Mis amigos doblegan a mi madre [2]

Luís y su hermano siguen intentando abusar de la madre de Miguel, aunque esta vez, él también participará en estos actos.

Tras el inolvidable día anterior la noche pasó enseguida y una nueva mañana aparecía ante mis ojos. Le levante con una sensación muy extraña, mezcla de excitación por lo que había sucedido y culpabilidad por haber dejado que ocurriese. En cualquier caso me intentaba convencer de que no podía haber hecho nada para evitarlo y que debía olvidarlo cuanto antes.

Me dirigí a clase una mañana más y en el descanso, siguiendo lo que ya parecía una tradición escolar, Luís se acercó a mí con un rostro que denotaba que había dormido poco y me dijo, mientras me agarraba por el brazo como si fuésemos amigos de toda la vida:

¡Qué buena la tarde de ayer eh! … al llegar a casa cogí el portátil donde había dejado grabando todo desde la cámara y apenas pude dormir en toda la noche, no sabes la cantidad de pajas que me hice viendo a tu madre masturbar a mi hermano. Hubo un momento que hasta parecía que estaba disfrutando de la situación y la cara de mi hermano era un poema, que envidia me daba el chaval.

Sí – respondí fría y secamente.

Jajajaja, no te cortes que se que tú también lo pasaste bien. No intentes disimularlo porque la erección que tenías cuando estábamos en tu cuarto no la podías disimular.

No dije nada; simplemente me quedé mirándolo fijamente para ver si había terminado y me podía retirar.

Bueno, veo que no tienes ganas de decir nada. En fín … esta tarde nos volveremos a pasar mi hermano y yo por tu casa para terminar el trabajo, así que ya sabes la parte que te toca.

¿Otra vez? ¿No te parece bastante que lo que sucedió ayer? Al menos dame unos días para pensarlo … - respondí.

No tienes nada que pensar. Hoy volveremos así que hazte a la idea cuanto antes.

Dicho lo cual me soltó y se marchó por donde había venido. Los nervios volvieron a florecer ante mí y no pude concentrarme nada el resto de la mañana. Cuando acabó la jornada escolar volví sólo para mi casa … esta vez Luís no me estaba esperando en la salida como había hecho los días anteriores, lo cual ya era una novedad, aunque no se si buena o mala.

Llegué a casa y mi madre no estaba allí. Supuse que tendría algún recado que hacer y no había podido avisarme. Poco después, mucho antes de lo que esperaba, llegaron Luís y su hermano Raul a mi casa. Al entrar y ver que no estaba mi madre Luís cambió el tono de su rostro y me miró de una forma que me dejo de piedra:

¿Dónde coño está tu madre? ¿No te había dicho que hoy íbamos a venir por la tarde?

Sí, pero cuando llegué de clase ella no estaba y no la he visto en todo el día

No busques excusas joder, espero que no me la intentes jugar porque sino te

Justo en ese momento sonó el telefonillo. Era mi madre que volvía a casa. Un par de minutos después entró por la puerta y nos encontró a los tres allí esperándola. No pudo ocultar cierto grado de sorpresa, especialmente cuando cruzó la vista con Raúl quien había cambiado su puse de una arrogancia absoluta un momento antes cuando no estaba mi madre, a una posición mucho más amable ahora que había llegado. Le expliqué a mi madre que teníamos todavía que terminar parte del trabajo y que Raúl había tenido que venir de nuevo un rato a nuestra casa. Aceptó quedarme con él sin mostrar demasiada simpatía por la situación, pero tampoco tenía muchas opciones pues no quería contarnos nada de lo sucedido ni a Luís ni a mí.

Luís y yo fuimos para mi habitación y mi madre acompañó a Raúl al salón donde colocó de nuevo el ordenador portátil para que fuésemos testigos de su nueva actuación. Esta vez apenas se cruzó ninguna palabra con mi madre y puso directamente una película en el PC, una que, nuevamente, tenía ciertas escenas subidas de tono (aunque sin llegar a lo visto en el día de ayer). Luís se comportó correctamente durante el primer tramo del film sentado al lado de mi madre sin realizar ningún gesto, mientras mi madre esperaba sentada, vestida con un pantalón de tela fina de color negro y una camiseta ajustada de color azul celeste con una pequeña abertura entre sus pechos a modo de escote que permitía imaginar levemente lo que hay detrás se escondía.

