Mirage ¿Amante o Esclava? (1): Sueños húmedos

Mirage, amante y mano derecha del villano Síndrome, se ve atrapada entre su lealtad a su jefe y su recién descubierto deseo de convertirse en la nueva esclava sexual de Mr. Increíble. Atrapada en un espiral de placer, la atractiva mujer tendrá que decidir a quien de los servir.

El sol brillaba fuerte en la paradisíaca isla de Nomanisan aquella tarde, filtrándose por todo el complejo militar que se expandía a largo de la misma.

Aquel lugar no aparecía en ningún registro oficial así que nadie sabía de su existencia, nadie excepto el personal de la base y sus dos únicos dueños: Un cruel hombre, de nombre clave Síndrome, que durante el paso de los años había desarrollado una amplia variedad de tecnología militar que vendía al mejor postor y su mano derecha y amante Mirage, una enigmática mujer morena de cabello plateado.

Ambos habían pasado años desarrollando un plan para controlar el negocio de los súper héroes y todo indicaba que estaban casi listos para poner en marcha su plan. Pero aún faltaban algunos ajustes y aquella tarde soleada invitaba a todos en la isla a relajarse un poco.

Precisamente en aquel momento, Mirage se encontraba durmiendo plácidamente en su oficina, alejada del bullicio del centro de control de Síndrome.

Si alguien hubiera podido verla, habría notado que quizá no estaba tan relajada como parecía: su respiración era agitada y sus dedos se sacudían levemente ¿Era una pesadilla? ¿O era algo más… Íntimo?

Mirage despertó sobresaltada. El sueño que acababa de tener había sido tan real que le tomó un momento ordenar sus ideas. Su corazón latía con fuerza y a pesar del aire acondicionado, sentía como el sudor la bañaba.

Cerró los ojos intentando pensar en otra cosa, pero no podía: Estaba muy cachonda. Se mordió los labios, cerrando involuntariamente las piernas, porque a pesar de estar despierta aún podía sentir esa sensación que la recorría: La de una verga dura como el acero y gruesa como un tronco entrando con violencia en ella y partiéndola en dos.

Ah, todavía podía verla, ahí, frente a ella, intentando abrirse camino dentro, follando su interior como nadie lo había hecho. Suspirando con fuerza, sintió como sus pezones se endurecían y sus tetas se abultaban bajo su blusa. Se estaba excitando solo con pensar en su sueño.

Sin pensar en otra cosa que no fuera sexo, levantó su falda y llevo la mano a su coño, intentando aliviarse de esa sensación. Lo encontró mojado por encima de sus bragas, resultado de ese sueño húmedo. Animada, se quitó las húmedas bragas y comenzó a masturbarse con firmeza cada vez más fuerte, pues en su trance trataba de imitar el bombeo primitivo de su sueño.

Sí, le gustaba verse así, dominada y sometida, usada solo como un trozo de carne, un objeto de placer; le hacia sentirse muy sucia y puta. Mordiéndose los labios, decidió usar las dos manos. Martirizo su rosada vagina con firmeza, frotando y metiéndose los dedos tratando de acabar. Su jugo de amor empapaba sus manos y comenzaba a caer al piso pero ella aún no podía liberarse. Si tan solo pudiera tener esa verga de verdad, ella sabía que solo viviría para ser esclava de ese pene, sirviendo a su dueño por siempre.

Lo veía frente a ella, mirándola con un deseo y una lujuria primitiva. Sus gruesos y musculados brazos levantándola con la facilidad de quien levanta una pluma con los dedos, resultado de una fuerza que solo podía ser fruto de un súper poder.

Si, ella deseaba a ese súper héroe, a pesar de las órdenes de su jefe. Lo supo cuando cenó con él, rodeados de una cortina de ardiente lava volcánica.

A pesar de su pésima complexión física, hubo algo en él que la sedujo de inmediato. Era un aura de poder, pero no como la que ostentaba Síndrome, sino otra más íntima, de aquella clase que hace que las mujeres se entreguen en cuerpo y alma.

