Mis aventuras de adolescente V

Ultimo día de fiesta. Vuelve Julio. ¿Acabaremos bien las fiestas o se convertirá en el peor día de mi vida?

Una vez conseguimos calmarnos se levantó de encima de mí dándome un beso.

-               Buah… ¡Madre mía!

-               Me has hecho daño, ¿sabes? -le recrimine buscando mi ropa por el suelo.

Me rodeo por detrás, lamiendo mi cuello.

-               Pues yo no te he visto muy disgustada al final… -susurro en mi oído.

Me ruborice.

-               Ya bueno… pero para la próxima vez sé más delicado…

Me dio la vuelta topándome con una sonrisa maliciosa.

¿Va a haber una segunda vez?

-               Eh… bueno… yo…

Miré hacia otro lado y me aparté de él, oyendo como soltaba una carcajada. Nos vestimos con alguna mirada furtiva entre medias. Víctor se sentía feliz y cada vez que me pillaba mirándole su sonrisa se ensanchaba más.

Una vez preparados volvimos al parque. Ya se había terminado el “concierto” y mis amigas me esperaban en la puerta hablando con los amigos de Víctor, y como no Lucas se encontraba en ese grupo.

-               ¡Hombreee! ¡Al fin! Ya pensábamos que te habían abducido -gritó Carla riendo nada más verme.

Le lancé una mirada furibunda y desvié mi vista hacia Lucas.

-               Hola Sam -saludo serio observando a Víctor detrás de mí.

-               Eh… hola…

Quería que me tragara la tierra en ese mismo momento. Sentía mis mejillas arder y estoy completamente segura de que si hubiera querido podría haber freído huevos en mi cara.

Después de un minuto de silencio por nuestra parte, nos despedimos alejándonos de ellos.

-               Al menos te lo has pasado bien, ¿no? -pregunto Carla poniéndome una mano en el hombro.

No pude por menos que suspirar rodando los ojos.

En menuda me estaba metiendo.

Lo que resto de la noche, pasó sin pena ni gloria, volvimos al “picante” y después de mucho baile, risas y bromas nos fuimos a casa casi cuando estaba amaneciendo.

Al menos no les había vuelto a ver.

Sabía que Lucas y yo no teníamos nada, pero aun así me sentía culpable por liarme con un amigo suyo.

Cuando desperté al día siguiente me fui directa a la ducha para quitarme el olor a alcohol y humo que se había incrustado en mi piel durante la noche y empecé a sentirme más persona.

Era el último día de las fiestas y lo único que quería era no liarla más o mejor dicho no liarme más con nadie.

Como el fin de las fiestas estaba cerca, el ayuntamiento había contratado a un grupo de chicos que iban a hacer un espectáculo pirotécnico, por lo que habían tapado todas las ventanas de los comercios y de algunas casas, por si acaso sufrían algún imperfecto.

Todos los años hacían lo mismo y yo lo disfrutaba como una niña chica. Me tapaba hasta las orejas y en cuanto veía una chispa, ahí que iba yo a bailar y cantar. Por supuesto que ese año no iba a ser diferente, así que estuve casi toda la tarde preparando la ropa que me iba a poner, que no iba a ser otra que un mono de trabajo de la época en que mi padre trabajaba de albañil, unas gafas de soldar, un gorro y deportivas.

-pensé sonriendo una vez puse todo el conjunto encima de la cama.

Me coloque mi indumentaria y fui a casa de Carla. Era la única que se animaba a meterse dentro de las chispas, Clara y Lorena preferían hacer fotos desde lejos, por lo que ya nos juntaríamos cuando se terminara el espectáculo.

Nada más llegar a la plaza me coloque bien las gafas y agarre de la mano a Carla.

Nos miramos.

Teníamos la misma cara de ilusión que cuando abríamos los regalos en Navidad. Las demás decían que estábamos locas por meternos ahí, pero la adrenalina que sentía yo mientras saltaba en medio del fuego era impagable.

De repente se apagaron todas las farolas quedando el lugar en completa oscuridad.

-              ¡YA EMPIEZA! ¡YA EMPIEZA! -grito Carla apretando mi mano.

