Mis amigos (03: A través de los árboles)
A TRAVÉS DE LOS ÁRBOLES DEL PARQUE, pensaba en que yo también había cambiado esa noche. Me sentía como nuevo, encendido, con unas ganas de vivir increíbles...
MIS AMIGOS
Capitulo III: A TRAVÉS DE LOS ÁRBOLES DEL PARQUE.
...Estando en esas cavilaciones la voz de Julián, felicitándome por tan buena cogida, me hicieron regresar a la realidad. Entonces me di cuenta, que aquella situación me hizo olvidar que había cuatro personas más en ese cuarto, observando y filmando todo lo que sucedía. Pero no sentí vergüenza, me sentía un hombre nuevo, aquello había encendido una chispa dentro de mi ser, me sentía bien... la verdad, ¡muy bien!. Para entonces mi pene ya había salido de aquel agujero, me incorporé apoyándome en mis manos y rodillas, pero no me bajé de la cama, permanecí hincado, con las piernas de Jonathan aún rodeando mi cintura. Yo lo miraba fijamente, tenía la cara roja de vergüenza, mechones de cabello húmedo caían en su rostro y evadía mi mirada.
Comencé a jugar con el semen que había en su pecho, esparciéndolo por toda esa área, entonces volvió su cara hacia mí, viéndome a manera de súplica para que lo dejara en paz. Pero ni esa cara angelical podía apagar las llamas que esa cogida había encendido dentro de mí; me incliné sobre su cuerpo y con dos de mis dedos, tomé parte mi semen que escurría de su ano y los dirigí a su boca, trató de resistirse pero lo tomé por los cabellos y lo obligué a que chupara mis dedos. Repetí esto varias veces (demostrándole que yo disponía sobre su cuerpo), mientras escuchaba los comentarios de mis amigos, como: "vaya que si le a gustado él muchachito a éste", y cosas por el estilo.
La calentura volvió a apoderase de mí, me acomodé dispuesto a cogérmelo nuevamente, pero Javier me tomó por un brazo y me bajó de la cama.
"¿Qué demonios haces?", le pregunté.
"Ya lo cogiste y lo gozaste... ahora es mi turno", me respondió mientras subía a la cama.
Yo estaba a punto de abalanzarme sobre él para quitarlo de allí, no iba a permitir que se cogiera al chico que acababa de hacer mío, pero Marcos me detuvo, tomándome por los hombros. Yo traté de liberarme pero, muy serio, me dijo que me calmara... que debía compartir con los demás.
Me llevó al sofá, yo estaba bien encambronado; era increíble, nunca antes me había sentido así. Cogerme a ese chico hizo surgir en mí una confianza y agresividad que jamás pensé tener. Mientras veía como Javier liberaba las muñecas de Jonathan de sus ataduras y lo colocaba en cuatro patas sobre la cama, mi sangre ardía de la rabia, ese chico me pertenecía, yo le hice ver el cielo, fui el primero en abrir su cajita de placer, lo hice desbordarse de gozo mientras mi leche lo quemaba por dentro y fue mi semen el primero que su lengua saboreó... ¡yo fui el primero! Todas estas cavilaciones más que enardecerme, me calmaron, me brindaron satisfacción, pensar que lo había marcado con mi leche (como quien marca una res con un "fierro caliente") me tranquilizaba; Jonathan podía ser cogido mil veces y eso no borraría mi huella.
Los gemidos y las suplicas de Jonathan me sacaron de mis pensamientos. Javier lo tenía en posición de perrito penetrándolo con sus 21 cm de carne, gruesa y dura, con una mano agarrandole la cintura y con la otra le tomaba el cabello, halándole la cabeza hacia atrás; Jonathan sólo gritaba por el dolor que le causaba semejante cañón. Entonces Julián se colocó enfrente de su cara, introduciéndole su verga de 18 cm en la boca, callando los quejidos del pobre muchacho. Yo estaba calentísimo todavía y esa escena del chico siendo culiado por la boca y el culo, por mis amigos, era demasiado estimulante. Estaba sentado en el sofá con Marcos que al ver mi verga paradísima, empezó a pajearla con una de sus grandes manos, su toque era suave pero firme, jugaba con mi verga de diversas maneras que me volvían loco, mientras mis ojos se perdían en un conflicto: permanecer abiertos para observar la bacanal gay enfrente de mí o cerrarse para perderse en las sensaciones que producían esa mano de genio.
