Miradas Capitulo3

Después de días sin mirarnos Lía quiere hablar.

Hola, aquí Leo, antes que nada un agradecimiento a las personas que se han tomado un momento para leerme y un gracias aún más grande para aquellos que me dejaron un comentario.

Si bien no pensaba hacer aclaraciones antes de los capítulos creo es necesario.

  1. Torrefacto. Si en mi perfil dice que vivo en España, es porque, todo relatos no te deja publicar si tu nacionalidad es otra. No me crean abran su cuenta traten de subir un relato y si son de otra parte no los dejara, esto lo supe gracias a otra autora con la que me puse en contacto, después cambie ese detalle y ya puedo publicar, así que sí tengo 25 años y sí vivo en México, y no sé a qué te refieras con que perdí el deje de esa tierra, si hablas de mi manera de expresarme, pues no esperes que suelte palabras como wey, cabron, o chingada, claro que aquí se utilizan a diario, pero yo nunca he sido soez ni grosero y creo que si he recibido tanto valores, como preparación académica al menos debo tener un nivel de educación sino excelente si alto. Y te pido por favor que no sientas que me he ofendido, y que a tu vez tu no lo tomes a mal, me encanto que me dejaras tu comentario, y espero disfrutes de mis letras y te animo a seguir comentándome tus dudas, y claro tu apoyo si quieres hacerlo.
  2. lobo189, Lety Fernandez, EL Mero Mero, HombreFX, elbuscador48, quito182, Juan. Muchas gracias por sus palabras de alienta algo austeras pero aun así gracias, me complace que mi relato les agrade y espero no decepcionarlos, si me falto alguien de mencionar arriba una disculpa y de nuevo un agradecimiento. Espero seguir contando con que lean mis relatos, trataré de subir lo más pronto que se pueda. Y si gustan seguir comentando yo fascinado.
  3. Torrefacto, lobo189, Un lector. Aquí vuelvo a mencionar a algunos, Mmmm… (suspiro profundo), ok esta será la última vez que hago énfasis en esto. Esta historia es real . No volveré a tocar el tema pues cada quien es libre de creer lo que quiera, si lo menciono es porque, en sus comentarios que como ya dije me gustaron y aprecio, pues mencionan en que mejore esto y aquello y me felicitan por mi buen manejo de los personajes, e incluso me animan a meter a otro personaje al juego, como aclare al principio, e maquillado las escenas, para que sean agradables de leer y así trasmitirles lo que sentí y viví en ese entonces, así que si mis personajes les gustan pues nada que así son las personas de mi familia y la situación fue la que escribo, así que no puedo mejorar la historia, puedo mejorar la prosa y la ortografía, e incluso la narrativa, pero no la historia, esa solo la puedo contar como paso, si en algún momento sucede algo poco veraz, no será algo soez o vulgar, creedme, las escenas porno no abundaran en esta historia, pero si habrá sexo, solo que paciencia, y como dije si en algún momento dudan de mi palabra solo recuerden, cosas más sorprendentes han pasado.

Un abrazo a todos y disfruten.

Miradas

Capitulo 3: Mírame.

Así comenzó otro tipo de rutina, las vacaciones se acercaban pero por lo pronto los dos teníamos aun clases, así que después del día de descanso que nos dieron el dos de noviembre, nuestra rutina volvió a la normalidad, solo que ahora cada vez que ella se despertaba yo también lo hacía, pero estas vez para darle la espalda a Lía y esperar a que ella saliera del cuarto, después durante el resto del día, yo trataba de parecer y actuar normal, cosa difícil cuando por dentro estaba desolado.

Mi padre no se dio casi cuenta, pero mi mamá, si, insistía que entre Lía y yo había pasado algo más grande que una discusión, pero al pasar los días se rindió con tratar de sacarnos algo, pues Lía también me aplico la ley del hielo, así estaban las cosas, mis tardes que antes se enfocaban en pasar horas admirando a Lía estudiando ahora las pasaba en la calle todo el tiempo posible, y si estaba en casa mientras ella estudiaba en nuestra habitación, yo me salía incluso al patio donde leía , los libros eran lo único que me mantenía a Lía fuera de la cabeza así que los consumía como un desesperado en los diez días que pasaron después de nuestra pelea leí mas libros que en tres meses normales.

Y digo diez días por que justo el diez de noviembre las cosas de nuevo dieron un giro inesperado.

