Mis amigos (09: Vergüenza)
... ya no había vergüenza mezclada con placer, ahora sólo sentía VERGÜENZA.
MIS AMIGOS
Capitulo IX: VERGÜENZA.
Las vacaciones ya se acercaban, los meses pasaron volando y yo aun no asimilaba del todo las cosas que pasaban en mi vida. Ahora tenía una especie de relación y con un chico, no era un noviazgo ni nada por el estilo, pero era una relación o algo parecido... tener sexo con la misma persona 4 a 5 días a la semana, durante más de dos meses debe ser algún tipo de relación.
Desde aquella noche en el baño de mi casa, Marcos y yo empezamos a tener relaciones continuamente y eso conllevó a que nos hiciéramos más íntimos y unidos en las demás aspectos de nuestras vidas. Pasábamos más tiempo juntos que antes de lo ocurrido con Jonathan. No nos preguntábamos si era una relación gay o no, simplemente cogíamos y seguíamos con neutras vidas, aunque yo seguía esperando mi primer encuentro con alguna chica... para poder decidirme entre la "carne" o los "vegetales".
El sexo con Marcos era todo menos tedioso, experimentábamos todas las posiciones sexuales que dos hombres pueden lograr pera conseguir un buen orgasmo y lo hacíamos en cualquier parte que diera cierto grado de intimidad (mi casa, la piscina, el carro, etc.); por su puesto él era el activo y yo el pasivo. Ya había aceptado mi papel y lo disfrutaba en grande, Marcos me hacía enloquecer y eso no es algo fácil de dejar, sobre todo si su compañía y sus caricias eran lo único que lograba calmar los sufrimientos y penas producidas por mis padres.
A pesar de que todo iba muy bien con Marcos, había un sentimiento como de vació, de un deseo (no sabía de qué), pero era como si algo me faltara. Ese sentimiento siempre se hacía presente justo después de salir de la magia del orgasmo, un sentimiento de insatisfacción y no sabía el porqué, si el sexo con Marcos me complacía mucho.
Con respecto al resto del grupo, como les dije alguna vez, me hice muy amigo de Ariel, bueno mas que amigos, confidentes; él me contaba sus cosas y yo las mías (a excepción de lo mío con Marcos, eso era un "secreto de Estado"), era muy relajante hablar con él, era un chico muy inteligente y maduro y daba excelentes consejos, pero durante esos meses su actitud era muy extraña, aunque siempre fue el más cayado (incluso más que yo) se distraía demasiado, se reunía menos con el grupo, siempre tenía algo que hacer; yo sabía que algo pasaba pero no sabía que exactamente, pensaba que tal vez alguien lo maltrataba porque a veces tenía moretón por aquí o por allá, pero nunca le pregunté... el tiempo se encargaría de enterarme. Por su parte Javier, estaba más insoportable que nunca y varias veces estuvimos a punto de fajarnos, pero gracias a Dios... y lo repito, ¡gracias a Dios!, Marcos nos detenía a tiempo... y digo gracias a Dios, porque de llegar a fajarnos de seguro Javier arrasa conmigo.
- "No le hagas mucho caso a Javier, él sólo esta celoso de ti... Marcos y él siempre han sido buenos amigos desde hace 10 años... pero desde que llegaste tu, Marcos pasa menos tiempo con él, eso es lo que le molesta... él se siente algo desplazado pero no lo admite" Me dijo Ariel en una de nuestras pláticas.
Y Julián, por lo general siempre nos llevábamos bien, aunque el era muy manipulador, siempre lograba lo que quería con su encantadora y perspicaz personalidad, logrando que yo asumiera responsabilidades que le pertenecían por hacerle un favor. Era un picaflor, fallando con una un día y al otro la olvidaba para seguir visitando otras "flores"; y eso que tenía una novia. Angie se llamaba, poco había hablado con ella, por alguna circunstancia, a pesar de verla frecuentemente, el destino se encaprichaba en no dejarnos hablar. Ella me causaba cierta ansiedad aunque no sabía la razón (tal vez porque era una chica super atractiva), yo tampoco pensaba mucho en el asunto, era la novia de mi amigo y no quería propiciar alguna cosa que pudiera volverse comprometedora... pero el destino siempre tiene la última palabra.
