dejábamos los sábados para un plan más tranquilito. El día anterior, había sido una buena noche, donde pillamos una buena borrachera, con lo cual amanecimos verdaderamente cansados el sábado.
Nos reunimos en casa de Nacho como siempre. Sus padres acostumbraban a salir casi todos los sábados y teníamos la casa para nosotros. El plan, también era el de siempre. Alquilamos una película, pedimos unas pizzas y poco más. Este sábado en particular, no era como los demás, pues tan solo fuimos tres ya que los demás estaban muy cansados y no quisieron salir. Fuimos: Nacho, Borja y yo.
Estábamos viendo la película de terror, y ya habíamos cenado cuando a Nacho paró la película para ir a mear y de paso traer unos vasos de refresco. Mientras estaba en el baño, me quedé observando a Borja. Hacia ya un par de años que me venía fijando en él. Tenía diecinueve años, uno más que Nacho y que yo. Era el más alto de los tres, era muy corpulento y tenia unas manos y unos pies bastante grandes. Tenía los ojos azulados y de cara resultaba bastante atractivo. Yo observaba como estaba tumbado en el sofá mientras se descalzaba y se quitaba los calcetines. Era costumbre en casa de Nacho descalzarnos y quedarnos sin calcetines, porque tenía parqué muy calentito y resultaba muy placentero para nuestros pies. Llevaba unos vaqueros y una sudadera roja. Mientras Nacho no venía, Borja cogió el mando de la televisión y empezó a zapear un poco. De repente se paró en un canal porno hetero. Lo dejó puesto y empezó a sonreír, mientras se retrepaba en el sofá.
-¿Qué haces cacho cerdo?- le pregunté entre risas.
-Jajaja, no me niegues que no pegaría ahora hacernos unos pajotes.
-¡que cerdo estas hecho! Jajaja, hombre la verdad es que no estaría mal, que yo tengo los huevos llenos.- no era la primera vez que me pajeaba en grupo con mis amigos, y era una situación que verdaderamente me encantaba, pues me pone muy cachondo verlos masturbándose a todos.
-Pues ahora cuando salga el Nacho del baño, se lo decimos a ver que le parece.
Nacho no tardó mucho en salir y vino con los vasos de refresco para los tres. Era el más bajito de los tres. Estaba muy delgado y tenía el pelo de punta siempre engominado. Pese a estar muy delgado y ser poquita cosa, siempre había destacado entre nuestra pandilla por ser el más dotado, cosa que yo había comprobado con mis propios ojos en una de nuestras muchas sesiones de pajotes conjunta. Como estaba por su casa, llevaba un chándal azul marino que solía llevar a menudo y también iba completamente descalzo.
-Oye Nachete, que vamos a dejar la peli para ahora después y nos hacemos unas pajas mientras ¿vale? Que el Jose y yo estamos to cachondos.
-Jajaja, y los putos sementales estos, ¿no podéis parar de pajearos?
-Cabrón, si tu eres el primero que estas dispuesto a enseñar tu cipote para dejarnos en evidencia- dijo Borja riéndose.
Nacho quitó la película y dejó el porno mientras se sentó entre Borja y yo. Tengo dieciocho años, soy un chico alto y estoy algo fibradillo, pero poca cosa, pues me gusta mucho jugar al fútbol y al tenis. Tengo el pelo negro y un piercing en la lengua. Cuando salimos de fiesta, suelo ser de los que mas liga del grupo, pero no lo aprovecho debido a mi orientación sexual.
La porno que estábamos viendo terminó y empezó una porno de lesbianas, donde se lo comían todo. A mi esa imagen no me pone nada desde luego, con lo cual me veía en un apuro y no conseguía empalmarme. Nacho ya estaba sobándose el paquete por encima del chándal, y se le marcaba perfectamente esa barra de la que presumía tanto. Borja se había desabrochado el vaquero y se restregaba la mano contra sus huevos tranquilamente. Con el simple hecho de mirarlos, se me puso dura rápidamente.
-Colega, que cachondísimo estoy- exclamé mientras me agarraba el rabo.
-Ven que te voy a ayudar-gritó Nacho entre risas y se me abalanzó encima. De tal manera que dejó su bulto en mi boca a posta. Mientras forcejeaba por liberarme, se me salió el pito de los calzoncillos y asomó toda la punta. Como no conseguía zafarme de Nacho, no lo dudé y le mordí con cuidado el tronco del rabo. Se quejó y dijo:
-Mariconazo, no me muerdas la polla jajaja. Seguro que te ha gustado y todo.
-Jaja, no lo dudes, me encanta el olor a semen que te huele. dije incorporándome cuando por fin me dejó de aprisionar.
-Oye, no hagáis mariconadas, que aunque seáis tíos, me habéis puestos- dijo Borja riéndose.
-Jajaja, si yo lo he pensado muchas veces, con lo colegas que somos, podríamos hacernos guarradas, para darnos placer, sin que se entere nadie.- dije sin pensar. Y creo que la cagué. Borja y Nacho se quedaron bastante pillados, en silencio.
-Colega, eso que acabas de decir, es una mariconada impresionante.- dijo Borja muy serio.
-¿Jose, es que a ti te molan las pollas o que?- me dijo Nacho mirándome con extrañeza.
-No a ver, no digo eso. Digo que podríamos hacernos cosas, sin mariconadas: masturbarnos unos a otros y cosas así. Ya que no mojamos apenas jeje.- solté esta pequeña broma, para relajar un poco el ambiente.
Ninguno de mis dos amigos dijo nada. Se quedaron pensativos. Verdaderamente, no se esperaban esa reacción por mi parte, y ya que la había cagado tanto, no me importaba terminar de cagarla.
