Mis amigos (10: Boca de macho, boca de puto)
Mi cuerpo se arqueo involuntariamente, mientras me aferraba a las sabanas, gimiendo y gozando de aquella mamada... disfrutando de aquella BOCA DE MACHO... BOCA DE PUTO. Fue alucinante, la primera vez que me chuparon la verga y fue obra del tipo más macho y cacha que conocía.
MIS AMIGOS
Capitulo X: BOCA DE MACHO... BOCA DE PUTO.
...Hubo un momento en el que Javier quitó su mano de mi suéter, pero no me liberó. No sabía que pasaba (el suéter obstruía mi visión) pero sentía que Javier me estaba observando; de repente sentí sus dedos en mi tetilla izquierda, me las acariciaba suavemente y luego le dio un pequeño apretón. Casi de inmediato sentí la yema de uno de sus dedos en el centro de mi pecho que recorrió mi cuerpo pasando por mi abdomen, terminando en mi ombligo, no pude evitar que la tierna caricia produjera una leve contracción de mi cuerpo y un suspiro de mi boca.
Él pareció recobrar su característica personalidad y se levantó de mí con rapidez. Me agarró del cabello y me tiró en el piso (a un lado de la cama), caí golpeándome la sien con el borde de una mesita cercana a la cama, lo que me produjo una herida.
"Quítate perra que quiero ver televisión" Me dijo mientras me tiraba al suelo. Yo no dije nada, me quedé tirado en el suelo totalmente humillado y adolorido, sintiéndome como un total idiota. Me quité el suéter de la cara, pude notar las manchas de semen (clarísimas sobre mi suéter anaranjado) y una mancha de sangre producto del corte que me produjo la mesa. No le di importancia... mi orgullo me dolía más que mi cuerpo.
"Ya manchaste la sabana con tu jugo de perra, que asco..." Escuché su voz rugir nuevamente, mientras sentía el cubre cama estrellarse en mi cara, ya que Javier me lo había tirado. Yo estuve en trance por varios minutos sin pensar nada... sólo me sentía ultrajado, casi violado... era una sensación muy desagradable que no quiero volver a experimentar.
Luego de unos minutos de haberme desconectado de la realidad, reaccioné. Me levanté y me acomodé el bóxer y los pantalones, mientras Javier veía la televisión tirado en la cama, como si nada hubiera pasado; me dirigí a la pared donde había un espejo mediano, pude observar mi rostro aun con rastros de semen... leche del macho que me humillo y domino, que me hizo contonear mi culo deseando que me lo partiera en dos. Estaba incrédulo, más que por lo que hizo Javier, por mi comportamiento. Cuando terminé de examinar la herida en mi frente, me dirigí al refrigerador, en busca de agua, ya que ese sitio era tan alejado y desolado que no tenía proveedor de agua. Mientras aseaba mi herida y los restos de semen, una rabia incontenible se fue apoderando de mí, no podía creer que aquello había pasado, que otro hombre que no fuera Marcos me había convertido en un sumiso (simplemente no lo creía), me sentía mal y asustado, preguntándome si cualquier hombre que me maltratara y humillara causaría el mismo efecto, que yo me entregara a sus deseos suplicando por un pedazo de carne en mi interior.
Era la segunda vez que ocurría lo mismo, la primera vez fue Marcos, pero no me molestó ya que sentía algo por él, pero que Javier lograra el mismo efecto en mí, ya era un problema, eso no lo podía aceptar. Maldecía aquella noche en que "conocí" a Jonathan, porque desde entonces mi orientación sexual había cambiado. Mi hombría podía aceptar sentirme atraído por Marcos pero no el hecho de someterme a Javier o a cualquier otro hombre a niveles tan bajos como lo hice. La ira se iba apoderando de mí, a medida que el agua fría del refrigerador limpiaba la sangre y el semen, mientras mi piel sufría por la baja temperatura del agua.