Estábamos cenando, la familia completa, el silencio entre Lía y yo seguía sintiéndose como algo físico, mis padres hablaban de lo más normal y cuando preguntaban cosas a nosotros contestábamos igual de lo más normal, pero entre ella y yo ni una sola palabra, ni para pasarnos la sal, al menos hasta ese día.

-Y ¿qué vas regalos vas a querer para tu cumpleaños?-Mamá pregunto

-No sé lo que sea está bien-La verdad que después de lo de Lía la vida había perdido mucho de su encanto, ya ni mi cumpleaños me emocionaba.

-Bueno pues creo que es buen momento para decirles-Papá nos mira Lía y a mi

-¿Qué?- pregunto ella

-Pues que les he comprado la computadora que tanto querían-dijo el sonriente.

-Wow gracias-Lía exclamo muy animada, demasiado animada a mi parecer, ya no se le notaba tan fría como los días anteriores.

-Gracias pa-yo aun en mi depre.

-Hay viejo, que era una sorpresa para su cumpleaños-mama molesta

-pero ¿de cuál? si la compu será de los dos.

Tanto Lía como yo sabíamos, que si nos compraban un ordenador seria uno para ambos, así que la noticia no nos sorprendió en lo absoluto.

-Es una de las mejores del mercado, y les compre también el antivirus, tendrán que instalar ustedes solos todo si se atoran en algo les ayudare pero solo un poco la maquina será de ustedes así que es su responsabilidad cuidarla.-Papa tiene lo que llaman un trabajo de escritorio, ósea que aunque su modo de pensar fuera realmente anticuado él le había agarrado el truco a la tecnología muy rápidamente.

-Leo es el que sabe de todo eso, que él lo haga yo solo la uso el Word para los trabajos de la escuela-Que Lía mencionara mi nombre me saco de mi estado de calmada depresión, pero aunque el corazón me dio un vuelco no me atreví a verla, lo había prometido no la miraría mas, y estaba cumpliendo esa promesa hacia diez días que lo más que había visto de ella eran las manos cuando comíamos como aquella vez y sus pies cuando nos cruzábamos en la casa pues yo siempre mantenía la mirada baja cuando estábamos en la misma habitación.

-Pues deberías aprender más, Lía ¿no se supone que en la escuela te enseñaron computación?

-Si pero nunca fui buena, ni en la secundaria, ni en la prepa- se quejó ella.

-Pues estas aun a tiempo, que Leo te enseñe, ya que ahora tendrán la suya propia.

Yo me encogí en mi silla, la respuesta que esperaba de ella era algo como: “Yo estar junto a ese idiota, ni loca y mucho menos que me enseñe nada, que no quiero que ni me vea”

Pero lo que salió de sus hermosos labios fue.

-Pues estaría bien... ¿me vas a ayudar Leo?

No lo pude evitar tuve que levantar la mirada, y ella me estaba viendo, y en su rostro no había odio o asco como la última vez que la había mirado a la cara, estaba algo sonrojada, y con una media sonrisita tímida, como si no estuviera muy segura de algo.

Lucia adorable, y de nuevo quise comérmela con la mirada, estuve tentado a quedarme embelesado acariciándola con mis ojos, como antes, esos diez días sin verla me había echo olvidar sus rasgos, era hermosa bellísima.

Pero baje rápidamente el rostro, era un hombre de palabra y prometí no verla más, no incomodarla con mi sucia mirada.

-No sé... yo...-me encogí de hombros-no soy tan bueno.

-Como no vas a serlo si todo el día estas con tus intensos esos-mi mamá apunto

-Mamá las consolas de video y una computadora no son lo mismo.

-Bueno pero más que yo si sabes, así que si me gustaría que me enseñaras un poco-de nuevo Lía me sorprendió, esta vez logre no voltear.

¿Qué diablos le pasaba, no era ella la que me había dicho que me alejara, que no quería que yo la viera de esa manera? ¿No se supone que me  odiaba? ¿Y por qué ahora después de diez días de no dirigirme ni una sola palabra me pedía así de lo más normal que yo le enseñara a usar la computadora?

-Bueno ya se verá, por lo mientras la pregunta es cuando quieren que se las de en el cumple de Leo o el tuyo -dijo papá dirigiéndose a Lía

-En el mío

-En el de Leo-dijimos al unísono, que estaba un poco ido pero no idiota.

Nuestros papás se rieron, y yo no pude evitar hacer lo mismo, el ambiente por supuesto se relajó un poco.

-Qué bueno que ya se hablan de nuevo, no veo por qué tanto drama por unos discos-mamá de nuevo insistió.

