Mis 24 horas de sexo con Sara

Aprovechando que a los dos nos quedaban vacaciones por consumir del año pasado, ella me propuso irnos ese día a una casa que sus padres tienen en la sierra de Madrid.

MIS 24 HORAS DE SEXO CON SARA

Hola a todos los que leáis esto, mi nombre es Paco, 42 años dicen que bien llevados, y vivo en Madrid. Lo que os voy a contar sucedió un viernes del pasado mes de abril con Sara, ella trabaja conmigo, más exactamente soy su jefe, tiene 26 y físicamente se distingue por su altura, alrededor de 1,80 m. y sus redondos pechos de cálculo una medida algo superior a los 90 que los hacen destacar por ser más bien delgada. Siempre me gustó, pero entre que no quiero líos en el trabajo y ella me parecía siempre muy modosita en su actuar y vestir, nunca intenté enrollarme con ella, los clásicas tonterías y guiños y nada más. Hasta un día en que los dos nos quedamos hasta tarde en la oficina preparando un proyecto para un cliente a presentar al día siguiente. Ese día nos pegamos un revolcón y acabamos follando sobre la mesa de mi despacho. Desde ese día, hará un mes, hasta el pasado viernes nada más pasó. Pero aprovechando que a los dos nos quedaban vacaciones por consumir del año pasado, ella me propuso irnos ese día a una casa que sus padres tienen en la sierra de Madrid. Y lo siguiente fue lo que sucedió. La fui a recoger, tal como habíamos quedado, a las 11 a su casa. Nada más subirse al coche me besó en la boca cogiéndome la cara entre sus manos, fue un beso corto, pero intenso. Llevaba un vaquero muy por debajo del ombligo, como ella suele ponerse, que dejaba ver unas braguitas naranjas con dibujitos y una simple camiseta blanca muy corta que dejaba ver buena parte de su barriguita. Por el movimiento de sus pechos al subir al coche supuse que no llevaba sujetador. Nos ponemos en marcha hacia Los Molinos, que es donde sus padres tienen la casa. Durante el trayecto por la autopista de La Coruña vamos charlando de cómo nos ha ido durante los anteriores días que no fui por la oficina. No vamos haciendo nada, algún que otro toqueteo y miradas lascivas, yo no quiero iniciar nada prefiero comprobar en que plan viene ella. Pero al dejar la autopista para coger la carretera del pueblo ella empieza a tocarme la pollita diciéndome que la echa mucho de menos desde el revolcón de la oficina, yo le contesto que es toda suya y que empiece a resarcirse, me mira y me dice un "¿de verdad?", para a continuación bajarme la cremallera, sacarla fuera y empezar a mamármela. La verdad es que se le nota que la echaba de menos porque me la chupa con auténtica ansiedad, los quince minutos que tardamos en llegar a Los Molinos prácticamente no se la saca de la boca, solamente cuando se incorporaba para decirme por donde tenía que ir, a mi se me hizo muy difícil el no correrme. Mientras que me la chupaba yo solo le acariciaba la espalda por debajo de la blusa ó le metía la mano por el pantalón llegando hasta su culito para jugar con su agujerito. Me iba gustando el que se dejase tocar su agujerito trasero, incluso en su posición hacía por abrirse las nalgas, ya que hasta ese momento no se lo había tocado y no sabía como reaccionaría. Llegamos a la casa y no estaba nada mal, es una casa aislada de estilo cabaña con una piscinita en medio de un jardín, no es grande, pero es muy acogedora por dentro con su típica chimenea en el salón. Después de enseñarme la casa nos instalamos en la habitación de sus padres, yo me hago el tonto y le pregunto porque nos instalamos allí, y ella me dice que si no tengo pensado quedarme a dormir esa noche con ella ya que no había quedado con su novio hasta para comer el sábado. La verdad es que yo no había pensado en quedarme a dormir, pero la idea me encantaba y más cuando me dijo que por la noche tenía pensado llevarme a una discoteca de un pueblo cercano en donde había una fiesta de espuma. En la misma habitación me echó los brazos alrededor del cuello y empezamos a besarnos, yo le quité la camisa y ella me quitó la mía. Sara no es que sea una belleza de cara, pero su cuerpo me gusta. Verla allí desnuda de cintura para arriba y con el vaquero tan caído, con lo delgada y alta que es destacaban sus pechos más bien grandecitos. En el atolondramiento de los primeros besos me va empujando hasta tirarme sobre la cama y ella sobre mí, inmediatamente deja mi