Mis ansias y deseos de sexo

Para mi esposo soy una señora en la casa, una dama en nuestro entorno, para el soy su puta personal, pero que mas soy.

Hola, algunos ya saben quien y como soy, mi nombre es Linda, mi anterior relato "a mi esposo le gusta verme" les dio una visión de mi vida y de mi situación.

Acerca de cómo mi esposo ha disfrutado de mí y de mi cuerpo, en compañía de sus amigos o desconocidos es algo que solo a nosotros nos corresponde decidir si es bueno o no.

En esta ocasión quiero relatar otra faceta de mi vida, algo que escondía y que en esas ocasiones pensé que era algo que debía olvidar, pero le he hablado y relatado a mi esposo acerca de esto y el lo ha entendido, el no sabe de mi relato escrito anteriormente, que he sacado de entre nosotros nuestras relaciones extramaritales y mis infidelidades eso es algo que conservo solo como una intimidad mía.

Quiero contarles algunas situaciones que viví sin que mi esposo se enterara y que me hizo sentirme algunas veces mal, pero después de enfrentar las fantasías de mi esposo me doy cuenta que el lo hubiera disfrutado de la misma manera, aun así me costo mucho tiempo confesarle a mi esposo que le fui infiel, para mi fue infidelidad por que el no sabia de estas relaciones.

La primera vez que sucedió esto fue cuando teníamos 6 años de casados, yo tenía en ese entonces 28 años el ya había empezado a prepararme en su red de fantasías y de futuras entregas a otros hombres, le encantaba tratarme como puta, me hacía vestirme sexy, con ropa corta, si algo le gustaba era que cuando yo saliera con el, fuera sin brassier y si era posible sin pantaletas, me decía que era su putita cuando hacíamos el amor, al principio como ya lo he dicho me costó trabajo acostumbrarme a esas palabras, pero ya con el tiempo y la calentura encima me adapté a sus inclinaciones, además de que en el fondo creo que siempre traje dentro a una hembra temperamental y caliente, el me enseñó todo lo que soy.

En una tarde Sergio me llevó al cine, este era un cine que se encontraba en lugar no muy concurrido, a el le gustaba llevarme ahí, ya que se prestaba para el escarceo amoroso, trataré de describírselos, era un cine(era por que ya no existe) que tenía dos salas, una al lado de la otra y cada una de ellas era de una forma curiosa por dentro, la parte delantera y baja del cine era dividida de la parte alta por una pequeña pared, de la altura del pecho de una, y la parte alta estaba dividida por el cuarto de proyecciones, por lo cual se formaban dos áreas separadas y obscuras en esa parte, ahí es donde normalmente nos sentábamos, en esa ocasión pasaban la segunda función, y por ser día de semana no había mucha gente, en el área donde nos sentamos solo había dos parejas, una de las cuales se encontraban en pleno agasajo, y ni en cuenta nos tomó cuando llegamos.

Para cuando terminó la película que pasaban estas dos parejas se retiraron y nos quedamos solos, cuando de nuevo nos quedamos a obscuras, el empezó con su escarceo erótico, ya que empezó a meterme mano, en esa ocasión yo me encontraba vestida con una falda corta, que dejaban ver mis piernas que para mi y mi marido son hermosas, una blusa sin mangas recuerdo, y sin brassier ya que ese es el atuendo que a el le gustaba.

Empezó a besarme y a acariciarme las piernas, dejó de acariciármelas para sobar mis pechos por encima de la blusa tocando mis pezones y pellizcándomelos, ya que sabe que eso es lo que me enardece y calienta, me subió la blusa dejando mis senos al descubierto sintiendo el aire frío del clima haciendo que mas se me pararan mis pezones y endurecieran, me los retorcía y amasaba los senos calentándome mas, me empezó a besar los senos y mordisquear los pezones mientras su mano me acariciaba las piernas y empezó a subirlas por ellas hasta alcanzar mis pantaletitas, y me empezó a tallar mi entrepierna y empujar con sus manos para hacerme que las abriera lo cual hice, al abrir mis piernas la falda se subió mas y me quedé totalmente expuesta a sus caricias, el empezó a besarme en el cuello y me decía – mi putita, mi rica putita, ¿eres mi puta mi vida?- yo solo gemía y viraba mi cabeza de un lado a otro ya que el había quedado en una posición casi de frente a mí y con una mano me amasaba las tetas y con la otra hurgaba en mi baja intimidad apretando mi cosita por encima de mis pantaletitas, me hizo a un lado ellas y me empezó a dedear, mientras me besaba y me amasaba los senos y apretaba mis pezones, me puso a mil, ya que tenía rato que no me acariciaba así.