Como decía, la película seguía reproduciéndose con cierta normalidad, pero llegó un momento de varias escenas picantes consecutivas en que Raúl empezó a frotarse sus partes por encima del chándal sin ningún reparo. Empezó con calma, aunque saltaba a la vista lo que estaba haciendo y mi madre no pudo ignorarlo, pero poco a poco fue aumentando el ritmo hasta que se encontró con la cabeza apoyada en el sofá, los ojos cerrados y masturbándose frenéticamente.

Pero … ¿¡Qué narices estás haciendo?! – le espetó mi madre cuando vió que se estaba calentando demasiado.

¿Cómo? – contestó Raúl – hago lo que me enseño usted ayer, me dijo que era algo normal.

Claro que es normal, pero en tu intimidad, no lo puedes hacer delante de otras personas.

Lo siento

Venga, acaba rápido de una vez tú sólo que no quiero verte

En ese momento Raúl, rompiendo los esquemas de mi madre y míos, que estaba alucinando con lo que estaba sucediendo a unos metros de donde me encontraba, se levantó del sofá de un impulso, se bajo el chándal y el bóxer que llevaba, y se empezó a masturbar mucho más rápido sin ningún tipo de pudor poniéndose frente a mi madre. Ella no daba crédito a lo que había hecho ese crío, y apenas pudo reaccionar cuando Raúl tuvo un orgasmo y dejó caer gotas de líquido sobre su pantalón.

Pero chaval, ¿tú eres tonto o qué? ¿A qué ha venido esto?

Perdón … me dijo que terminase rápido y mi cuerpo me pidió que hiciese esto.

Pues estás muy equivocado … cuando tu hermano venga a buscarte voy a hablar seriamente con él sobre

No, con mi hermano no, por favor

Y mientras decía esto, Raúl se tiró sobre mi madre llorando desconsoladamente, quien estaba todavía sentada en el sofá y en la que debió despertar un sentimiento maternal pues en vez de sacarse al chaval de encima le dio un abrazo y lo intentó calmar. Pero lo de Raúl era todo actuación pues no tardó ni medio minuto en empezar a frotar, cual perro en celo, su pene (todavía al aire libre pues no se había subido el chándal) en la pierna de mi madre con un ritmo muy sospechoso mientras apoyaba su cabeza y la movía sobre los pechos de mi madre que empezaban a denotar ciertos signos de excitación por su parte.

Para Raúl, no sabes lo que estás haciendo … - le dijo con una débil voz.

Perdón, perdón … - repetía una y otra vez el chaval mientras no cejaba en su empeño.

Así estuvieron unos segundos, él disfrutando de los pechos de mi madre mientras se intentaba correr sobre su pierna, y ella sin saber cómo reaccionar y empezando a dar señales de debilidad. Raúl, entonces, levantó uno de sus brazos y agarró una de las tetas de mi madre sobre la camiseta y se la intentó acercar a la boca … ese fue el punto que colmó el vaso ya que mi madre se levantó del sofá rápidamente separando a Raúl a un lado y encaminándose hacia la puerta del salón, no sin antes decir:

Vístete ya y espera ahí a que venga tu hermano a buscarte. Yo estaré en la cocina preparando la comida de mañana … no te quiero ver cerca ni en pintura.

Si señora - dijo Raúl, quien no tardó en echar una sonrisa a la cámara del portátil en cuanto mi madre salió de la sala.

Luís, sentado a mi lado, ya se había masturbado un par de minutos antes, y yo me encontraba perplejo por lo que había sucedido … no daba crédito a cómo habían podido desarrollarse los hechos de tal manera que mi madre no pudiese prever en ningún momento lo que se le veía encima. Estaba claro que estos hermanos habían centrando toda su falta de atención educativa en estrategias de dominación a terceras personas. Luís se levantó de mi lado y fue a buscar a su hermano pasados unos minutos para no levantar sospechas. A mí me costó levantarme, estaba petrificado, pero hice un esfuerzo y los acompañé a la salida. Cuando ellos se fueron le dije a mi madre que ya habíamos acabado el trabajo y ella me respondió, todavía con signos de nerviosismo, que se alegraba (seguramente se alegraba de no tener que ver más a Raúl y no tanto por el trabajo). La noche llegó y, aunque sabía que no debía hacerlo, acabe masturbándome bajo mis sábanas pensando en la imagen de Raúl magreando los pechos de mi madre mientras se tiraba sobre ella.

