Mis aventuras de adolescente II

Siguen mis aventuras siendo una adolescente. ¿Que pasara con Lucas?

-              Pero… yo pensaba que querías…

-              Si, si. Pero creo que no es el mejor momento ahora, ¿no?

-              Emm… no se… supongo que si.

La verdad es que me había cortado bastante el rollo. No entendía que podía haber pasado. Fue él el que me había besado.

Me separe y mire a Julio y Lorena, quienes seguían liándose como si no hubiera un mañana. Me estaban empezando a dar bastante envidia.

-              ¡Eh! ¡Mírame!

Gire mi cabeza topándome con sus ojos.

-              Se que ahora mismo ves a estos y te están dando un poco de envidia. Pero ya sabes… lo bueno se hace esperar.-asentí encogiéndome de hombros.-Es solo que creo que aquí no es el mejor momento, ¿vale?

Volví a asentir.

Seguía sin entenderlo.

Paris, la ciudad del amor.

No veía mejor momento ni lugar para perder la virginidad y más con el chico que me gusta, pero haría ese esfuerzo con tal de que Lucas estuviera contento. Por lo que dándole un ultimo beso me dirigí a mi habitación.

Al pasar al lado de Julio y Lorena, éste se quedo mirándome mientras profundizaba más su beso, como dándome a entender que eso hubiera conseguido si le hubiera dado en su momento un si.

Pues sinceramente se podía ir a la mierda.

Una cosa es que estuviera cachonda y otra que no tuviera moral.

Así que, no gracias.

Nada mas llegar Clara me interrogo, pero tampoco había mucha cosa que contar, así que enseguida me metí en la cama.

Al cabo de diez minutos sentí como Lorena entraba en la habitación y volvieron a surgir esos sentimientos de rabia, pero sobretodo de envidia.

Daba igual. Esperaría. Si en algo era buena, era en tener paciencia.

Al día siguiente fuimos al Museo del Louvre.

Mi padre, un autentico fanático de la fotografía me ha había dicho como unas mil veces que fuera a hacerle fotos a la Mona Lisa. Así que ahí iba yo con una cámara que apenas enfocaba y mi mochila con mas de cinco kilos de peso.

Había intentado hablar con Lucas, pero sus amigos le tenían completamente abducido. Apenas me había sonreído y rozado su mano con la mía estando en esos metros, que mas que metros parecía una especie de atracción directa al infierno del ruido y movimiento que hacia.

Nada mas llegar a la sala donde se supone que estaba la Mona Lisa lo único que vi es a un tumulto de gente, la mayoría asiáticos, casi pegándose por hacer una foto.

No se como logre ponerme en primer lugar agarrando con desesperación la mochila y la cámara. Mi cara de completa ilusión paso a transformarse de decepción total.

¿Enserio que ese era el famoso cuadro de la Mona Lisa?

Pero si estaba tan lejos que no podía casi ni verlo y eso que estaba en primera fila.

Notaba como la gente me empujaba para quitarme el sitio y como pude saque unas cuantas fotos. No tenia ni idea de si estaba enfocando correctamente, pero me estaba empezando a agobiar y quería salir ahí lo antes posible.

Cuando logre salir hubiera jurado que alguno de los hombres que estaba dentro había aprovechado para tocarme el culo y las tetas a conciencia.

pensé arreglándome la camisa.

Mire a mi alrededor. Seguía sin entender como ese cuadro tenia tantas visitas. Había cuadros a su alrededor mucho mejores en mi opinión y bastantes mas grandes.

En fin. Tampoco yo soy mucho de arte.

Y así sin más empezaron a pasar los días. El poco contacto que tenia con Lucas era por la noche cuando quedábamos en el pasillo para liarnos, aunque enseguida cuando intentaba algo más que unos simples besos me apartaba diciendo la misma frase de la otra vez.

No lo entendía.

Quizás se sentía mas seguro cuando volviéramos al pueblo. Aunque tampoco sabia si el quería que continuara lo nuestro allí. A lo mejor solo le interesaban un par de besos mientras duraban nuestras vacaciones para contárselo a sus amigos cuando regresáramos.

Se lo comente a mis amigas y me dijeron que tuviera paciencia. Quizás Lucas era tímido y le daba cosa dar el paso.

Mire a Lorena cuando termino la frase.

Esa noche era la última noche en Paris. Al día siguiente volveríamos a nuestra rutina.

Llame a la habitación de Lucas, quien no tardo en abrir y cogiéndome de la mano me llevo hasta que la se había convertido en nuestra esquina.

