Miriam y su padre el cirujano

Miriam es una niña mimada que folla con su padre. Su madre también participa a veces.

Esta es la historia de Miriam una mujer de 25 años que acostumbra a follar con sus padres.

Al ser hija única se siente un poco sola por lo que su padre decide regalarle una

hermanita,

aunque llegue quizás un poco tarde.


Habla Miriam


Os voy a contar la historia de cómo llegó Gabriela a mi vida y pude encontrar la hermana que siempre había deseado tener y con la que compartir no solo una vida sino también alguien con quien follar y mejorar mi intensa vida sexual.

A mis 25 años mi vida a nivel sexual ha sido muy intensa, pues aparte de follar con quien he querido, tanto hombres como mujeres, mis padres también me follan y eso ocurre desde los 18 años.

La primera vez que mi padre me folló fue a los 18, al acabar la fiesta que me habían preparado en mi honor para celebrar el aniversario de mi llegada al mundo.

El mejor regalo que pude recibir, aparte de las tetas nuevas y un coche, fue sentir dentro de mi culo la polla de Javier, mi padre y que mi coño fuera lamido por Cayetana, mi madre.

Desde entonces follar con mis padres ha sido la tónica habitual, cuando a alguno de los dos les apetecía hacerme algo, me lo hacían, yo no oponía ninguna resistencia porque soy muy sumisa con las personas mayores que yo, me encanta sentirme sometida, ser humillada y sentirme como una puta porque creo que es lo que soy.

Javier, mi padre tiene 60 años, es cirujano plástico y es el director de la clínica aparte de operar también en algún hospital público y está metido en varios negocios así que el dinero no nos falta.

Físicamente se conserva muy bien porque hace deporte y se cuida salvo por el tabaco, lo que más destaco es su polla que es enorme y sus abdominales, el sueño de cualquier deportista profesional. Lleva varios tatuajes por todo el cuerpo.

Cayetana, mi madre, tiene 50 años, es neurocirujana en un hospital público, su cuerpo es espectacular, rubia de pelo liso, tetas operadas, pero no excesivamente grandes, varios tatuajes y físico de fitness porque se machaca con mi padre en el gimnasio y porque también le gusta mucho follar y eso es también casi como un deporte.

Al igual que mi padre, mi madre también fuma mucho.

En cuanto a mí, a mis 25 años me cuido bastante, aunque fumo para seguir la tradición familiar, llevo más de la mitad de mi vida haciéndolo y no lo pienso dejar, es como follar, un vicio; también me meto a veces

cocaína,

aunque eso no lo saben mis padres, lo hago cuando follo con Amancio, del que os hablaré más tarde.

Llevo las tetas operadas, pero no excesivamente grandes, regalo de mi padre a los 18 (También quería operarme el

culo,

pero yo prefiero modificarlo haciendo deporte en un gimnasio y follando que con cirugía), piercings en los pezones, coño, lengua, septum y ombligo y también varios tatuajes, el más espectacular el de la espalda, aunque ambos brazos los tengo ya casi cubiertos de tinta.

Yo no he seguido la tradición familiar de las ciencias y la Biología, pero estudié Ingeniería Informática y Matemáticas y ahora estudio Economía, soy muy friki del mundo

gamer

.

Aparte de follar con mis padres, a escondidas tengo una relación con uno de los mejores amigos de mi padre, con Amancio.

Amancio tiene unos 50 años no muy bien llevados, es dueño de varios chalets donde hay putas (Y mi padre es socio de Amancio en ese negocio) y en más de una ocasión me ha ofrecido trabajar para él, a mí me excita la idea y espero poder aceptar su oferta algún día.

Con Amancio llevo unos 7 años follando porque él no quiso tampoco follarme hasta que cumpliera yo los 18 porno meterse en líos, por ahora, nadie nos ha pillado follando, pero lo paso un poco mal cuando Amancio viene a la casa a pasar algún domingo con nosotros en familia, porque yo quiero que me folle delante de mis padres, pero él no se atreve a hacerlo.

Antes del día de mi 18 cumpleaños yo ya sabía el regalo que me iban a dar mis padres, pues desde pequeña ya hablaban conmigo de sexo con naturalidad y me explicaron todo sin miedo, en cuanto que me llegó la menarquía me pusieron un DIU y me dieron vía libre a que follase con quien me diera la gana, con la condición de que fuera siempre sin poner ningún método anticonceptivo porque con el DIU ya era suficiente.

