Mirage ¿Amante o Esclava? (2): Viaje de Placer
Bob Parr, conocido como Mr. Increíble, viaja de regreso de la isla de Nomanisan con muchas dudas en mente. Durante su vuelo, conocerá a alguien que le ayudará a tomar una decisión para el futuro.
" Atención a todos los pasajeros del vuelo 654 de American Airlines con destino a Los Ángeles, diríjanse a la sala de espera... A todos los pasajeros, diríjanse a la sala de espera "
La mecanizada voz de los parlantes sacó de sus pensamientos al hombre rubio que se encontraba ese momento deambulando por el pasillo, esperando su abordaje.
Bob Parr hubiera pasado desapercibido entre la multitud de personas que iba y venía en el aeropuerto, incluso sin las gafas de sol que llevaba en ese momento.
Entre todo el bullicio del lugar nadie hubiera podido imaginar que aquel obeso hombre era el famoso super héroe Mr. Increíble, que había desaparecido en el anonimato muchos años atrás.
Sin prisas, tomó su maleta y se dirigió al lugar indicado, mientras trataba de asimilar todo por lo que había pasado las últimas horas.
Mientras avanzaba, el hombre checó su reloj y al ver que todavía tenía algo de tiempo, se desvió de su ruta hacia la zona de cajeros automáticos.
Se detuvo frente a uno, al tiempo que se aseguraba de que no hubiera nadie cerca. Tratando de ser lo más discreto posible, sacó su billetera y de ella, tomó una extraña pero lujosa tarjeta negra metálica que le habían entregado como medio para recibir la generosa paga por su trabajo con el Omnidroide.
Sin saber exactamente que esperar, introdujo la tarjeta en la máquina. La pantalla parpadeó intermitente mientras que la interfaz del cajero desaparecía y todo quedaba en negro.
" Solo espero que esto no se autodestruya " pensó al recordar aquella tableta que le habían dejado en la oficina y que por poco lo deja sin casa. Después de unos segundos de pánico por parte de Bob, la pantalla volvió a encender, mostrando una interfaz completamente diferente:
[ PERFIL VERIFICADO ]
[ CONEXIÓN SEGURA ESTABLECIDA ]
[ ENLACE : MR. INCREÍBLE ]
[ ESPERE... ]
Que el hombre que lo había contratado pudiera tomar control de un cajero automático así de simple lo sorprendió. La verdad es que esperaba que, una vez terminado el trabajo con el robot, algún hombre de traje le daría un maletín negro con el pago y que ahí terminaría todo, pero no fue así.
Justo después de la cena con Mirage, la atractiva mujer le entregó aquella tarjeta diciéndole que su pago se encontraba ya disponible y que podría cobrarlo desde cualquier cajero automático en cualquier parte del mundo.
" Solo no vaya a gastarlo todo " Le dijo coqueta mientras se despedían y fue ahí que, por un ligero traspiés, Mirage se resbaló y cayó ligeramente sobre él, apoyando su trasero sobre su entrepierna.
Ah, Mirage... Lo admitía, desde que la vio en el holograma del mensaje le había atraído y cuando la conoció en persona, se dio cuenta de que era una mujer muy atractiva y sensual.
Varias veces ella casi lo atrapó mirándole los pechos o el trasero, pero fue durante la cena que, por más que lo intentó, no pudo dejar de mirar.
Mirage llegó al comedor con un ajustado vestido negro que contrastaba con su cabello platinado, a juego con unos tacones de aguja que le daban un toque muy erótico. El ambiente del comedor y el calor que emanaba de la cortina de lava solamente aumentaban esa tensión sexual que proyectaba.
Había tenido problemas para prestar atención a lo que decía, ya que toda su atención se desviaba al prominente escote de la mujer, que dejaba ver la firmeza que tenían sus senos.
Sabía que ella había notado como la veía, porque a mitad de la comida Mirage comenzó a moverse de tal forma que sus tetas quedaron más expuestas a su mirada.
Toda la cena la pasó con una gran erección entre las piernas, la cual consiguió disimular hasta que terminaron la comida, pero el golpe de gracia llegó en la despedida.