La situación con mis padres no cambio, cada uno seguía en su propio mundo y sólo nos comunicábamos para cosas estrictamente necesarias y para pelear. Gracias a Dios, conseguí un empleo a medio tiempo en una tiendita del barrio, así que no dependía (no mucho) monetáriamente de ellos; básicamente me convertí en su inquilino, nada más dormía y comía en su casa
Por otra parte, mis amigos seguían con los trabajitos que les encargaba Gianecchi, yo no participaba pero les colaboraba en alguna u otra cosa que no requiriera mi presencia mientras ellos hacían lo "suyo". Durante esos tres meses tuvieron dos "trabajos", según me dijeron, ninguno era violación, pero a mi no me importaba, no quería ningún detalle sobre ese asunto... Pero no dejaba de pensar en Jonathan, en que habría sido de su vida. Poco a poco mis ganas de saber de él fueron creciendo hasta pedirle a Marcos que me diera información sobre él, quería su dirección o algún lugar donde encontrarlo, ya que fui algunas veces a aquel parque, pero nunca apareció.
Marcos era capas de conseguir esa información por medio de Gianecchi, pero se negaba, cada vez que se lo pedía alegaba que era peligroso, que me podía meter preso o que verlo podría hundirnos a los seis. Pero a mí nada de eso me importaba, además el mismo Gianecchi nos aseguro que Jonathan no había puesto ninguna denuncia, y lo sabía por el amigo que le pidió el "favor".
La última vez que le solicité a Marcos que me ayudara con respecto al tema, se enojó mucho; su actitud y su forma de hablarme me sorprendió.
"¿Para que quieres verlo?, ¿por qué tu insistencia?... ¿qué acaso quieres cogértelo de nuevo?, ¿no estas satisfecho?" Fue casi una escena de celos, lo que me pareció gracioso y me extraño a la vez, había algo entre nosotros, pero no éramos novios, no había compromiso, era pura y simple atracción, por lo menos eso fue lo que yo tenía entendido. No comprendía su molestia, ni porque me había reclamado de esa manera.
"Tu sabes muy bien porque quiero verlo... pero no importa, olvídalo" Le dije con un tono neutro, era obvio que no quería ayudarme, así que era por gusto seguir insistiéndole. Además no quería discutir con él, no me gustaba. Pero que no me ayudara no iba a detenerme en mis intenciones de ver a Jonathan.
Conseguí el numero de teléfono de Gianecchi con Ariel (que me apoyaba en todo lo que podía, aun en contra de los deseos de Marcos) y conocerte una cita con él, por supuesto que Gianecchi me conocía... después de todo, yo aparecía en uno de sus "productos". Le dije (por teléfono) que quería hablar con él y aceptó, seguro creyendo que yo quería entrar en alguno de sus "proyectos".
Propuso la cita para un viernes, tarde en la noche. Yo ya presentía por donde iban sus pretensiones. Al estar en su oficina quiso hacer un trato por la información que yo requería.
"Sabes que es muy peligroso lo que pides... pero podemos hacer algo, yo te doy la información que deseas... y tu en cambio... me das "algo" Obviamente se me insinuaba. Cuando entre a la oficina me sorprendió ver a un hombre de cuarenta y tantos años con apariencia de un joven de 25 años (o menos), masculino y muy apuesto. Admito que fue una tentación para mi aquella propuesta, me imaginaba culiando a ese hombre, mayor que yo, sodomizándolo hasta correrme dentro de él, pero me contuve. Él no era una persona grata para mí, así que rompí sus ilusiones con una fría amenaza.