-              ¡Por dios! ¡Que me vas a dejar sin mano!

-              ¡Tía! ¡Tía! ¡QUE EMPIEZA!

Definitivamente estaba histérica.

Un sonido de tambores nos hizo girar rápidamente la cabeza. Un hombre vestido completamente de negro se acercaba a nosotras con lo que parecía varias tubos con mechas saliendo del tambor, el cual estaba forrado con una especie de tela.

-              ¡AHHHHHH!

Solo me dio tiempo a dar un pequeño salto cuando sentí miles de chispas de color anaranjado rodeando mis pies. Empezamos a saltar y bailar, mientras el hombre nos rodeaba sin dejar de expulsar chispas por el tambor. A su vez se le empezó a unir otro con una guitarra eléctrica.

En menos de un minuto estábamos rodeadas por miles de chispas que caían de todas las direcciones, incluso llegaba a sentir pequeños impactos en la cabeza.

Alce la vista y la plaza había sido rodeada por un montón de cuerdas de las que tendían petardos. Realmente era un espectáculo digno de ver. Las chispas habían adquirido distintas tonalidades y parecía un arco iris de fuego.

Comenzamos a movernos por toda la plaza mientras no parábamos de gritar y bailar.

Sin duda el último día de las fiestas era el mejor.

El espectáculo duró una hora. Una hora en la que disfrutamos como si fuera a acabarse el mundo y que cuando termino no pudimos por menos que echarnos a reír mientras nos quitábamos entre sudores el gorro y las gafas.

-              ¡Te lo juro tía!. Cada año se superan -afirmo Carla mientras caminábamos hasta mi casa.

-              ¡Ya lo creo! No se porque éstas nunca quieren meterse con nosotras.

-              Ellas se lo pierden. Por cierto… ¿Qué tal ayer con Víctor?

Me sonroje al instante.

-              ¡No jodas! -grito agarrándome de los hombros, parándome en medio de la calle

-              ¿Que…? -pregunte evitando su mirada.

-              ¿En serio que te le has tirado? -no respondí- ¡Oh por dios! ¡No me lo puedo creer!

-              Yo no he dicho nada…

-              No ha hecho falta… ni que no te conociera… -dijo soltándome con una sonrisa.- Pues sabes lo que te digo… que ole tú. Ya tienes quien te limpie las telarañas

Solté una carcajada.

-              ¡Estás loca, tía!

Llegamos a casa y nos cambiamos de ropa. Yo me puse unos pantalones cortos con una camiseta con el nombre de la peña de tirantes y mis vans que siempre me acompañaban. Le deje unos pantalones a Carla y ya estábamos listas para buscar a las demás.

¡Empezaba la fiesta!

Como no, nos las encontramos en el local, pero cual fue mi sorpresa que también estaban Julio y dos amigos suyos.

-              ¡Hombreee! Pero mira quien esta aquí… ¡La alegría de la fiesta!

-              Hola Julio -gruñí pasando por su lado.

Sentí como me agarraba del brazo arrimándome a él.

-              Venga mujer… ¿no me vas a dar ni un beso de bienvenida?

-               Que te lo de Lorena.-murmure entre dientes soltándome de él.

-              No has cambiado, ¿eh? Estas hecha una amargada…

-              ¡Y tu un gilipollas!

-              Venga, venga… tengamos la fiesta en paz, ¿si? -dijo Lorena apareciendo por mi derecha.

-              Pues que no venga diciendo bobadas…

Fui a ponerme una copa sin dejar de mirar a Julio. Éste no apartaba su vista de mí con una sonrisa maliciosa en la cara.

¡No soportaba a ese chulo!

No podía entender que había visto Lorena en él, como para que aguantara sus gilipolleces.

Sus amigos igual de chulos que él intentaron ligar con Clara y Carla, las cuales enseguida captaron sus intenciones y les dieron calabazas antes de que llegaran a pronunciar una frase completa.

Se acercaron a mí lanzándoles una mirada asesina.

-              ¡Menudo payasos!

