Mis amigos doblegan a mi madre [1]

Nuestro protagonista,tras pasar uno de los peores días de su vida, empieza a recibir las primeras tareas por parte de Luís. ¿Será capaz de cumplirlas a costa de su propia madre?

Tras la charla nada amistosa con Luís, el camino a casa se hizo el más duro de mi vida. No podía dejar de pensar en sus amenazas y no conseguía encontrar una manera fácil de solucionarlo. Estaba claro que no iba a servirle en bandeja un vídeo de mi madre desnuda, pero tampoco podía plantarle cara porque sabía que las consecuencias no serían precisamente de mi agrado.

Me pasé toda la tarde en mi cuarto dándole vueltas al asunto. Apenas tuve tiempo para hacer los deberes de clase porque cada vez que me iba a poner con ellos me acordaba de Luís y no podía concentrarme. Y así, sin hacer nada, dieron los ocho de la tarde. En ese momento una llama de luz pasó por mi mente y se me ocurrió una idea para salir adelante.

Me dirigí a la habitación de mis padres, vacía en ese momento, y enchufé la webcam del portátil apuntando estratégicamente hacia el lugar de la habitación en el que esperaba que mi madre se cambiase de ropa por la noche para ponerse la de dormir. Dejé el portátil encendido grabando pero con la tapa casi bajada del todo y dentro de su funda, por lo que salvo que te fijases explícitamente en él, nadie se daría cuenta de que estaba encendido, y mucho menos grabando lo que allí ocurría.

Una vez hecho eso me fui a mi cuarto y me conecté en remoto al portátil para visualizar lo que se estaba grabando. Todo parecía ir sobre ruedas. Sobre las diez de la noche, un poco antes de que mi madre se fuese a acostar, bajé los plomos , por lo que se cortó la luz de toda la casa. Mi madre se levantó para revisar el panel eléctrico pero la logré convencer de que había un problema general en nuestro bloque y que la compañía eléctrica había llamado un par de horas antes para avisarnos de que harían un corte de una hora.

Dicho esto no le quedaban muchas más opciones que adelantar su rutina habitual e irse para cama. Yo también me fui a mi cuarto y encendí el ordenador. Ahí pude ver como mi madre encendía a su vez una pequeña lámpara de sobremesa y se empezaba a quitar la ropa. Apenas distinguía nada porque la tenue luz de la lámpara no ofrecía ninguna visibilidad en la zona en la que se encontraba mi madre cambiándose, pero sí que era suficiente para descubrir su moldeada figura a contraluz. Pensando para mis adentros no me extrañaba que mis compañeros alucinasen al venir a mi casa, pero eso no era motivo suficiente para hacerme pasar en la escuela las penurias de ese día.

Al día siguiente me levanté temprano y recorté el vídeo grabado la noche anterior para que abarcase desde que mi madre entra en su cuarto hasta que se acuesta. Lo metí en un pendrive y me fui para el colegio como un día más, aunque en el fondo sabía que era mucho más que especial. Las primeras horas fueron tranquilas y llegó en el recreo, en el que Luís no tardó nada en venir a verme y pedirme el vídeo prometido. No sin rechistar, le entregué el vídeo y me pidió que lo siguiese. Fuímos a la clase de informática y copiamos el vídeo a la memoria SD de su teléfono móvil, tras lo cual me devolvió mi memoria USB y se marcho con una risa de oreja a oreja. Sus pasos lo guiaron hacia el baño masculino en el que posiblemente se disponía a pasar unos minutos entretenidos … en mi mente se aparecieron de nuevo todos los hechos de los días anteriores y un temblor me recorrió de arriba abajo.

El resto del día pasó con relativa normalidad; nos entregaron varias notas de exámenes que por suerte me salieron bien, y charlé con mis verdaderos amigos en un ambiente distendido sin sacar a cuento en ningún momento lo que nos había pasado el día del trabajo en mi casa. Sin embargo, a la salida de clase, Luís me estaba esperando en la puerta y me llevó nuevamente, como el día anterior, hacia un lado para decirme algo:

¡¿Pero qué mierda es esta?! ¿Te crees que soy gilipoyas?

¿A qué te refieres? – Contesté enseguida.

