Mirame

(hecho para el deleite de una amiga)

Luego de leer algunos relatos, cansada de una larga semana laboral, me preparo para tomar un baño.

Estoy inquieta, cien por ciento sensible, mi piel se eriza con el roce de mi ropa. Al sacarme esas manos de tela que acarician mi cuerpo lo dejo libre y expuesto a tu posible mirada, ya que te he pescado fisgoneando por la ventana en más de una oportunidad.

El baño lejos de tranquilizarme me deja aún más excitada, ya mis pezones erectos exigen atención y con la toalla los seco despacio, y me permito apenas rozarlos con ella. Salgo del baño y mis manos masajean suavemente mis pechos, mi sexo late anhelante.

Abro las cortinas y en ese momento una sombra se oculta detrás de las plantas de mi jardín. La idea de que tú me veas provoca en mí el mejor de los morbos. Con las piernas temblorosas llego al sillón me siento con éstas abiertas para que tu puedas deleitarte con el espectáculo, me recuesto y comienzo a acariciarme, se que estas ahí...

Primero evito tocarme directamente por lo que rodeo mis zonas erógenas con caricias y roces, esto me encanta, dilatar el momento de contacto me pone a mil.Mi lengua comienza a jugar con mi pezón, mis piernas aún abiertas muestran a mi sexo en todo su esplendor, esperando ávido de placer. Mi mano que comienza su descenso roza mi abdomen, baja por mi vientre -que suave tengo la piel me encanta como se siente- al rozar mi pubis no puedo evitar una serie de contracciones, acaricio mis labios de arriba a abajo mientras miro desafiante a la ventana.

Tu estas embelesada y no te das cuenta que yo puedo verte mientras te tocas el pecho con una mano y la otra se pierde debajo de mi campo visual.

Mirándote fijamente por fin comienzo a acariciarme el clítoris, que esta firmemente erguido y no puedo evitar gemir de placer, lo acaricio suavemente, de tal forma que casi no lo toco y el placer me desborda, las oleadas de fuego vienen desde dentro y solo me dedico a liberar ese orgasmo que espera por estallar. Mis dedos rozan la entrada de mi vagina, que esta empapada de placer, entran un poco, salen y continúan con mi delicioso clítoris. Como deseo que entres y sea tu lengua la que lo masajee dulcemente. Con eso en mi mente el orgasmo se hace inminente, mis gemidos deben de encantarte ya que eres conciente de que me estoy tocando para ti. Se te escapa un suspiro, logro escucharlo y eso desata un largo y fuerte orgasmo que hace que mi espalda se arquee repetidas veces debido a las contracciones de mi sexo, una y otra vez, mis orgasmos llegan mientras sigo tocándome, cuatro, cinco... tal vez mas... ya mis manos nada pueden hacer con mi extenuado sexo y me duermo en el sillón saciada, complacida y contigo en mi mente.

InterLina.

Valeria.