Mirando a loli (2) frente a mi

Las cuatro parejas de amigos habituales (Mari y Alfredo, Luisi y Toño, Cristina y Ramón y nosotros Loli y Jandro) volvemos a juntarnos un fin de semana más para intercambiarnos. Está bien meterla en otro coño, pero lo que más me gusta es ver a Loli en acción. Hoy lo paso estupendamente viéndola bien abierta de piernas frente a mí con un gran rabo entrando y saliendo de su coño.

MIRANDO A LOLI (2). FRENTE A MÍ.

Mari y yo vamos a joder. Estoy sentado en una silla y ella está sentada encima de mí dándome la cara. Justo enfrente hay una cama. Llega Loli morreándose con Alfredo. Ya han dejado la ropa por ahí; llegan totalmente desnudos.  Alfredo tiene la polla tiesa, empinada,  hermosa, enorme. La polla de Alfredo es una polla que hace relamerse a las mujeres cuando la ven y que las hace suspirar cuando se la mete. (¡Ah! y esto lo sé porque Loli me ha contado los comentarios que han hecho las cuatro amigas sobre nuestras pollas). Loli se la ha trabajado bien y me parece que ahora la va a disfrutar.

Loli se tumba en la cama. Mientras lo hace mira hacia donde estoy yo. Tiene una cara de salida que no puede con ella; está súper a punto  para joder. Me ve  y me sonríe con una sonrisa con algo de complicidad, otro tanto de picardía y otro tanto que no sé definir bien,  como diciendo:

-       ¡Aquí estoy! ¡Este me la va a meter! ¡Qué le voy hacer! ¡Lo siento!

¡Como si estuviera haciendo algo malo y me pidiese perdón!

Se espatarra bien, su coño está frente a mí. Alfredo se inclina sobre ella, se coloca entre sus piernas y empieza a mamarle bien el chocho. Imagino que le mete la lengua y le mordisquea y chupetea el clítoris. A Loli desde luego que le encanta como se lo hace y está tan salida que rápido tiene un orgasmo.

-       ¡Aaay qué rico!

-       ¡Sigue así tío, sigue así!

-       ¡No te pares, no te pares!

-       ¡Sigue, sigue!

-       ¡Aaaay!¡Aaaagh! ¡Aaaay! ¡Aaaaag! ¡UHF!

-       ¡Aaagh! ¡Aaay! ¡Aay! ¡Ay! ¡Aaa!

-       ¡Qué bien me lo has hecho, cabrón!

Alfredo deja de lamerla el coño. Se incorpora, la mordisquea por las orejas y por el cuello mientras la dice:

-       ¡Vaya corrida que te has echado, tía! ¡Vaya rápida que eres! ¿Y qué hago yo ahora con mi polla?

-       Espérate un poquito y ya verás que pronto encontramos un sitio para meterla. Y para que la espera no se te haga larga la vamos a tener calentita en un sitio que yo me sé.

Y Loli le empieza a pegar una mamada cojonuda, de las que ella sabe hacer. De vez en cuando le dice cositas, no sé si para animarle a él, para animarse ella o para animarme a mí.

-       ¡Qué pedazo de polla tienes!

-       ¡Qué rica está!

-       ¡La tienes tan hermosa que me va costar comérmela del todo!

Él no se está callado siempre:

-       ¡Te estás poniendo cachonda otra vez tía!

Y ella sigue mamando. Se para unos instantes, me mira con esa cara de salida que sabe que me encanta y agrega breves comentarios.

-       ¡Está deliciosa!

-       ¡Qué pedazo de capullo tienes, tío!

Al cabo de un ratito Loli le dice:

-       ¡Qué rabo más tieso y más duro! ¡Qué cojonudo está! ¡Cómo me has puesto! ¡Mi rajita ya está lista para que le metas! ¡Vamos a aprovechar!

Loli se incorpora. Me mira distraídamente, se relame, se vuelve a tumbar poniendo su coño frente a mí, se abre bien de piernas y espera.  Alfredo  se incorpora y  se eche encima de ella. La polla ni se le ve de lo tiesa que la  tiene, sólo se le ven los cojones. Un poquito más allá, al fondo,  el chocho de Loli se muestra sonrosadito y ligeramente abierto. ¡Qué pronto te va a meter la polla!, pienso yo, y la mía se pone todavía más tiesa.  La polla de Alfredo se dirige solita hacia tan deliciosa raja. Y sigue, y sigue hasta que llega justo a la entrada de la raja, tan abiertita, tan sonrosadita. Pero no se detiene para nada. La polla empieza a entrar y entrar hasta que sólo los cojones quedan fuera porque no caben.

-       ¡Ay, qué gusto! ¡Qué rica está! Dice Loli como suspirando.