boca y se concentra en quitarme el pantalón y dejarme totalmente desnudo para dirigir su boca a mi polla. ¡Vaya, vaya, no conocía su faceta de excelente chupadora y su terrible fijación por las pollas! Yo tampoco pierdo el tiempo y poco a poco también la desnudo y una vez conseguido le quiero demostrar que yo también soy un excelente chupador de coños (al ver su coñito al alcance de mi boca no recuerdo que estuviese en la oficina tan afeitado como lo tiene ahora). Empiezo a pasar mi lengua por su coño y metiéndole la lengua cada vez más en la rajita oyendo sus jadeos, pero ella quiere seguir chupando polla y se pone a gatas encima mía enseñándome su culito totalmente abierto, así mientras ella me sorbe la polla yo hago lo propio con su coñito que lo tengo sobre mi boca. Seguimos así en esa postura un rato y al mismo tiempo yo con mis dedos exploro su ojete. Recuerdo que el meterle hasta tres dedos le gusta por que cada vez que los tenía dentro retorcía su culo y lo echaba más hacia atrás como buscando el que se los metiese cada vez más. Yo ya había aguantado la primera mamada en el coche y después del maravilloso trabajito que me seguía haciendo en la polla quería correrme ya. Se lo dije a ella y aceptó, pero antes le dije que quería hacérselo en el culito ya que aún no lo había probado, me contestó que no había problema que le encanta que le follen el culo. Así lo hice, lo tenía ya muy dilatado por mis juegos con los dedos y mi polla entró suavemente a la primera. Estuve unos cinco minutos follándole el culo entrando y saliendo, me gustaba como algunas veces lo apretaba para sentir mejor mi polla. Al final no aguanté más y por ser la primera creo que eché más leche que las veces que lo hicimos posteriormente, de hecho cuando saqué la pollita por su ojete manaba una catarata de leche. Nada más sacarla ella se dio la vuelta y otra vez se la metió en la boca con la única misión de dejármela limpia. Nos quedamos descansando y charlando sobre la cama, me propone que nos duchemos y vayamos a un sitio especializado en ensaladas para llevar a casa y tener una comida en casa "romántica". Yo le digo si no prefiere ir a comer a un restaurante y me dice que mejor prefiere ir a la hora de la cena. En cuanto a la ducha le digo que no, que prefiero que nos vistamos ya y vayamos en plan guarro, con olor al sexo que acabábamos de disfrutar y con restos de mi leche en su culito y cayéndose por sus piernas. La idea le excita e inmediatamente se pone la camisa y el vaquero sin braguitas, le pregunto porque no se las pone y me contesta que le gusta ir así cuando esta caliente y por sentir el roce del pantalón en su coñito. Nada más abrochárselo le paso la mano por la parte delantera del pantalón para acariciarle el coño, desde luego este tipo de pantalones con la cintura tan baja son estupendos ya que comienzan justo donde comienza el coño. Como me costó meterle la mano por llevarlo muy apretado me lanzo y le pregunto si se atreve a llevarlo desabrochado, me mira con esa mirada lasciva y sin decir palabra se lo desabrocha. Al ser tan apretado al desabrocharse el botón se baja automáticamente un poquito la cremallera dejando ver el principio del coñito que por estar afeitado no enseña los pelitos que deberían estar en ese sitio. Salimos así de la casa, ella con total naturalidad como sin dar importancia el ir enseñando parte de su coño, la verdad es que nos cruzamos con muy poca gente y nadie repara en ello. Vamos paseando cogidos de la mano de vez en cuando y hablando, de vuelta de comprar las ensaladas y cuando ya nos metemos en los 300 metros de un camino de acceso a su casa la ataco por detrás y le meto la mano por el pantalón hasta tener en mi mano por completo su coño, mientras que se lo acaricio le doy chupetones por el cuello, cuando le quito la mano del coño le paso las dos manos por debajo de la camisa y le doy un buen masaje en ambas tetas. Cuando reanudamos el camino va con el pantalón totalmente abierto por habérsele bajado la cremallera al meter yo la mano, llegamos de esta manera a casa, me calientan mucho estos detalles y más el ver lo despreocupadamente y sin vergüenza que se lo toma Sara. El viernes hacía un día estupendo, soleado y con una temperatura al bajarnos del coche de 25 grados. Por eso decidimos poner una manta sobre el césped del jardín y comer allí las ensaladas y