Por la mañana me levanté con una relajación corporal que hacía ya tiempo que no sentía. Me dirigí a clase siguiendo la rutina habitual y, como un guión de cine en el que hay que repetir las tomas hasta que salen bien, me volví a encontrar con Luís en el tiempo de descanso de media mañana:

Hola Miguel - me dijo cierta simpatía - ¿qué tal va la mañana?

Bien hasta que has llegado.

Tranquilo, no te mosquees. Mira, como veo que estás cumpliendo lo que te he pedido hasta ahora, tengo una pequeña idea para que tu también disfrutes de tu madre.

No me interesa, gracias. Mejor déjanos en p

Cuando lo veas seguro que sí que te interesa – dijo zanjando cualquier disputa.

Me explicó las ideas principales del plan y quedamos en ir juntos para mi casa después de comer para dar forma a este nuevo plan. Y así fue, tras terminar las clases nos dirigimos hacia mi calle mientras, por el camino, Luís concretó algunos detalles que antes no había dejado claros. Al llegar a mi casa saludamos a mi madre quien pareció sentirse aliviada al ver que no estaba Raúl con nosotros … ese pequeño diablo ya le había dado suficientes problemas y no quería tener que tomar mayores medidas.

Hola señora – dijo Luís.

Hola mamá, tenemos que hablar contigo.

Dime cariño, ¿qué pasa? – me respondió

Pues el caso es que, como sabes, este año tenemos una asignatura de "Iniciación Audiovisual" y hoy nos han repartido varios trabajos para realizar para la próxima semana. A nosotros nos han asignado uno titulado "Moda aplicada al ámbito del hogar"

El caso es, señora, – continuó Luís – que necesitamos saber si podemos contar con usted para ayudarnos a hacer el trabajo.

¿Y en qué consistiría mi ayuda si se puede saber?

Pues esta tarde tenemos que ir al taller audiovisual y recoger algo de ropa variada, y la idea sería que usted se la pusiese y siguiese haciendo las labores habituales de ama de casa mientras nosotros realizamos un reportaje fotográfico.

¡¡Qué vergüenza!! – replicó –¿ Y no tenéis a nadie más que pueda ayudaros?

No mamá … sabes que papá no está nunca en casa, y la familia de Luís tampoco suele tener tiempo libre para ayudarnos

Es que yo … - titubeó – no se ….

Déjelo señora, ya le dije a Miguel que no era buena idea pedirle algo así . Contrataremos a unas señoras y haremos el trabajo con ellas

¿Qué clase de señoras? – dijo mi madre preocupada.

¿Tú qué crees mamá? No nos dejas otra opción salvo suspender

Mi madre nos miró con cara de resignación y tras pensarlo cerca de un minuto nos dijo:

Está bien chicos, os ayudaré con el trabajo. Mañana tengo la tarde libre así que podemos prepararlo para ese momento.

Muchas gracias mamá – le dije mientras le daba un beso en la mejilla.

Gracias señora, nos ha salvado la vida.

Dicho eso marchamos diciendo a mi madre que íbamos al taller a buscar la ropa para el trabajo que nos habían asignado. Obviamente todo era mentira ya que, aunque sí que teníamos una asignatura de "Iniciación audiovisual" (optativa), ni mucho menos nos habían pedido un trabajo de esta naturaleza. Por lo tanto marchamos al centro comercial a visitar las distintas tiendas de ropa y hacer una selección para mi madre. El dinero lo ponía Luís … preferí no preguntarle de dónde había sacado los casi 200€ que llevaba esa tarde en su cartera.