Sabía que Mirage había fingido esa "caída", pero se lo agradecía, ya que aquel movimiento le había permitido ver y sentir su gran trasero, aunque fuera por encima de la tela. Al contacto, sintió la suavidad de las nalgas de la mujer, y estaba seguro de que ella había sentido la dureza de su miembro también.
Habría dado lo que fuera para haberle dado una sonora bofetada a ese trasero en aquel momento, pero tuvo que aguantarse las ganas. Nerviosos por lo que había pasado, ambos se despidieron entre disculpas, tratando de disimular que no había pasado nada, pero no era así.
Ese pequeño gesto le había indicado que ella lo deseaba y que, tarde o temprano, volverían a encontrarse. " Y ahí la haré mía ", pensó distraídamente.
- ¿Como dice?
Aquella voz lo trajo de vuelta a la realidad. Se dio cuenta de que pensaba en voz alta y que, además, una mujer con gafas oscuras había hecho fila detrás de él.
- Oiga ¿Que ocurre? Mi vuelo casi sale y necesito comprar unas cosas antes de irme - Dijo la mujer, que arrastraba consigo varias maletas y se cubría la cabeza con un amplio sombrero de playa- ¿Puede apurarse?
- Perdone señorita, no me había fijado. Deme solo un minuto.
- Pues si no hay más remedio...
Volviéndose hacia el cajero para terminar, Bob abrió la boca sorprendido, pues cuando miró la pantalla, vio que esta decía:
[ ENLACE VERIFICADO ]
[ MR. INCREIBLE, SU PAGO HA SIDO VERIFICADO ]
[ SU SALDO ES DE: $3,000,000.00 ]
[ ¿DESEA RETIRAR? ]
No podía creerlo, ¿Tres millones por destruir un robot renegado? Nunca le habían pagado tanto por un trabajo "confidencial" así que esa suma le parecía casi un sueño.
¿En que los usaría? ¡Ya lo tenía! Primero se pondría en forma, después se compraría un auto nuevo y le compraría una casa nueva a Helen ¡Por fin era rico! Y si su empleador volvía a llamarlo, estaba seguro de que la paga sería igual o aún más grande.
Diciéndole que sí a la máquina, siguió los pasos del sistema y rápidamente tecleó una pequeña suma, solo para asegurarse de que no estaba soñando.
El cajero procesó su solicitud, entregándole tres mil dólares en ese momento, " ¿Esto es siquiera posible? " pensó asombrado al tomar el fajo de billetes de la compuerta, que, al cerrarse, expulsó su tarjeta del lector.
Guardando rápidamente ambas cosas, vio como el cajero volvía a la normalidad y dándose vuelta, se dirigió a la mujer:
- Gracias por esperar señorita - Le dijo Bob mientras se movía para que la mujer pudiera acercarse a la máquina.
- Pues vaya que se tomó su tiempo - Le dijo ella al tiempo que sacaba su tarjeta.
- Si, estas cosas suelen dar problemas.
- Ya, si usted lo dice...
Aliviado de no tener que dar más explicaciones, Bob se dispuso a caminar para llegar a la sala de espera y, mientras se alejaba de aquel lugar, el grito enfadado de la mujer le hizo volver la cabeza.
- ¿Cómo que el cajero no tiene dinero disponible? -Gritó mientras golpeaba la pantalla y volviéndose hacia Bob, le espetó - ¿Pues cuánto dinero retiró? ¿Qué acaso vació la máquina?
- Bueno, vera... Es que yo...
- No me lo puedo creer y justo cuando estoy a punto de tomar mi vuelo, estas cosas solo me pasan a mí, sí, claro, yo y mi mala suerte...
Farfullando su molestia, la mujer tomó sus cosas y se alejó, dejando al hombre ahí, sin estar seguro de que hacer o decir.
Sintiéndose un poco culpable, Bob siguió su camino, pensando que quizá había exagerado. Se había visto muy codicioso al haber sacado tanto dinero, dejando sin dinero a esa pobre mujer.