Javier y Julián gemían y se movían cada vez más rápido, insultando con obscenidades a "mi puto". De los pocos gemidos que lograban escapar de la boca de Jonathan, ya no se podía distinguir si eran de dolor o de placer; entonces Javier empezó a masturbarlo y en pocos minutos logró que Jonathan, convulsionándose, se corriera en 3 disparos de semen sobre la cama. Luego fue el turno de Julián que no resistió más y se corrió intensamente dentro de la boca de Jonathan. AAAAAHHHHH.
Jonathan dejaba escapar el semen entre la comisura de sus labios, a medida que Julián seguía con movimientos de penetración en su boca. Julián sacó su verga, Javier continuaba con su mete y saca como poseído, era impresionante ver su cuerpo trigueño, musculoso y enorme, todo sudado sometiendo a un chico más delgado. Yo estaba algo enojado, a pesar de estar disfrutando el espectáculo... mentalmente le recriminaba a Jonathan, ¡mi puto!, por ser (valga la redundancia) tan puto de haberse vuelto a correr con dos vergas, ajenas a la mía, dentro de su cuerpo.
Javier gritaba como un león, profiriéndole obscenidades al maratonista, del cual se volvían a escuchar gemidos de dolor, de repente Javier sacó su falo y volteó a Jonathan, dejándolo desmoronado boca arriba en la cama. Tomó su verga y se la jamaqueó unas dos veces y con un rugido se vino a mares bañando todo el cuerpo del chico que sólo alcanzaba a respirar agitadamente. Yo ya había soportado lo suficiente las acciones en la cama y la mano de Marcos en mi miembro
- AAHH... AAAAAHHHHHH... AAAAAAAAHHHHHHHHH. Agitándome y gimiendo, me corrí casi al mismo tiempo que Javier. Marcos se encargó de que mis disparos paran en mi cuerpo; un poco cayo en mis labios... por primera vez probé mi propio jugo de placer. Marcos me dijo que me limpiara, se levantó y empezó a desnudarse dándome la espalda. Me quedé hipnotizado observando como se marcaban los músculos de su amplia espalda cada vez que se movía para retirar su correa, pantalones, medias y zapatillas. Más impactado quedé cuando empezó a caminar hacia la cama, ver su cuerpo blanco, sus músculos y sus nalgas redondas moviéndose en un ritmo narcotizante... en ese momento desee poseerlo, pero pensé que eso sería imposible, esa noche y en cualquiera otra, porque él era mi amigo y era demasiado hombre para dejarse coger por alguien y mucho menos por mí... ¡que equivocado estaba!
Marcos pidió un trapo a Julián y se recostó a un lado de Jonathan y empezó a limpiarle el cuerpo del abundante semen que Javier había regado sobre ultrajado chico. Cuando lo dejó totalmente limpio, se incorporó un poco y empezó a besar apasionadamente al chico, mientras con una mano le acariciaba el cuerpo sudado por las intensas "actividades" a las que fue sometido. Con su boca recorrió el cuello y el pecho de Jonathan, entre tanto, su mano empezaba a estimular la verga del maltratado maratonista, logrando una mediana erección. Jonathan suplicaba con una voz muy apagada (por el cansancio y la excitación), que le dejaran en paz... pero eso no estaba en los planes de Marcos que se sentó en el borde de la cama (frente a mí), luego levantó a Jonathan poniéndolo de espaldas a él (movía el cuerpo maltrecho del chico como si fuera una marioneta), hizo que el chico se sentara en su verga de unos 21 cm de un sólo movimiento. Me asusté un poco, porque Jonathan dio un fuerte grito de dolor y pareció desfallecer ante la brusca envestida de Marcos; aun así, yo no perdía detalle de lo que estaba pasando, y mi verga empezaba a endurecer.
Marcos tomó las caderas a Jonathan y lo empezó a mover de arriba abajo, mientras el chico sólo se dejaba hacer, gimiendo débilmente, desplomado sobre la humanidad de su cuarto violador; tenía la cabeza recostada en un hombro de Marcos y sus brazos caían inertes a los lados de su cuerpo. Con una mano, Marcos recorría el cuerpo de Jonathan, le apretaba las tetillas, acariciaba su pecho y abdomen; mientras con la otra, estimulaba el miembro flácido del chico y sus labios se apoderaban de sus orejas y cuello. El miembro de Jonathan volvió a recuperar la media erección que había perdido por la violenta envestida. Marcos jadeaba a medida que se cogía a Jonathan y me miraba de una forma muy lasciva que me hizo sonrojar. De vez en cuando aceleraba sus envestidas y lamía una de las orejas de Jonathan, entonces me miraba fijamente como incitándome... como invitándome a participar.