-A ver, que no pasa nada tíos, si queréis, lo hago yo que no me importa.
-¿pajearnos?- preguntó Nacho.
-Si, bueno eso y lo que queráis. Es para que veáis que no pasa absolutamente nada.
-jajaja estas de coña Jose, ¿a que si?- dijo Borja aun sin creerse mis palabras.
-que no coño, que no me importa, os lo demuestro si queréis.
-A ver, venga, haznos algo. dijo Nacho en actitud un poco desafiante.
-Jajaja, así en frío no se que hacer
-Já, lo sabía, eres un bocas Jose.-dijo Nacho despectivamente.
-Joder que no, que lo digo en serio, algo así- extendí la mano y empecé a sobarle el paquete a Nacho por encima del chándal. Se le marcaba perfectamente, y la agarraba y la frotaba con suavidad. Mi amigo no hizo nada, simplemente mantuvo la boca abierta unos segundos para replicar, pero finalmente la cerró. Al cabo de unos segundos extendí la otra mano y comencé a frotarle el paquete a Borja. Pero como tenía los vaqueros, se levantó rápidamente sin decir nada y se los bajó completamente para facilitarme la maniobra.
Estuvimos así durante un par de minutos. Mis dos amigos sentados en el sofá y yo de rodillas en el suelo con cada mano restregándoles el paquete por encima de los calzoncillos y del chándal respectivamente. Me encantaba sentir algo tan caliente y latente entre mis manos, incluso el calzoncillo de Borja ya dejaba ver un surco de preliminar que estaba saliéndole de la punta.
Mientras los masturbaba, para ponerse más cómodo, mi amigo Nacho, apoyó sus pies en mis rodillas. El cabron tenía la planta de los pies muy fría y lo notaba a través de mis pantalones. Tenía unos dedos muy bonitos y un poquito de vello en el empeine. Me puso tan cachondo que dejé de sobarle su paquete y cogí su pie y empecé a acariciarlo.
-¿Qué haces tronco?
-Tienes unos pies to guapos tío- le dije mirando su pie desde todos los ángulos. Hacia tiempo que me venia obsesionando por los pies. Había visto un par de películas porno sobre esta temática y me ponía bastante la verdad. Sin decirle nada, comencé a pasar mi lengua por sus dedos. Al principio, mi colega dio un respingo y abrió la boca para protestar, pero se ve que debió gustarle bastante, porque rápidamente la volvió a cerrar junto con sus ojos.
Con la otra mano, seguía sobando la polla por encima de los calzoncillos a Borja, el cual no tardó en bajarse también los calzoncillos y ofrecerme directamente su nabo. Tenía muchísimos pelos el cabrón y los huevos muy gordos y colgantes. En cuanto al rabo era muy gorda, pero no demasiado larga, y estaba toda la punta mojada de precum.
-Oye Jose, que digo yo que ya que hemos llegado hasta aquí, podrías ser un buen colega y chupárnosla un rato jaja.- Dijo Borja, medio en broma, medio en serio.
-¿Te molaría que lo hiciese tío?-Dije yo picadamente, pasándome la lengua por los labios
-Jajaja joder, pues claro pero es una mariconada y se que no vas a querer hacerlo.
-Das demasiadas cosas por sentado capullo jeje.
-¿Oye, no nos estamos pasando tíos?- interrumpió Nacho retrepándose del sofá con su pie aun en mi poder.
-A ver, no creo que pase nada, somos colegas desde hace años, y solo estamos pasando un buen rato además mientras a Jose no le importa hacernos esto -respondió Borja mirándome de soslayo.
-A mi no me importa hacer esto, es más, me está encantando jaja- dije riéndome
-jajaja ¡pero porque tu eres un mariconazo y siempre lo has sido!- dijo Nacho volviéndose a tumbar en el sofá y dejando su pie en mis manos.
No dijimos nada más. Simplemente continuamos con la acción. Ya no lamía cuidadosamente los dedos de Nacho, me metía varios dedos a la vez y chupeteaba bien todo su pie. Estaba muy frío y eso me daba más morbo. Con la otra mano, comencé a pajear directamente a Borja llenándome los dedos del precum que soltaba el cabrón.
Al cabo de un rato, me saqué el pie de la boca y me tiré a por el rabo de Borja que se me antojaba desde hacía un rato. Al contrario que el pie de mi otro colega, este tenía la polla bien caliente. Mientras se la chupaba oía su respiración entre cortada y vi como cerraba los ojos. Nacho mientras me miraba, se quitó el pantalón del chándal y los calzoncillos. Y se quedó sentado en el sofá desnudo. Por fin me iba a comer ese rabo tan grande que siempre deseaba en nuestras pajas en grupo. La tenía morcillona y los huevos muy gordos y al contrario que Borja, estaba completamente depilado.
-Oye ¿y a mi no me vas a chupar el pie como a Nachete tío? Jaja- dijo Borja abriendo los ojos mientras yo le seguía chupando el cipote.
-jajaj os a molao eso ¿eh?
-jajaja me gustaría saber que se siente.
Dicho y hecho, me saqué su polla de la boca, y Borja se disponía a levantar el pie para dármelo, pero no le dejé, pues quería chupárselo mientras yo me arrodillaba en el suelo y se lo chupaba desde abajo.
-Eres bien puta ¿eh Jose?- dijo Borja bastante sorprendido
Mis colegas todavía no habían visto ni la mitad de lo que estaba dispuesto a hacer esa caliente noche de sábado.
Si os gusta, publicaré más partes de este relato. Un saludo y gracias por leerme.