"Yo no quiero nada con usted... sólo deme lo que le pedí. Sabe que de descubrirse lo que se le hizo a Jonathan esa noche, usted y su amiguito serian los más perjudicados... Corrupción de 4 menores de edad, ¿cuántos años cree que le den por cada uno? y súmele los años por haber orquestado la violación de otro menor de edad... saque cuentas" Mi voz era firme, pero por dentro estaba que me moría del susto.
"No te atreverías, tu también perderías mucho si todo se sabe" Su cara mostraba confianza, lo que me molesto y asusto mucho, tal vez había sido un error ir hasta allá para amenazarlo, pensé.
"¿Cómo sabe que no me atrevería?, usted no me conoce...si me conociera, no hubiera sido tan estúpido de insinuárseme" Fue la mejor actuación de seguridad que he hecho en mi vida... y gracias a Dios resultó, porque Gianecchi cambió su semblante, tomó una hoja y pluma y me apunto le dirección de Jonathan.
"Eres un chico decidido, eso me gusta... piensa muy bien lo que quieres, espero que no nos arrepintamos en el futuro... también piensa en mi "proposición", aun está en pie" Me dijo mientras salía de su oficina, tentado a regresar, tirarlo sobre el escritorio y partirle en dos el culo (hasta el alma). Salí casi corriendo del edificio, con el corazón a punto de estallar por el nerviosismo y mi pene a totalmente parado, no se si por su proposición o por el hecho de haberme impuesto sobre Gianecchi. Tuve ganas de ir a la casa de Jonathan esa misma noche, pero ya era muy tarde y al día siguiente debía ir al colegio, así que me tuve que aguantar.
Me tomó mucho dormir, pensando en que le diría a Jonathan cuando lo viera, si me arrepentiría de aquello como me había advertido Gianecchi y Marcos, y también pensaba en él, en Gianecchi, en lo atractivo que era y en su proposición; parte de mi ser me recriminaba por haber rechazado la oferta. Mi cuerpo estaba sensible, así que tuve que masturbarme para apagar mi calentura, mientras me reprochaba a mi mismo... aquella noche podía haber tenido más que mi mano rodeando mi verga...
Al día siguiente, en el colegio, estuve muy contrariado porque tenía la dirección de Jonathan pero pensar en ir a su casa me aterraba. Ya no me sentía tan seguro como la noche anterior y casi le daba la razón a Marcos cuando me decía que era una locura lo que pretendía.
- "Piensa bien lo que vas a hacer... recuerda que tu no eres el único en juego aquí... Ariel, Julián, Javier y yo también podemos salir perjudicados" Me dijo Marcos, ese día, durante la hora de recreo, sabiendo que Gianecchi me había dado la dirección del chico, pero también me dijo que no haría nada para detenerme.
Yo quería saber como estaba Jonathan, saber que había sido de su vida. Todo el día me lo pasé meditando el asunto, al final decidí ir... pero mis planes no estaban para ese día. A la salida me reuní con Marcos y Javier en la entrada del colegio, cuando me acercaba a ellos, noté que estaban como discutiendo, pero al final (como siempre) Marcos pareció ganar la discusión que terminó con un malhumorado "esta bien " de Javier.
"¿Qué decidiste?" Me preguntó Marcos cuando estuve con ellos, refiriéndose al asunto de Jonathan.
"Voy a ir hoy mismo, pero más tarde" Le dije seriamente.
"Esta bien, no puedo hacer nada para evitarlo, pero recuerda lo que te dije.
"¿Ir a dónde?" Pregunto Javier algo enojado, sin comprender la conversación.
"No es nada importante, no te preocupes" Dijo Marcos terminando con la conversación.
Pregunté por los demás y me dijeron que estaban ocupados, Ariel estaba haciendo un proyecto de ciencias en grupo y Julián estaba castigado en un salón de clases por groserías a un profesor (para variar). Pensé que iríamos a la cancha de fútbol o a la esquina del barrio en donde solíamos hablar, pero nos dirigimos a la casa de Marcos. Cuando llegamos Marcos me pidió un favor.