Al terminar de asearme, me sequé con un trapo y me dirigí a la puerta de la cabaña, dispuesto a salir de allí e irme caminando hasta mi casa si era necesario. Estaba tan inmerso en mis pensamientos y vergüenza que olvidé del todo a Javier, pero su voz me lo reacordó.
"¿A dónde vas putito?" Me dijo desde la cama, volteé a verlo por unos segundos con toda la ira que sentía, pero no dije nada, di media vuelta y abrí la puerta para salir.
"¿Pretendes usar el carro?, recuerda que yo tengo las llaves... ¿o te vas caminando?... si es así llegaras mañana al barrio y ni siquiera sabes adonde estás..." Su voz me detuvo en la puerta, aceptando las últimas humillaciones de su parte.
"¡Ah!, seguro vas a esperar un autobús en la carretera, pero eso es una mala idea porque rara vez pasa un auto por aquí y no creo que le paren a los putos... pero anda ve yo no te detengo, lo que me encargo Marcos ya lo cumplí... Lo más seguro es que por ese culito caliente que tienes, algún camionero cachondo te de un aventón... claro que con tu culo de por medio..." Adornó sus palabras con unas divertidas carcajadas que retumbaban en mis oídos. Yo acepté resignado sus comentarios, después de todo me los merecía por ser tan estúpido de dejarme expuesto ante él, por revelarle las debilidades de mi ano a la persona menos indicada.
Mientras marchaba por el camino rodeado de arboles, la ira y la vergüenzas se mezclaron en mi cerebro y se convirtieron en un llanto cayado. Maldecía haber conocido a los chicos y me maldecía a mi mismo por haber permitido que la verga de Marcos guiara mi sexualidad. Me arrepentía de todos los encuentros que tuve con él y me recriminaba el haberlos disfrutado tanto.
La caminata se me hizo interminable, fueron unos 35 minutos en llegar a la carretera, para entonces yo estaba sudado y cansado, ya que no me detuve en ningún momento y el calor que concentraban los arboles del área no fue condescendiente conmigo. Permanecí mas de 2 horas esperando un autobús o que alguien se compadeciera de mí y me diera una aventó, pero ni siquiera se apareció algún camionero cachondo. Mirando las manchas de semen y sangre (casi secos) en mi suéter, maldije a Javier y a Marcos, maldije al mundo y a la vida... No estaba seguro de que horas eran, pero presentía que pronto empezaría a anochecer, y si ningún carro se detuvo de día, menos lo haría de noche, así que resignado, partí de regreso hacia la cabaña, maldiciendo que estuviera tan lejos de la carretera.
Marcos y Javier habían planeado muy bien todo, y la vida pareció aliarse con ellos, porque al día siguiente no había clases y mis padres se habían ido a otra ciudad, al entierro de un amigo de la "familia" y quien sabe si volverían. Incluso, Gianecchi debió estar involucrado, él debió aconsejarle a Marcos que me detuviera.
Cuando por fin llegué a la cabaña, con el cuerpo adolorido y sudado, a penas algunos rayos del falleciente Sol penetraban entre los árboles. Busqué con gran esperanza que alguna de las puertas del carro estuviera abierta, pero para mi descontento, ninguna lo estaba. Mi opciones eran limitadas, dormía a la intemperie, dormía en un "baño" fuera de la casa y que sólo consistía en una "taza" rodeada por tres paredes de madera y una puerta o dormía en la misma habitación con Javier.
Ni loco pretendía entrar a la casa con ese desgraciado que debía estar ansioso por contarle a los chicos lo puto que resulte ser. Tampoco me agradaba la idea del baño, así que decidí "convivir" esa noche con la naturaleza. Me recosté en una esquina de la cabaña, donde podía escuchar una canción clásica de U2 proveniente de la televisión, poco a poco el sueño se fue apoderando de mi cerebro, sin dormirme del todo. No se cuanto tiempo pasó desde que el sueño me venció pero, de repente, empecé a escuchar gemidos.