-              ¡Dios te he echado de menos hoy! –dijo atrayéndome hacia él comenzando a besarme.- Apenas hemos podido hablar hoy…

-              Mmmm… si. Lo se… Parece que tus amigos te absorben.

No contesto. Simplemente siguió besándome.

Le notaba distinto hoy. Con un punto mas salvaje. Me cogía la cara con las manos profundizando el beso.

No sabia donde poner las manos.

La verdad es que después de tantos días besándonos casi con calma, me había pillado de improviso esta nueva fase suya.

Lucas seguía sin soltarme. Note una mano bajando hasta mi culo, empujándome contra su erección.

¡ESPERA!

Su erección.

¡Dios! Por fin podía comprobar que le ponía.

Subí las manos hasta su pelo metiéndole la lengua hasta lo mas profundo de su garganta. Comenzaba a ponerme cachonda. Incluso empecé a mover lentamente las cadenas notando lo dura que la tenia.

Mis bragas iban mojándose a velocidades exponenciales.

Baje una mano a su pecho, notando la dureza de sus músculos y el calor que desprendía a través de la camiseta.

pensé empujándole contra la pared sin dejar por un segundo de besarle.

Parece que Lucas leyó mi pensamiento en esos momentos porque volvió apartarme.

Le mire con frustración. Esto ya se estaba pasando de cruel.

-              Lo se. Lo se. Se que no es justo… -murmuro atrayéndome a el hasta que casi nuestros labios se juntaban.- Paciencia Sam…

-              Creo que estoy teniendo suficiente paciencia… pero es que…

Como decirle que estaba mas cachonda que una perra porque me follara sin parecer una maldita guarra.

Observe la pared gris enfrente mío sin saber que decirle.

-              ¡Ey! ¡Mírame! Cuando volvamos, ¿vale?

-              Ehh… -dije mirándole. Lucas no apartaba su vista de mi con una pequeña sonrisa.- ¿Eso quiere decir que cuando volvamos, nosotros seguiremos…?

-              Claro… ¡Eso ni se duda! Bueno… claro si tu quieres…

-              P-or supuesto.

-              ¡Genial! –expreso ampliando su sonrisa.- En realidad quería pedirte… si bueno… -titubeo soltándome peinándose hacia atrás.

-              ¿El que?

-              Quería decirte…. Si tu…. Bueno… si tu… -cerro los ojos intentando mantener sus pensamiento en orden.- En fin… ¿quieres ser mi novia?

Abrí los ojos como platos.

¿Qué acababa de decir?

¡NOVIA! ¡NOVIA! Me quería como novia.

Llevaba mas de dos meses pilladisima de Lucas y ahora me propone ser su novia.

Y nada menos que en Paris.

¡LA CIUDAD DEL AMOR!

De pronto se me pasaron todas las frustraciones sufridas esos días. Que importaba si apenas me había tocado en todo el viaje. Ahora seria su novia y en el pueblo podría hacerme todo lo que quiera.

¡TODO!

No tarde ni un minuto en darle un si por respuesta. Nos despedimos con un último beso y volvimos a nuestros respectivos cuartos.

Apenas cabía en mi de gozo.

¡Era la puta novia de Lucas!

Ni en mis mejores sueños me hubiera imaginado ese final.

Realmente estaba muy agradecida a mis padres por hacerme dejado acudir al viaje.

Como no, les conté todo a mis amigas. Bueno… o casi todo.

Esa noche me dormí con una sonrisa inmensa en la cara.

Al día siguiente ya tocaba despedirnos de Paris y de ese maravillo hotel, asique vuelta otra vez a hacer la maleta de nuevo, aunque ahora con tres kilos más de peso gracias a los suvenires.

En el camino de vuelta Lucas se comportaba mas cariñosamente conmigo dándome pequeños besos sin que nos vieran los profesores y algún que otro abrazo.

Yo estaba encantada. Se notaba que quería empezar algo conmigo. Quizás si que era verdad que no era el mejor momento para perder la virginidad que en Paris. Además tampoco llevábamos liándonos mucho tiempo como para pensar en algo así.

Nos subimos al avión después de una hora de retraso y vuelta a España.

Nada mas aterrizar nos recibieron nuestras familias con un montón de besos y abrazos, pero yo solo tenía ojos para Lucas, quien en esos momentos estaba abrazando a su hermanita pequeña.

Si es que era realmente un amor.

Quizás le había presionado demasiado yo y aun no estaba preparado.

Me hice una promesa a mi misma en ese mismo instante, de que intentaría ponerme en su lugar e ir un poco más lento en lo que ya empezaba a ser nuestra relación.