De nuevo empezó a decirme majaderías como su putita, que era una rica cosita caliente y así por el estilo, yo gemía apretando los dientes para no gritar, me tomó de una de mis manos y me la puso en su rica verga que ya se había sacado e hizo que se la acariciara, me tomó de la cabeza y me empujó hacia ella, yo abrí la boca y me la engullí con deseo y ansias, se la empecé a chupar con una gran gula, a lo que el empezó a gemir y decirme: -que rico lo haces mi reina, tienes una boca de puta, me gusta como me la chupas, mámamela mas cosita rica-, si algo siempre tuvo el es que no se derramaba tan rápido así que podía gozar con su verga un buen rato, lo estuve mamando hasta casi hacerlo vaciarse, a lo que el lo impidió haciendo que dejara de mamársela y haciendo que me parara, me subió la falda hasta las cintura y me quitó mis pantaletas que era una tanga pequeña, poniéndolas en el brazo de mi asiento e hizo que me sentara de nuevo y siguió dándome el mismo tratamiento, pero ahora con toda mi intimidad al descubierto, supongo que era un espectáculo encontrarme en una sala de cine con la blusa enrollada en mi pecho y mis senos al aire y con mi falda en mi cintura , totalmente abierta de piernas y con mi cosita totalmente expuesta, todo un cuerpo a la disposición de mi marido que se atascaba con el, dándome una gran tratamiento erótico y sensual.

En determinado momento hizo que me parara y me jalo hacia el dándome a entender lo que quería, me paré de espaldas a el separando mis piernas una a cado lado de las suyas. Ahí estaba yo con mi cuerpo casi desnudo parada con la piernas abiertas totalmente expuesta a la vista de cualquiera que se asomara ahí, me fui bajando y tomando con una mano su erecta verga me la fui introduciendo en mi vagina disfrutando ampliamente su grosor, su calor, su textura, cuando me la introduje toda solo gemí y cerré los ojos quedándome quieta un momento disfrutando esa sensación. Lo empecé a cabalgar con suavidad, el me tomaba de las caderas para ayudarme y yo me apoyaba en sus piernas, pronto estaba yo subiendo y bajando con mucha fuerza, el con una mano me atrapó mis senos y con la otra me acariciaba mi clítoris haciéndome volver una enajenada sexual, estaba realmente caliente y en esos momentos solo disfrutaba de mi marido.

En determinado momento oí unas pisadas y vimos una sombra que se acercaba, me safé rápidamente de el y volví a mi asiento tratando de acomodar mis ropas mientras mi esposo hacía lo mismo con su pantalón, el que se acercaba era un hombre de mas o menos de la misma edad de mi esposo el cual al pasar se nos quedó viendo a lo cual yo bajé la cabeza, mi situación no podía ser la mejor, un seno casi al descubierto y mi falda a medio muslo casi enseñando mis martes íntimas.

Este señor se fue mas hacia arriba y yo terminé de acomodarme mis ropas apretándome a mi marido el cual me abrazó y me besó mientras me decía, -mi reina linda eres una delicia-.

Le sugerí que nos retiráramos a lo cual accedió saliendo de la sala, una ves en la estancia del cine le dije que iría al baño a lo cual el asintió y dijo que haría lo mismo, entré y me dirigí a uno de los cubículos para terminar de vestirme, cuando reaccioné y me dí cuenta que no llevaba mis pantaletitas, pensando que lo mas seguro era que se habían quedado en la sala, salí rápidamente para comentarle a mi marido, pero en esos momentos entraba otra persona al baño de hombres y ya no me atrevía hablarle, me metí de nuevo a la sala, fui hacia el área donde habíamos estado la cual se encontraba solitaria, me dirigí hacia los asientos que habíamos ocupado y busqué bajo los asientos no encontrado nada.

De pronto una voz me sobresaltó -¿buscas esto?- era el mismo hombre que nos había sorprendido y en sus manos sostenía mi tanga extendiéndola y mostrándomelas.

Démelas, le dije tratando de arrebatársela y el las retiró, -no, creo que esto vale mas que solo pedirlas- me susurró,- y no creo que le convenga gritar y hacer un escándalo para que todos se enteren que anda sin pantaletas y que esta las tengo en mis mano-.

