Mis amigos de la Juventud (1)

Mi infancia y juventud la pase en el colegio con los mismos compañeros, pero al pasar a la preparatorio todo dio un giro completo en mi vida

Durante los primros años de escuela tuve a los mismos compañeros como amigos, eramos cuatro: Raúl, Luis, Juan, y yo, Amador.  Pero al llegar a la preparatoria sucedió algo que cambiaría mi vida.

Resulta que salí de vacaciones y llegue una semana después de iniciadas las clases, por lo que no pude estar con mis amigos en el mismo salón y lo peor era que forzosamente deberíamos de estar en algun club como actividad extracurricular y todos estaban con el cupo completo, bueno los que yo quería y lo más importante donde estaban mis amigos. Únicamente quedaban tres clubes libres: el de danza, el de costura y el de cocina. Ninguno me gustaba, pero tenía que estar obligatoriamente en alguno, así que me decidí por el de danza.

En este club se debería estar en parejas, eramos 18 y únicamente eran 8 mujeres así que faltaban dos más para completar el cuadro, pero por más publicidad que se hizo no se logró integrar a los miembros que faltaban, con elementos femeninos, sino que al contrario entraron dos varones más. Mientras yo veía a mis amigos jugar futbol y estar en el club de periodismo (ya que se podía estar en dos y hasta tres clubes al mismo tiempo, únicamente se pedía que fueran compatibles los horarios), yo me la pasaba con las clases de danza con indumentaria que francamente me parecía muy femenina. Pero no había de otra, tenía que cumplir con la escuela.

Pronto nos volvimos a recontrar fuera del horario de clases y cuando las ocupaciones en los cubles lo permitían, los cuatro mosqueteros y a volver a hacer las travesuras propias de la edad.

A mi me encantaban las mujeres, así que me dedicaba a perseguirlas por toda la escuela. Las visitaba en sus casas y cuando podía  me las cogia. Como estaba bien dotado: con una verga de unos 20 cm. y de buen diametro pues la propagando comenzó hacer efecto, de boca en boca pasaba la historia de mis atributos, así que era facil conseguir a un buen número de compañers que quisieran probar.

Un día salí con una morocha de grandes caderas y unos pechos pequeños, que estaba como estudiante de intercambio y venía de una zona tropical, era en realidad una venus de ebano y tan caliente que el solo platicarle cosas cachondas se mojaba. Ese día fuimos a la casa donde se hospedaba, pues todos habían salido de fin de semana y ella como tenía que hacer un trabajo se tuvo que quedar. Como yo estaba en su equipo de trabajo y me invitó a su casa hacer el trabajo de investigación.

Llegamos a su recamara y rápidamente se cambió de ropa, se puso una especia de bata transparente, pero con una tela multicolor, con una mangas amplias que le llegaban hasta los antebrazos y cada vez que levantaba sus brazos dejaba ver por una rendija de su tela un par de pechos pequeños pero con grandes areolas negras y con unos pezones erecto, duros y grandes como pidiendo que alguien se los mamara. Emepezamos a trabajar y a medida que pasaba el tiempo nos fuimos aburriendo y ella se fue a la cocina a preparar algo para comer. Yo la seguí escaleras abajo y la veo agachada, dejando su enorme grupa en todo su esplendor. Lo que vi inmediatamente hizo estragos en mis hormonas, pues mi verga se puso dura y con ganas de pelear. Me pongo a tras de ella mientras estaba buscando algo en las repisas de abajo, en la cocina, y me empiezo a mover y a rozarla con la verga bien dura, ella, reacciona deteiendo su busqueda, pero incia a menear su gran nalgatorio en mi verga que casi hace que me venga.

Como por descuido, empieza a subirse la bata y deja al decubierto una nalgas preciosas, me hinco para poder ver mejor entre los dos hemisferios redondos, que eran sus nalgas, y lo que descubro es un precioso ojote vibrante, que se abría y se cerraba como guiñandome un ojo, de color obscuro y como que me invitaba a mamarlo. Pues no tarde en hacer lo que me estaba invitando y empece a mamarle su culito. ella empezó a gemir y gritar de placer. Así seguí, hasta que logré meter la punta de mi lengua en su culito, entonces sentí como si me succionara la lengua y empezó hacer un movimiento de adelante hacia atras. Luego la oido decor, con una voz ronca y exitada. metemela, metemela por el ojete, rompelo, hasme tuya. Me pongo de pie y la tomo de la cintura y empiezo a intentar meterle la verga en ese pequeño orificio, y como las leyes de la fisica si falla, pues fue posible meter una cosa más grande en una cosa más pequeña. Hubo gritos de dolor y placer, pero cuando empece a metersela y sacarsela ella me pedía que se la metiera toda, a pesar de que le decía que ya estaba toda adentro. Se movía de maravilla y en pocos minutos me sacó una buena cantidad de leche, yo seguí metiendola y sacandola hasta que se puso flaccida y luego ella se voltea y se hinca y me da una mamada tremenda comiendose los restod de leche que aun quedaba. Después me dice muy seria, es mejor que te vayas y no volvamos a vernos.