Sus insinuaciones me habían convencido, más que de excitación, era por un sentimiento dentro de mí que me decía que debía obedecerle a esos intensos ojos azules y a ese adonis que empezaba a despertar en mí, un interés especial, un interés que nunca había experimentado hacia un hombre.
Me levanté del sofá, mientras Julián y Javier se ocupaban de ponerse sus ropas y Ariel filmaba la cogida; me dirigí hacia Jonathan mirando fijamente a Marcos y me arrodillé frente a ellos, sin dejar de mirarlo. Luego posé mis ojos en la media erección del maratonista y miré nuevamente a Marcos, su mirada sátira me invitó a atreverme, a probar el miembro de otro hombre por primera vez. Metí lentamente la anatomía de Jonathan en mi boca y pude sentir que su respiración se agitaba y sus gemidos aumentaban. Empecé a chupar y lamer suavemente, disfrutando el momento, no porque me gustara tener la verga de un hombre en mi boca sino porque Marcos y yo estábamos juntos, dirigiendo el cuerpo maltrecho de un machito a un orgasmo doloroso y obligado. Su pene crecía pero sus gemidos continuaban viniendo del dolor de su ano, de sus bolas y de su miembro sensible, y nos suplicaba llorando que nos detuviéramos pero no lo haríamos, queríamos que se corriera, que llegara hasta el final. Marcos arreció sus movimientos y yo mis mamadas, con unos débiles gritos de placer y dolor, Jonathan se corrió entre gemidos y llanto, con dos disparos muy líquidos de leche caliente, que probé extasiado por nuestro triunfo. Al mismo tiempo Marcos también se vino, con los ojos cerrados y con gemidos de placer. Yo lo miraba, me pareció una de las cosas más bellas que había visto; mientras se corría, su cara había tomado un toque angelical y vulnerable, lo que me hizo desearlo de nuevo, por lo que mamaba la verga de Jonathan como si fuera la de Marcos, causándole más dolor al chico.
Marcos regresó a la realidad y me pidió que para de chupar ese pedazo de carne, levantó a Jonathan y lo acostó en la cama. Le preguntó a Ariel si lo había gravado todo y éste le respondió afirmativamente. Entonces Marcos se incorporó y comenzó a vestirse, ordenándome que también lo hiciera. Mi verga estaba durísima, pero tendría que esperar otro momento para estimularla, porque aquello había acabado.
Por unos instantes sentí lastima de Jonathan, lo habíamos utilizado como un pedazo de carne y cuando satisfizo nuestras calenturas, lo dejamos tirado como una muñeca inflable; se hallaba boca abajo sobre la cama, llorando callada e inconsolablemente, mientras Javier y Julián se burlaban diciendo que tenía un culo apretadito, que era toda una putita y cosas así. Yo me enojé y les dije que se callaran y que lo dejaran en paz.
"Cállate tu... puto mama verga". Javier me respondió rudamente.
"¿No quieres que maltraten a tu nuevo novio?" Le secundo Julián con su acostumbrada altanería.
Yo estaba a punto de responderles cuando Marcos dijo que nos calmáramos, entonces tomó la ropa Jonathan que estaba sobre el piso y se dirigió hacia la cama, sentó al chico y le seco con un dedo las lagrimas, eso me pareció muy tierno y me hizo sentir más respeto hacia Marcos. Luego, comenzó a ponerle el suéter, luego el calzoncillo tipo bikini, los pantaloncillos, las medias y por último las zapatillas; le preguntó donde vivía, él chico permaneció en silencio desviando su rostro de la mirada de Marcos, quien lo tomó suavemente de la barbilla girándole la cara para mirarlo fijamente a los ojos y volvió a preguntarle, esta vez si respondió (en ese momento llegué a pensar que los ojos de Marcos debían ser mágicos porque lograba que las personas hicieran lo que él quería). Nuestro jefe se levantó y dijo que era hora de irnos. Con una cuerda empezó a enlazar las muñecas y tobillos de Jonathan que se notaba nervioso, pero no se resistía.