La verdad es que con la vuelta a la rutina no tuvimos tiempo apenas para quedar entre los exámenes finales y los trabajos, por lo que charlábamos mandándonos correos y alguna mirada picara en clase.

No entendía muy bien porque no se acercaba a mi cuando tocaba el recreo, pero supuse que quería estar con sus amigos, ya que algunos no habían podido ir al viaje.

Finalmente las clases acabaron y lo primero que hice fue a hablarle para quedar. Ese día iba a “celebrar” con mis amigas el final del curso en un bar cerca de la plaza del pueblo y quería que el también acudiera.

No habría ningún problema por parte de mis amigas, ya que Lucas, como no, caía bien a todo el mundo.

Así que le mande un mensaje y tres horas más tarde ahí estaban mis amigas y Lucas sentados en la terraza del bar.

-              ¡Hombreee! Ya era hora hija… ¡Madre mía! ¿Pero cuantas horas necesitas tú para arreglarte? –grito Lorena poniéndose en pie.

-              ¡Calla, calla loca! Que te van a oír hasta en Badajoz.

Me fui a sentar al lado de Lucas, quien nada mas llegar me dio un casto pico.

Le mire extraño, pero enseguida se me paso. Quizá no era de los chicos a los que les van las muestras de cariño en publico.

-              Buah. Dentro de nada van a ser las fiestas y ya estoy contando con quienes me voy a liar… -dijo riendo mi amiga Carla.- Como vengan los de los pueblos de al lado, ya te digo que no voy a dejar ni uno libre.

Nos empezamos a reír.

-              ¡Madre mía, hija! No pareces más desesperada porque no puedes…

-              ¡Oye! De desesperada nada, ¡eh! Que llevo todo el maldito curso a pan y agua… no como otras…

pensé observando de reojo a Lucas.

Éste estaba tan concentrado intentando que el camarero le tomara nota que ni siquiera se percato de que le estaba mirando.

-              Si bueno… esto… pues yo estoy deseando, ¡eh! Este año me ha dicho mi madre que me va a dejar más tiempo y fijo que la voy a liar…

-              Bueno, mujer… tampoco mucho, ¿no?

Mire confusa a Lucas. ¿Desde cuando le importaba si bebía o no?

Iba a contestar, pero interrumpió Lorena.

-              En fin chicos… que habrá que empezar a preparar todo, ¿no?

Todas asentimos y comenzamos a hablar sobre todo lo que había que comprar y preparar en el local que teníamos. La verdad es que el casero era un cincuentón que nos sacaba la pasta como le daba la gana por una mierda de piso que estaba casi cayéndose, pero era eso o nada, así que había que aguantarse.

Ese día la pasamos entre risas y planificaciones. No quise darle mayor vueltas al comentario de Lucas y así fueron pasando las semanas.

Ya estábamos cerca de las fiestas y casi todas las veces que había quedado con Lucas era con mis amigas delante. Muchas veces le pedía de quedar a solas, pero siempre tenia una escusa para no vernos. Que si tenia que jugar al futbol con sus colegas, que si tenia que ayudar a su madre en alguna cosa… total que apenas nos veíamos a solas y cuando era así, simplemente era cuando había quedado con mis amigas y conmigo y yo le acompañaba a casa.

No entendía la especie de relación que tenía conmigo. Si no quería estar a solas conmigo, ¿por qué me había pedido que saliera con él?

Muchas veces le escribí preguntándole la razón de porque no quería quedar conmigo a solas, pero siempre me daba alguna excusa barata de que no le importaba quedar estando mis amigas presentes o que cuando yo se lo proponía no podía quedar.

No entendía. ¿Es que acaso pensaba que le iba a violar en medio del camino?

Ya me había propuesto a ser paciente y esperar a que el diera el paso, pero seguía sin pasar nada de nada. Apenas unos cuantos besos en la bienvenida y otros cuantos en la despedida y hasta luego.

Se supone que los chicos iban a lo que iban, pero éste desde luego no.

Llegue a planearme si realmente yo le gustaba o estaba utilizándome como excusa. Aunque no sabia de que.

Por fin llegaron las fiestas y yo estaba pletórica. Si Lucas no quería quedar conmigo, pues que no quedara, lo que estaba clarísimo es que las fiestas no me las iba a fastidiar.

En las fiestas de mi pueblo, empezamos a beber desde bien pronto como debe hacerse en todas las fiestas, para luego comer en el local. Por lo que hasta la noche o más no volvías a casa.

No sabia bien como lo habían hecho, pero mis amigas habían conseguido un montón de alcohol, así que os podéis imaginar que a media tarde ya llevaba una borrachera bastante considerable.