beber una botella de cava que habíamos puesto antes en la nevera. Nos desnudamos para comer ya que el trozo del jardín donde nos ponemos solo es visto desde dos casas que parece que en esta época del año están vacías. Comemos entre risas, besos y toqueteos. Algunas veces yo como partes de la ensalada de su coño y ella hace lo mismo de mi polla. Le meto también en su coñito un tomate de esos pequeñitos hasta el fondo y sentada como esta en cuclillas nos reímos mucho al ver como el tomate va apareciendo poco a poco a la puerta de su coño hasta que el solo acaba por salir. Entre copa y copa de cava y los jugueteos nos volvemos a poner muy cachondos hasta que en un momento ella se levanta y se sienta encima de mí, yo también estaba en cuclillas. Directamente se mete la polla y así empezamos a follar, pasamos un buen rato en esa posición hasta que la muy guarra me dice que no tiene morbo que nadie nos mire, me propone que la folle por todo el jardín para ver si tiene suerte y la ve alguien.......el cava la había puesto alegre y de lo modosita que yo pensaba que era ya veo como es en su vida privada. Sin quitar mi polla de ella la levanto en peso y ella se agarra con sus piernas a mi cintura, así recorro todo el jardín, ya dije que no era grande, follándola. Terminé de joderla sobre una especie de pozo que había en una esquina y antes de que me corriese ella me pidió ahora que le follase la boca y me corriese en ella. Así lo hice, le follé auténticamente la boca con sucesivas embestidas que yo creo que tocaba sus pulmones, no sé como aguantaba. Cuando un tiempo después de correrme saqué la pollita de su boca estaba totalmente limpia sin resto de leche, se lo dije y me contestó que le encanta el sabor de la leche y tragársela toda. Decidimos ir a dormir una siesta, ya en la cama ella se durmió muy pronto, seguramente por el efecto del cava. Yo me quedé solo ligeramente adormilado, quería disfrutar del momento. Me espabilé a eso de casi las 8 y ella seguía durmiendo, pero el espectáculo de ella tumbada de espaldas en la cama desnuda era hermosísimo. Destacaba sobre todo su culito duro y respingón como un montículo precioso que sobresalía de su cuerpo. Me propuse follármelo otra vez mientras que ella seguía durmiendo o haciéndose la dormida. Empecé acariciándole las nalgas, la deliciosa rajita que las separa y poco a poco mis dedos en plan exploración de todo el culito con especial dedicación a lubricar su ojete. Ella poco a poco iba reaccionando a mis estímulos, pero sin variar de posición, de hecho después de haber jugado un tiempo con su culito me encontré que casi imperceptiblemente lo había ido abriendo hasta dejarlo súper abierto enseñando sin pudor no solo su ojete sino también la rajita de su coño. Decidí meterle ya la polla, le pasó la mano por debajo de la cintura para que levante el culito e inmediatamente pese a estar "dormida" lo levanta dejándolo expuesto de una forma maravillosamente obscena. Le follo el culo sin piedad, violentamente, un poco antes de correrme consigo aguantarme y guardar la leche para posteriores necesidades. Me quedo un rato encima de ella hasta que ella decide despertarse oficialmente. La muy cabrona me dice con esa sonrisa tan lasciva que tiene que había soñado que le follaba el culo mientras dormía, pero que ahora al comprobar que no encontraba su ración de leche comprendía que solo había sido un sueño..... Decidimos darnos un baño antes de ir a cenar y a la discoteca. Ya en la bañera echamos otro polvo sin nada más en particular, se la metí por delante y por detrás, nos chupamos coño y polla enjabonados, le metí toda mi mano dentro de su coño y hasta cuatro dedos en su culo facilitado todo ello por la lubricación del jabón. Y finalmente le di su ración de leche otra vez directamente en la boca. Para le cena y sobre todo para la discoteca se vistió en plan guerrero, otra nueva faceta de ella, nada parecido a lo generalmente pudorosa que viste en la oficina o por lo menos en comparación con lo que se vistió para la ocasión. Tenía bastante ropa en la casa, generalmente de verano, pero como dije la temperatura era muy buena. Escogió una falda gris lisa, corta y muy estrecha, de hecho tenía una abertura en un costado en toda la longitud de la falda que además de tener el toque erótico serviría para poder caminar. Primero se puso un tanga negro como