Miradas copulativas.

“Se sabía que eran amantes por la simple mirada… ella se mordía el labio inferior mientras a lo lejos lo veía, y el aspiraba aire profundamente, quizá esperando un momento de soledad para arrinconarla y hacerla suya”.

MIRADAS COPULATIVAS.

(Prosa poética de Sandra Rosalía).

“Se sabía que eran amantes por la simple mirada… ella se mordía el labio inferior mientras a lo lejos lo veía, y el aspiraba aire profundamente, quizá esperando un momento de soledad para arrinconarla y hacerla suya”.

Había una posesión brutal, apenas perceptible a los ojos profanos de los asistentes a la fiesta: Sutiles muecas de boca, dialecto de nariz, serpentear de lengua, la frente fruncida y relajada, sudor, lágrimas, retorcer de boca, semejando besos.

Los ojos de el, permanecían férreamente fijos en ella, aprisionándola… y los gritos al ser penetrada se retrataban en abanicos centelleantes de sus tupidas pestañas. En el límite de la negrura del rimel, se agolpaba apasionado el llanto…

Los jugosos labios carmín, entreabriéndose… los muslos rendidos a la fogosidad quemante. Nítidas cabecitas de alfiler acuosas puntilleando la frente fruncida… una ceja; apenas elevándose...

Su lengua devoradora rojiza, al borde de sus finos dientes amarfilados, asomando en su boquita entreabierta, saboreando glande en su presencia…

Maquillaje sutil y perfecto, intentando ocultar los pómulos ruborizados… ¡Imposible! al embate del fragor apasionado.

Exhalando, los orificios nasales del hombre se expanden, y su lasciva mirada, pasional ardiendo, con intensos parpadeos violentos, la posee sin reposo, yéndose hasta el fondo, prensando el delicado periné a porrazos de escroto ingurgitado.

El, transpiraba tormentoso, ella entrecerraba sus ojos, aleteando sus pestañas rutilantes…

Al final, la mirada orgásmica fusionada, elevándose allende lo ordinario…los pérfidos bisbiseos flotando execrables en el río de lo cotidiano, no les llega.