Nos pasamos toda la tarde buscando qué ropa encajaría mejor en mi madre sin reparar en gastos. Mi compañero llevó la voz cantante ya que para eso él ponía el dinero. Al final conseguimos llenar dos bolsas grandes hasta los topes de ropa, así que salimos del centro comercial. Pocos pasos después nos dividimos; Luís se llevó la ropa con él y se fue para su casa mientras yo hacía lo propio e iba para la mía pensando si lo que estaba haciendo no era ya aprovecharse demasiado de la buena fe de mi madre … pero entonces me acordaba de la escena de Raúl y ella en el sofá y deseaba poder hacer yo lo mismo. Tenía una sensación de contradicción permanente en mi cabeza que apenas me dejaba pensar en claridad en otra cosa.

Llegué a casa y agradecí a mi madre nuevamente el ayudarnos con el trabajo. Después de cenar estuve con ella en la sala viendo la tele y cada par de minutos desviaba la vista hacia ella para imaginármela con la ropa que habíamos comprado … tardé poco en empezar a notar una erección así que decidí que ya era suficiente y me despedí de ella para irme a dormir. Me tomé una tila antes de acostarme para intentar conciliar el sueño y me eché en la cama. Esa noche dormí de un tirón hasta que sonó el despertador indicándome que era hora de prepararse para ir a la escuela.

La mañana pasó rápido; recibí un par de notas de exámenes realizados dos días atrás que no resultaron todo lo buenas que podía esperar, aunque teniendo en cuenta los sucesos que habían rodeado mi vida la última semana, casi era un milagro el haber aprobado pues no había tenido tiempo para estudiar en condiciones. Al salir de clase quedé con Luís en vernos en mi casa a las cuatro de la tarde, hora en la que llegó puntual como un clavo con las dos bolsas de la ropa, que ahora había cambiado por unas bolsas sin publicidad para no levantar ningún tipo de sospecha.

Nos reunimos los tres en la sala y le explicamos a mi madre que la idea era que ella se fuese probando distintos conjuntos que habíamos traído y que, con cada uno de ellos, realizase alguna acción típica de un ama de casa para que fuésemos sacando varias fotografías. El primer conjunto que le presentamos fue uno compuesto por una camisa de manga corta roja y una falda negra que llegaba algo más arriba de la cintura. No queríamos asustar a mi madre por lo que preparamos una línea que fuese aumentando en sensualidad poco a poco. Ella cogió la ropa, la revisó por encima y se fue a cambiar a su cuarto. Luís y yo quedamos en el salón esperando su regreso sin mediar palabra.

Apenas habían pasado un par de minutos y mi madre apareció de nuevo por la puerta del salón con la ropa puesta. Luís y yo nos quedamos asombrados de lo bien que le sentaba un set tan clásico, pero no dijimos nada que pudiese salirse de tono y simplemente le pedimos si podía elegir una tarea para empezar con el trabajo, haciendo ver que el hecho de de que ella estuviese estupenda no tenía ningún valor para nosotros.

Mi madre se dirigió a la cocina y se puso a hacer que lavaba la vajilla de la comida; Luís cogió la cámara y sacó un pequeño número de fotos, realmente buenas, que gustaron mucho a mi progenitora ya que tenían cierto toque artístico muy conseguido y para nada intentaban centrarse en ella misma. Ese precisamente era el plan de Luís, intentar hacer que mi madre se sintiese confiada para atacar en el momento menos pensado … el plan iba rodado hasta ese instante.

Terminada esa tarea le entregamos a mi madre un par de sets más también bastante clásicos que nos sirvieron para sacar fotos mientras hacía la comida y planchaba una camisa. Al terminar este set introductorio le entregamos a mi madre el primer conjunto que podía hacerla dudar. Se trataba de una malla negra de gimnasio tremendamente ajustada y un top morado que dejaba a la vista tanto sus brazos como buena parte de su cintura. Mi madre se quedó mirando la ropa unos segundos y pareció pensárselo, pero, seguramente convencida por el buen hacer de las fotos hasta ese momento, se marchó para su cuarto a cambiarse. Luís y yo nos miramos con cierto signo de complicidad y nos quedamos esperando.