Lucas no se había puesto en contacto conmigo en todo el día, pero sinceramente estaba tan borracha que en esos momentos me daba todo igual.

-              ¡Ey, tias! ¿Os hace un “yo nunca”?

Para quien no lo sepa, “yo nunca” es un juego en que uno hace una pregunta al grupo y si lo has hecho bebes.

-              Venga va

Todas estuvimos de acuerdo y empezamos a sentarnos en una especie de circulo.

-              ¡Yo empiezo! ¡Yo empiezo! –grito Lorena levantando la mano.- A ver… a ver…

Note que me miraba y se me puso un nudo en la garganta.

-              Mmm… venga, vale. A ver, ¿quién ha hecho una mamada?

Mire a mi alrededor viendo como solo unas pocas empezaban a beber incluida Lorena, quien no apartaba la vista de mi con una sonrisa maliciosa en la cara. La mire desafiante y bebí un trago enorme de mi copa.

-              ¡Oleeee! –exclamo Clara

-              Ósea… ¿qué Lucas y tú…? –pregunto Carla con una sonrisa.

-              ¡Pues si! Ya ves…. –mentí descaradamente sin apartar los ojos de Lorena.- Pero vamos… que no se de que os sorprendéis. Es mi novio, esta clarísimo que algo hemos hecho.

-              Mmm… bien bien… ¿Quién sigue?

-              ¡Yo!

Esta vez Carla alzo la mano.

-              Venga va… ¿quién ha estado a punto de hacerlo?

Estaba claro que todas sabíamos que éramos vírgenes, pero una cosa es haberlo hecho y otra haber estado a punto.

Volví a beber.

Me daba vergüenza admitir que Lucas apenas me había tocado un pelo desde él que me había preguntado si quería ser su novia, pero aunque fueran mis amigas no pensaba humillarme de esa forma.

Ni con un palo en el culo lograrían sacarme la verdad.

El juego siguió media hora más, conmigo bebiendo cada poco tiempo, por lo que si ya estaba bien borracha cuando acabamos prácticamente me costaba dar tres pasos seguidos sin que me chorara con alguna pared.

De pronto sentí como mi móvil vibraba en mis pantalones cortos.

“¡Ey! ¿Dónde estas? Te echo de menos, ¿nos vemos?”

Sonreí nada mas leerlo. Lucas me echaba de menos y estaba claro que yo también a él.

Le respondí y quedamos en un parque algo alejado del bullicio.

Al llegar me le encontré sentado en un banco mirando el móvil. No se había dado cuenta aun de mi presencia.

Me tome un tiempo para observarle.

La verdad es que estaba para mojar pan.

Con esa camiseta rosa de su local, demasiado ajustada a ese cuerpo que parecía estar echo por un escultor, barbita de dos días dandole un aspecto más mayor y sexy; y el pelo algo alborotado.

Buuf estaba para comérselo enterito.

Nada mas llegar le quite el móvil de las manos y lo deje en el banco.

-              ¡Eh! Pero que…

Ni siquiera le deje hablar. Empecé a besarle como si no hubiera un mañana.

Estaba harta de no poder disfrutar de mi novio.

En el juego me había sentido una completa inútil, pero iba a ser la última vez. Eso estaba claro. De ese día no pasaba.

Le agarre de la cabeza y le atraje más a mi profundizando el beso. Lucas se dejaba hacer a pesar de que al principio le había cogido desprevenido.

Me separe de él unos milímetros.

-              Quiero mas… -susurre mirando esos ojos marrones.

Él no dijo nada, simplemente volvió a atraerme hacia él, volviéndome a besar.

Baje mi mano hasta su pecho acariciándole por encima de la camiseta, pero no estaba conforme, ese día quería mucho mas de el y estaba claro que iba a utilizar mi borrachera como excusa para conseguirlo.

Introduce mi mano en el hueco de su camiseta sintiendo el calor de cuerpo. ¡Por dios! Estaba ardiendo.

Oí un pequeño gemido por su parte, el cual fue absorbido por mi boca.

Ese día estaba realmente muy cachonda. Notaba mis bragas complemente humedecidas y apenas me había tocado.

Metí mi lengua mas adentro de su boca como si de una drogadicta me tratara saboreando el alcohol que había bebido.

De repente sentí una mano en mi pecho izquierdo. Me separe de su boca y mire su mano apoyada en mi pecho. Alce la cabeza y lo que vi me dejo perpleja.

Ahí estaba mi novio, Lucas. Mirándome con una lujuria que jamás le había visto.

Me atrajo hasta él colocándome su otra mano en mi culo. Volví a sentir esa erección que note en el hotel.