En varias ocasiones fui follada por hombres maduros, porque son mi debilidad junto con las chicas débiles y tímidas, a las que me gusta dominar.

Por otro lado, cuando era una niña pequeña, unos amigos de mis padres tuvieron un problema grave, pues hubo un asesinato de la llamada violencia de género (Un poco raro que la violencia tenga género ¿?) y el padre mató a la madre y después se mató él mismo así que, Victoria, se quedó sin nadie con quien poder vivir y acabó viviendo con

nosotr@s

en nuestra casa de las afueras de Madrid.

Victoria tiene unos 30 años, es pelirroja natural con pecas y aunque estudió enfermería y ha trabajado con mi padre en la clínica, en realidad ese trabajo lo alterna con el de ser

escort

, que le gusta más y tiene doble beneficio, el económico y el de ser follada por quien quiera.

El cuerpo de Victoria es totalmente natural porque mi padre siempre se ha negado a tocarlo, a pasarlo por el quirófano quiero decir, porque en más de una ocasión también se la ha follado delante de mi madre y de mí.

Con Victoria me llevo bien pero siempre he deseado tener una hermana de mi edad más o menos, mi padre siempre me decía que la estaba buscando y que si encontraba a alguien que pudiera cumplir ese papel y estuviera dispuesta a hacerlo, me la traería a la casa para que viviéramos todos como una familia.

El día de mi 25 cumpleaños, fue cuando recibí ese regalo de mi padre, la hermana que siempre había deseado.

Por la mañana, tras desayunar todos juntos en familia y abrir algún regalo más normal (Ropa y cosas por el estilo), mi padre me pidió que a las 17:00 estuviera vestida muy sexy y preparada para salir porque habíamos quedado con alguien a quien me quería presentar y que él estaba seguro de que la sorpresa me iba a gustar.

Pasé la mañana trabajando y estudiando y comí con mis amigas para celebrar el día, pero a las 17:00 ya estaba de nuevo en la casa, arreglada y vestida como una putilla, tal y como me había sugerido mi padre, lista para ir a conocer a esa misteriosa persona.

Me puse un vestido muy corto de cuero que dejaba casi ver mis tetas y mi culo, unas botas con mucho tacón y plataforma, medias de cristal y un abrigo largo de cuero negro.

Mi madre llevaba el mismo vestido que yo y las mismas

botas,

pero con abrigo de visón marrón.

Mi padre iba muy elegante con su traje de raya diplomática.

Mis padres se montaron en uno de sus coches, un Bentley

Bentayga

en esta ocasión y yo en el mío, un

Touareg

recién recibido de renting también como regalo por los 25, y los fui siguiendo hasta un parking del centro de Madrid donde aparcamos los coches.

Salimos a la calle y fuimos fumando nuestros respectivos cigarrillos hasta la puerta de un bar de comida típica y grasienta de Madrid y esperamos junto a Victoria (Que ya estaba allí esperando y que iba con uniforme de enfermera porque acababa de terminar un turno en la clínica) a que llegara Gabriela, la sorpresa en forma de hermana que mis padres me iban a regalar por mi cumpleaños.

Calculé que Gabriela tendría unos 25 años como yo, morena, con pecas en la nariz, gafas y aparato, parecía una niña pija por su forma de vestir, con una falda bastante corta, medias negras, botas también negras y de tacón fino con las que no estaba demasiado a gusto, una chaqueta de cuero que no le quedaba nada mal y un top de cuero algo escotado, tetas más bien pequeñas.

Gabriela tenía las tetas pequeñas, medía en torno a 1.65 y calculé que pesaba menos de 50 kg, pero no parecía que hiciera nada de deporte.

Entramos en el bar, pedimos comida típica madrileña, productos de casquería y cervezas para todos y comenzamos a hablar con Gabriela.

Mi padre: -” Miriam, hija, Gabriela es uno de tus regalos de cumpleaños, va a ser la hermana que siempre quisiste tener y que por diversos motivos nunca llegó, espero que entre todos la entrenemos para convertirla también en una putilla como tú, Miriam y como lo es también tu madre (Eso lo dijo mirando a mi madre y sonriendo)”.