"aaaahh... aahhh... asiiiii... aaahhhh... ooohhhh... papi... aaahhh... más duuurooooooo..." Los gemidos definitivamente venían de la televisión y eran de una voz de hombre. Me levanté de inmediato y me asomé por la ventana, pero la cortina de la ventana obstruía mi visión. la curiosidad se apoderó de mí, "¿Por qué Javier estaba viendo ese tipo de video?", me pregunté y de inmediato me dirigí a la otra ventana, pero estaba en un ángulo que no me permitía apreciar lo que estaba haciendo Javier.
"aaahhhh... ¿teee guusssta...? ooohhhh... tomaaaa... mi verrrgaaa..." Los gemidos no dejaban de escucharse, y estaba seguro que uno de los que gritaba era Marcos, Javier estaba viendo los videos que ellos mismos producían y no sabía con por que motivo. Empecé a sospechar que el musculoso Javier no era tan macho como parecía, y eso aumento mi morbo, debía entrar para ver si lo encontraba en alguna "actividad" comprometedora que nivelara lo ocurrido en la tarde.
Traté abrir la puerta, pero estaba cerrada, me desesperé un poco pero recordé que Ariel me había dicho que guardaban una llave de repuesto entre dos maderas oscura que formaban parte de la cabaña. Me costó un poco encontrarlas, ya que casi no quedaba luz del Sol, pero por fin las hallé; al mismo tiempo escuchaba como Marcos y el chico que se estaba cogiendo (en el video) terminaban con ensordecedores gritos.
Me dirigí rápidamente a la puerta preocupado de que el video se hubiera acabado y que Javier se dispusiera a dormir, destruyendo mis esperanzas de descubrir alguna costumbre vergonzosa para él. Entré silenciosamente a la cabaña y cerré la puerta con llave, caminé despacio y casi de inmediato pude apreciar el cuerpo desnudo de Javier arrodillado frente al televisor. Estaba sacando el cassette de la videograbadora pero inmediatamente colocó otro y se sentó en el borde de la cama para ver la película.
Me percaté de que estaba fumando algo, algo que se había esparcido por la habitación porque el olor llegaba hasta mi nariz, causándome algo de comezón (ahora se que era marihuana). También vi en el piso varias botellas de cerveza, así que imaginé que Javier debía estar en otra dimensión disfrutando de la película. De un momento a otro apareció la imagen de Marcos en la pantalla, se veía mas delgado pero marcado, su pelo estaba muy corto y se veía infantil. Seguro era un video viejo tal vez cuando tenía unos 15 o 16 años (su apariencia en el video, casi no concordaba con el aspecto de surfer del Marcos que yo conocía, a excepción de sus bellos ojos azules); estaba sentado en una silla y empezó a tocar su pecho metiendo su mano debajo del suéter, mientras su otra mano desbrochaba el botón del pantalón y se metía en el bóxer para empezar a masajear el instrumento que yo conocía tan bien; su cara demostraba satisfacción, y de un momento a otro empezó a desnudarse, hasta quedar como llegó al mundo, y pude percatarme que siempre había sido atractivo y con muy buenos músculos... y verga.
"Mi amor... siempre has sido un papazote... ¡uuummm!, mira el cuerpito que ya te mandabas..." La voz de Javier rompió el hechizo que el video ejercía sobre mí; ¿"Mi amor"...?, ¿dijo "mi amor"?, me pregunté mentalmente, incrédulo.
"Ummmm que cosa tan bella, mira esa vergota tan rica... como me gustaría tenerla de nuevo en mi ano... ser tuyo... todo tuyo..." Decía Javier mientras se levantaba y besaba la boca y verga de Marcos sobre la pantalla. Yo alucinaba con lo que escuchaba y veía... parece que mis amigos tenían mas secretos de los que me imaginaba. "Como me gustaría tenerla de nuevo en mi ano", dijo y yo malicioso, imaginándome a Marcos partiendo en dos a Javier... pero ¿cuándo?, ¿dónde? y ¡¿cómo?! marcos me había dicho que los chicos no eran gays y me ocultó que había tenido sexo con Javier, claro que no tenía la obligación de decirme eso pero aun así me mintió.