Yo mire a otro lado incomodo, y Lía...

-Sí, creo que exagere un poco.-de nuevo tuve que mirarla pues su clara insinuación no me paso desapercibida, y ella me sostuvo la mirada-solo que me enojo que lo hiciera sin permiso.

Me quede de piedra, pero qué diablos estaba pasando.

La cena concluyó, y quedamos en que como nos darían la compu los regalos individuales nos lo darían un poco más baratos de lo que acostumbraban.

Yo mencione que si ese era el caso pues yo prefería dinero y así yo comprar algo que me gustara, a mama no le gustó la idea pero acepto al final.

Recogimos la mesa, mi papá y yo, y las mujeres se fueron, mamá a la sala a ver una telenovela, y Lía por su pijama para después meterse al baño, esa vez me tocaría entrar al último.

Lo cual agradecía, al terminar lo de la mesa, me fui a un sillón y fingí mirar la tele, mi mente era un caos.

Había entendido mal o mi hermana de verdad había insinuado que quería volver a hablarme y no solo eso, que al parecer ya no le parecía tan grave que la hubiese espiado, que solo estaba enojada porque no le pedí permiso para hacerlo.

Pero eso era imposible, yo había violado su privacidad, su confianza, la vi medio desnuda, eso no era algo que se perdonara tan fácil.

Lo que si estaba claro es que ella de nuevo me dirigía la palabra, por lo cual yo estaba bastante agradecido.

Pero lo más seguro era que solo eso, que quería que de nuevo nos habláramos, para no preocupar a nuestros padres, o algo así, que lo de verla de esa manera, se había acabado, supuse que ella quería regresar nuestra relación normal, dos hermanos bastante distanciados uno del otro pero que al convivir juntos fuéramos amables.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que no note cuando Lía salió de la regadera, secándose el largo cabello, estaba ahí también en la sala, mirándome, y cuando le devolví la mirada, me sonrió un poco y...

-Ya puedes entrar, solo Lía al final.

Y se fue al cuarto.

Me quede algo atontado pero, después fui a la recamara ella estaba cepillando su cabello, me obligue a no verla saque ropa interior del closet y mi pijama, y salí casi corriendo al baño.

La ducha ayudo un poco pero seguía dándole vueltas al nuevo comportamiento de Lía.

Esperaba encontrar a Lía acostada, y las luces apagadas, o máxime, con su lámpara de noche encendida, pero lo que descubrí fue a una Lía que estaba en su escritorio estudiando, se había amarrado su cabello en una larga trenza.

De nuevo desvié la vista, y rápidamente me metí a las cobijas, aun sin secarme el cabello que estaba algo largo así que si era incomodo tenerlo todo mojado, le di la espalda y trate de dormir aun  con la luz.

Pasados unos minutos escuche como Lía tosía como aclarándose la garganta, yo aun viendo hacia mi librero trataba de dormir de olvidar que ahí a lado estaba la chica que para mí era la  más guapa del mundo.

Otros minutos pasaron y otro ruido interrumpió mis esfuerzos por dormir, esta vez fue la caída de algo al piso, supuse por el sonido la lapicera de Lía pues se escuchó como las plumas y lápices rodaban por el suelo.

Quería darme la vuelta, para ver que había ocasionado que tirara sus cosas al suelo, pero me contuve, prometí que no la vería más.

Esta vez ya casi de verdad me dormía cuando, el ruido de un libro, uno pesado, cayendo al suelo me despertó.

Esta vez si volteé el estruendo había sido bastante alto.

Ella estaba recogiendo el libro uno bastante grande del suelo, cuando se levantó me vio, yo en automático desvié mi rostro.

-Perdón te desperté- escuche su dulce voz.

-No, todavía no estaba dormido- me metí de nuevo a las cobijas-bueno hasta mañana, ten cuidado con tirar tus cosas.

El silencio de nuevo hizo acto de presencia, y después de un rato lo sentí, su mirada, era como una picazón en la nuca o algo así, sabía que me estaba viendo fijamente.

-¿Qué pasa?-pregunte por fin volteando a mirarla, ella estaba ahí sentada aun con sus hermosos ojos clavados en los míos.

Tardo un rato en responder.

-Ya no estoy enojada, ya no tanto...-se quedó en silencio.

-Mmmm... ¿Gracias?, ya sabes que lo siento, no volverá pasar.-estaba a punto de darle nuevamente la espalada cuando...