Su cuarta aparición por la puerta del salón fue una completa motivación para mi pene, que se encontraba calmado hasta ese momento, pero que tras verla aparecer de nuevo con esa ropa tan ajustada saltó como un resorte pidiéndome marcha. Intenté tranquilizarme y seguir adelante con el plan, pero los instintos naturales me estaban intentando llevar la contraria. La figura de mi madre embutida en un set de ropa propio de una adolescente en el gimnasio mientras se ponía a hacer que fregaba el suelo era de una sensualidad que apenas podíamos pestañear. Luís estaba temblando, lo podía notar en sus manos, y las fotografías que sacó fueron dignas de mención, con unos planos del trasero de mi madre y de sus pechos pidiendo ayuda para ser libres que podían sacar de sus casillas a cualquier hombre que estuviese allí.

Intentamos acabar rápido con esa ropa para no cometer ningún error y fuimos a buscar el siguiente conjunto que resultó ser un bikini de dos piezas de color blanquecino bastante sugerente. Mi madre lo cogió y, esta vez sí, dudo mucho qué hacer:

¿Pero esto va en serio? Un bikini en casa ni pinta nada para un trabajo

Señora, usted debe saber que en las pasarelas se cubren todas las opciones. Además es el último conjunto que debería ponerse

Esa mentira de Luís, ya que aún nos quedaba un pack de piezas de lencería, pareció convencer a mi madre que se marchó para su cuarto una última vez. Luís me hizo una indicación para que lo siguiese y fuimos hasta la puerta del cuarto de mi madre. Allí vimos la puerta entreabierta, llegando en el preciso momento en que mi madre estaba terminando de ponerse la parte superior del bikini. Luís me pidió que esperase fuera un par de minutos, tras lo cual entró con cuidado en la habitación y se encontró a mi madre de espaldas recogiendo la ropa que se había quitado hace un momento, con la cintura plegada y el culo en pompa como pidiendo que lo agarrasen con pasión, y Luís no se lo pensó dos veces, pues se abalanzó sobre mi madre tirándola sobre su cama de matrimonio, quien empezó a decirle a "¿Qué coño estaba haciendo?" y que se sacase de encima suya inmediatamente.

Señora … deseo follar con usted desde el primer instante en que la ví, y ahora que Miguel ha ido al baño no podía dejar pasar esta oportunidad.

Mi madre se intentaba revolver pero la diferencia de cuerpos era demasiado importante como para que tuviese una mínima oportunidad. La boca de Luís se dirigió al los pechos de mi madre y le arrancó el bikini de un bocado, dejando el esperando manjar que tanto deseba a un palmo de su cara. La lengua de Luís recorrió los pechos de mi madre, cuyos pezones no tardaron en ponerse erectos como clavos, mientras con una mano le tapaba la boca para que no chillase y con la otra metía los dedos cuidadosamente bajo la parte inferior del bikini para llegar a su rasurada vagina en la que los introdujo causando un estallido de placer en ambos cuerpos unidos por ese primario placer.

Aunque seguía intentando zafase del cuerpo de Luís, mi madre cada vez oponía menor resistencia y estaba a punto de dejarse llevar, pero en ese momento entre yo en el cuarto y, fingiendo sorprenderme por lo que allí estaba pasando saqué a Luís de un empujón de encima de mi madre y lo eché de mi casa. Volví corriendo a junto de mi madre abracé su cuerpo desnudo intentando ocultar mi magnífica erección mientras le pedía perdón por no haber actuado antes y maldiciendo con todas las palabras que se me ocurría a Luís.

Mi madre lloró desconsoladamente durante unos minutos tras los cuales me agradeció que la hubiese sacado de ese lío y me dijo que no me preocupase, que no era culpa mía y que ella ya había tenido problemas con el hermano pequeño de Luís, por lo que no la sorprendía que de una familia de desalmados como esa saliese también otro hijo desquiciado. Le di la razón mientras para mis adentros pensaba que yo me estaba convirtiendo en lo mismo que Luís, un cabrón desalmado que haría cualquier cosa a cualquier persona con tal de salirse con sus planes, que en ese momento era follarse a mi madre. El plan había salido a la perfección y esa noche me estuve masturbando como un mono durante horas

A la mañana siguiente me encontré con Luís antes de entrar en clase y chocamos las manos como colegas. Había alcanzado un grado de complicidad con él que era imposible de prever unos días antes, pero ahora estaba decidido a hacer lo que fuese con tal de poder follar con mi deseada madre, y eso, aunque entonces no lo sabía, no tardaría mucho en suceder.