Aún con el ánimo bajoneado, el hombre llegó a la sala de espera, donde para su sorpresa, la mujer que acababa de irse del cajero estaba dentro, hablando con una azafata.
Sonriendo por aquella coincidencia, Bob la llamó, decidido a enmendar a la mujer por su avaricia con el retiro. " Hora de hacer algo bueno con ese dinero " pensó alegremente mientras se acercaba a ella.
Media hora más tarde, Bob y su nueva amiga compartían asientos mientras el vuelo 654 a Los Ángeles despegaba.
Después de llamarla, Bob se presentó ante la mujer y disculpándose, se ofreció a prestarle el dinero necesario para comprar lo que necesitaba.
Amira, que así se llamaba la mujer, tuvo un instante de duda, pero al llevar prisa, aceptó aquella oferta y como un vendaval, salió corriendo hacia el área comercial para hacer su compra de último minuto.
Ya en el avión, la mujer convenció a un pasajero de intercambiar asientos y así, terminó sentada al lado de nuestro Bob, quién estaba más que feliz de tener a alguien con quien platicar durante el vuelo.
Una vez sentados y ya más relajada, la mujer comenzó a ponerse cómoda.
- Dios, ya necesitaba sentarme -Dijo riendo mientras se quitaba el sombrero y las gafas.
Con ese movimiento, Amira dejó al descubierto una melena negra azabache que dejó caer sobre sus hombros, la cual enmarcaba un hermoso rostro de finas facciones, el cual no dejaba de sonreír.
Era la segunda vez que Bob se quedaba con la boca abierta. " Dios, que bella es... " pensó el hombre mientras veía como ella se quitaba la gabardina, dejándole ver que la mujer vestía un traje ejecutivo muy ajustado, el cuál marcaba perfectamente sus pechos. " Y que buena está ", tragó saliva al verlos.
No fue el único en notarlo. Uno de los pasajeros que pasaba por el pasillo en ese momento, un hombre de mediana edad, también miró lascivamente como la mujer se estiraba, haciendo que sus tetas se apretaran contra la camisa, solo para ser golpeado por su esposa, que estaba al tanto de las miradas de su marido.
Bob desvió la mirada, intentando concentrarse en otra cosa- Me alegra que ya estemos a bordo, la verdad es que me alegro que hayamos compartido este viaje.
- Tienes mucha razón y oye, créeme que te devolveré el dinero que me prestaste -Dijo ella volviéndose hacia él- También quiero pedirte una disculpa por cómo te grité hace rato. Con las prisas estaba un poco irritable...
- No tiene que mencionarlo señorita Amira, la verdad es que sólo vacié ese cajero para poder tener oportunidad de platicar con usted -Respondió el guiñándole un ojo.
- Jajaja, vaya, sí que sabes cómo llamar la atención. Pero por favor, solo Amira, las etiquetas me abruman. Ahora ¿Dónde está esa azafata? Muero de hambre...
Horas más tarde, el silencio reinaba en el avión. Era de noche y la mayoría de pasajeros dormía. Sin embargo, Bob no podía conciliar el sueño.
Se sentía cachondo, no solo por el recuerdo del culo de Mirage restregándose contra su verga sino porque había notado que Amira, que dormía junto a él, no llevaba puesto sostén. "¿Cómo es que no lo noté? " Pensó, pues podía ver los pezones de la mujer marcándose levemente contra su ropa.
Amira respiraba con tranquilidad, ajena a los pensamientos de su vecino de asiento. Intentando dormirse por enésima vez, Bob se giró en su asiento tratando de no hacer ruido.
Suspiró, necesitaba urgentemente descargar esa tensión. Menos mal que pronto llegaría a casa con Helen y los niños. Helen... Ya podía verla, llegando a la habitación. Ella estaría ahí, usando ese conjunto de lencería rojo que tanto le gustaba, intentando lucirse para él ¿Se agrandaría las tetas y el culo con sus poderes?