Te debes creer muy listo empollón, pero conmigo te has equivocado de pleno. ¿Acaso crees que con un vídeo todo oscuro en el que casi no se ve nada aparte de una figura ya me iba a dar por satisfecho? Si ni siquiera se si es tu madre, puedes haberlo cogido de Internet.

Te juro que es ella

No pude terminar la frase. Su puño se dirigió meteóricamente hacia mi cara e impacto fuertemente contra mi mejilla derecha. El dolor recorría todo mi rostro pero mantuve la cordura como pude y no dije nada.

No quería llegar a esto pero me has obligado – apuntilló el cabrón de Luís – Espero que con esto quede claro que no voy a consentir que intentes engañarme. Y como no quiero juegos, te doy una nueva oportunidad para demostrar tu lealtad hacia mí. Quiero que mañana me entregues otro vídeo, pero esta vez un primer plano del culo de tu madre, y quiero que lo toques mientras estás grabando.

Pero ..!!!

¿Tienes algo que objetar? Porque si quieres lo discutimos como hombres

Claro que tenía que objetar pensé para mis adentros, pero no tenía ningún boleto ganador en esa pelea y preferí no jugármela. Me marché nuevamente mosqueado para mi casa maldiciendo el día en que invité a ese energúmeno a mi ella. Llegué a mi cuarto con los ojos apunto de derramar una lágrima, pero conseguí mantenerme e intenté centrarme en mi cabeza, que al fín y al cabo era la única herramienta que podría sacarme de este embrollo. A media tarde, y con la mente ya más fría, me dirigí hacia el salón donde estaba mi madre sentada en el sofá viendo el televisor. Llevaba puesta una camiseta de licra blanca tremendamente ajustada (nunca me había fijado en ella como en ese momento), y un pantalón de chándal rojo que tampoco dejaba mucho para la imaginación.

Al entrar en el salón hice lo que tenía planeado, que era acercarme a la mesa del centro del salón y apoyarme deliberadamente mal en ella para tirar una pequeña figura sin demasiado valor que se encontraba allí colocada. La caída de la misma fue fatal y se rompió en pedacitos de cristal.

¡¿Pero tu eres tonto?! – dijo mi madre al ver el estropicio.

Perdona, ha sido sin querer. Lo siento

A ver si miras lo que haces, que esa figura la compré el otro día y no has tardado nada en romperla

Lo siento mamá.

No cruzamos más palabras en ese momento. Ella se levantó y cogió el recogedor para amontonar los cristales rotos y que nadie se cortase. Se arrodilló en el suelo para hacerlo, momento en el que saqué el móvil de mi bolsillo que ya estaba preparado en modo de grabación de vídeo, hice de tripas corazón y empecé a grabar. Hice rápidamente un plano general del salón para que no hubiese duda de que era mi casa y después apunté cuidadosamente al culo de mi madre, que en ese momento se encontraba en pompa en una postura que parecía querer saludar a la cámara. Tras unos segundos de vídeo, y mientras con una mano recogía algún cristal que estaba detrás de mi madre, con la otra seguía grabando, momento que usé para levantar el brazo que tenía para recoger los cristales y tocar cuidadosamente el culo de mi madre con la parte posterior de la palma.

Fue un roce corto y directo, que no podía causar ninguna sospecha a ella en ese momento, pero aún así mi cuerpo se estremeció durante un segundo. Guardé rápidamente el teléfono y volví a mi habitación temblando como un flan. Pasé el vídeo de nuevo al pendrive y lo revisé para ver si se veía bien, y, ¡¡vaya que si se veía bien!! , de hecho el maldito vídeo consiguió despertar algo en mí ya que cuando acabó pude comprobar como tenía una muy poco disimulable erección bajo mi pantalón.

Ese día me acosté muy pronto. Al día siguiente seguí el mismo guión del día anterior y le entregué el vídeo en el recreo a Luís, quien se fue nuevamente al baño. Varios minutos después salió sonriendo y frotándose sus partes sin ningún pudor, lo cual provocó que mi odio hacia él aumentase si cabe todavía más.

Así me gusta Miguel, esta vez sí que has cumplido con tu parte – me dijo pasándome el brazo sobre mi hombro.

Vale, pues ahora déjame en paz – repliqué al instante.

