Mis aventuras en el País Vasco 1

Cómo un cambio de trabajo me arregló la vida sexual (Madre/Hijo)

Hace dos meses me mudé a una ciudad del País Vasco por temas de trabajo, suponía un ascenso y mejores condiciones económicas.

El caso es que mi bloque era tranquilo y dado el aumento de sueldo, y que la situación de la empresa donde iba a trabajar me permitía ir a pie, pude alquilar un piso para mí, sin necesidad de compartirlo. Sólo había familias de padres mayores con hijos a punto de abandonar el "nido", o incluso de parejas ya de la tercera edad.

Eso hizo que me fijara en una chica, de unos veinticinco años. No estaba buenísima, pero tenía un algo especial (no sé si eran sus labios, sus manos al retirarse el pelo de la cara o sus ojos).

Por esa época no tenía novia y chateaba en foros porno, buscando también alguien con quien compartir los mismos deseos. Y cuando vivía en Madrid conocí en un site porno a una chica llamada Ainhoa. No todos nuestros gustos eran similares (aunque yo estaba mucho más salido que ella mis gustos eran menos hardcore que los de Ainhoa).

El caso es que en cuanto tuve la wifi instalada volví a contactar con ella para comentar mis fantasías y compartir links con vídeos X. Ainhoa me ponía muchísimo, una de las cosas que más me ponía era que ella tenía la fantasía de hacerlo con un perro....e imaginarla siendo follada con un perro mientras me la chupaba me la ponía muy dura, tanto que normalmente me pajeaba con esa imagen mental.

No me atrevía a decirla que me había mudado al País Vasco porque....¿y si en realidad no me gustaba?....¿y si cuando la viera ella se decepcionada conmigo?....no era lo mejor, pero pensar en ella de una forma platónica mantenía la magia de su erotismo.

Pasaron los días y cada vez me cruzaba más con los vecinos, los iba conocinendo y ellos a mí. Les ayudaba a subir la compra, les cedía el paso o les sujetaba la puerta del portal....y a aquella chica también.

Esa chica de mi bloque me empezó a gustar hasta hacerme a la idea de intentar presentarme directamente si la volvía a ver e intentar intercambiar algo de conversación, quería saber si tenía pareja. Sin embargo durante bastante tiempo no coincidimos o cuando lo hacíamos era con más vecinos en el bloque. Había un señor, Koldo, que parecía que estaba muy solo y en cuanto me veía me contaba todo lo que podía de cualquier cosa....por un lado me daba algo de pena, pero por otro me molestaba mucho porque no me permitía hablar con la vecina que me gustaba.

Ainhoa y yo seguíamos chateando pero me sentí algo culpable, por ella y por la chica del portal. Ainhoa era una especie de ser ficticio (de hecho, hasta que no tuviera confirmación, podía ser desde una abuela hasta un transexual con ganas de desfogarse igual que yo), pero la chica del portal era real y me estaba gustando mucho. Por otro lado es posible que Ainhoa fuera sincera desde el principio y yo, no es que la engañara, pero me sentía como si lo hiciera, le dije que mi nombre real no era ese, le di uno ficticio, aunque la advertí de eso.

Finalmente, un día coincidí con la chica a solas y me pude presentar:

  • Hola, perdona nos hemos visto muchas veces y no me he presentado, soy Ángel.

  • Ah, hola, yo soy Ainara -dijo ella mirando al suelo

  • Encantado Ainara. Me vas a perdonar ser tan directo pero, llevo poco tiempo aquí y soy de fuera, no conozco nada....y en el trabajo son bastante más mayores que yo. ¿Te importaría que me uniera a tu grupo de amigos...-

  • Mi cuadrilla - dijo ella - aquí al grupo de amigos se les llama cuadrilla, aunque suele ser muy cerrado.

  • oh, vaya, disculpa entonces.

  • jajaja - rio - no te preocupes, ya haré yo algo para que puedas venirte. Nos vemos, ¡agur!

  • ¡Hasta lue....digo....agur!- pude responder mientras Ainara entraba en su casa.

La verdad es que estaba muy emocionado, me había lanzado y tuve suerte. Ahora sólo tenía que esperar que ella llamara a mi puerta......bueno, lo de sólo parecía que era algo fácil. ¡A mí las esperas se me dan fatal. Y así me pasó que estuve durante 4 días en el salón de mi casa mirando a la puerta esperando a que llamara.

Un miércoles por la tarde Ainara subió a mi casa a decirme que saldríamos el siguiente jueves. Y así fue. El camino hacia donde habíamos quedado me sirvió para darme cuenta de que Ainara me gustaba mucho, la forma de recogerse el pelo detrás de la oreja, la forma de sonreir y de reirse, su entonación (acento)... me gustaba mucho. Cuando llegamos me presentó a su cuadrilla, gente muy maja aunque, eso sí, cumplía con los típicos requisitos de un grupo de amigos: había un listillo, el tonto bueno, la chica mala, el bruto noblote, el guaperas....todos los clichés de todas las cuadrillas lo tenía esta. La noche la pasé muy bien, muchas risas y mucho baile. Pero con cierto distanciamiento por parte de Ainara, lógicamente, ella estaba entre sus amigos.