No, esta vez la quería ver normal, sin cambios, solamente recostada y bien abierta de piernas. Se relamió pensando en lo puta que podía llegar a ser su esposa en la cama, siempre dispuesta a complacerlo.
Oh, no, no iba a ser gentil, al menos, no esta vez. Le pediría que usara sus poderes sólo para que estrechara sus agujeros lo más posible para que le exprimiera las bolas por completo. Ah sí, se la iba a follar con toda su fuerza hasta dejarla rendida, le haría saber quién era el que mandaba y...
- ¿Soñando despierto?
Casi sufriendo un infarto, Bob abrió los ojos solo para ver como Amira, apenas iluminada por las luces del pasillo, lo miraba seductoramente mientras se mordía coqueta la punta de su dedo.
- ¡Amira! ¿Qué estás haciendo? -Le dijo en un susurro, intentando no despertar a los demás pasajeros.
- Dímelo tú, porque parece que alguien acaba de despertar de su sueño... -Respondió ella al tiempo que se pasaba la lengua por los labios- Alguien a quien no me habías presentado.
Muy nervioso, Bob cayó en la cuenta de que su miembro había despertado gracias a sus fantasías y que un considerable bulto se había formado bajo sus pantalones.
- Esto... No es lo que parece...
- Shhh... No arruines el momento con excusas... Dime ¿Acaso estás así... por mí? -Le dijo ella mientras se giraba para quedar de frente a él. Con lentitud, llevó sus manos a sus pechos, sacudiéndolos levemente. Tomó sus pezones y suavemente comenzó a acariciarlos hasta que estos se endurecieron, marcándose contra la tela- ¿Quieres verme las tetas?... Solo tienes que pedírmelo Bob... Fuiste tan amable hace rato... Y yo que te traté tan mal... Quiero compensarte por eso...
- Amira... Yo...
No pudo continuar, pues ella le plantó un lento y húmedo beso en la boca que lo tomó por sorpresa. Pasados unos instantes, trató de separarse, pero la mujer tomo su rostro con las manos y no le permitió irse. ¡Que beso! Bob podía sentir como la lengua de ella lo invadía decidida a fusionarse con la suya y la recibió con ganas, en un intento de decirle sin palabras que la deseaba.
Al separarse, un hilo de saliva caía de la boca de Amira, cuyos ojos brillaban de placer. Bob la contempló en silencio, maravillado por la intensidad de aquella mujer.
- Ven conmigo -Susurró ella, mientras se levantaba del asiento.
- Amira ¿A dónde vas? - Le dijo sorprendido Bob, pues no sabía que era lo que planeaba.
- Solo confía en mí y no hagas mucho ruido.
Dándose vuelta, ambos abandonaron sus asientos con cuidado, tratando de no despertar a los pasajeros de enfrente.
Mientras la seguía por el pasillo, Bob se percató de que, asientos más adelante, se encontraba el hombre que anteriormente había sido reprendido por su esposa cuando miró lascivamente a Amira. Cuando pasó junto a él, quedo impactado, pues vio como una de las azafatas del vuelo estaba hincada en el piso haciéndole una rusa al hombre, que se mordía los labios intentando no hacer ruido.
La esposa del hombre, completamente dormida, roncaba a un lado de él, ignorando lo que ocurría en ese instante. La azafata, al verlos pasar no dijo nada, solamente les guiñó un ojo y siguió masturbando al hombre, quien, al ver de nuevo a Amira, alzó la mano y le mandó un pulgar arriba a Bob.
Sin saber bien que pensar o decir, Bob volvió a concentrarse en su compañera de asiento, que avanzaba delante suyo, dejándole ver por completo el tamaño y la firmeza de sus nalgas a cada paso que daba.
“ Que buenas nalgas tiene… Son casi del tamaño de las Helen” pensó.
En silencio, dejaron atrás la zona de primera clase y cuando llegaron al área de los baños, ambos se detuvieron, pues de uno de los cubículos salió un hombre mayor y, detrás de él, una jovencita de no más de dieciocho años, acomodándose unos ajustados shorts que apenas si cubrían su trasero.