Mis pensamientos me importaron poco cuando vi a Javier acomodarse en la cama para pajearse, mientras veía a Marcos en el video gimiendo mientras se apretaba el miembro y jugaba con sus bolas. Las dos imágenes, la del video y la "en vivo", me pusieron a mil, a pesar de que luchaba por no excitarme.
"Marcoooos... aaaahhh... Maarcos... gózame... hazme tuyo... partemeeee... aaahhhh..." Gritaba Javier, una mano imitaba los movimientos de la de Marcos sobre su verga, mientras la otra buscaba su orto. La imagen de ese machazo trigueño de puro músculo, con el torso y abdomen cubierto de una fina alfombra de bellos, pajeándose, dándose dedo y gimiendo, suplicándole a un chico que "lo haga suyo" era alucinante... y excitante. Pero yo tenía cosas más importantes que ver aquel espectáculo, tenía que dejarle saber mi presencia allí para que supiera que yo conocía su secreto, que él era tan puto como yo; debía dejar claro que él y yo no éramos tan diferentes como pensábamos. Y también quería vengarme por la humillación a la que me sometió, quería ver su cara de vergüenza y susto al saberse descubierto... al saber que conocía su obsesión por Marcos. Aproveché el momento en que dejó de mirar la pantalla y cerró los ojos, y entonces ataqué.
"Conque yo era el puto, ¿Ah?... nos damos la mano... ¿no crees?" Le dije mientras me ponía en frente del televisor. Javier abrió los ojos lo más que pudo y se incorporó en la cama de un solo saltó; me miraba como si hubiera visto a un fantasma o algo peor, eso me gustó y no pude evitar reírme, pero mi risa fue apagada por su extraña reacción.
"¿Marcos?, ¿eres tu mi amor?..." Me dijo con una cara de júbilo y sorpresa, seguramente la mezcla de la droga, el alcohol, su obsesión insana, la calentura y la silueta de mi cuerpo enfrente del televisor le fundieron algún circuito.
"Marcos, mi amor, papi eres tu... te amo por favor... damelo, damelo Marcos" Yo no podía articular palabra sólo me preguntaba que demonios le pasaba. Ver a ese animal arrodillado frente a mí, declarando su amor y su calentura con esa vocecita casi me hacen reír, pero cuando sus manos empezaron a desabrochar mi pantalón, toda la hilaridad que me producía la situación se convirtió en algo más serio.
"Dámelo... dámelo... lo quiero... ¿recuerdas aquella noche en mi casa, cuando teníamos 13 años?, nos emborrachamos, yo te besé y mientras dormías y me senté en tu pené, me dolió pero yo lo deseaba desde que llegaste al barrio... esos ojos... esos ojos me volvían loco... me vuelven loco... así que te cabalgue como loco, loco de calentura de tener a semejante hombre dentro de mi ser... ahhhh que rico fue... y yo gritaba y gritaba entregándome a ti y tu verga..." Javier seguía confesándome toda aquella locura, creyéndome la persona que tanto anhelaba, perdido en las mantas de la droga y la pasión, sin dejar de recorrer mi cuerpo con sus manos, hasta despojarme de mi pantalón.
Para ese entonces, yo estaba a mil y no tenía ninguna intención de detener lo que hacía porque de alguna u otra forma me convenía. Con mi pantalón en los tobillos, mi verga paradísima casi tras lucia a través del bóxer, Javier no lo dudo y se metió lo que pudo en la boca; yo no hice más que gemir por aquel movimiento, mientras sentía sus manos acariciar todo los rincones de mi cuerpo. Sus movimientos eran rápidos y sorpresivos, de pronto tomó mi bóxer y lo bajo hasta que le hicieron compañía a mis pantalones, mi verga saltó amenazando con sacarle un ojo. Javier empezó a darle lamidas cortas y rápidas a la punta mi babeante órgano sexual, cada lamida era un gemido de mi garganta. Por primera ves alguien acariciaba mi verga con su boca, era exquisito y sentía que estaba a punto de desfallecer... y de echo desfallecí. Las sensaciones eran tan fuertes que provocaban calambres a mis piernas, hasta que no resistieron más y caí al suelo, a pesar de que el enajenado Javier trató de evitarlo.