de encaje muy fashion y muy minúsculo (un triangulito por delante que no tapaba casi nada y una tirita por detrás que se alojaba perfectamente en el culito sin ser vista. Yo le dije que la prefería sin tanga y me contestó que para follarla como podía comprobar era como si no llevase nada y que además hacía juego con el sujetador que se iba a poner. Efectivamente el sujetador también negro le hacía juego en el diseño y en lo minúsculo que también era. Tenía el efecto de juntarle las tetas y hacérselas salir como hacía fuera, le tapaba solamente lo imprescindible pero realzaba mucho sus pechos. Yo le dije que vale que muy bien, pero que prefería también que no lo llevase, y otra vez se llevó el gato a el agua porque a continuación se puso una blusa negra absolutamente transparente que no se abotonó y simplemente se hizo un nudo poco más arriba del ombligo. Después finalizó de vestirse poniéndose la falda la cual también era de cintura muy baja dejando ver las tiras del tanguita en las caderas y su comienzo al irse a meter por el culito. Imaginaos que sensual estaba, y nos fuimos al restaurante. Al final resulta que al restaurante que me llevó era de la propia discoteca, y como tal restaurante de discoteca muy intimo y con tan poca luz que era difícil leer la carta. Nos sentamos en una esquina, elegí ponerme pegado a ella en vez de enfrente. La cena transcurrió entre charla, risas, besitos y metiéndonos mano. Entre la poca luz y que en cada mesa cada uno iba a lo suyo no nos cortamos un pelo, yo bien le pasaba los dedos por sus pechos dedicándole atención preferente a sus pezones o directamente le apartaba el sujetador y le acariciaba una teta con toda la mano. Realmente provocaba con ese sujetador, cuando venía el camarero no le quitaba la vista. Si yo tenía fijación por sus tetas ella la tenía por mi polla a la que regularmente le dedicaba su atención. Una vez que pedimos los postres me echó en cara que tenía abandonado su coñito, inmediatamente llevé mi mano hacia él, la verdad es que el tanga no dificultaba nada el poder meterle mis dedos por su rajita pero lo que si dificultaba mis movimientos era su falda tan ajustada y la abertura que tenía no facilitaba mucho ya que era lateral, aún teniendo la falda muy subida mis maniobras no eran muy certeras. Así se lo hice saber y ella me contestó que haber como lo arreglaba ya que no quería que su coñito se enfriase. La solución la vi delante de mí, todas las mesas tenían una vela que por sus dimensiones de largo y ancho me parecían similares a mi polla. Con la vista le indiqué a ella cual podría ser la solución para su ardiente coño, me contestó con un "cojonudo", quité la vela de donde estaba y ayudado con la servilleta mojada en el vino de la cena la limpié. Acto seguido la acerqué hacia su coñito, ella abrió las piernas todo lo que la falda le dejaba y ayudado por su mano conseguí metérsela supongo que una tercera parte de su longitud. A continuación le dije que se la metiese ella misma más y que se masturbase con ella. Pasó todo el resto de los postres con su mano debajo de la mesa metiéndosela y sacándosela, hacia el final su cara reflejaba que se estaba corriendo. Acabamos a eso de la una y nos fuimos a otra planta donde estaba la discoteca. Nos acomodamos en una esquina de la barra y pedimos las copas. Pasamos un rato bebiendo y dejando nuestras manos libres para llegar a todos los rincones de nuestros cuerpos, había poca luz y el sitio donde estábamos muy discreto, en un momento dado me sacó la polla del pantalón y estaría como quince minutos masajeándola con una mano mientras que con la otra sostenía la copa, cuando ya me iba a correr le dije que allí no quería, que quería correrme en algún agujerito suyo y le sugerí ir a los baños. Al llegar a ellos comprobamos que había otras dos parejas follando, fuimos directos al grano, se subió no sin dificultades la falda hasta la cintura mientras que yo me bajaba los pantalones y poniendo ella una pierna sobre la taza del inodoro la penetré sin ninguna dificultad. Fueron unos minutos intensos, efectivamente el tanga no molestaba nada y eyaculé dentro de su coño mientras que ella jadeaba-gritaba por su propio orgasmo. Se limpio un poco con sus dedos la leche que empezaba a brotar de su chochito llevándosela a su boca. Salimos del baño y pedimos otras copas, la fiesta de la