El hombre sonrió al ver a los dos, en complicidad por lo que acababa de pasar. Sin decir nada, tomo a la joven por los hombros mientras le daba una ligera nalgada. La chica, dando un leve respingo, se volteó a él haciendo pucheros. “ ¡Abuelo! ” dijo ella mientras ponía cara de niña enojada. Riendo, ambos salieron de ahí, dejando solos a Bob y Amira, quienes tampoco perdieron tiempo.
Rápidamente entraron al baño, que, al ser de primera clase, tenía espacio suficiente para que entraran dos personas sin demasiado problema.
Una vez dentro, Amira bloqueó la puerta mientras Bob se sentaba sobre el retrete. El ambiente olía a sexo, fruto del reciente encuentro entre aquel anciano y su precoz nieta.
Continuando donde lo dejaron, ambos se entregaron de nuevo a una tanda de morreos apasionados que solo hicieron que se calentaran aún más.
- Ahh… Dios…. Bob, que bien besas… Me gusta cómo me comes mi boca... - Resopló Amira entre besos.
- Amira… Eres increíble - Dijo él mientras apretaba las nalgas de la mujer- Quiero hacerte mía… Cuando te vi en la sala de espera supe que haría lo que fuera para tenerte… Y ahora estas aquí…
Deteniéndose, Bob llevó uno de sus dedos a la boca de Amira, quién comenzó a lamerlo y chuparlo como si fuera una verga, pero ella quería más así que suspirando con fuerza, ambos se separaron, mirándose fijamente, sonriendo.
Amira hizo el primer movimiento. la mujer se arrodilló frente a él y comenzó a desabrocharle el cinturón con urgencia.
- Vamos Bob… Déjame ver lo que tienes… -Dijo al tiempo que le bajaba de un tirón los pantalones. Libre de la presión, la enorme verga del hombre se levantó pegándole en la barbilla a la mujer, quedando completamente en ristre.
- ¿Pero qué...? -Farfulló al sentir el golpe - ¡Dios santo!... Esto... ¿Es real? Nunca había visto un pene tan grande... Joder... Pero si es como de caballo, apenas si puedo cerrar mi mano alrededor de ella... -Amira estaba sorprendida. En el asiento había notado que Bob cargaba con una buena polla pero jamás se imaginó que sería una verga así de grande, la sentía palpitar entre sus manos, caliente, gruesa y dura como el acero.
De solo verla comenzó a ponerse aún más cachonda de lo que ya estaba. Al ver aquella tranca, supo que tenía que probarla cuanto antes. “ Esta verga va a partirme por la mitad seguro” pensó mientras bajaba una mano hacia su coño, encontrándolo ya mojado, incluso por encima de las bragas. Relamiéndose, se quitó la prenda y empezó a masturbarse con vigor mientras que, con la otra mano, acariciaba los huevos del hombre.
- Debo admitir que me has impresionado Bob… no creía posible que hubiera pollas de este tamaño… es más grande que cualquiera que haya visto -Comentó mientras sostenía la verga del hombre con ambas manos- Ahhh… Es enorme… Siento como palpita… Tan gruesa… Tan llena de dulce leche…
- Amira… ¿Crees que puedas con ella? -Le dijo él en un instante de duda, el cual no duro mucho, pues la mujer, tomándolo con fuerza de la base, se metió la verga en la boca.
Completamente sorprendido, Bob vio como esa mujer, con lágrimas en los ojos por el esfuerzo, se esforzaba por tragársela toda entre arcadas. ¡Dios! Aquella mujer realmente estaba llevando al límite su boca con ese movimiento, podía ver como la saliva escurría por la comisura de los labios de Amira, el rímel y el maquillaje corriéndose por las lágrimas y una de sus manos metida dentro de su coño, masturbándose rápidamente
“ Esta chica es increíble… ” pensó el, mientras le acariciaba el cabello. No quería forzarla, pues no pretendía lastimarla, pero si le excitaba ver hasta donde sería capaz de llegar.