Porque escribo todo esto, pues para que sepan que desde ese momento me volví una fanático del sexo anal. Y con toda muejer que salí quería hacerlo por ese hoyito tan rico.

Como les he contado, en el club de danza tenia qu ser con parejas, pero faltaban mujeres, así que a mi me tocó de pareja Víctor, que eran un rubio con ojos azules de mirada languida, soñadora, y cabellera larga que le llegaba hasta la cintura y que se lo acomodaba en una coqueto chongo, con unos palillos chinos. Su piel era tersa, sus manos suaves, cuello alargado, y cuando se me acercaba, cuando bailabamos me parecía que tenía unos pequeños pechos, que me hacían recordar los de la morocha que le había dado por el culo, y en más de una ocasión sentí cuando el baile era muy pegado, que la verga se me ponía erecta, tenía una caderas amplias que parecían los de una escultural mujer, y una cintura que envidiaría cualquiera de las alumnas de la escuela, sus muslos largo y estilizados parecían los de una venus y con unos delgados tobillos que remataban en unos pies pequeños y muy hermosos. Tanto las uñas de los pies como de las manos tenían esmalte de un rosa palido que casi parecían sus naturales. Su voz era bella y muy armoniosa, si no se fijaba uno bien podría confundirse con una mujer. Era muy buen bailarin, al principio no me gusto de pareja, pero después hubo muy buena química y nos empezamos a llevar muy bien.

Como hacía falta mujeres, el maestro de danza sugirió que algunos de los compañeros pudieran tomar el lugar de una dama. Pidió voluntarios y Víctor fue el primero que dijo que el quería representar a una mujer. Despues salieron los demás. El maestro entonces pidió los voluntarios que bailaramos con ellos y sin saber como yo ya estaba enfrente de Víctor para ser su pareja. En esta forma empezamos a ensayar unos bailes, a Victor y a mi nos tocó bailar una tango. Los primeros ensayos fueron los dos vestidos de hombres. Pero ya para casi la presentación, se les pidió que usaran la ropa que se usaría.

Así fue como vi aun Víctor transformado en una bella mujer. En cada ensayo, tenía una erección, trataba de disculparme con él, diciendole qu a veces pensaba que era una hermosa mujer que bailaba conmigo y que las hormonas hacía lo demás. Me miró de una manera tan sensual y me dijo con una voz, más sensual todavía, que no había problema. Les voy a describir como se veía Víctor, que al oido le empecé a decir Victoria: la cabellera recodigida con esos palillo chinos, en forma por demás sensual, una mínima cantidad de delineador de ojos y una pintura apenas perseptible de labios, un vestido negro, entallado que enmarcaba una figura de muejer elegante y sensual, con una abertura hacia su muslo izq. donde dejaba ver unas medias y su liguero, así como unas zapatillas de tacón de aguja. En esa forma se me presentaba Victoria.

El día de la presentación nuestro baile fue todo un éxito, pero lo más maravilloso, como Victoria iba maquillada, peinada y vestida. Cuando pase mis manos por sus turgentes nalgas, sentí que no traía ropa interior, depués en un movimiento, como no queriendo la cosa pase mi mano por entre sus piernas y no sentí ningún paquete. Entonces, él con su muslo me da tremenda sobada en mi verga que estaba a punto de estallar y este estimulo hizo que estallara, mojando mi ropa interior y parte del pantalón, pero como era obscuro y gracias a los juegos de luces nadie del público se dió cuenta, pero la que dió cuenta fue Victoria, pues pasa su mano por mi entrepierna y luego, el dedo que se mojó lo pasó por su boca. Cuando terminamos, se nos acercaron todos a felicitarnos, pero por lo sudoroso que estabamos no se dieron cuenta de la humedad de mi entrepierna.

Nos fuimos, Victoria y yo, a cambiarnos al camerino. ël se desbudo y me dejó ver su sosten con encajes y trasparente de color negro, y una tanga de hilo dental, con un pequelo corazón de metal en la parte de atrás, así como un liguero, también negro, con unas medias con un moño y con una línea atrás que recorria desde el muslo hasta el pie, que hacía que se viera sus piernas más largas y sensuales. Me acerqué y lo abracé para felicitarlo y el me dió un beso en la mejilla. Se desmaquillo y se puso su ropa de hombres, pero al retirarse el sosten, me dejó ver unos pequeños, pero bien formados pechos. No dijimos nada y salimos a reunirnos con los demás.

Todos no fuimos a festejar, pero Víctor se disculpó y se despidió. Así pasaron las cosas, en esta ocasión, habría nuevas presentaciones y cada vez nuestra relación sería más íntima

Después contaré lo que sucedió, pues este encuentro no fué el último.