A mitad de la comida, lo atrapó mirando sus pechos, pero mas que ofenderse, eso solo le hizo querer provocarle más.

Recordaba como al terminar de cenar, justo cuando se despedían, había fingido un ligero tropiezo, que provocó que el la sostuviera, momento que ella aprovecho para frotar ligeramente su trasero contra su entrepierna.

Fue ahí cuando la sintió por primera vez. No estaba preparada para eso. A pesar de la tela, pudo darse una idea del tamaño de su miembro, el cuál era enorme. Tratando de mantener la compostura, terminaron de despedirse y se separaron pero ambos sabían que ya no había vuelta atrás.

Después de eso todo cambió para ella, porque desde ahí comenzó a desearlo cada vez más, lo cuál ponía en conflicto su lealtad a Síndrome. El golpe de gracia llegó tiempo después, cuando lo vio bajar del transporte en ese ajustado traje rojo que resaltaba su nuevo físico.

Había cambiado radicalmente: Ya no era aquel héroe gordo que llegó a la isla meses atrás, ahora estaba completamente renovado; era la personificación misma de la virilidad: Músculos acentuados, brazos y piernas poderosas y claro, un miembro muy bien dotado.

Tuvo que controlarse para no lanzarse a él y hacerle una mamada cuando subieron a la esfera, pero tuvo que aguantarse las ganas ya que, aunque ahora lucía increíble, quería esperar el momento adecuado para entregarse por completo a él.

Volviendo a su realidad y tratando de llegar a su orgasmo, Mirage se detuvo un instante sus inquietos dedos, que estaban completamente cubiertos por fluidos y se los llevo a la boca, lamiéndolos y embriagándose aún más de placer. Agitada, se abrió la blusa. Le dolían los pechos y necesitaba aliviar esa sensación. Aprisionados por el sostén, los encontró hinchados y sensibles por la excitación. Sin perder tiempo, sacó sus tetas fuera, que una vez libres de la presión, cayeron sobre su pecho en todo su esplendor.

Masajeándolos, tomó cada una de sus tetas y las llevó a su boca por turnos para comenzar a mamarlas. Disfrutando su sabor, volvió a concentrar su atención en su vagina. Llevó una de sus manos a su coño mientras que con la otra pellizcaba sus duros pezones. Así, la mujer siguió masturbándose cada vez con más intensidad al tiempo que comenzaba a gemir con mas fuerza.

" Oh Bob, sigue así... Aaaahh... Joder, sí... así... " comenzó a decir en voz alta, aumentando la velocidad de sus manos " Eres tan vigoroso... Aaaahh... Ahhhh... Me estas partiendo con esa tranca tuya... ¿Por eso te llaman Mr. Increíble?... Nunca me habían cogido así... Oooohhh sí... Eres tan fuerte... Puedo sentirla como se abre paso hasta mi estómago… Como me parte... Ahhhh...** ” balbuceaba en su delirio sin dejar de masturbarse.

" Yo seré tu puta... Ahhhh... ¿Que te parece?... Seré Mirage, la puta de Mr. Increíble... Seré toda tuya... Seré tu esclava... Serás mi dueño… Haré todo lo que me pidas, pero sigue follándome... Así... Ahhhh... Ahhhh...* No te atrevas a detenerte... Quiero que sigas… Ahhhh... Ahhhh... No te atrevas a detenerte... Ahhhh...* ¡Quiero que me folles! " gritó Mirage al tiempo que se corría al llegar al orgasmo.

Sin pudor, contrajo las piernas y dejó salir un squirt que mojó el escritorio frente a ella, cubriendo de fluidos el lugar. Gimiendo como una loca, trató de prolongar su orgasmo lo más que pudo con sus manos, al punto de caer exhausta sobre su asiento.

Respirando agitadamente, poco a poco se fue calmando. Casi acostada sobre la silla, lentamente comenzó a asimilar lo que había hecho. Acababa de masturbarse y encima correrse sin pudor alguno en su oficina.

¿Realmente lo hice? ” pensó un tanto asustada. Que suerte que se encontraba lejos del área de trabajo de Síndrome y sus científicos. Si alguno de ellos hubiera oído sus gritos, seguro que estaría en problemas.