Te dejaré en paz cuando lo decida yo, que no se te olvide. Si sigues cumpliendo lo que te pida no tendrás ningún problema.

Pero

Pero nada. Esta tarde tengo que cuidar de mi hermano pequeño Raúl que es un pequeño diablo. Pues bien, nos vamos a pasar los dos por tu casa para hacer supuestamente un trabajo. Quiero que tu madre cuide de mi hermano mientras tú y yo estamos en tu cuarto.

¿Qué pretendes …?

Jajajaja … ya lo verás esta tarde, tendrás una visión de lujo de lo que tengo planeado. Y espero que no lo estropees porque sino el puñetazo de ayer será una caricia al lado de lo que te espera.

Está bien … pasaros esta tarde y veré lo que puedo hacer.

No te preocupes que así lo haremos … jajajajaja.

Me dirigí hacia mi casa de nuevo, pero esta vez sí que estaba aterrado. ¿Qué pretendía Luís? Después de comer avisé a mi madre de que iba a venir un compañero para hacer un trabajo. Cuando supo que era Luís me comentó que si era el chico del otro día, que le había parecido muy majo. No supe qué responder salvo un frío y seco "sí". Le expliqué que su hermano tenía que venir y que si podía hacerse cargo de él durante el tiempo que estuviésemos ocupados. Me respondió afirmativamente, que no había ningún problema y que estuviésemos tranquilos que ella se ocuparía del chaval.

Volví para mi cuarto y esperé la llamada de Luís. A media tarde, sobre las 17, sonó el timbre y subió acompañado de su hermano. Raúl era delgado y moreno, con un cierto aire gamberro posiblemente por la ropa tan informal que llevaba. Luís saludó a mi madre con dos besos y le presentó a Raul, indicándole a éste último que se comportara bien y que no diera problemas a mi madre. Raúl le pidió a su hermano si le dejaba el portátil que traía para poder ver una película, y Luís respondió que sí mientras se reía pícaramente.

Raul y mi madre se fueron hacia el salón y yo me dirigí con Luís para mi habitación. Una vez allí Luís me dio un empujón y se puso en mi ordenador. Al parecer podía conectarse remotamente al portátil y ver la webcam con una aplicación de seguridad que tenía … y así era, un par de minutos después teníamos ante nosotros a mi madre y al Raul sentados en el sofá. Raúl estaba charlando distendidamente con mi madre sobre sus clases mientras ella reía. Yo no sabía qué pensar, pues aquello parecía lo más normal del mundo, pero poco tardaría en ver por dónde iban los tiros.

Señora, le importa si pongo una película que he traído?

Como quieras Raúl. ¿Qué película es?

Se llama "Mentiras arriesgadas" – respondió Raúl.

Mmmm … no la conozco. Me quedaré a verla contigo.

Genial, la pongo enseguida.

Para quien no lo sepa, esa película tiene varias escenas subidas de tono en especial un streptease de Jamie Lee Curtis más que sugerente nada recomendable para un chaval de la edad de Raúl. Comenzaron a ver la película, tanto mi madre y Raúl como Luís y yo que estábamos en mi habitación como si de un cine se tratase viendo lo que estaba ocurriendo dos paredes más allá. La película se fue desarrollando con cierta normalidad, con Raul apoyando en el brazo de mi madre y ésta a su vez con total tranquilidad viendo el vídeo en el portátil.

Raúl fue demostrando que tenía mucha picardía para la edad que tiene, seguramente gracias al elemento que tiene como hermano, pues a los pocos minutos de comenzar la peli le dijo a mi madre si podía apoyarse sobre su hombro para estar más cómodo. Ella lo aceptó sin problemas pues , ¿Qué iba a hacer un chaval de esa edad que sólo desprende inocencia? Un rato después llegó la famosa escena del striptease.

Comenzó el baile de la actriz protagonista y mi madre se puso roja como un tomate.

¿Pero esta película es para mayores no? ¿A ti te dejan ver esto tus padres?

Mis padres no están casi nunca en casa así que nadie me dice nada salvo mi hermano – contestó Raúl.

Ah … vaya, pues no deberías ver estas escenas con lo joven que eres. Aún eres un niño y deberías centrarte en pelis de risa y dibujos.