-Por favor le dije tratando de convencerlo pero el se alejaba de mí enseñándomelas y yo trataba de quitársela para esto yo lo seguía y con esto me encontré en la parte mas alta de la sala y mas obscura, el me tomó de la cintura y me apretó hacia el -sht, solo no grites y te la doy-, me jalé tratando de safarme de el pero me apretaba mas con una de sus manos me tomó de las dos manos y reteniéndomelas hacia atrás me metió sorpresivamente la otra mano bajo mi falda, -mira como estás mojada, me acarició impúdicamente mis partes, sintiendo mis flujos que escurrían por mis pierna.

Me hizo virar poniéndome de espaldas a la pared y me empezó a sobar los senos por encima de la blusa, sintió mis pezones que me traicionaron encontrándolos excitados, era algo contrastante, me sentía ofendida y a la vez excitada, me subió la blusa y liberó mis senos y me los acariciaba con fuerza, yo protestaba pero ya sin fuerzas, me pellizcó los pezones y de plano me abandoné, y un gemido salió de mi garganta, me soltó de las manos, sabía que me encontraba a su disposición, hizo que me arrodillara y poniendo su verga aun dentro de sus pantalones me la tallo en la cara, se bajó el cierre y yo solo metí mi mano y le saqué la verga y me la metí a la boca, todo sucedía de prisa, quizás eso era lo que lo hacía mas excitante, le empecé a chupar la verga con ansiedad y rapidez.

Hizo que me parara y me inclinó hacia los asientos poniéndose a mis espaldas, me subió la falda poniendo al descubierto mis nalgas al aire, separé las piernas esperando su acometida, me puso su erecta verga en la entrada de mi cosita y de un empujón me la dejó ir toda, yo solo gemía quedamente mientras este desconocido me empalaba y me jalaba hacia el de las caderas penetrándome con fuerza y rapidez, el me tomó de los senos inclinándose hacia mí y me los apretaba, y pellizcaba, también me tomaba de las nalgas abriéndomelas para tratar de introducirse mas en mí, en poco rato logré un intenso orgasmo haciendo que mis piernas temblaran el no demoró mucho y también se vino dentro de mí bufando y apretándome, esperé unos momentos a reponerme y el me devolvió mi tanga, -estás muy rica mamita coges delicioso- me dijo mientras me apretaba mis nalgas aun desnudas, retirándose no sin antes decirme que siempre venía a este cine. Me puse la tanga así como estaba y me apresuré a salir, antes de salir de la sala observé que mi marido me esperaba mientras miraba unos carteles de películas, me escurrí hacia los baños para hacer como que venía de ellos y me acerqué a mi marido y le dije -¿nos vamos?- a lo que el asintió y partimos. Muchas veces me había tratado como su putita, ahora si me sentía su putita.

Solo que esa situación provocó un estado de culpa por parte mía y durante mucho tiempo me sentí mal, pero pasado el tiempo y gracias a su trato de el de insistir en que era su puta me relajé y en cierta ocasión en que tenía muchos días en que no me tocaba, ya que su trabajo lo absorbía, el salió a un viaje corto de negocios, eran como tres días que estaría fuera, una de esas tardes fui de nuevo al cine, al entrar sentí cierta excitación al recordar lo que había pasado, me senté en un área en la que había personas cerca, poco a poco llegaron mas personas y cerca de mí se sentó un joven de aproximadamente 20 años, había pasado ya cierto tiempo de la película cuando sentí que me rozaba con su rodilla, me puse un poco nerviosa, y aparté mi pierna, el insistió pero no me sentí bien y me levanté y me salí, ya fuera estaba nerviosa y sudaba frío, no me había atrevido me habían faltado fuerzas para buscar algo que en el fondo deseaba.

Al siguiente día volví a ese cine, iba dispuesta a buscar algo mas que solo ver la película, me senté en el lugar que mas nos gustaba a Sergio y a mí, me encontraba sola ahí, empezó la película y al poco rato se sentó una persona detrás de mí como a dos filas, la película era una de Silvia Krystel, de moda, era muy excitante, me gustó y disfrutaba de ella, me hizo sentir excitada, a pesar de no ser pornográfica era erótica, no sentí cuando este hombre se sentó al lado mío, solo lo noté cuando una de sus manos con atrevimiento me la posó en mis rodilla derecha, respingué y me intenté parar pero el estado de excitación en que me encontraba me hizo quedarme quieta, al ver mi reacción de sumisión subió su mano por mi muslo y me la empezó a acariciar suavemente, por inercia separé mis piernas y cerré los ojos disfrutando sus caricias.