Gabriela sonrió un poco apurada y respondió:

Gabriela: -” Espero estar a la altura, aunque aún soy virgen y confío en que eso cambie con rapidez y con su ayuda pueda convertirme en la puta que siempre quise ser y hasta ahora, no me atreví a dar el paso para conseguirlo”.

Yo me sorprendí un poco al principio de que Gabriela fuera aun virgen a su edad, pero cuando supe su historia, lo entendí (La historia se puede leer en un relato aparte que espero poder mandar para su publicación junto con este primer capítulo).

Acabamos de merendar y salimos a la calle de nuevo, pasamos la tarde de compras, no pasó aún nada a nivel sexual porque mi padre dijo que él personalmente se iba a encargar de desvirgar a Gabriela, y cuando ya fuera ganando algo de experiencia, podríamos catarla nosotras tres (Victoria, mi madre y yo).

Mi padre se gastó casi 5000€ en ropa y accesorios para Gabriela, pues le compramos casi un armario entero de

ropa,

pero a nuestro gusto, de

putilla,

pero de marca.

Cuando acabamos las compras, regresamos al parking, agarramos los coches y regresamos todos juntos a la casa. (Victoria tenía también allí su coche, un BMW X7 y Gabriela se montó en mi coche nuevo conmigo).

Noté a Gabriela un poco nerviosa, pues sabía que se acercaba su primera vez en la que iba a ser follada, y era normal que lo estuviera, pero intenté que se tranquilizara y le prometí que mi padre se iba a portar como un caballero y no le iba a hacer daño salvo que ella se lo buscara.

No os lo he contado en profundidad, pero a toda la familia nos gusta el BDSM, en la casa disponemos de una pequeña sala de juegos, y en varias ocasiones he sido castigada por mis padres cuando me he portado mal.

A veces el castigo fue físico, con latigazos, golpes de fusta o cosas por el estilo y, en otras ocasiones, de tipo médico, por ejemplo, tener que estar escayolada o sin ver por un tiempo.


Al regresar a casa, dejamos las bolsas en la que iba a ser la habitación de Gabriela, una muy grande y con su propio baño al lado de la mía y que había sido decorada en secreto por mi madre, y bajamos todos al salón, para comenzar con el entrenamiento de Gabriela.

Todos bajamos desnudos por completo salvo por el calzado, tanto Victoria como mi madre como yo nos pusimos botas con tacones altísimos y de PVC con mucha plataforma, casi parecíamos strippers; llevábamos unas braguitas con

strap-on

con pollas de pequeño tamaño con la idea de que Gabriela empezara a probar también a follar con alguna de nosotras.

Mi padre comenzó a desnudar a Gabriela, le quitó el top de cuero dejando ver por fin sus pequeñas tetas, mis padres comenzaron a acariciarlas y mi madre se las lamió, mientras yo le comencé a bajar la falda que llevaba y la tiré a uno de los sofás del salón, vi que no llevaba ropa interior y que su coño, depilado, estaba ya chorreando, le metí los dedos, e hice que mi madre me los chupara.

Gabriela estaba ya lista para ser follada por mi padre, pero en ese momento, mi padre le pidió, casi ordenándole a Gabriela que se sentara en el sofá y que estuviera bien atenta porque antes nos iba a ver a nosotros dos (Mi padre y a mí misma), follando entre nosotros, para que tomara nota de lo que era un buen polvo.

Mi padre me ayudó a bajarme la braguita con el

strap-on

, con cuidado lo puse sobre el sofá, y sin más, mi padre comenzó a follar mi coño, yo ya estaba dispuesta a que entrara lo que fuera porque me estaba excitando al ver a Gabriela algo indefensa y nerviosa, pero a la vez deseando ser follada por mi padre.

Mientras mi padre me follaba el coño, mi madre con su

strap-on

, me follaba el culo, yo gemía de placer y llegó el momento de pedir permiso a mis padres para correrme, algo que siempre que era follada por alguno de ellos o por Amancio, tenía que pedir.

Mis padres tardaron un poco en darme permiso para correrme, pero al final no tuvieron más remedio porque estaba ya casi suplicando poder disfrutar de un orgasmo.

Me corrí y tuve un rico orgasmo, Victoria fue rauda a limpiar con su lengua los restos de mi corrida y yo volví a disfrutar pues me encanta sentir la lengua de Victoria en mi coño.