"Me preguntaba si podías acompañar a Javier a la cabaña, para que lo ayudes a traer el televisor dañado. A demás debemos arreglar el lugar y para una sola persona es mucho trabajo" Su petición me pareció un poco extraña, ¿que ayuda necesitaría Javier para cargar un televisor, con el cuerpo enorme que tenía? y también, ¿que tan grande podía ser esa cabaña, para que necesitara más de una persona para limpiarla?
"No te lo pediría si yo pudiera ir, pero hoy tengo practica de nado y además tengo que quedarme a dormir en la piscina... y no te preocupes, que entre los dos, no demoraran más de una hora... no es algo que vaya a interferir con tus planes" Continuó Marcos para tratar de convencerme. Yo tuve una leve sospecha de que quería evitar que fuera a ver a Jonathan, pero me parecía que sus intenciones más bien eran las de hacerme pasar más tiempo con Javier, con el objetivo de que nos lleváramos mejor ya que nuestra relación estaba cada vez peor. A pesar de mis anteriores dudas, decidí ir, no creía que la tarea tomara mucho tiempo y además, tenía mucha curiosidad por ver ese lugar; no había regresado ahí desde lo de Jonathan y aun entonces no había podido ver bien el lugar.
"Esta bien" Acepté; partimos desde allí (ya que el coche estaba en la casa de Marcos), Javier conducía, antes de dirigirnos a la cabaña, fuimos a nuestras respectivas casas a cambiarnos el uniforme y partimos de inmediato. Fue muy extraño, porque Javier y yo nunca habíamos estado solos. Nuestra "amistad" era tan inexistente, que cuando (por alguna peculiar razón) sólo quedábamos él y yo, cada uno tomaba su camino; obviamente con Marcos, Ariel e incluso con el mismo Julián, era muy diferente, podía tener una charla amena con ellos, sin la presencia de otra persona.
Yo trataba de hacer conversación, pero el simplemente me ignoraba o me respondía fríamente, por lo que el viaje fue muy incomodo para mí. Pero insistí, hasta que el se cansó y prendió el radio del carro a todo volumen. Con ese gesto entendí que no quería hablar y yo no era masoquista para seguir insistiéndole, así que permanecí en silencio el resto del viaje, reconociendo mi estúpido error de haber aceptado la proposición de Marcos.
Tomó casi una hora llegar al camino a través de los árboles y unos 15 minutos en llegar a la cabaña. Me pude percatar que la cabaña se encontraba en un terreno muy amplio, delimitado por un muro interminable. Marcos me había comentado que la cabaña estaba dentro de una propiedad de Gianecchi, así que no tenían problemas para moverse libremente por el área.
Al entrar a la cabaña, me sorprendí, de día, podía observar detalles que la calentura (en la noche con Jonathan) no me dejo apreciar. El lugar era más grande de lo que esperaba; consistía en una habitación muy amplia donde se encontraba la cama, la televisión (grandísima), la videograbadora, una nevera llena de comida chatarra y muchas otras comodidades. Pude apreciar que habían cambiado la cama, era más grande y alta. Me dio un poco de corte no ver la cama donde había tenido mi primera experiencia sexual.
También me percaté de que habían colgado cuerdas negras en el techo que terminaban en correas y que estaban justo sobre la cama (no quise ni imaginar que le hacían a las "estrellas invitadas" en sus videos).
Javier se dirigió directamente al refrigerador, de donde sacó una cerveza, luego se echó en la cama y prendió la televisión con el control remoto. A todo esto, yo lo miraba incrédulo, pero el ni se inmutaba.
"Vamos a arreglar o... ¿No se suponía que el televisor no servia?" Mi mente a penas empezaba a funcionar, buscando la respuesta al porqué del engaño, cuando Javier me dio el golpe final.