-              Sois vosotras quienes les habéis invitado.-le dije a Clara

-              ¡Eh! ¡Eh! Que yo no he hecho nada. Cuando me he querido dar cuenta ya habían entrado.

-              Pues a ver si se van rápido que me cortan todo el rollo… -murmuró Carla dándole un sorbo a la copa.

-              ¡Venga Chicas! Dejar de cotillear y venir aquí… ¡Vamos a empezar bien la fiesta! -grito Julio desde una esquina

-              No estoy lo suficientemente borracha para eso.-repliqué cruzándome de brazos.

Fui al baño dejando a mis amigas criticando a los amigos de Julio. Esperaba que se fueran pronto porque se me había bajado toda la adrenalina y alegría que había sentido en la plaza.

Salí del baño dándome de bruces con Julio.

-              ¿Pero que coño te pas…

No me dio tiempo a terminar la frase que Julio se abalanzó encima de mi metiéndome en el baño de nuevo.

-              ¡Dios! Como me pones guarra… -susurro empotrándome contra la pared.

Intenté quejarme por el golpe recibido, pero enseguida me puso una mano en la boca.

-              Shhhh… no hagas ruido.

Hice fuerza para separarme de él, pero tenía mucha más fuerza que yo. Alce el brazo para pegarle, pero me cogió la mano poniéndomela encima de la cabeza.

-              Mmm… encima peleona… como me pones…

Separo mis piernas con las suyas arrimando su cuerpo al mío.

Le mire a los ojos. Tenía una mirada de loco que estaba empezando a asustarme.

-              Te voy a soltar la mano, ¿vale? Pero te juro que como intentes pegarme te vas a arrepentir. -susurro acercando su cara a la mía.- Vas a ser buena chica, ¿verdad? ¿VERDAD? -gritó abriendo los ojos como platos.

Asentí rápidamente.

Note como soltaba mi mano lentamente sin parar de mirarme.

-              ¿Sabes? Desde que me rechazaste no he podido parar de pensar en ti… ¡Como me pones, guarra! Pero hoy no te me escapas… ni te haces una idea de lo que tuve que contenerme para no follarte en Paris…

Pellizco mi pezón, retorciéndolo con saña.

Grite de dolor.

Julio se lamió el labio viéndome sufrir.

-pensé mirándole con odio.

-              No me mires así Sam. Se que tu también estabas deseando esto. Por mucho que quisieras aparentar estar con Lucas, yo se quien te pone de verdad… -le miré con confusión.- Venga… no te hagas la tonta. O es que acaso, ¿no has pensado miles de veces estar en el lugar de tu amiguita Lorena?

¿Pero que coño me estaba diciendo este imbécil?

En la vida he querido estar con él. Que me pusiera una vez cachonda mirándole no significa que me quisiera liar con él.

¡Ni muerta!

-              Mmmm…. -fue lo único que salió de mi boca.

-               Te voy a quitar la mano de la boca, ¿vale? No intentes nada raro….

Volví a asentir.

Lentamente fue desplazando su mano, rozándome el cuello. Se me puso la piel de gallina. Intente por todos los medios no cambiar mi cara y cuando la retiró del todo y vi esa sonrisa de prepotente no lo pude evitar.

Le solté un escupitajo en toda la cara. Aún hoy en día me asombro de la puntería que tuve, ya que le di en todo el ojo.

Julio se echó hacia atrás y yo aproveche para darle una patada en la entrepierna con todas mis fuerzas.

Ni siquiera gritó. Simplemente se le puso la cara blanca y los ojos en blanco para finalmente caer al suelo de rodillas.

-              Escúchame bien gilipollas. -gruñí acercándome a su cara.- En la vida me has gustado y me vas a gustar. ¡Nunca estaría con una rata como tú!

Y con esas salí del baño corriendo. Al llegar a donde estaban mis amigas, me miraron sin entender. Como pude les explique lo que había pasado sin entrar en detalles.

No quería que Lorena se sintiera peor por lo que me había dicho.

La vi levantarse sin apenas cambiar el gesto de la cara y antes de que diera cuenta estaba echando a patadas a Julio y sus amigos amenazando con ir a policía y contarlo todo si no se largaban.