Javier se levantó, me asusté, pensé que el efecto de la droga había pasado, pero no (Gracias a Dios, pensé). Javier me levantó y me acostó boca arriba en la cama, dejando mis piernas apoyadas en el suelo; cerré mis ojos para que sólo mi piel me contara que es ser mamado. En pocos segundos sentí que algo húmedo y caliente cubría mi glande. "aaaahhhhh... oohhhh...", gemí sin poder evitarlo, las succiones se fueron repitiendo, pero cada cierto tiempo la boca de Javier introducía más centímetros de mi miembro en su mágica boca y volvía a succionar; repitió varias veces el procedimiento (volviéndome loco de paso) hasta que todo mi aparato llenó su cavidad. Entonces empezó a mamar como un bebe hambriento, subía y bajaba y yo gritaba y gemía, mientras mis manos se sujetaban cabeza de Javier, subiendo y bajando con ella.
"mmmhh... mmhhmm..." El "macho" gemía mientras realizaba su anhelado sueño, sin saber que la persona que detestaba era la que disfrutaba de su boca. La situación era demasiado morbosa, la luz azul de la pantalla (que indicaba el fin del video) era lo único que iluminaba la cabaña, mientras la boca de Javier me ordeñaba magníficamente.
"aaaahhhh... Javier... que bien... lo haaacessss... aaahh... oohhhh... oooohhhhh..." Me corrí mientras la boca de Javier no se quedaba quieta y sus manos jugaban con mis tetillas y bolas. Mi cuerpo se arqueo involuntariamente, mientras me aferraba a las sabanas, gimiendo y gozando de aquella mamada... disfrutando de aquella BOCA DE MACHO... BOCA DE PUTO. Fue alucinante, la primera vez que me chuparon la verga y fue obra del tipo más macho y cacha que conocía.
Javier no se conformaba con mi orgasmo y seguía chupando mi pene sensible, lo retiré de inmediato para verificar si continuaba en estado "feliz"; su mirada de idiota me confirmaba que aun la droga estaba presente en su sistema. La situación había producido suficiente morbo en mí para no querer que aquello quedara en una simple mamada.
"Mi putita Javier, que bien mamas, ¿te gusta mucho mi verga?" Le dije perverso buscando controlarlo lo más rápido posible, antes de que el efecto de la hierba y el alcohol se esfumaran.
"Si Marcos me gusta mucho, mucho... yo te amo y amo todo lo tuyo..." Me respondió como perdido, tratando de meter mi pene en su boca nuevamente, pero lo detuve.
"No... no seas mal portado... compórtate y haz todo lo que yo te diga... si te portas bien sentirás mi pene en tu culito... ¿te gustaría tenerme a mí, Marcos, dentro de ti... rompiéndote el culo una y otra y otra vez?" Le susurré al oído, con la voz más sensual que pude fabricar. Javier sólo gimió, lo que tomé por un si (bueno, hasta un no lo hubiera tomado por un si).
"Levántate y acuéstate boca arriba en la cama" Le dije suavemente, el simplemente obedeció entusiasmado, y más entusiasmado quedé yo al ver que seria muy fácil cogerme a aquel "macho". Javier abrió la piernas en el aire, esperando a que lo penetrara, pero eso no estaba en mis planes (no en ese momento), quería disfrutar lo más posible de mi revancha.
"Baja las piernas, no seas impaciente" Le dije divertido, él me obedeció con un adorable "Si Marcos". Me acosté a un lado de él y empecé a recorrer su torso semivelludo con mis manos y luego con mi boca (él sólo gemía suavemente), lo hice rápido para poder llegar a mi objetivo, su culo. Ignoré su verga por completo, lo que me hizo sentir altivo y orgulloso. Yo había escogido ser activo y el seria mi pinche puto aunque fuera sólo una noche, poco a poco, los instintos que Marcos casi había borrado en mi, volvían a surgir y Javier me estaba ayudando a recuperarlos.