"¿De verdad eres tan ingenuo... para pensar que Marcos te iba a dejar ir a buscar a tu "noviecito?" Sabía que eras imbécil... pero no cuanto" Me decía esto con una voz muy calmada, mientras no despegaba los ojos del partido de fútbol en la pantalla.
"¿Me trajiste hasta aquí para evitar que fuera ver a Jonathan?" La pregunta estaba de más, pero aun no reaccionaba del todo a la situación.
"No está claro?... Eres tan idiota, te imaginas lo que podría pasarnos si ese chico llega a ver a alguno de nosotros... ¿pensaste que íbamos a dejar que nos pusieras a todos en peligro por un simple caprichito tuyo?" Ahora si me miraba, y su rostro demostraba el gusto al humillarme, de enfrentarme sin que yo pudiera reaccionar ante las palabras que escuchaba. Su cara de gusto me estaba molestando y lo peor era que no sabía que responderle, pensé que Marcos no le había comentado a los chicos lo que yo pretendía y comprendí que considerar el tema de Jonathan como un asunto que sólo le incumbía a Marcos y a mí, fue un grave error.
"Me engañaron como un tonto, lo acepto, pero no puedes evitar que me vaya" Fue lo único que pude replicar y salí de allí, dispuesto a tomar las llaves del coche y marcharme, mientras escuchaba un "adelante" irónico de Javier. Al llegar al coche, recordé que Javier había tomados las llaves, así que muy enojado aun y llenándome el poco orgullo que me quedaba, regresé en busca de las llaves.
"Damelas" Le dije lo más firme que pude.
"Ven por ellas" Me dijo, incorporándose en la cama, mientras sacudía las llave en el aire con la mano derecha. Fue un momento de tensión, ahora no estaba Marcos para detener lo inevitable y todas las dudas que tuve al principio de aceptar su reto, fueron remplazadas por la ira que sentía en ese momento, por haber sido engañado como un niño, y sobre todo porque me enojaba pensar que Marcos me había burlado.
Supongo que Javier había estado esperando ese momento desde hacía tiempo y yo... yo necesitaba descargarme, así que me fui encima de él. Javier se paró de inmediato deteniendo mi acometida y me lanzó al suelo. Su fuerza me impresionó (y también me asusto... lo admito), pero cuando la adrenalina y la testosterona te saturan la sangre, no existe el miedo y mucho menos la razón. Me levanté y le lancé un derechazo rumbo al rostro, pero logró esquivarlo y me propinó un golpe en el estomago que terminó con mis fuerzas y con el enfrentamiento. Caí al piso retorcido de dolor, mientras Javier se reía triunfador.
Pasaron algunos segundos y yo aun luchaba por recuperar el volumen normal de mis pulmones, pero Javier no tenía compasión; me pasó un brazo por delante del cuello, y de esa forma me levantó del piso. De la forma en que me sostenía, el aire llegaba parcialmente a mis pulmones y yo luchaba par liberarme de su "abrazo".
- "¿Sabes cuatas ganas tenía de demostrarte que eres un alfeñique, un payaso?... Lástima que Marcos no esté aquí para ver lo patético que eres en realidad... ¿Sabes las ganas que tengo de partirte en dos, de quebrar cada hueso de tu cuerpo hasta que no recuerdes ni quien eres?... Pero no, puedo darte mejores usos" Cuando terminó de confesarme su odio, me tiró en la cama. Yo quedé boca abajo, tosiendo, luchando por recuperar mi respiración normal; me sentía mareado y como si mi cabeza fuera a explotar.
Javier aprovechó mi debilidad, se acercó a mí y empezó a bajarme el pantalón junto a mi bóxer, para dejar expuestas mis nalgas, mientras mi pene quedaba libre sobre la cama. Yo traté de resistirme, pero aun no me recuperaba del todo, Javier se montó en la cama, hincándose sobre mi cintura; con su peso neutralizaba mi resistencia y con una mano me hundía la cabeza en la cama y con la otra me acariciaba el trasero.