El teléfono de mi padre sonó, era una llamada de Amancio que llamaba, supuestamente para felicitarme por mi cumpleaños, así que mi padre me pasó su móvil para que pudiera mantener una aparentemente inocente conversación con él, protocolaria y de felicitación, pero no fue así.

Amancio: -” Feliz cumpleaños, pedazo de puta, ¿Por qué no has atendido la llamada que te he hecho hace unos minutos?”

Miriam: -” Gracias, Amancio; estoy aquí con mis padres y una nueva amiga, celebrando mi cumpleaños, gracias por llamar”.

Amancio: -” Finge algo delante de tu familia y sube a tu habitación y llámame al móvil que ya sabes y hablamos tú y yo”.

Amancio colgó la llamada sin más y yo tuve que inventarme que me había dejado algo en mi habitación para subir un momento, hablar de nuevo con Amancio a través del móvil que uso solo para hablar entre nosotros y que mis padres desconocen, y bajar de nuevo al salón a seguir la fiesta sexual y ver como mi padre

desvirgaba

a Gabriela.

Subí casi corriendo a mi habitación, abrí la caja fuerte donde guardo el móvil con el que hablo con Amancio y llamé a su móvil.

Amancio me pidió que le mandara una foto de cómo estaba, no se sorprendió al verme desnuda porque ya sabía que mi familia me follaba, y le gustó lo que pudo ver.

Mi madre estuvo a punto de pillarme hablando con Amancio porque fue a ver dónde coño estaba y si me había pasado algo porque tardaba en regresarme al salón con los demás y Gabriela empezaba a estar histérica porque quería ser follada ya.

Bajamos al salón las dos juntas y nos sentamos en uno de los sofás, con unas copas de vino que recogimos en la cocina y nos encendimos unos cigarrillos, para empezar a ver a mi padre y a Gabriela juntos follando.

Mi padre y Gabriela se estaban ya besando cuando llegamos mi madre y yo, mi padre comenzó sin más dilación y a pelo, a follarse el coño de Gabriela.

Al principio Gabriela gimió un poco, y noté que sentía cierto dolor, recordé la primera vez que follé, cuando era solo una cría y sí que me dolió un poco, pero me tuve que aguantar porque era para un bien mayor.

Gabriela aguantó bastante, y pidió permiso para

correrse,

aunque mi padre no la dejó, al final acabaron acompasados y se corrieron los dos a la vez.

Gabriela sangró un poco pero mi padre la tranquilizó diciendo que era algo normal.

Victoria fue a lamer su coño y limpió también de nuevo la polla a mi padre como había hecho cuando me había follado a mí.

Como era mi cumpleaños y ya eran las 21:30, tocaba cenar en familia, así que subimos a las habitaciones y nos vestimos para la ocasión.

Mi madre, Victoria y yo nos vestimos conjuntadas, en plan madre e hijas, unos vestidos muy cortos y muy escotados sin nada debajo que marcaban bien las tetas y seguimos con las mismas botas de antes.

Gabriela estrenó uno de los vestidos que habíamos comprado y se puso unas botas también de estreno.


Durante la cena Gabriela ya estaba más tranquila, sonrió mucho más y parecía que se había soltado, así que pudimos disfrutar de la primera noche ya todos juntos, comimos y bebimos en exceso y la fiesta se alargó hasta casi las 03:00 del día siguiente.

Entre mi padre y yo, con algo de ayuda de Victoria, llevamos a su habitación a Gabriela, la desnudamos y le tapamos bien los ojos para dormir, pues es algo que me excita, tanto para mí misma como en otras sumisas. (Tanto mi madre como Victoria y yo misma dormimos a oscuras siempre).


Al día siguiente, era domingo por lo que pudimos levantarnos tarde, me quité el vendaje de los ojos con el que había dormido y fui a despertar a Gabriela que seguía durmiendo como un angelito.

Antes de salir de mi habitación agarré unas esposas y se las coloqué a Gabriela para que no se quitara el vendaje que llevaba en los ojos, y comencé a besar sus labios.

Gabriela sonrió y se dejó hacer, yo fui recorriendo su cuerpo y fui capaz de lograr que se corriese utilizando solo mis dedos y mi lengua.

Saqué a Gabriela de la cama, y sin quitarle las esposas ni el vendaje ocular, la llevé a mi habitación y nos duchamos las dos juntas, en la ducha logré que Gabriela volviera a correrse, estaba muy excitada y quería ser follada para aprender a ser una puta lo antes posible...