- Amira… Me gusta cómo me la estás comiendo…
- Ahhh… Bob, es deliciosa, quiero tragármela toda…
- Sigue así… Ah! Dios, que gusto…
¡Que habilidad tenía! Incluso dentro de la boca, sentía como ella le pasaba la lengua por toda su extensión a medida que entraba, dejándola completamente babeada, lubricándola para poder comérsela.
Helen podía tragarse su polla sin esfuerzo, pero siempre que una mujer sin poderes lo intentaba, era algo que lo excitaba muchísimo.
Amira nunca desvió la mirada ni cerró los ojos. A cada embate que le daba, mantuvo siempre fija la vista, tratando de decirle que haría lo que fuera para tener esa verga.
Entre jadeos, Amira ya había logrado tragarse poco más de la mitad de aquella polla. Sentía como le estaba abriendo incluso la garganta, de tan grande que era. En todo ese rato, para calmar su propia calentura no había dejado de masturbarse con rudeza y estaba decidida a correrse teniendo aquel pedazo de carne dentro, sin importarle la falta de aire.
Cuando Bob vio que Amira volteó los ojos y empezaba a sacudirse intentando respirar, trato de sacarla, pero ella lo detuvo de un manotazo, estaba cerca de liberarse, faltaba poco, ya lo tenía…
Jalando aire con esfuerzo, Amira se corrió con fuerza al tiempo que se sacaba aquella tranca de la boca. El aire entrando en sus pulmones coincidido con sus jugos saliendo de su coño, provocándole un orgasmo que le hizo perder la conciencia.
Completamente cachondo por aquella escena, Bob la sujetó cuando ella se desvaneció y en un arrebato de lujuria, la levantó, poniéndose las piernas de la mujer sobre sus hombros.
Así, con ese coño a la altura de su boca, comenzó a beberse los jugos de la mujer con fruición.
Completamente fuera de sí, centró toda su atención ese coño, lamiéndolo y penetrándolo con la lengua una y otra vez, extendiendo así el orgasmo de Amira, cuyo cuerpo se sacudía entre espasmos por el placer que recibía.
Volviendo en si entre gemidos, la mujer apenas si sabía lo que pasaba a su alrededor, pues el ver como su coño era devorado sin parar y el placer que eso le provocaba por poco hicieron que volviera a desmayarse.
- Oh Amira… tienes un coño muy apetitoso… Me pusiste a cien al ver cómo te atragantabas con mi verga… Incluso aunque no me hayas hecho venir, el ver cómo te corrías bastó para ponérmela a punto… Mmhmm… Tus jugos saben delicioso, me están poniendo muy bruto… Ya quiero ver hasta donde eres capaz de recibirla en tu coñito…
- Oh Bob… Pensé que si podría comértela entera… pero llegué a mi límite… Estoy tan deseosa de probar tu verga, de beberme tu lefa… Castígame con esa lengua por haberte fallado… Aaahh… M…me estás haciendo perder el control… Aaahhh… Hmmfhh… Oh Diooss… No me lo habían comido así nunca… Y solo estas usando tu boca, joder…
- Adoro este coñito…. Hmm como me gusta su sabor… Sabes a gloria Amira… Huuhngg.. estás tan mojada… mira como abro tus labios, están hinchados de placer…. Estás muy sensible ¿No?…. Quiero dejarte seca… Que gusto me estoy dando… Y eso que todavía no te estoy follando… Estoy ansioso por metértelo toda…
-Yo también ya quiero tenerla… Pero no pares… Aaaugh… ¿Q…Que clase de hombre…. Eres?... Oh por Dios…. Aaghh… Estoy tan caliente… Me acabo de correr y… y ya estoy a punto de hacerlo d…de nuevo… Gghaahh… Así… así Bob… AAahhh… Por Dios, joder… ¡Justo aaassiiiiii!
Sin pudor, Amira volvió a correrse, esta vez directamente sobre la cara de Bob, sacudiendo su cuerpo sin control liberando un squirt que acabó por salpicar las paredes de aquel baño de avión.