espuma iba a comenzar, unas especies de mangueras empezaron a soltar la espuma en la pista de baile y a partir de ahí la discoteca se convirtió en una auténtica orgía de sexo. Todo el personal venía preparado para la movida, en general las mozas venían con bikini debajo de la ropa y algunas simplemente, tres o cuatro que pude fijarme directamente, se quedaron en braguitas. El espectáculo era embriagador, en mi caso por ver tantos pechos moverse al ritmo de la música, Sara y yo estábamos apoyados en una barandilla alrededor de la pista y con la copa en la mano observábamos y nos íbamos calentando, si alguna vez habíamos salido de la calentura.....Se me ocurrió una idea y se la dije al oído para que pudiese oírla bien ante el griterío que había y la música. "Oye, ahora ha llegado mi hora, ¿por qué no te quitas la falda y esa preciosidad de sujetador para que no te los manche la espuma?". Me volvió a lanzar otra de sus sonrisas y lascivas miradas y dicho y hecho, se fue hacia el fondo de la sala donde la gente iba dejando las ropas que se quitaba y allí divisaba a Sara quitándose lo que le dije. Cuando volvió hacia mí aluciné, venía toda erguida en toda su altura con solamente el tanguita y la blusa transparente anudada como antes, pero dejando ver con total nitidez sus pechos al aire. Cuando llegó ante mí la besé diciéndole que estaba preciosa y aproveché para poner mis manos sobre sus nalgas desnudas y apretárselas fuertemente. Me cogió de la mano y me dijo que fuéremos a bailar entre la espuma. Ella iba delante de mí y podía ver su culito bamboleante en nada tapado por el tanga. Estuvimos bailando bastante rato, a mí me encantaba ver su cuerpo moverse y percibir que a nuestro alrededor algunas parejas no solo bailaban sino literalmente estaban follando, magreándose y chupando pollas, eso provocaba la espuma. Volvimos a nuestro sitio de la barandilla, coloqué a Sara pegada a mí y delante, así de esta forma los dos estábamos de cara a la pista y a mi me facilitaba mis próximos movimientos. Antes de nada decir que sentir su culito desnudo a la altura de mi polla me produjo una nueva erección inmediata, ella lo notó y la muy cabrona ajustó la raja de su culo a mi polla y empezó a moverlo. Mientras tanto yo la abracé desde atrás y mis manos alternativamente acariciaban su coñito y sus pechos. Me excitaba muchísimo no solo el movimiento de su culo sobre mi polla sino el que la gente pudiese observar como le magreaba las tetas, a ella esto último también era lo que más le excitaba según me confesó más tarde, todos tenemos algo de exhibicionistas. El episodio no podía acabar de otra manera, la temperatura iba subiendo y ella manteniendo nuestra posición echó una mano hacia atrás para sacarme la polla, después de un corto masajeo casi no hubo que dirigirla hasta la entrada de su ojete. Fue yo creo el polvo más caliente que echamos, allí al borde de la pista de baile dándole por el culo a la vista del que quisiera vernos. Me corrí dentro de su culito y después ella se agachó para engullendo mi polla limpiármela como ella estaba demostrando saber hacer. Nada más levantarse recibió por sorpresa un beso en la boca procedente de la que me presentó como una amiga del pueblo del verano donde también veraneaba. La amiga estaba físicamente muy bien, era muy morena con el pelo largo y solamente llevaba puesto lo que imaginé que era la braguita de un bikini. Como observé que se liaban a contarse sus batallitas aproveché para ir al baño a refrescarme. Al irme observé en Sara un detalle de los que me gustan, estaban ella y su amiga enfrente una de otra cogidas de la manos hablando y casualmente sus pezones tocándose dos a dos, también me fijé que, debido a esas luces que tienen las discotecas que resaltan el color blanco, Sara tenía por su culito y piernas restos del semen que le salían de sus agujeritos recientemente follados, a alguien este detalle le puede parecer una guarrería, pero dada la circunstancia en que se produce me parece muy bonito. Cuando regreso del baño no las veo donde las dejé, me paro en el mismo sitio buscándolas hasta que las descubro pegándose un morreo y magreándose sus cuerpos casi tiradas horizontalmente sobre unos asientos del fondo. Evidentemente me quedó donde estoy mirándolas a las dos mujeres casi desnudas y volviendo a calentarme por tal espectáculo. Al poco rato