Una vez cruzaron la puerta intenté acercarme a ella, pero me rechazo diciendo que se tenía que ir.

-              ¡ESPERA, LORENA!

-              Déjala. -dijo Carla poniendo una mano en mi hombro. Baje la vista al suelo.- ¡No es culpa tuya! Es solo que necesita pensar las cosas, ¿vale?

Asentí.

No paraba de pensar como se habían llegado a torcer tanto las cosas en un solo día.

Mire a mis amigas preguntándolas sin hablar que debería hacer, pero ambas me esquivaban la mirada. Supongo que sin saber muy bien qué decir, quizás se sentían igual de culpables que yo por haber permitido que una cosa así llegara a pasar.

La verdad es que no me quería ni imaginar que hubiera podido pasar si no hubiera dejado KO  a Julio.

Aun así me sentía sucia y mis amigas sin pronunciar palabra tampoco ayudaban en gran medida.

¡Necesitaba salir de allí!

Le mande un mensaje a Víctor para quedar. En esos momentos era con la única persona con la que quería estar. Quería borrar todo rastro de Julio e iba a utilizar a Víctor para ello.

Ni siquiera las dije a mis amigas que me iba. Creo que lo entendieron por mi forma de irme, aunque realmente me daba igual. No aguantaba más esa situación.

Pensaba en Lorena y Julio y me daba asco a mi misma.

Víctor me contesto a los pocos minutos.

Nada más llegar a su local, entre como alma que lleva el diablo. Ni siquiera me fije si estaban sus amigos, en cuanto le vi en sentado en el sofá me abalance hacia él.

-              Sam… Sam… ¡Sam! -dijo alzando la voz apartándome de él.- Pero… ¿que te pas…

No deje que terminara la frase, volví a besarle como si no hubiera un mañana. Necesitaba sentirle y olvidarme de todo lo que había pasado.

Le agarre de la nuca profundizando el beso. Un pequeño mordisco en su labio inferior hizo que soltara un gruñido, pero se notaba que estaba más receptivo, ya que empezaba a devolverme el beso con más pasión.

Su mano se poso en mi pecho derecho. Coloque mi mano encima de la suya obligándole a imprimir más fuerza en el agarre.

Estaba completamente desatada.

Me separe de él y le empuje, cayendo contra el sofá.

-              ¡Madre mía Sam! Pero… ¿qué ha pasado?

-              Te necesito…

Fue lo único que pude decirle antes de comenzar a desnudarle. Le arrebate de un tirón los pantalones junto con los calzoncillos.

Ayudaron que eran tipo chándal.

Mire su polla lamiéndome los labios. Alce la vista y él me observaba con los ojos abiertos, aun sin creerse lo que estaba pasando, pero aun así excitado.

Empecé dándole pequeños besos cerca de la ingle, sin llegar a acercarme a su polla. Su olor mezcla de jabón, orines y alcohol me estaba volviendo loca.

Le di un pequeño beso al glande notando un líquido pegajoso que no pude por menos que saborear.

Era la primera vez que realizaba una mamada. Ni siquiera sabía si lo estaba haciendo bien o no, simplemente seguía los movimientos que había visto en alguna película porno.

Por su manera de gemir supuse que no lo estaba haciendo tan mal.

Rodee con mis labios su glande absorbiendo cual aspiradora el líquido que no paraba de manar de él.

-              Buuf…. mmm…

Víctor no paraba de jadear. Sentí una mano en mi cabeza invitándome a seguir. Abrí la boca metiéndomela. Intente llegar hasta el final, pero solo logré introducirme la mitad, enseguida me dio una arcada provocando que retrocediera hasta su capullo.

Víctor me agarro del pelo tirando sin llegar a hacerme daño. Volví a intentarlo de nuevo, pero cuando me dio una arcada Víctor impidió que me moviera.

-              Aggg….

-              Venga preciosa. ¡Tu puedes! ¡Vamos! -gruño haciendo que me introdujera unos centímetros más.