Un poco avergonzada consigo misma, sacó de uno de los cajones unos pañuelos y comenzó a limpiar su “desastre”. Mientras limpiaba el escritorio, trató de relajarse y no pensar demasiado, pero no podía. A pesar de haber liberado tensión, aún se sentía un poco insatisfecha. “ Quizá pueda buscar a Síndrome más tarde y convencerlo… ” dijo para sí misma mientras tiraba los pañuelos.

Le sorprendió darse cuenta que aún había muchas partes de la mesa y del piso mojadas por su corrida. “ Ojalá que a nadie se le ocurra venir a buscarme ” pensó en el momento justo en que sonaba el intercomunicador de la puerta de su oficina. “ Mierda, tenía que decirlo ” pensó mientras miraba a su alrededor.

Nerviosa, trató de arreglarse y limpiar lo mas rápido pudo en un intento de disimular lo que había pasado. Cruzando los dedos, presionó un botón de la mesa para dejar pasar al inoportuno visitante.

- Adelante.

Respiró aliviada al ver que solo era uno de los guardias de la isla, “ Y no esta nada mal ” se dijo.

- Señora, me disculpo por interrumpir -Dijo el hombre, que se detuvo frente a ella cuadrándose- pero el jefe quiere verla en el hangar lo antes posible.

Mientras miraba a la mujere frente a él, se dio cuenta de que algo estaba fuera de lugar: Normalmente su jefa era una mujer que vestía pulcramente pero en ese momento se podía ver que su ropa estaba desarreglada y tenía el cabello despeinado, además, notó que había zonas del escritorio y el piso que estaban húmedas. Fue ahí cuando percibió un aroma a sexo en el ambiente y lo entendió. Diablos ¿Acaso su jefa acababa de tener sexo en la oficina? Joder, lo que daría por tener la oportunidad de follarla...

- Me pidió que le dijera que el cohete esta casi listo -Tragó saliva pues se dio cuenta de que sus fantasías habían despertado a su verga y esta comenzaba a endurecerse.

- Entiendo, los preparativos están casi listos -Nerviosa, pero todavía un poco cachonda, Mirage trató de disimular frente al hombre- Gracias por avisarme soldado, por favor, permítame mientras termino de imprimir unos informes.

Dándose la vuelta, fingió que trabajaba en su ordenador mientras el hombre esperaba pacientemente. " ¿Qué estoy tratando de hacer? " Pensó Mirage. Aún estaba insatisfecha y por alguna coincidencia divina había llegado frente a ella alguien que podría calmar sus ansias... Aunque fuera momentáneamente.

Decidida a ver hasta donde llegaba la situación, se levantó y optó por calentar al hombre. Le dio la espalda, fingiendo que revizaba un estante, dejando así su trasero completamente a la vista.

El hombre vio lo que pasaba y trató de concentrarse en cualquier otra cosa, pero la vista de las nalgas de la mujer lo excitaron más. No podía evitarlo, podía sentir su miembro palpitar bajo el uniforme, pidiendo ser liberado para colarse entre aquellos rendondos globos de carne.

- Soldado ¿No cree que este día es para tomarse un desanso? - Dijo Mirage mientras se volteaba. El hombre rápidamente desvió la mirada, temeroso de que ella lo hubiera visto espiando su trasero.

- Ya lo creo señora, la verdad es que ha habido poco trabajo las últimas horas.

- ¿De verdad? -Mirage dio la vuelta a su escritorio, quedando frente al hombre- ¿Es que Sindrome no les da suficiente trabajo para manteneros ocupados?

- No señora, no quería decir eso...

- Descuide, no le voy a decir -Mirage se recargó contra el escritorio. Estaba sudando, podía ver como la entrepierna del hombre se abultaba. Se relamió entre dientes, casi lo tenía- Pero me temo que, si alguien incurriera en alguna falta contra nuestro lider, este tendría que ser castigado... Particularmente -Dijo mientras le guiñaba un ojo.