Así pasaron varias quedadas y fuimos cogiendo mucha amistad. Tanta que un día se atrevió a pedirme un favor:

  • Ángel, ¿te podrías quedar con mi hermano pequeño mañana? Tenemos que ir la familia a un tema que no queremos que venga.

  • Vaya Ainara, tal y como lo dices parece algo serio, espero que no sea malo.

  • No te preocupes, son cosas que pasan, gracias. A mi hermano le gusta la Play, así que no te aburrirás.

  • Jajaja, vale Ainara, a ¿qué hora voy a tu casa?

Me citó a las 20:00. Nos despedimos y al día siguiente acudí a la hora sin retraso. Unai, que es como se llama el chavalín, moreno, delgado (no parecía el hijo del grandote que tenía como padre, con antebrazos como mis muslos que se unían a las manos sin que se distinguiese una muñeca), algo nervioso, pero no parecía mala persona. Los padres de Ainara, que me los había cruzado en alguna ocasión, eran una de esas parejas que llaman la atención. El padre, Txomin, parecía un levantador de piedras como decía antes, con tez blanca pero los mofletes sonrosados, como buen vasco. Manos grandes y palabras directas, pero sinceras y positivas, se le notaba un gran hombre. Ella, Txeru, se notaba que era una mujer muy cuidada que podría ser una MILF en condiciones, si no vistiera con ropas muy anchas y como si viviera en el siglo pasado. La piel la tenía tersa, pelo largo y teñido y tenía un buen par de tetas que intentaba disimular con blusas anchas....pero de las que te dabas cuenta a poco que la mirars dos veces. Tenía un lunar grande en el cuello, muy distinguible, pero aparte de ese detalle, de moza seguro que era toda una rompecorazones (y rompebraguetas).

Me explicaron dónde estaban las cosas en la casa, que la cena sólo había que calentarla en el microondas y la hora aproximada de vuelta. Besos y abrazos a Unai, avisos para que se portara bien y se marcharon.

Ya solos, Unai me propuso jugar a la Play, así que ahí fuimos. El chaval la domina de escándalo y, en más de una ocasión, me venció sin despeinarse mucho, la verdad es que nos lo pasamos muy bien y estuvimos hablando toda la tarde. Se le notaba buen fondo, aunque tenía mucha picardía.

Después de un par de horas, paramos para estirar los brazos, cenar y descansar la vista. Estaba preparando las cosas, cuando oigo gemidos....me voy al salón y veo que Unai está mirando porno en el ordenador:

  • Hey "legun", apaga eso que sino tu "amatxo" me va a matar.

  • ¡Bah, no seas muermo! Si seguro que te mola ver cómo me follo a mi madre.

  • ¡Qué dices chala'o! - le digo sosteniendo una carcajada - Venga, apaga eso que me buscas la ruina.

  • ¿No me crees? Mira, te eneseño.

Me acerqué al ordenador y me fue enseñando detalles de la casa, las tetazas de la protagonista del vídeo y la prueba definitiva, el lunar.

La escena empezaba con él colocando el móvil (o la cámara Gopro, no sé con qué lo grabó ni se lo pregunté), en una esquina entre unos tiestos, de tal forma que tomaba la vista de toda la pieza. Unai (que tenía la cara emborronada por algún efecto que habría añadido luego) llamaba, ya en pelotas y con una erección del 10, a su madre. Y, por cierto, qué herramienta gastaba ya el infante....debe de ser que lo que no le fue en antebrazos como a su padre, se le fue a su entepierna.

Txeru entró al salón con ropa de estar en casa y un delantal, y al ver a su hijo así le espetó:

  • ¡Pero si te acabo de hacer una paja en el baño ahora!

  • Ya amatxo, pero me apetece hacerlo - respondió Unai, meneando el mástil alardeándose de sus ganas.

  • ¡Ay "son", me tenéis frita en esta casa, no hago más que chupar y ....y ....lo otro! Espera, que se me quema el guiso, lo apago y ahora vengo.

Ahí hubo un corte (Unai  ya sabe mucho más de postproducción que yo), supongo que para eliminar el tiemo de espera. Y la escena retoma con su madre entrando en el salón y desnudándose, rápidamente sin generar espectáculo, dejando la ropa doblada encima de una cómoda. Menudo cuerpazo tiene la madre de Ainara y de Unai. Las tetas eran enormes y, curiosamente, no las tenía muy caídas. Tenía una cicatriz debajo del ombligo (supongo que alguno de los dos, o los dos, nacieron por cesarea), y el coño lo tenía depilado. Algo de tripilla tenía, y algo de caderas, pero lo justo para saber que es el cuerpo voluptuoso de una mujer.

Según terminó de quitarse la ropa Unai la invitó, magreándole las tetas, a sentarse en un sofá con las piernas abiertas y el chiquillo comenzó un cunilingus que, según los jadeos de su madre, se notaba que lo estaba disfrutando. Unai dejó de amasarle las tetas para utilizar sus manos y acompañar a su lengua en las cavidades de su madre. Ella aprovechó entonces para agarrar sus pechos y darse placer al tiempo que su vástago la hacía acercarse al climax.