Solo sentí como abría mi blusa por el frente, ya que era de botones y me subía el brassier sacando mis pechos los cuales empezó a besar y chupar mis pezones a la vez que me acariciaba mi entrepierna por encima de mi braga provocando mis gemidos entrecortados y mi abandono a sus caricias.

Haciendo a un lado el elástico de mi calzoncito me empezó a dedear, mi panochita se encontraba totalmente mojada, así que no le costó ningún trabajo llegar hasta el tope su dedo en mi cosita, me encontraba en un estado de abandono completo a el y solo me mordía los labios, dejándolo hacer lo que quisiera, de repente una persona se plantó frente a nosotros, yo me di cuenta por que el me dejó bruscamente de acariciar incorporándose y saliendo apresuradamente, dejándome ahí toda despatarrada sobre el asiento.

-Cobarde tu noviecito reina-. Yo solo lo veía mientras me acomodaba la ropa totalmente abochornada, el me jaló de una mano y me hizo levantarme, mientras me tomaba de las nalgas con firmeza.

-Ese no es hombre para ti, mira como te dejó aquí abandonada.

Yo no sabía que decir, su mano me acariciaba mis nalgas con descaro.

-Ven- me dijo y me jaló hacia la cabina de proyecciones que se encontraba al lado, abrió y me introdujo a ese pequeño cuarto, no era muy grande y solo se encontraba además del equipo para reproducir la película una mesa y dos sillas.

Me paró en una pequeña ventanita que daba a la sala y por la cual se podía ver la sala completa, en ese momento en la pantalla se proyectaba una escena en la cual la protagonista era acariciada por un indigente ante la mirada de un hombre que estaba con ella, se encontraban en un pequeño carruaje y esta mujer se encontraba excitada y abandonada a las caricias de un hombre de la calle.

-¿Te gusta lo que vez?- me dijo este hombre mientras se paraba detrás de mí y me tomaba por las caderas refirmando su hombría en mi amplio trasero, mientras yo veía esta escena en la pantalla, empezó a desatar de nuevo mi blusa y soltó mi brassier del broche dejando libre mis senos para acariciármelos a placer con una de sus manos mientras que con la otra me subía la falda y me acariciaba mis nalgas, cerré los ojos olvidándome de la película y solo disfrutar de lo que sucedía detrás de mí, me besaba la nuca y las mejillas, me mordisqueaba las orejas mientras sus manos apretaban y amasaban mis senos y nalgas a su antojo, deslizó con suavidad mi tanguita por mis amplias caderas y luego por mis piernas hasta deshacerme de ella, involuntariamente separé las piernas al sentir su miembro rozar mis nalgas, me jaló ligeramente por las caderas haciendo que me inclinara ligeramente y puso su verga en la entrada de mi rajita, me la introdujo con calma, saboreando de mi gruta, de su suavidad, de su textura, y a la vez provocando que yo lo disfrutara, me empezó a bombear jalándome de las caderas, y acariciándome los pezones, sabiendo que nos encontrábamos solos y que nadie me escuchaba empecé a gemir con descaro y con cachondería,

Gritaba y pedía mas verga y el me complacía, me la sacó y me llevó a la mesa que se encontraba ahí donde me puso boca arriba, con los pies plantados en el suelo y separados dejando expuesta mi cosita a su disposición, ahí estaba yo, con la blusa abierta, el brassier puesto pero suelto que dejaban mis senos libres con la falda enrollada en la cintura y mi cosita expuesta a su disposición, el disfrutó de esa visión por unos instantes, mientras me decía, -por dios que eres hermosa, sensual y que puta te vez-, esas palabras acabaron por desatar mi calentura,- si soy tu puta, cógeme, hazme bramar de placer-.

Se acercó y me la introdujo de nuevo esta vez con fuerza y de un solo empujón haciéndome gritar, me bombeaba con fuerza sacándome mis ansias y desatando el primer orgasmo de mi vulva enloquecida, me aferré a las orillas de la mesa mientras gritaba al descargar mi orgasmo, eso lo puso a mil y me subió los pies a su pecho para penetrarme mejor, me dobló las rodillas apoyando mis muslos en mi pecho mientras me separaba estas para ver como me taladraba su verga. Me estuvo cogiendo por un buen rato mas hasta que alcanzamos juntos otro orgasmo para mí y el suyo el primero y único, pero bien disfrutado.