"¿Sabes?... te estuve observando la noche en que violamos al maratonista... de verdad te gusto la cogedera entre machitos... y hasta le diste una buena mamada al putito ese... ¡Y mírate estas nalguitas tan redonditas que te mandas...! de seguro debes gozar con una herramienta separandolas..." La voz de Javier demostraba su excitación, mientras seguía manoseando mis sentaderas, yo luchaba pero era imposible que pudiera hacer algo contra su fuerza. Por unos instantes Javier dejó libre mi cuerpo, para sacar sus 21 cm de carne gruesa, traté de aprovechar ese momento de respiro para incorporarme, pero mis movimientos fueron torpes y lentos, por lo que Javier volvió a postrase encima de mí. Todo su cuerpo cayó a lo largo del mío, atrapándome con el peso de sus músculos. De inmediato sentí un mordisco en mi oreja que me hizo gritar y luego atacó mi nuca, luego empezó a besarme rudamente intercalando mordidas dolorosas. Mi verga (para mi sorpresa y pesar) empezaba a reaccionar, ya que por el forcejeo era friccionada sobre la sabana, a esto se unían la boca de Javier en mi nuca y el tacto de su grandísima verga entre mis muslos. A pesar de que mi cuerpo empezaba a responder a sus acciones, yo no quería nada con él... quería violarme y era algo que no deseaba... y menos, que supiera que mi ano ya no era virgen y que en efecto, como el lo supuso, que gozaba con una verga bien profundo en mi cuerpo.
"Dejameeee... aaaahhhgg... deja... detente maldito... ahhhggg" Yo me resistía, tratando de evitar la inminente violación, pero físicamente Javier era superior a mí.
"Cálmate putito... horita lo empiezas a disfrutar, te voy a dar mi verguita para que te alegres" Decía esto, mientras me tomaba de las muñecas (inmovilizando mis brazos sobre la cama), entonces se irguió sobre mi cuerpo, y metió su pene entre mis nalgas. Con su pene en esa área, me paralizó, porque si me hubiera movido, yo mismo hubiera producido la penetración. Cuando me quede quieto, él empezó a pasar su pene por todo lo largo de mi raja, frotando mi ano y las paredes internas de mis nalgas. En esa situación, recordé aquella noche con Marcos, en el baño de mi casa, la forma en que logró convertirme en un puto sumiso a su verga; aquellos recuerdos empeoraron mi situación, porque comenzaron a fluir en mi las sensaciones que me vencieron y que le dieron la victoria a Marcos. Lo que Javier me hacía era humillante, y por eso me excitaba... me estaba sodomizando y yo no podía hacer nada al respecto y esa situación de impotencia, de inferioridad me llenaba de éxtasis. Mi verga estaba al máximo y podía sentir mis jugos manchando la sabana y los de Javier impregnando la entrada de mi ano.
"¿Te esta gustando, verdad puto?... Es que se te notaba a leguas lo puta y lame verga?" Sus palabras me ofendían, pero a la vez me prendían más y él lo notaba. Alternaba sus insultos con besos y mordiscos a mi nuca y cuello, lo que arrancaba de mi gemidos de entrega total, mientras movía mi cadera incitándolo a penetrarme.
"¿Ya lo quieres dentro, verdad?, ¿quieres que te parta como a una puta?" Decía esto, mientras colocaba la punta de su verga en mis labios anales, presionando levemente. Sus preguntas continuaban y su verga me desesperaba, tuve que contestarle.
"Si... si hazlo yaaaaa... ¿qué esperas?... rooommpeme" Le dije exasperadamente, volviéndome a convertir en una perra, aceptando que él era superior a mí, física y mentalmente. Una risa irónica de su parte, siguió a mi suplica.