Bob estaba muy excitado. Los jugos de Amira le mojaban el rostro, intoxicándolo con ese aroma de hembra hambrienta, poniéndolo en un estado cas8 primitivo, donde lo único que importaba era el sexo.
Su verga le dolía de lo dura e hinchada que la tenía. No podía aguantar más, la mamada de Amira lo había dejado a medias y tenía que liberarse con urgencia.
Tomando a la mujer, la sentó en sus piernas, preparándola para lo que venía. Empezó a acariciarle el coño con la punta de su polla mientras que en un susurro casi desesperado le dijo:
- Amira… Ya no puedo contenerme más… Necesito follarte ahora o perderé la cabeza…
Jadeando, Amira apoyó los pies en el retrete, estaba lista, así que le tomó el rostro con ambas manos y plantándole un beso le susurró al oído: “ Oh Bob… Solo tenías que pedírmelo.” Y levantándose, la mujer simplemente se dejó caer sobre aquella polla con un movimiento seco.
¡Dios! El dolor atravesó a Amira como un rayo. Un grito ahogado salió de sus labios pues aquella verga monstruosa se estaba abriendo pasó a través de ella sin piedad.
- ¡Joder! ¡Me estás partiendo!... Aahhgh! - Dijo ella con lágrimas en los ojos- ¡E…es enorme Bob!... Oohh!... La gravedad me está haciendo bajar sola sobre tu verga... M...Mi coño quedará amoldado al tamaño de tu polla si sigo así… pero… No puedo evitarlo… Hhaaaaah…
-Oh Amira! Siento como me voy abriendo camino…. ¡Eres tan estrecha!... Ru coño es tan cálido que siento que se derrite alrededor de mi polla… Estás tan apretada ¡Oh Dios!... ¡Al diablo, no puedo resistirme! ¡Voy a metertela hasta el estómago si es posible!
-¿¡Que?! No! Bob, espera, no creo que puedaaAAAAAHHHHGGG!!! OOHDIIOOOSSSESTADENTRODEMIII!!
Completamente fuera de sí, Bob tomó a Amira por la cintura con ambas manos y con fuerza, la hizo descender sobre su polla con un solo movimiento. Si antes le había dolido, ahora Amira se estaba retorciendo de dolor.
Aquella verga le había atravesado por completo, podía sentir como la llenaba por completo, abriéndole el coño a limites que no conocía, como la punta de esa polla golpeaba la entrada de su útero, clamando por llenarlo de semen.
Aquella era una experiencia totalmente nueva y aunque le dolía, era una sensación que le estaba dando un placer como nunca antes lo había sentido.
- Amira… ¿Puedes oírme? - Dijo Bob- Eres increíble… Puedo ver como se te abulta el estómago por el tamaño de mi verga… Es una vista muy erótica…
- Aggh!… Y..Yo… hmmgg..Di…Dios yo…Gghhh.. Non..nopuedo…
- Descuida… No eres la única que ha perdido el sentido al tener mi polla dentro…. ¿Te gusta? Dime que sientes Amira -Le dijo al tiempo que le acariciaba el cabello, esperando a que ella volviera en sí.
Amira no podía pensar ya con claridad, múltiples sensaciones le recorrían el cuerpo borrando cualquier rastro de cordura. Balbuceaba intentando hablar, decirle a aquel hombre que su verga le estaba llenando, borrando cualquier otro pensamiento que no fuera el sexo.
Sentir su interior siendo abierto de una forma que no creía que fuera posible le había hecho darse cuenta que en aquel momento ella solo era una hembra hambrienta y él era un macho que la iba a hacerla sentir plena por primera vez, así que, por toda respuesta, cruzó las piernas detrás de él, obligándolo a ir mas profundo si era posible,
Al ver aquella acción como una invitación a seguir, Bob centró toda su atención a liberar toda su carga dentro de aquel coño y así, con un violento mete-saca, comenzó a follarla sin piedad.