Le puse las manos en los muslos tratando de apartarle, pero tenía mucha más fuerza que yo. Empecé a lagrimear e incluso algunas babas salían por las comisuras de mi boca.

-              Vamos… solo un poco más…

Sentí como se introducía un poco más en mi garganta. Hice más fuerza para alejarme.

Me estaba poniendo roja y apenas podía respirar con normalidad.

Después de unos segundos más en esa posición me soltó de golpe, haciendo que de la fuerza cayera hacia atrás.

Tosí expulsando miles de babas, intentando recuperar el aire perdido.

-              ¡Joder! -susurre con apenas un hilo de voz.- Casi me ahogas… ¡Cabrón!

-               Me vas a decir que no lo has disfrutado… -dijo mirándome con una sonrisa maliciosa.

-              Ven aquí anda… ¡Me has puesto super cachondo!

Me agarro de los brazos alzándome hasta que quedar frente con frente. Me beso, si es que eso se puede llamar beso, porque básicamente me metió su lengua hasta el esófago saboreando sus fluidos en mi boca.

-              No sabes lo que has hecho… -murmuró cerca de mis labios.

De repente me dio la vuelta quedándose él encima de mi. Sin apenas darme cuenta me desnudo y agarró mis brazos poniéndolos encima de mi cabeza.

Volvió a besarme.

Fue bajando su cabeza dándome mordiscos en mi cuello, los cuales iba calmando pasando suavemente su lengua por ellos.

Gemí elevando mi cuerpo.

Besó mis pezones para luego mamar de ellos cual bebe alimentándose de su madre.

-              Mmmm…. ahhh…. -apenas me salía la voz del placer que estaba sintiendo.

-              ¿Quieres que pare?

-              Mmm…no…no… pares…

Elevó su cabeza mirándome fijamente.

Abrió mis piernas con su cuerpo y sin más comenzó a introducirse en mi lentamente. Jadee sintiendo toda su polla dentro.

La sentía acariciando mis paredes internas provocándome pequeños escalofríos por el cuerpo.

Era muy diferente a cuando lo habíamos hecho el día anterior. Apenas me había dolido, aunque estaba tan mojada que podría haberme metido la mano entera que la hubiera disfrutado igual.

Empezó a embestirme con rabia sin parar de observarme con esos ojos suyos. Soltó mis manos apretándome los pechos hasta el punto de sentir cierto dolor.

Aparte mi pelo de la cara sin dejar en ningún momento de gemir.

Me apasionaba esa forma de mirarme que tenía, como si fuera una cualquiera, pero a la vez con esa pasión descontrolada.

Se separó de mí sentándose en un lateral del sofá quitándose la camiseta en el proceso.

-              ¡Vamos! Cabálgame, nena.

Le hice caso. Separe mis piernas colocándome encima de él y con mi mano derecha volví a introducirme su polla hasta las entrañas.

-              Ahhh… ¡DIOS! ¡SIGUE!

Empecé a cabalgar cual amazona colocando mis brazos en sus hombros.

El ambiente comenzaba a cargarse con un olor a sexo y sudor que no hacía sino que ponerme más cachonda aun.

-              Eso es… eso es… -gimió dándome un azote en el culo

-              Más… más… dame más…

Volvió a pegarme una vez más y otra y otra. Yo no paraba de mover las caderas metiendo y sacando su polla de mi.

Sentía sus huevos golpeando mi culo sin parar.

-              Me voy… me voy a correr… ¡DIOS! ¡DIOS! ¡JODER!

Y según iba rellenándome con su semen me corrí como nunca me había corrido. Grité hasta quedarme sin voz sin parar de acariciar sus músculos. Víctor se retorcía como si le hubiera dado de lleno un rayo poniendo incluso los ojos en blanco.

Me separe de él notando su semen resbalando por mis muslos.

-              No nos hemos puesto condón… -jadee tocándome los pechos.

Víctor me miró y se le formo una pequeña sonrisa.

-              Bueno… en ese caso no hay razón para no repetirlo, ¿no?

Sonreí de vuelta acercándome a él, lamiendo su cuello.

-              No veo porque no… -susurre alzando mi cabeza a milímetros de sus labios.