Le dije que se pusiera boca abajo y lo acomode de manera que quedara arrodillado en el suelo con su torso recostado en la cama, de esa forma tenía su culo dispuesto para mi placer. Me enfile para lubricar su ano con mi lengua, pero un leve recuerdo de lo ocurrido en la tarde me detuvo y se me ocurrió algo mejor. Ensalivé dos de mis dedos en su boca y luego los puse sobre su ano cerradito, de un color rozadito que contrastaba con su piel trigueña. Empecé a moverlos circularmente, presionando levemente, notaba la exasperación de Javier por que se los metiera pero yo quería que los pidiera que se humillara como yo lo había hecho en la tarde.
- "Mételos ya por favor... no me castigues, he esperado esto desde hace mucho" Me decía mientras echaba su culo hacia atrás buscando mis dedos, pero yo evadía sus movimientos, aquello me satisfacía de sobremanera y lo prolongué algún tiempo más. En un movimiento brusco le introduje lo que tanto me pedía, provocándole un grito de placer, empecé a desearlo sin contemplación , observando sus movimientos y escuchando sus gemidos de placer. Javier estaba convertido en todo un puto sumiso y se me hacía casi increíble ver a ese chico tan musculoso retorcido de gozo por dos dedos bailando en su interior.
Mis dedos no duraron mucho en sus entrañas, ya que no quería que se corriera en ese momento y de esa forma. Cuando saqué mis apéndices de su interior, suspiró a manera de queja por no sentir su culo zodomisado.
"Tranquilo... ya te voy a dar algo mucho mejor" Le dije travieso al oído. Me preparé para apuntar mi pene a la entrada de su ano, pero algo llamo mi atención... eran la cuerdas que guindaban sobre la cama y al verla, mi mente perversa y vengativa empezaron a maquinar una cogida más especial.
"Marcos... Marcos... ya no me hagas esperar... por favor..." Me suplicó Javier y yo le respondí ordenándole que se levantara y que se arrodillara en la cama, y él ni corto ni perezoso, acató de inmediato. Permaneció inmóvil en la cama, mientras yo preparaba las correas en los extremos de las cuerdas. Luego lo tome por un hombro obligándolo a que se incorporara, entonces tomé una de sus muñecas y las ate fuertemente con una de las sogas e hice lo mismo con la otra. De esa manera Javier quedo arrodillado en la cama, con los brazos extendidos hacia arriba formando una "V". El morbo de la situación era más grande que la misma excitación., así que me bajé de la cama y tomé la videocámara y un cassette en blanco y empecé a filmar a Javier en aquella posición tan vulnerable.
Javier extremadamente cachondo me suplicaba que lo cogiera, que ya no podía esperar más... y claro yo no desaproveché la oportunidad de grabarlo pidiendo por verga. Filmaba su cuerpo desnudo, disfrutando de semejante espécimen con su cuerpo velludo sudado y con su vergota babeando por la calentura. Pero la mía (mi calentura) por fin supero al morbo, coloque la cámara de forma que grabara las acciones en la cama. Me puse detrás de Javier y empecé a besarle los oídos y el cuello de forma salvaje, torturándolo más; mientras mis manos recorrían su cuerpo felposo.
- "Daaamela... damela... damela... por favor te lo ruego..." Grito dejándome casi sordo, yo obedecí a su orden o súplica (¡lo que fuera!) de inmediato, yo tampoco podía esperar más. Tomé fuertemente su cintura con ambas manos y posicioné la punta de mi pene en la entrada de su caliente ano; en esos momentos recordé a Marcos y que hacía algunos meses lo había tenido en una situación similar; también me di cuenta de que Javier seria la tercera persona con la que tendría sexo, y la primera desde el inicio de mi "relación" con Marcos... lo que me hacía sentir algo culpable, como si estuviera siendo infiel.