- Amira, eres grandiosa, puedo sentir como golpeo tu útero…. Me pones muy cachondo…. Este ha sido el mejor viaje de mi vida… Voy a dártelo todo… Voy a descargarme por completo…
- ¡¡Sí!! ¡Dámelo todo maldito!! Arruíname por completo… Me estas dando placer como nunca lo había sentido… Ahhh... Ahh sí!!... Así, dame más… Dámelo todo!! … Ahhh... Quiero que me hagas olvidar mi propio nombre, que no recuerde ni quien soy… Hoy soy tuya Bob… Ahhh... Sí!
- Ahh! ¿Quieres que te arruine? Pues te lo voy a cumplir Amira… Tengo las bolas tan llenas de leche que saldrás de este avión goteando semen… ¿Te gusta como suena eso?... Todos verán cómo te escurre lefa por las piernas mientras caminas por los pasillos… Y seguro que con esto quedarás embarazada… ¿Es lo que quieres? ¿Eh? ¿Quieres ser mi muñeca especial?...
- Sí!!! Eso quiero!! Nadie podrá volver a follarme de nuevo, mi coño te pertenecerá solo a ti!... … Ahhh...Seré tu esclava si eso deseas… Ohh sí!!... Solo no pares, no te detengas!
Azuzado por aquellas palabras, Bob aceleró el ritmo. Frente a ella, Amira gemía como loca. Tenía la cara completamente sucia por el maquillaje corrido y la saliva que goteaba por su boca. Estaba completamente en trance. Y ahí fue cuando, debido a su propia calentura, no solo se estaba follando a Amira, sino que también vio a Helen, a Mirage, incluso a su hija Violeta, todas completamente rendidas ante él, esclavas de su polla, completamente entregadas a complacer cada uno de sus deseos más oscuros. Y supo que eso era lo que quería, perderse en aquel placer prohibido, primitivo, ardiente y no iba a dejar que nada lo detuviera.
Sintiendo que estaba a punto de correrse, levantó a Amira y la tomó con fuerza del cuello, asfixiándola:
- Estoy casi a punto Amira!... Estoy a punto de venirme en ti… ¿Estás lista?
- … Ahhh... S…Si Bob… Dámelo todo, lo quiero, ¡lo necesito… Ahhh... … Ahhh... Ohhh Dios! Sigue, por favor…
- Ya casi Amira… ¡¡¡Ya casi… ¡¡¡Solo sigue moviendo esas caderas… ¡¡¡Oh Dios Amira, me vengooo!!!
- SI!! ¡Vente conmigo, quiero que me des toda esa leche caliente tuya… Ahhh...Si! DÁMELA TODA!!!
Entre jadeos, ambos se corrieron con fuerza. Bob dejó salir un gran chorro de lefa que llenó por completo el coño de Amira y no contento con eso, salió de ella, y siguió derramando su semilla por todo su cuerpo y cara completamente fuera de sí.
La mujer quedó completamente bañada en semen, tirada en el piso mientras seguía retorciéndose por el placer. Viéndola en esa posición de completa entrega a él, Bob no pudo más que sentirse enormemente satisfecho.
Tomando a Amira por el cabello, la levantó a medias acercándose a su oído:
- Eres mía Amira, ¿Lo sabes? Ahora tu cuerpo me pertenece -Le dijo al tiempo que su enorme pene volvía a endurecerse- El viaje no ha terminado y todavía tengo mucho que darte…
- ¿Puede con una más?
Volteándose bruscamente, Bob se dio cuenta que había una azafata asomada por la puerta del retrete. Sorprendido, se dio cuenta que la mujer tenía entreabierto el uniforme, dejando ver parte de sus pechos y que tenía una mano metida en el coño, masturbándose.
- ¿Cuánto tiempo lleva aquí?
- Yo… Ah, no me malentienda… Pasé por aquí y no pude evitar escuchar sus gemidos y… La verdad es que al verlo follarse a esa mujer perdí la cabeza… y…
Interrumpiéndola, Bob se acercó a ella con determinación, haciéndola entrar al cubículo con fuerza. Mientras tomaba a aquella azafata por la cabeza y la hacía lamer el cuerpo desnudo de Amira, sonrió malévolamente.
Ese iba a ser un viaje que nadie iba a olvidar.