Sorprendido, el hombre vió como la mujer extendía la mano y con la punta de su dedo, tomaba una gota del fuido regado por el escritorio- Sería una pena que esto llegara a saberse ¿No lo cree?- Dijo mientras lamía el dedo.

Tomado por sorpresa, el soldado vio como su jefa se acercaba a él meneando las caderas seductoramente.

- No entiendo a que se refiere señora...

- Oh vamos, se que lo notaste apenas entraste: El fluido en el escritorio, mi ropa desarreglada, el aroma a sexo en el aire... Y ese bulto entre las piernas no pasa desapercibido -Constesto ella, divertida por la situación y viendo hasta donde podía llegar.

Asustado, el hombre se cubrió con ambas manos la entrepierna- Señora, por favor... No es lo que usted cree...

- Shh... No lo arruines -Le dijo ella mientras ponía una mano sobre su paquete- Veo que ya estas muy duro ¿Acaso tu y tus colegas hablan de mi a mis espaldas?

- No señora, no lo haríamos... -Dijo nervioso

- Por favor, ¿Crees que no lo se? Los he oído murmurar en los pasillos acerca de como les gustaría follarme, los he visto mirar disimuladamente mi culo y mis tetas... - Le dijo sin dejar se acariciar su miembro por encima de la tela- Y se que tu lo has pensado ¿Verdad? Dime.

- Bueno... yo..

- ¿Acaso te has masturbado pensando en mi? ¿Has soñado con tenerme de rodillas ahogandome con tu verga?

- Ah... Señora, por favor...

- Seguro que has soñado con follarme repetidamente... Te vi mirando mi trasero hace un momento.

- Señora, no...

- No me mientas, se que todos en esta isla se mueren por probarme, hombres y mujeres -Dijo mientras tomaba una de las manos del hombre y la metía bajo su blusa para ponerla sobre uno de sus pechos- Y seguro que tu no eres la excepción. Dime ¿Alguna vez pensaste que terminarías aquí tocándome una teta? Vamos, anímate, no muerden...

Cada vez mas nervioso pero muy excitado, el hombre se vio apretando el redondo pecho de la mujer, que no dejaba de acariciar su verga por encima del uniforme. Sintió la suavidad de su piel bajo sus dedos y se aventuro a pellizcar ligeramente ese pezón.

- Bien, veo que ya estás perdiendo el miedo... Eso es... Siéntela, pellízcala sin temor, no dejes perder esta oportunidad...

Mirage se estaba divirtiendo; atodavía seguía caliente y deseaba intensamente follar con él para calmarse, pero sabía que si llegaba a más, tendría problemas. Aún así, no iba a desaprovechar esa deliciosa coincidencia y al mismo tiempo, no quería dejarlo con las bolas azules, así que sonriéndole pícara le dijo: Aunque me gustaría que me montaras ahora mismo, debo irme -Le dijo al hombre, cuya desilusión fue evidente al oir esas palabras- Pero no voy dejarte así.

Mirage se separó de él y comenzó a abrir su blusa, dejando a la vista una vez mas sus pechos, los cuales se apretó mientras se mordía los labios: Te propongo algo -Le dijo mientras levantaba su falda mostrándole sus bragas, húmedas aún por lo que había hecho anteriormente- Túmbate en el suelo y déjame ver lo que tienes.

Obedeciendo rápidamente, el hombre bajo sus pantalones grises, dejándole ver su tranca ya dura, la cual no era tan grande y especial como la de su sueño, pero que serviría para calmarse de una vez por todas.

Bien, veo que tienes algo decente ahí abajo -Quitándose la húmeda braga, Mirage la tomó mientras se sentaba a horcajadas sobre el, colocándose justo debajo de su verga, presionándola contra su coño pero sin dejar que entrara en ella- Voy a masturbarte usando mi coño, pero no quiero escucharte decir nada, así que abre bien la boca -Le dijo mientras le metía la prenda entre los dientes.

Un fuerte aroma a hembra en celo inundó el paladar del hombre, haciéndole perder más aún la consciencia mientras que su verga, respondiendo a esa sensación, se tornó mucho mas grande.