- ¿Te sientes bien? ¿adónde quieres que te dejemos, cerca de un hospital o de tú casa?. Le preguntó Marcos, Jonathan, casi como programado, respondió: "En el parque... por... favor". La actitud tan condescendiente de Marcos hacia Jonathan era de lo más inverosímil, sobre todo después de haber dirigido la violación del mismo.
Todos nos dirigimos a la salida, afuera del cuarto me di cuenta que estábamos en una especie de cabaña rodeada de árboles, por la oscuridad no pude tomar más detalle del lugar, únicamente que estaba muy alejado de la carretera (por el tiempo que demoramos en llegar a ella). Marcos metió a Jonathan de nuevo en el baúl del carro y de inmediato nos fuimos del lugar. Durante el transcurso nadie había hablado, hasta que Marcos rompió el silencio diciéndome:
- "Escucha Thomas, no digas nada a nadie sobre lo que ha ocurrido esta noche. Hoy te convertiste, en verdad, en parte del grupo y de muy buena gana participaste de lo que hicimos".
Yo sólo asentí con la cabeza, por dentro la vergüenza me consumía, sus palabras me recordaron que lo que hicimos no fue correcto. Estaba muy preocupado y confundido, durante el trayecto no dejaba de pensar en mi futuro con los chicos. Después de lo ocurrido esa noche, no sabía si seguir con ellos o alejarme... no sabía nada.
En más o menos una hora llegamos al estacionamiento cercano al parque, de donde habíamos partido hace unas 4 horas, cuando raptamos al chico. Marcos y yo fuimos los únicos que bajamos del auto. El lugar estaba desolado, por lo que pudimos actuar libre mente. Sacamos a Jonathan del baúl y lo desatamos. Marcos lo dirigió hacia las bancas donde había empezado todo aquello... y donde terminaría.
- "Puedes irte... está de más decirte que no comentes nada de esto con nadie, es cierto que abusamos de ti, pero lo disfrutaste... tanto o mucho más que nosotros y el video lo puede comprobar".
Marcos con una frialdad increíble le decía estas palabras al Jonathan, mientras yo lo miraba totalmente sorprendido, hacía un rato había sido muy condescendiente con él y luego era de lo más cortante (definitivamente sabía como manipular a las personas). Jonathan sólo asintió con la cabeza y se fue. Mientras el chico se alejaba, Marcos me miró fijamente por unos segundos y luego se dirigió hacia el estacionamiento... comprendí que esas frías palabras también iban para mí.
Por un instante me quedé observando a Jonathan alejándose lentamente del parque, pensando en como la actitud de ese chico había cambiado de una altivez absoluta (que se le notaba cuando corría por el parque) a una sumisión y una vulnerabilidad total, que se dejaban ver a través de esos ojos grises que nunca he olvidado.
Mientras me dirigía al auto, A TRAVÉS DE LOS ÁRBOLES DEL PARQUE, pensaba en que yo también había cambiado esa noche. Me sentía como nuevo, encendido, con unas ganas de vivir increíbles, con chispas de confianza y seguridad en mi mismo, y pensaba en Jonathan. Fue como si al momento de nuestros orgasmos, mientras lo hacia mío, él me hubiera entregado parte de sí, su confianza y seguridad que consumieron a fuego vivo mis inseguridades y miedos, mientras ¡mi puto! se quedaba sin más que con la pasión y el resto de su alma. No sabía si volvería a verlo, y sinceramente esperaba que esa noche no hubiera destruido todos los planes que seguramente tenía para su vida, porque con su entrega me dio mucho... y me gusta pensar que esa noche fue tan reveladora para mí como para él.
Con respecto a mis amigos, no sabía que esperar, a medida que me acercaba a ese carro mi incertidumbre aumentaba. La noche había terminado y nos dirigimos a nuestro barrio. Durante el trayecto buscaba los ojos de Marcos, escudriñando la tranquilidad que necesitaba sentir, pero a pesar de captar su mirada, sus ojos no lograron tranquilizarme. Esa noche entre él y yo pasó algo, hubo una especie de complicidad más allá de las caricias... tal vez por ello sus ojos no me transmitían seguridad, porque él tampoco la sentía... y mucho menos sabía, que iba a pasar entre nosotros cuando "saliera el Sol".
Continuara...