Pero la calentura puede más que cualquier otra cosa, así que de un zarpazo inicié lo que mi pene y el ano de Javier habían estado esperando desde hacía mucho tiempo. El grito de Javier fue estridente, lo que a mi me agrado de sobremanera; no le di tregua a su puto ano, y lo empecé a bombear sin contemplación, recordando lo rico que era tener la verga forrada de carne de hombre. No podía entender como Marcos había logrado borrar aquellos recuerdos de Jonathan de mi memoria.
aaahhhh... Maarrrcooss... aahhhgg... Maaarg... asi, asi... damelo...damelo toooodoooo...
Tómalo... puto... aaahhhggg... ummmm... queee... rico, lo tieeeeenesss... oooohhhh.
Nuestros gritos debían escucharse por todo el bosque que rodeaba la cabaña, Javier sudaba abundantemente, empapando, lubricando nuestros cuerpos; disfrutaba el ver como sus músculos se tensaban por cada estocada de mi pene en su ano, como apretaba las cuerdas que lo ataban, tratando de contener mis ansiosas penetraciones. Yo disfrutaba increíblemente de aquel agujero húmedo y caliente, donador de tanto placer y de sus constantes contracciones sobre mi pene, que provocaban corrientes eléctricas que recorrían mi cuerpo llenándolo de éxtasis sin limites... ¡que rico es cojerse un culo apretado!
Cuando empezaba a desear que aquel placer no terminara, el cuerpo de Javier se arqueó hacia mi con tal rapidez y fuerza que casi me lanza de la cama, su cabeza quedo sobre mi hombro y dio un grito de placer con el que comenzó a correrse (sin siquiera tocarle el pene) con abundantes disparos de semen que bañaron la funda de la cama. La contracciones de su ano casi me obligaron a correrme y yo me abandoné a aquella sensación celestial, me abandoné a la satisfacción que me daba zodomizar a un tipo tan varonil y apuesto, convirtiéndolo en una masa de carne que suplica por más, más de mi ansioso miembro.
La verdad hubiera deseado que aquello durara más pero con la calentura que me produjo Javier desde la tarde era demasiada; tanto que cuando me recuperé del orgasmo lo volví acoger hasta regar su interior nuevamente, mientras Javier se corría con mi verga (para él la de Marcos) rompiéndole el ano y mis manos trabajándole las tetillas y su herramienta,
Los dos terminamos exhaustos, mientras desataba sus muñecas, Javier giro su cabeza hasta que su boca atrapó la mía para darme un apasionado beso.
- "No sabes cuanto había deseado esto Marcos... como te había deseado..." Me dijo al concluir el beso, obviamente bajo los efectos de la hierba, se desplomó boca abajo sobre la cama, quedando totalmente dormido. Yo estaba cansado, pero no pude evitar quedarme observando aquel cuerpo sudado, esa piel trigueña, espalda anchísima y musculosa, y sobretodo esas nalgas paraditas. Empecé a acariciar aquellos montes de carne dura, húmedas por el placer y la excitación; el rió de mi semen que se escurría entre sus piernas aumento el morbo, y como mi verga ya estaba dispuesta a más acción, le forcé el ano por tercera vez en la noche, él no se movió, de vez en cuando escuchaba algún gemido suave pero no poude distinguir si continuaba dormido o si disfrutaba en plena conciencia de mi verga. De todas formas eso no me importaba, las sensaciones que me producía someterlo me envolvían completamente hasta el punto de vaciar mis bolas dentro de su ano. Con esa tercera cogida quedé sin fuerzas, y sin pensar en nada más que descansar, me desplomé sobre la cama, a un lado de Javier, observando su rostro, tratando de buscar en el aquel chico rudo y grosero, aquel macho que me detestaba, pero era imposible después de lo ocurrido. Lo observé y observé preguntándome si Javier y yo seriamos los únicos hombres a quien Marcos tendría hechizado o si habrían más... lo observé una y otra vez, hasta perderme en mis sueños.
Continuara...
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Mister Venezuela
Dhani
David Gallagher
Hermano mayor
Chris Pratt
Orlando Bloom