- Vaya, vaya, sentí como algo se abultó aquí abajo. ¿Te gusta sentir mi coño presionando contra tu pene? ¿Sientes como mis labios presionan tu verga? -Le dijo mientras comenzaba a hacer girar sus caderas, moviéndose lentamente de arriba a abajo, dejando que su coño acariciara con sus labios toda la extensión del miembro de aquel soldado- Aaah... Que bien se siente... Se que te gusta, que lo estas disfrutando... ¿Te imaginaste que un día tu jefa te masturbaría?... Eres tan afortunado, sintiendo la calidez que emana de mi interior -Mientras aumentaba el ritmo a cada palabra, Mirage tomó el rostro del hombre entre sus manos y lo miró fijamente sin dejar de moverse.

- Estas tan cerca de poder follarme, lo deseas, puedo verlo en tus ojos, esa lujuria que te esta consumiendo, gritándote que me hagas a un lado y comiences a cogerme sin piedad, lo se... Pero sabes que no podemos ¿No es cierto? - El hombre, saboreando la braga que tenía en la boca, apenas si podía mantenerle la mirada a su jefa. Podía sentir fuego manando de ese coño que no paraba de restregarse contra su verga.

Ella tenía razón: Desde que llegó a la isla, todos hablaban de Mirage, la exótica mujer de cabello platino que era la mano derecha de Síndrome. Hombres y mujeres la deseaban y no habia nadie en el personal que no se hubiera masturbado pensando en ella. Y ahora, por azares del destino, ahí estaba él, tumbado en el piso, estando a casi nada de poder cogerse a aquella hembra pero sin poder hacerlo.

Podía verla ahí, mirándolo fijamente, sonriendo, con sus tetas rebotando, sintiendo el calor de su coño cubriendo su miembro, el sabor de su jugo en su boca... Si, deseaba con todas sus fuerzas poder detenerla, arrojarla contra el piso y follarla salvajemente hasta el agotamiento pero sabia que debía mantener el control, por ahora.

- Hey! No te dije que podías distraerte -La voz de la mujer y un ligero golpe en la mejilla lo sacó de sus pensamientos- Sigo siendo tu jefa así que mas te vale que te concentres... Eso es, no dejes de mirarme - Dijo ella, que ya había marcado un ritmo constante con sus caderas.

- Aaah...  Aaah... Sí... eso es... no te distraigas... Vamos, tampoco te quiero tirado en el piso como roca, pon a trabajar esas manos... Toma mis tetas... Aaah... Si, así, aprieta esos melones y date gusto... Aaah... No podrás olvidar esto jamás ¿No es cierto?... No, se que una vez que yo salga por esa puerta, tú irás a buscar a alguna furcia entre el personal para tirártela y desahogarte ¿Verdad?... No, no me mires así; se que los empleados usan la bodega de los muelles cada viernes en la noche para ir a coger entre ustedes... Síndrome no sabe nada ¿Por que crees?... Aaah... Así, sigue apretando, eres hábil con esas manos... -Mirage también tenía problemas para contenerse.

El contacto tan cercano de su coño frotándose contra esa verga la estaba poniendo muy bruta; deseaba poder tomarla y clavársela muy dentro, deseaba ser sometida y abusada, pero no, sabía que debía esperar. Aquel hombre solo era una válvula para liberar presión y resistir hasta la llegada de aquel super hombre, que iba someterla igual que en sus sueños más profundos...

Impulsada por el simple recuerdo de su sueño, Mirage aumentó el ritmo de improviso. El hombre, sintiendo la súbita velocidad, ahogó un gemido, acallado por la prenda en su boca y aceleró también sus manos, que pasaron de acariciar y pellizcar a apretar y estrujar sin cuidado los pechos de su jefa.

- Bien! Pensé que no me seguirías el ritmo -Dijo Mirage apretando los labios como resultado de tan bruscas caricias- Vamos, eso es...  Aaah...  Aaah... Estruja y revuelve a estos bebés, adoro como me los aprietas sin compasión...  Aaah... Eres tan afortunado de poder estar aquí...- Mirage sintió como el hombre contraía los músculos y supo que el final estaba cerca. Ansiosa, siguió acelerando sus movimientos sin parar de gemir.