Después de terminar me dejó que me repusiera, hasta que logré levantarme, me acomodé mis ropas, el me pasó unas toallitas para limpiarme y me pasó mi pantaletita para que terminara de vestirme.

-Ya te había visto en este cine en otras ocasiones, sabía que ese que estaba contigo hace rato no era tu esposo, a el lo conozco, ya que siempre vienen aquí.

Me turbé, ya que no esperaba ese comentario, pero me tranquilizó diciéndome.

  • No te preocupes soy muy discreto, si te veo con tu esposo no me acercaré a ti, y está por demás decir que el no sabrá nada de esto.

-Solo que si te veo sola, entonces sabré que vienes buscando que te llenen y te complaceré, así que ya sabes donde encontrarme.

Le dí un beso en señal de aceptación y de agradecimiento por su promesa de discreción y pensé que no sería la última vez que lo vería. Salí de la salita esa y abandoné el cine, ya no había mas que hacer ahí la en la película se veía a la protagonista frente a un espejo maquillándose mientras el mismo hombre (que no era su esposos) la esperaba.

Con este mismo hombre viví una experiencia mas fuera del cine, llena de erotismo y de sexo que me desubico un poco y me dio miedo y mucha excitación.

En una ocasión, en que me encostraba con mi marido en una fiesta, algo aburrida, era una fiesta inocente, cumple de una amiga de su trabajo y por lo cual había mucha gente de familia reunida, sucedió algo interesante, me tocaron por las nalgas de improviso en un momento en que me encontraba parada sirviéndome un trago que había en una mesa, a mis espaldas no se encontraba nadie, al parecer eso es lo que yo creía, cuando sentí una mano posarse en mis nalgas pegue un sobresaltó, me voltee y vi que era este hombre del cine, del cual a decir verdad nunca supe su nombre, ignoro por que razón estaba ahí, me imagino que era también invitado como yo.

Me turbe un poco ya que tuve miedo de ser vista por alguien a lo que me dijo, -no te preocupes no hay nadie cerca-. Era cierto, todos se encontraban en el jolgorio de una piñata, que habían llevado para esa ocasión, me dijo señalando la piñata. Me asome por la ventana a ver el alboroto que se había formado, pude ver a mi marido que se encontraba divirtiéndose.

Sentí su mano sobar mi amplio trasero mientras me susurraba, -te ves fenomenal con este vestido, muy decente y con tu carita de putita, eso no lo puedes ocultar, tu cara refleja la putita que llevas dentro-. Sus palabras a pesar de todo me enrojecieron, vestía un vestido ligero estampado, sin escotes pero ajustado, debajo de las rodillas, me hacia ver elegante con clase, pero yo sabia que mi cuerpo llamaba la atención donde quiera que llegara.

Su mano me tallaba mis glúteos y viendo que no decía nada, me jalo por un brazo y me condujo por el corredor de esa enorme casa, conocía bien su ubicación, al parecer era alguien muy familiarizado con ella. Intente detenerme al llegar a una puerta que abrió pero una ligera presión en mi brazo hizo que entrara ahí, era como una pequeña bodega, dentro de ella había muchos cachivaches y tenía una ventana de vidrio oscuro que daba hacia el jardín, me jaló hacia esa ventana y desde esta se veía el lugar de la piñata, pude ver a mi marido que se encontraba divirtiéndose y riendo de las ocurrencias que sucedían, me puse a observarlo, sus gestos, su elegancia, su madurez, era algo que en ocasiones hacía, me gusta mi marido, y me gusta observarlo.