El arqueo de espalda, el alarido de placer y el temblor en las piernas de Txeru, marcaron un orgasmo que, si fue fingido, habrían engañado hasta a un polígrafo de la CIA.

Una vez Txeru recobró el aliento hizo a Unai intecambiar la posición, estando ella de rodillas delante de él quien estaba sentado en el sofá. A Txeru se le notó voracidad a la hora de llevarse la polla de su hijo a la boca. Ni siquiera empezó despacio para ir aumentando la velocidad, casi a la segunda chupada se llevó la polla a la garganta sacándole a Unai unos fuertes gemidos con demandas de que continuara.

Al poco rato, ella se levantó y le dijo:

  • Levanta son, que me has puesto a tope, ¡métemela, "etorri"! - Le ordena ella mientras se pone a cuatro en el sofá

  • ¡Ay va amatxo!

Y diciendo esto Unai se la clava sin cautela y comienza unas embestidas que ríete tú de Nacho Vidal. Su madre jadeando y disfrutando y el hijo agarrando el trasero, redondo y robusto, de su madre con cada empujón. Unas cuantas sacudidas y Unai advierte:

  • ¡Espera amatxo que si sigo así me voy a correr ya! - Y reduce el ritmo a un movimiento muy suave de entrada y salida.

  • ¡No pares son, que me voy a correr enseguida, no pares! - Le pide ella, casi implorando por un orgasmo

  • A ver así - El saca su polla, mete tres dedos y sigue a toda velocidad entrando y saliendo de su madre.

Ella vuelve a jadear anunciando otra corrida que no se hace esperar mucho, con más convulsiones y temblores. Txeru le agarra la mano a Unai para que no siga mientras disfruta de ese climax.

  • Amatxo - dice Unai, como aventurando que va a hacer una petición que nos erá atendida - anda, déjame metértela por el culo.

  • Ay hijo sí, ahora sí, que estoy ardiendo, fóllamelo.

  • ¡Vamooos! - Gritó contento Unai. En el fondo era un chaval.

Txeru se tumbó boca arriba en el sofá y, abriendo mucho las piernas (pero mucho es mucho, mucha flexibilidad tiene esa mujer), salivó sus propios dedos que utilizó para dilatar su esfinter y llamó a Unai, pocos segundos después, a que le penetrara.

En esta ocasión Unai fue más precavido, entrando lentamente vigilando los gestos faciales de su madre y así comenzó su movimiento, que paulatinamente a medida que ella iba disfrutando fue acelerando y arremetiendo con más fuerza.

Unai asía las tetas de su madre mientras se la follaba analmente y ella se metía los dedos en su encharcado coño. Los dos jadeaban muy alto, casi chillaban de placer. Y unos minutos después Unai ya no aguantó más y dijo:

  • ¡Amatxo, me corro en tu culo!

-¡Si hijo sí, córrete pero no la saques!

Y mientras él daba sus últimas embestidas desacompasadas, Txeru se frotaba el coño y el clítoris para alcanzar su último orgasmo, al menos, en ese vídeo.

TINK....sonó el horno, que me sacó del embobamiento con el que estaba mirando esas imagenes. Se me debió quedar cara de imbécil porque Unai me dijo:

  • ¡A que estoy chetao'!

-¿Qué? - Pregunté yo con una cara similar a cuando crees que has visto un OVNI.

  • Digo que lo hago bien, a que sí.

  • Pero.....cómo es que.....tú....y......pero .....estaba - Seguía como alucinado. Tenía muchas preguntas y me habían asaltado todas a la vez. ¿Cuándo empezó eso, quién lo empezó, cómo su madre le hacía esas cosas, quién más lo sabía.....?

  • Bueno, a mí mi amatxo me gusta, me la chupa que te cagas.

  • ¡Eh, un respeto lagun, que es tu amatxo!

  • Vale, sí, perdona. Pero yo a la que me quiero tirar de verdad es a mi "arreba".

  • ¿A tu hermana, a Ainara? Pero Unai, lagun, estás salidísimo - Y según le dije eso se empezó a reir. Me contagió la risa.

Yo también quería tirarme a Ainara, pero, coño, yo no era su hermano.

  • ¿Tu piensas que porque tu madre te haga eso, que no sé ni cómo habéis llegado ahí, te lo va a hacer tu hermana? Pues estás apañado.

  • Estoy seguro de que sí. Si mi madre se la fo... se lo hace a ella también, es que Ainara seguro que lo haría conmigo.

  • ¡Espera, espera, espera! ¿Qué? ¿Que tu madre y Ainara también......? - Yo ya no daba crédito a nada.

  • Sí mira.

Y según me contestaba comenzó a buscar en las carpetas de su ordenador un vídeo, al que clickó. En esta ocasión el video era más furtivo, entre la puerta y el marco, mientras alguien se estaba duchando en el cuarto de baño....dos cuerpos femeninos que se fundían en un beso, el de Ainara y su madre.

(CONTINUARA)