Pero a mi me gustan también estas … ¿es malo verlas?

Mi madre no sabía que responder. Se encontraba sin palabras y su sorpresa aumentó todavía más cuando se fijó en el chándal de Raúl, que mostraba una enorme erección imposible de disimular.

No es que sea malo Raúl – consiguió decir -, pero hay que cosas que es mejor dejar para cuando uno es mayor.

Aaah … es que no pedo hablar de estas cosas con nadie y al final hago lo que quiero siempre.

Ya veo

Además siempre que veo estas películas se me pone el pito duro y me duele mucho … pero también me gusta

Mi madre no daba crédito a lo que oía.

Eso es normal en los hombres, pero tú eres un niño y no deberías … no deberías preocuparte por eso.

Pero siempre me pasa. Y no se qué hacer para que pare

Tendrías que hablarlo con tu hermano Luís, él te explicará lo que tienes que hacer.

¿Usted no lo sabe señora? ¿Es que me da vergüenza decírselo a mi hermano?

Mientras veíamos la increíble escena que se estaba desarrollando Luís me dio un codazo en el brazo como indicándome que me fijase en lo que estaba pasando. No hacía falta que me diese un codazo pues mi atención era total y la escena, aunque humillante a nivel familiar, tenía un morbo que me había puesto tan excitado como nervioso.

Claro que se como solucionarlo, pero no soy la persona indicada para explicártelo

Por favor señora, por favor.

Es que … no debería … - unos segundos en silencio – Mira Raúl, para que te pase el dolor debes frotarte el pito con cuidado … si lo haces bien te darás cuenta de que te gusta y unos minutos después te pasará el dolor.

¿Frotarlo? ¿Cómo?

Pues … - la cara de mi madre estaba sudando a borbotones mientras sufría para pronunciar cada nueva palabra - frotarlo con tu mano, de arriba abajo. Es fácil pero yo no soy nadie para explicártelo.

Luís estaba disfrutando a mi lado y pude ver como se estaba intentando masturbar por encima del pantalón. Mis nervios me impedían decirle nada así que seguí viendo la webcam.

¿Así? – dijo Raúl mientras se agarraba su pene con malas formas para dar apariencia de no saber lo que estaba haciendo.

No, así sólo conseguirás hacerte más daño.

Por eso le pido ayuda señora, no se con quién puedo hablar de esto y cada vez me pasa más veces

Mira Raúl, te voy a ayudar esta vez por encima del chándal, pero no se lo digas a nadie. Y no lo haré nunca más

Gracias señora – dijo Raúl.

Mi madre acercó su brazo a la entrepierna de Raúl de la que sobresalía un bulto nada despreciable y lo agarró con cuidado. Empezó a masajearle el pene a Raúl dentro de las posibilidades que tenía al hacerlo por encima del chándal, y el chaval apoyó su cabeza para atrás en el sofá y disfrutó de la escena, mientras veía como mi madre le estaba masturbando toda sudada por los nervios de la situación. Era un momento que habría puesto a cien a cualquier, pero el chaval consiguió aguantar casi cinco minutos a los estimulantes masajes de mi madre antes de indicarle que "se iba a hacer pis".

Mi madre separó el brazo de inmediato y le dijo a Raúl que así es como se hacía, y que esa situación no se volvería a repetir nunca más. Raúl se lo agradeció de nuevo y ambos quedaron quietos y callados en el sofá. Unos minutos después Luís se levantó y me dijo que la función había terminado por hoy. No me dio tiempo a mediar palabra cuando salió de mi cuarto, no sin antes recordarme que "mañana hablaremos de nuevo en el colegio".

Luís llamó a Raúl y ambos marcharon de mi casa tras agradecer a mi madre el tiempo que había pasado atendiendo a su hermano. Me quedé sólo de nuevo con mi madre, quien no dijo ni pío acerca de lo sucedido aunque sí pude notar que estaba bastante nerviosa en todo lo que hacía. La noche no tardó en llegar y me acosté pronto, pensando en lo que había pasado esa tarde pero, sobretodo, pensando en lo que podía llegar a pedirme Luís a partir de ese día. La veda estaba abierta y el objetivo era mi madre.

Continuará