¡Qué metida! ¡Esto sí que es puntería! ¡Qué gustazo me da ver como la polla ha ido derechita al chocho de Loli! ¡Qué gustazo me da ver el coño de Loli bien rellenito y ocupadito por una buena polla!

¡Es la primera vez que veo a Loli en esta posición! ¡Qué visión más maravillosa! Las piernas totalmente abiertas, el culo y las piernas de Alfredo en el hueco que dejan las de Loli y la polla  de Alfredo moviéndose en el coño de mi mujercita.

¡Buen gusto le ha tenido que dar al cabrón metérsela, porque no hace la más mínima intención de sacarla, ni siguiera un poquito!

Con ella bien metida aprieta una vez, y otra, y otra. Aprieta despacio pero con intensidad. Los cojones apenas se separan del borde del coño de Loli. Loli le debe agarrar el capullo con el coño a base de bien, como ella sabe, y este maricón no quiere desperdiciar tan maravilloso disfrute. Aprieta despacio hasta el fondo y suelta despacio casi sin sacarla. De vez en cuando la saca un poquito, pero solo un poquito y se la vuelve a clavar lentamente hasta el fondo, hasta los cojones. Y los cojones deben estar tan a gusto en esa posición que se queda allí un ratito, apretando y soltando. ¡Qué gusto me da ver esto! Mi polla parece que va a reventar y Mari agradece tener dentro una picha tan tiesa y tan dura.

Y después de un buen rato así empieza a sacarla sin llegar a la mitad y a volverla a meter. Ahora los pollazos son más amplios pero el ritmo sigue siendo lento.  Y Loli con este cambio de ritmo se vuelve loca. Emite unos quejiditos y unos suspiros como si la estuviesen matando,… solo que de gusto.

Con las ganas que tenía de joder, con lo buena que está Loli, con lo bien que agarra su coño el capullo de Alfredo, éste se empieza a quedar quieto con ella metida hasta el fondo y dando pequeños apretones. Rápido me doy cuenta que se está corriendo. No jadea ni respira hondo, solo empuja y mueve un poquito la polla.

Cuando ha terminado de correrse no la saca, tampoco se le arruga. Ha debido tomarse Viagra y él sigue.

¡Cómo entra y sale la polla del chochito de mi Loli! La polla sale como máximo hasta la mitad y se hunde hasta que los cojones pegan en los bordes de la raja y ya no pueden pasar más.  Y esta maravillosa visión se repite una y otra vez. Unas veces a ritmo lento, pausado, otras más rápido.

Con tanto roce, con tanto entrar y salir, la polla de Alfredo se llena de la baba de Loli y de la leche que él le ha echado; tanta baba hace que la picha brille cuando la saca un poco; y todo el borde de la raja de Loli se llena de un maravilloso color blancuzco. ¡Qué coñazo tiene! ¡Qué cojonuda está!

No veo la cara de Loli, sólo veo sus piernas, su coño y sus manos. Las piernas las mueve en un intento de abrirse más, en un intento de que la entre más polla. Su coño se mueve de vez en cuando hacia arriba como buscando un mayor roce de la porrita (clítoris) con el cuerpo de Alfredo para luego caer despacio. Sus manos andan por la espalda de Alfredo, por sus nalgas, por su cuerpo buscando no sé qué; unas veces es como si le acariciase, otras como sujetándose a él, otras como tirando de él hacia arriba. ¡Mi Loli está disfrutando bien de un buen macho! ¡Qué bien metida la tiene! ¡Cómo se espatarra la tía! ¡Cómo los cojones de Alfredo golpean sus nalgas y el borde de su raja!

Mi polla está en la gloria. Está tiesa y dura con tan soberbia visión y además está dentro del coñito de Mari, haciéndose una idea casi perfecta de lo que tiene que estar sintiendo la polla de Alfredo en el de Loli.

Llega el momento en que Loli empieza a mover su chocho hacia arriba y abajo con más frecuencia; sus manos empiezan a recorrer nerviosamente la espalda de Alfredo y cuando veo que empieza como a tamborilear con sus dedos sé que ya se va a correr.

-       ¡Uyyy! Tío, ya me corro otra vez.

-       ¡Agh!  ¡Qué rico está tu rabo!

-       ¡Agh, si tío, que rico!

-       ¡Más, dame más!!! ¡¡¡Me corro, no pares, aaaah siiiiiii!!!  ¡¡¡Así, ay!!

-       ¡Qué rico! ¡Qué bien me has jodido tío! ¡Qué bien aprietas y que bien te mueves!

Y cuando el maricón de Alfredo saca la polla y se levanta, Loli, que sabe que me gustan ciertas cosas, se queda tumbada con las piernas abiertas. Me mira y se sonríe. Ya sabe lo mucho que me gusta ver como la leche de otro escurre de su chocho y va por los muslos y por las nalgas.

Jandro.