- Estas a punto de venirte ¿No es verdad?... Aaah...  Si. No es necesario que asientas, puedo sentir como tu verga esta latiendo... Aaah... Aaah... ya casi estamos llegando al final... Aaah... Si te esfuerzas, me aseguraré de llamarte para acabar con esto... Aaah... ¿De acuerdo? -Asintiendo, el hombre soltó las tetas de la mujer y la tomó por la cintura para ayudarla en los movimientos.

Ambos se miraban fijamente, moviéndose en sincronía. Mirage no podía parar de gemir mientras que el hombre, impedido por la braga, solo podía bufar en un intento por decir algo a través de la tela.

Sintiendo que estaba cerca, el hombre clavo sus manos con mas fuerza en sus caderas, avisándole que pronto descargaría su cimiente. Mirage, que ya estaba fuera de sí, cerró los ojos con fuerza y dejó salir lo que realmente pensaba:

- Sigue así, desgraciado... Aaah... Eso es, no dejes de moverte... Aaah... Oh sí!...  Aaah...  Aaah... ¿Te gusta ver a la puta de tu jefa masturbándote?...  Aaah...  Aaah... Sí!! Ah, joder... ¿Te gusta cómo su sucio coño se talla sobre tu verga? Como deseo sentirla en mi interior... Aaah... Desearía que pudieras follarme hasta hacerme perder la conciencia...  Aaah... Follada una y otra vez como una muñeca... ¿Te imaginas?... Serías la envidia de todo el personal...  Aaah...  Aaah... ¿Que diría Síndrome?....  Aaah... Imagínate...  Aaah... Llegando frente Síndrome con el coño tan lleno de leche que gotearía... Me preguntaría que es aquello que me escurre entre las piernas...  Aaah... ¿Sabes que haría?... Ah! No pares...  Aaah... Me levantaría la falda para mostrarle que no llevo ropa interior... Abriría mi coño para que viera como tu semen sale sin parar... Tomaría un poco de tu lefa y la lamería frente a él...  Aaah... Le diría que por fin alguien me folló como Dios manda... Aaah... .. ¿Te gusta como suena eso?

- ¡¡PUES ENTONCES ABRE LA BOCA PERRA!!

Abriendo los ojos de sorpresa, Mirage cayo fuertemente al piso cuando el hombre, fuera de si, la volteó bufando como bestia. Aprovechando el delirio de la mujer, el soldado aprovechó el instante para sacarse las bragas húmedas de la boca y decidió darle una lección a su jefa justo cuando sentía que estaba a nada de correrse.

En segundos, la mujer vio como la verga del hombre le abría la boca llegando hasta su garganta, al tiempo que un espeso chorro de semen se abría paso por su garganta, lo que la hizo correrse entre espasmos.

- Siempre actuando como si fueras superior y no eres nada más que otra puta cualquiera... Eso es, trágatelo todo perra... ¿Quien diría que eres una esclava de la leche como todas?... Tanto tiempo pensando en tí y finalmente te tengo aquí a mis pies, luchando por respirar... Voy a darte una lección que no olvidarás...

Atragantándose y sin poder alejarse, el hombre no dejó que ella se moviera, presionándola desde la nuca para meterle toda la verga hasta el estómago si era posible. Con los ojos en blanco, Mirage sentía como la espesa leche del hombre la ahogaba, impidiéndole respirar.

Sacudiéndose por la falta de aire, la mujer saboreaba cada gota que pasaba por su garganta a pesar de la situación, pero eso era lo que a ella le gustaba, ser tratada solo como un objeto y nada más.

Sintiendo como seguía saliendo jugo de su coño y al hombre sobre ella descargando su semen, Mirage se abandonó a la sensación de placer que sentía y todo se oscureció para ella.

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Este es el primer relato que escribo y apreciaría mucho su apoyo y comentarios para poder mejorar. Si es de su agrado, les prometo seguir trabajando en la continuación de este y otras historias que tengo en mente. ¡Gracias por su tiempo!