Sara me ve y despidiéndose de su amiga se dan un beso prolongado, Sara vuelve conmigo y yo le digo "¡Caray con tu amiguita, como te lo pasabas, eres insaciable!, ¿por qué no le dices que nos acompañe a casa?", y ella me responde que no es el día, que hoy quiere mi polla para ella sola. Decidimos irnos y aquí viene otro detalle de los que me gustan; recoge su falda y su sujetador de donde los había dejado y salimos al aire libre hacia el coche ella vestida, más bien cuasi desnuda, únicamente con el tanguita y la blusa transparente. Es verdad que es de noche y fuera solo hay la gente de la discoteca, pero salir así con sus tetas al aire en plena calle tiene su morbo. Llegamos a casa de esta guisa y mientras que ella se da una ducha rápida yo saco unas copas y el cava de la nevera que había sobrado de la comida, pongo todo sobre una mesilla al lado de la cama y mientras que ella sale de la ducha ahora soy yo el que entro. Al salir me la encuentro a ella toda despatarrada sobre la cama jugando con el extremo de la botella de cava en ademán de introducírsela por el coñito. Eso me pone a cien y enseguida me hice el amo de la botella. Primero le derramé cava por su coñito para a continuación bebérselo directamente del coño, después comencé a introducirle la botella por su agujero, quitándosela a continuación para meterle casi mi boca dentro y absorber el cava que la botella le había dejado dentro. Poco a poco le fui introduciendo más y más la botella hasta quedar solo la parte más ancha de la típica botella de cava fuera de su cuerpo, así metida hasta ese extremo hice girar la botella dándole vueltas sin sacársela lo mas mínimo, eso la puso histérica de placer y empezó a gritar pidiendo más, como no quería por precaución introducirle más la botella por muy dilatada que estuviese y aunque así lo pidiese, y viendo que se iba a correr, la retiré poco a poco y a continuación le metí la polla. La verdad es que por la dilatación que tenía su vagina le cabrían dos pollas más dentro, pero a poco a poco se adaptó a la dimensión de mi polla y tuvimos un orgasmo conjunto corto, pero violento. Nos quedamos dormidos por el placer y el cansancio yo encima de ella y con la polla dentro, no sé en que momento de las 5 horas que dormimos yo retiré la pollita de su agujerazo. Nos despertamos a eso de las 12, bueno ella se despertó primero y me jugó la jugarreta que yo le había hecho cuando dormimos la siesta. Lo primero consciente que recuerdo es abrir los ojos y comprobar que me estaba cabalgando follándome como una posesa. ¡Era increíble, después de las 24 horas que llevaba jodiéndola por todos sus agujeros aún no había tenido suficiente, era una auténtica y maravillosa puta ninfómana!. Al grito de "¡¡fóllame más cabrón!!", me cabalgaba tan violentamente que mis huevos y mi estómago pedían clemencia. Entre gritos y jadeos me suplicaba que no me corriese, que cuando fuese hacerlo quería tomar su última ración de leche y desayuno en su boca. Así lo hice y una vez más fue increíblemente cierto lo bien que mamaba mi polla. Nos preparamos para volver a Madrid, de su guardarropa de verano se puso un pantaloncito muy corto de esos que se ajustan perfectamente al culito y que son como elásticos y una camisa de tirantes, y nada de ropa interior. Durante el viaje de vuelta ella se pasó casi todo el trayecto aplicándose una especie de crema en el coñito porque lo tenía rojo de tanto uso y como me confesó no quería que su novio por la tarde le preguntase el porqué de tenerlo así. El viaje lo pasamos comentando lo que habíamos disfrutado de todas las experiencias, y yo caliente viéndola con las piernas abiertas y su mano dentro del pantaloncito aplicando crema a su dolorido coñito, tanto tiempo le llevó esta operación que acabó masturbándose en el coche. Llegamos a su casa y nos despedimos dándonos un largo beso mientras que ahora era yo el que metía mi mano por el pantaloncito y le agarraba el coño, no se lo solté hasta que estaba casi fuera del coche. P.D.: Aunque me gusta escribir soy demasiado vago para hacerlo, no para otras cosas…, ser positivos y escribirme para animarme a contar pasadas experiencias y espero que otras futuras que me vaya encontrando.

¿Por qué me encanta el sexo?.....porque es lo mas maravilloso que tenemos.

Un beso para vosotras y un abrazete para vosotros. pacocols(arroba)yahoo.es