¡Dios! Estaba realmente duro.

Me separe de sus labios agachándome para lamer su cuello. Sabia a sudor y colonia masculina. ¡Realmente delicioso!

Estada desatada. Me daba completamente igual estar en un parque y que nos pudieran ver.

Solo quería lo que me había negado durante tanto tiempo. Lo que llevaba ansiando desde que nos besamos por primera ver en Paris.

Su polla.

Y estaba claro que ese día no me iba a ir sin ella.

Coloque mis manos en sus muslos notando su dureza y como se contrajeron cuando los apreté.

-              ¡Joder! Dios…

Oí que gemía con los labios apretados.

Yo seguía sin separarme de su cuello. Era como una droga y no podía dejar de saborearle. Incluso le di un pequeño mordisco en su nuez que hizo que se estremeciera levemente.

Sentí sus manos subiendo por mi cuerpo. Tocando zonas que nunca antes habían sido tocadas y amasando en la subida mis tetas.

Note como colaba una mano en mi camiseta y atravesaba mi sujetador hasta dar con mi pezón. Un pequeño pellizco hizo que esta vez la gimiera fuera yo.

Alce la vista al cielo y Lucas aprovecho para lamerme y morderme el cuello.

Parecíamos dos animales salvajes. No quería que se acaba nunca.

Le separe y sin dejar de mirarle empecé a bajar mi mano hasta su cinturón. Estábamos los dos con la respiración agitada y las mejillas sonrosadas.

Esta vez no me aparto la mano. Dejo que le quitara el cinturón y metiera la mano.

Esta muy caliente ahí abajo y sentí la tela de sus calzoncillos.

Le mire pidiéndole permiso.

-              Adelante… -susurro con un hilo de voz.

No hacia falta que dijera nada más. Introduce mi mano por dentro de su calzoncillo y lo palpe.

Nunca había tocado una polla, pero me encanto la textura suave que tenía y lo caliente que estaba.

La rodee con mi mano. Estaba realmente muy duro e incluso mojado. No me importo en absoluto, más bien me puso más cachonda de lo que estaba.

Gire mi cabeza a ambos lados vigilando que no viniera nadie.

Efectivamente el sitio estaba desierto. La mayoría de la gente o estaba en el baile o en sus locales.

Sonreí mirándole de vuelta y sin mas empecé a subir y bajar mi mano por toda su polla.

Lucas resoplo y volvió a atraerme a sus labios. Yo no deje en ningún momento de pajearle.

Era mi primera vez, pero al parecer no lo hacia especialmente mal por lo gemidos que salían de su boca.

Baje aun más mi mano tocando sus huevos calientes y repletos, pero enseguida volví a su polla.

Estaba tan duro que se había salido completamente de sus pantalones.

En una de las veces que paramos de besarnos la mire. No era como la del tío del canal porno, pero tampoco estaba nada mal. Incluso me gusto mucho más al poder verla en persona.

Seguí con mi movimiento acelerando de vez en cuando. Lucas no paraba de gemir. Había apoyado una de sus manos en el banco y la otra en mi nalga. Me apretaba bastante fuerte hasta el punto de sentir algo de dolor, pero en esos momentos no me importaba en absoluto.

Acelere mis movimientos.

-              ¡Por dios! Si… sigue… mmm… no pares… joder…

Me gusto oírle pedirme mas, así que aumente aun mas la velocidad hasta que el punto de que salía por su boca un gemido continuo.

-              Joder… voy a… joder…

De repente sentí un liquido en mi mano. Se había corrido. Mire mi mano manchada por su semen.

Me dieron ganas de probarlo, pero no quería arriesgar demasiado. Me había dejado hacerle una paja, algo era algo.

Mire a Lucas, el cual estaba con la cabeza mirando al cielo y los ojos cerrados.

-              Buuf… buah… tía… apenas puedo hablar…

Me reí separándome de él cogiendo un pequeño pañuelo de mi bolso para limpiarme.

-              Me alegro que te haya gustado.

-              Si buah…

Cuando ya empezó a controlar su respiración me miro.

-              Con esto tienes para una larga temporada, ¿no?

Me quede de piedra. ¿Espera que?

¿Qué cojones había dicho?

¿Qué tenia para una larga temporada?

¿Pero que coño?

Me había quedado muda. No sabia que contestarle. Lucas ni siquiera estaba mirándome esperando una respuesta, simplemente se había levantado y colocado su pantalón como quien no quiere la cosa.

-              ¿Espera que? ¿Pero que cojones me estas diciendo? ¿Es que acaso te estas riendo de mi?