Todo eso pasaba por mi mente cuando un aire ligeramente frío por mis piernas me volvió a la realidad, mi vestido se encontraba enrollado sobre mi cintura mientras este amigo me acariciaba las nalgas sobre mi tanga y me las amasaba, me hizo inclinarme sobre la ventana, -no te preocupes, desde fuera no se ve hacia acá-, me dijo mientras me empujaba suavemente, me bajó la tanga para sacármelas, se hincó detrás de mí y me empezó a besar y pasar su lengua por mis nalgas, me las mordisqueaba muy lindo, me abrió con sus manos las nalgas exponiendo mi culito y mi vagina y metió su lengua por mis partes íntimas haciéndome delirar de gozo, mientras veía a mi marido el me sacaba mis jugos con su lengua, era algo excitante observar a la distancia a mi marido y un grupo de gente que estaba en su mundo y ni idea de que cerca de unos pasos era poseída por un hombre que no era mi marido, concentré mi vista en mi esposo mientras gemía y disfrutaba del tratamiento recibido, sentí como se ponía de pie y oí su cierre bajar, sentí en la entrada de mi vagina su punzante miembro y esperando con ansias veía a mi marido, cuando me penetró emití un gemido mas fuerte y empecé a moverme y empujar mi trasero hacia el para sentir mas sus embestidas, me jalaba de mis caderas y me taladraba con fuerza, -mueve tu culito putita, hazme gozar, que puta eres tienes un culo precioso- eran sus comentarios que me hacían sentir mas caliente, yo gozaba y me abandoné a sus embestidas, a su cogida, podía tomar mi cuerpo, ya que yo se lo permitía, en esos momentos solo era una hembra ardiente que se satisfacía con su verga, que era lo que me daba placer, era eso placer un placer desenfrenado y necesario para mis ansias de mujer, una mujer que no recibía todo ese placer de su marido pero que sabía que lo necesitaba, por eso gozaba, por que lo necesitaba.

Mientras gozaba disfrutaba de ver a mi marido divertirse ajeno a lo que sucedía con su mujercita, mientras el disfrutaba de una piñata, su mujercita disfrutaba de una buena verga, mientras el gozaba de la compañía de sus compañeros, su mujer gozaba de la compañía de un hombre que le daba placer por el trasero, pegado detrás de ella taladrándole su intimidad, que solamente debía pertenecerle a su marido, era excitante observar a todos en especial a mi marido mientras un hombre me arrancaba gemidos extasiados de placer, sentí como una ola de calor que subía por mi cuerpo y se proyectaba hacia fuera, cuando me vino un orgasmo genial, que me hizo temblar y casi gritar de gozo, me mordí los labios para no gritar y disfrutar al máximo ese orgasmo, culminación de esa entrega furtiva y pecaminosa. Sentí que el aceleraba sus embestidas, era para terminar en mí, su esperma me llenó mi vagina escurriendo por mis piernas después, me apretaba mientras con ciertos espasmos terminaba de gozar su eyaculación, dejé que terminara y se repusiera un poco, mis piernas temblaban de cansancio y temor, en esos momentos la cordura entraba a mi mente, temía que alguien entrara y me viera, que viera a la esposa de Sergio, el ejecutivo, el mas responsable de la empresa, con el vestido arriba, las nalgas al aire, desnudas, y un hombre atrás de ella que la terminaba de coger.

Pero nada de eso sucedió, el se separó de mí, me ofreció un pañuelo para limpiarme, lo hice lo mejor que pude, y le pedí que me sacara de ahí, el me dijo que sí y me tomó de la cintura para tratar de darme un beso, a lo cual volteé la cara, yo solo sacaba mis ansias, no buscaba un amor.

Salimos de ese cuarto y me dirigí hacia los baños, en el me terminé de limpiar y de lavar mi cosita, me sentía de nuevo mal, con remordimientos, era cierto que lo gozaba, pero los momentos posteriores, después de, eran los peores, me sentía sucia, indecente, sabía que había traicionado a mi marido de nuevo, pero mis ansias eran muchas, así ponía fin a mis remordimientos. Me alejé del baño y fui hacia donde se encontraba la gente, mi marido al verme se acercó y me besó, me dijo que donde andaba y le dije que recorriendo la casa.

Estas situaciones fueron en su momento muy excitantes y a la vez turbadoras ya que me hacían sentir mal por un tiempo, pero el hecho de que mi marido me tratara como una puta, que delante de gente desconocida me tratara como tal me hacía hacer un lado mis remordimientos.

A este hombre no lo volví a buscar, al menos nunca fui sola al cine, algunas veces fui con mi marido, en una sola ocasión lo vi, y siempre que iba con mi marido, buscaba que nos sentáramos del lado opuesto de la entrada de la sala de proyecciones. Estas son algunas situaciones que viví antes de que mi marido lo supiera, espero haberlos satisfecho, principalmente a muchos amigos que pidieron les contara mas de mí. Hay mas pero ya les contaré en otra ocasión, los momentos que pasé al lado de un hombre que me llevó a límites insospechados de sexo y de degenere.

Adiós.