"Lo sabía, eres toda una perra de culo caliente" Decía todo esto, mientras soltaba mis manos y se incorporaba. Luego me volteó boca arriba y cuando vio mi verga paradísima y babeando, soltó una carcajada tenebrosa.
"Mira como te llora la verga por tener un pedazo de carne en tu culo... mírala como llora" Decía esto mientras me masturbaba, pero mi erección comenzaba a disminuir, mis deseos sumisos se consumían con cada frase burlona de Javier, ya no había vergüenza mezclada con placer, ahora sólo sentía VERGÜENZA. El no esperó a que mi verga regresara a su tamaño normal para dejar de pajearme, la soltó diciéndome que no quería que "la puta" (o sea yo) se corriera; dicho esto, se echo encima de mi sentándose sobre mi pecho, sacándome el aire. Yo forcejeaba, pero era imposible, era demasiado peso, demasiado hombre para poder detenerlo, y mis piernas no alcanzaban a golpearlo. Intenté con mis manos, pero el las domó con una sóla de sus enormes manos, inmovilizándolas sobre la cama (arriba de mi cabeza) sujetándolas por las muñecas (en X).
Cuando me tuvo inmóvil, con su mano libre tomaba su verga aun parada y babeante, la embarraba por mi barbilla, yo me resistía moviendo la cabeza, pero él no dejaba de torturarme, así que intenté morder ese pedazo de carne, lo que evitó hábilmente.
"Me querías morder... perra" Dijo enojado, soltando de inmediato una fuerte bofetada que volteó mi rostro y me hizo gemir.
"Para que respetes" Agregó, tomándome fuerte de la barbilla; me dio otra bofetada, moviendo mi rostro al lado contrario, produciendo en mí otro gemido.
"Maldito" Le dije, pero el sólo sonrió.
"La perra ésta enojada porque no le han dado su leche hoy... pero eso se puede arreglar" Me contestó irónicamente y de inmediato empezó a masturbar su monumento sexual. Yo sabía lo que pretendía y forcejeaba tratando de escapar pero él me aprisionaba más fuerte, causándole dolor a mis muñecas y pecho. La imagen de su verga siendo frotada tan cerca de mi rostro y su cara bañada en placer me hipnotizaron por un segundo, manteniendo la vista fija en el espectáculo.
"¿Te gusta lo que vez?" Me dijo viéndome con los ojos entrecerrados y jadeando, con mirada picara. Mi descuido me produjo más vergüenza, pero ya no seguí luchando, sólo esperé a que él terminara de hacer con mi cuerpo lo que le placiera.
"¡Toma perraaaaa... tuu... aaaahhhh... leeeechiitaaaaaa! Por suerte su venida no demoró mucho, se corrió con su rostro demostrando gran placer y satisfacción, bañando mi rostro con 6 chorros de leche espesa. Su orgasmo llegó manchando mi rostro, mis cabellos y mi orgullo, mientras yo cerraba ojos y boca para evitar que su corrida ingresara a ellos, pero no pude salvar a mi nariz del fuerte olor de ese jugo de macho... macho que me engañó dos veces en el mismo día, un engaño para detener mis planes y el otro para humillarme. Ya me puedo imaginar la escena, como si fuera un espectador, mi cuerpo regado en la cama, con mi bóxer y pantalón por las rodillas, mi verga mojada y morcillota sobre una de mis piernas, Javier encima de mi con su verga en una mano y mis muñecas atrapadas en la otra y por último, mi rostro y cabellos bañados en leche blanca y espesa... debo admitir que el recordarlo me excita.
Cuando Javier recupero la cordura, limpió su mano húmeda de lefa con mi suéter, estuve a punto de protestar pero ¿ya para qué?, luego tomó la parte inferior del suéter y cubrió mi cara con su tela (dejando mi pecho y abdomen expuestos). La restregó sobre mi rostro de forma ruda, acusándome dolor, pero yo no luchaba sólo esperé a que terminara de humillarme...
Continuara...