Mirando al Guadiana
Iniciación de una profesora que se convierte en sumisa sin saberlo.
Carla una profesora de unos treinta y tantos, soltera, con un cuerpo de escándalo, unas tetas que todo el mundo quiere comerse, un culito que quita el hipo, respingón y durito por el ejercicio que practica, pilates y ciclismo.
Con los compañeros de trabajo todo va perfectamente, es simpática pero le falta algo en la vida, un hombre. Siempre pasa lo mismo los hombres necesitan a las mujeres y ellas necesitan a los hombres, y ella necesitaba a alguien que le bajara el calor que se concentra en su interior, en lo más íntimo. Pero con sus compañeros no puede hacer nada, porque piensa que nadie la puede satisfacer.
Un día estando en su despacho con su compañera, navegando por internet, buscando información para su trabajo, se encontró por casualidad con relatos eróticos, y leyó un par de ellos, pero no podía tocarse porque allí estaba su compañera. Estaba deseando terminar las horas de tutorías, para llegar a casa y masturbarse mientras leía relatos. El tiempo pasaba demasiado y a la vez su calentura se iba incrementando a valores que nunca había sentido.
El tiempo que la mantenía ocupada, esperando la llegada de algún alumno requiriera para algún problema, llegó a su fin. Cogío el bolso, las llaves del coche y se despidió de su compañera de despacho y se fue volando hacia su coche. Iba tan deprisa que se despedía de sus compañeros de una forma muy inusual en ella. Arrancó el coche y estaba muy nerviosa, no se conocía así misma. Circulaba como un piloto de coches, cogía las rotondas de una manera muy peligrosa.
Por fin llegó a su casa y se dirigió inmediatamente a encender el ordenador, mientras se cargaba fue a coger su juguete. Ya estaba en frente del ordenador, como una colegiala cuando a punto de tener su primera relación sexual, no sabia como había llegado a aquella situación, pero allí estaba en frente del ordenador, haciendo esas cosas que nunca había pensado que iba hacer, pero allí estaba leyendo relatos eróticos.
Le llamó la atención una sección llamada "dominación" y se sintió intrigada haber de que ponían y tras leer unos cuantos sin crear en ella mucha excitación de la que ella creía que iba a tener, hasta que leyó uno, que al principio no era muy sugerente pero poco a poco se iba metiendo más en la historia hasta que se corrió de una manera que no había tenido hasta ese momento.
Cuando se recuperó vio la hora y se preguntó cuanto tiempo se había quedado desmayada, decidió contactar con el escritor del relato. Se creó una cuenta nueva. Una vez terminado agregó al autor y esperó a que este le conectara. Cuando este la agregó empezaron con una conversación:
G (guadianax)- Hola ¿Quién eres?
C (Carla)- Me llamo Carla y he leído uno de tus relatos
C - Y tú ¿Cómo te llamas?
G Guadianax
C Y eso a que viene
G Al río Guadiana
C Te gusta la naturaleza
G Si, y también mandar
G ¿A que te dedicas?
C Soy profesora
G Hummmm
G Quieres poner la webcam
C Porque quieres que la ponga
G Porque quiero verte
Carla estaba fuera de sí y no sabe porque la puso, pero allí estaba exhibiéndose ante un extraño.
G Quítate la camisa, y déjame verte tus senos
Carla no sabia que hacer e hizo lo que el autor le mandaba,
G Coge tu vibrador y chúpalo de manera sexual
Carla empezó a chuparlo de una manera que jamás hubiese pensado, saboreo sus fluidos producidos por la corrida que había tenido anteriormente y le gustó.
Al rato de estar chupándolo le dijo que se acariciase los pechos ya que los tenia muy bonitos.
Mientras estaba entretenida con sus pechos una de las manos se fue hacia su conchita y el autor el cual todavía no había desvelado su nombre, solo sabía su seudónimo, le dijo que parase y como un acto reflejo Carla se paró en seco, ahora estaba mas caliente que cuando estaba leyendo el relato y no sabía el porque pero seguía obedeciendo a aquel extraño. Carla estaba impaciente para terminar y esto el autor lo percibió y le dijo que le dejase ver su coñito y que terminase.
Carla muy obediente se despojó de sus últimas ropas y se dispuso a masturbarse, primero acariciándose con los dedos el clítoris y luego se introdujo el vibrador con tanta fuerza que se hizo un poco de daño, en unas pocas embestidas más Carla se corrió otra vez y dejó el sillón encharcado en su propio jugo.
Antes de terminar la conexión el Guadianax le mando que al día siguiente fuese a dar clase sin tanga ni bragas y con unos pantalones vaqueros muy ajustados para ver si sus alumnos se daban cuenta.
CUNTINUARÁ . . . . .