-¿No que yo te gustaba?-cuando de nuevo la mire, esta vez ella fue quien bajo la cara-ese día dijiste muchas cosas, y ahora solo me ignoras, ¿mentías?

Me quede helado, que estaba tratando ella de decirme.

-pero yo creí... tu... me odias porque yo... no te ignoro, creí que tu querrías... -no podía hilar una frase completa-no sé qué hacer...

Ella de nuevo me miraba esta vez totalmente roja.

-Mírame-cuando lo dijo no me creí lo que estaba escuchando-mírame de nuevo.

Bajo el rostro avergonzada.

-¿Te gusta? ¿Qué te vea? Creí que...-más confundido no podía estar.

Lía se encogió de hombros.

-Me di cuenta que me mirabas así cuando estudiaba, después fue lo de las mañanas...

Deje que continuara no quería interrumpirla.

-En las tardes... cuando me empecé a dar cuenta me sentí no sé, alagada, me mirabas de una forma... no sé, me sentí especial, era como si vieras algo hermoso, yo me sentí hermosa...

De nuevo un rato de silencio.

-Pero cuando descubrí que en la mañana también lo hacías, me enoje no se me sentí sucia, creí que solo me veías por morbo para después tu.... ya sabes, eso me decepciono.

Yo estaba ido e idiotizado con lo que me contaba, no podía ni reaccionar, ¿qué quería ella? ¿Una disculpa? ¿Que ya no la viera en las mañanas? ¿Pero quería que la admirara en las tardes? ¿O cómo?

Quedamos callados por un rato.

-Y entonces... ¿qué quieres de mí?

Ella de nuevo levanto el rostro, y de nuevo se encogió de hombros.

-no sé, pero me gustaba saber que yo le gustaba tanto a alguien...y después de todas esas cosas que dijiste...-un nuevo encogimiento de hombros.

-Todo era verdad, ¿lo sabes no?-no sé cómo me salió el valor de decir aquello.

Ella más sonrojada que nunca asintió.

-Me gustas- de nuevo me quede sorprendido de mi osadía, ¿porque estaba diciendo aquello tan tranquilamente?

Un nuevo silencio.

-Me gusta gustarte, o algo así.

Nos miramos lo que pareció una eternidad yo perdido en sus ojos color avellana, ella supongo que también le gustaban mis ojos verdes.

-Bueno mañana hay clases, así que a dormir-se metió en las cobijas y apago las luces, el apagador estaba al lado de su cama, yo aún bastante idiotizado tarde un poco en acostarme.

Pensé un rato en si debía preguntarle lo que quería preguntar, pero me daba miedo.

Pero qué más da me avente.

-¿entonces puedo verte otra vez?

-Tonto, no hagas preguntas obvias... pero en la mañana solo encenderé mi lámpara, no sé, con la otra me da más pena.

No supe que decir, mi pregunta se refería a las tardes que yo me dedicaba a admirarla creí que eso de verla en ropa interior ya se había acabado, pero al parecer no, una sonrisa enorme se dibujó en mi rostro y debe de tener la cara más tonta del mundo, suerte que estaba oscuro y nadie la vio.

A la mañana siguiente, su alarma sonó como siempre, desperté de inmediato y al instante la sangre se me lleno de adrenalina, estaba de lado viendo hacia la cama de Lía, la luz aún no se encendía aunque la alarma dejo de sonar, mire la oscuridad de mi alrededor por un largo rato, y la vi, al menos su silueta, ella estaba sentada, y no se movía, pasaron otros cuantos minutos.

-¿Estas despierto?-susurró

Una parte de mí, una pequeña parte que aún conservaba algo de cordura, me dijo que me hiciera el dormido que me volteara y me negara a verla que las cosas debían detenerse ahí, que si seguía adelante todo acabaría mal, pero mande al diablo mi conciencia, y respondí.

-Si-solamente una palabra, y a partir de ahí cambio todo.

-cierra los ojos

¿Espera no que podía verla? Pero obedecí, algo me decía que me convenía obedecer.

Los cerré

-Ya- le avisé.

-No los abras hasta que yo diga ¿vale?

-si

La luz de su mesita se encendió, y pude captar la luz filtrándose por mis parpados.

Después de un rato.

-ya puedes ver-su voz sonaba entrecortada.

Abrí los ojos y ahí estaba ella de pie en ropa interior esta vez llevaba un conjunto color rosa, se veía preciosa.

Me pareció curioso que me pidiera  cerrar los ojos para quitarse la pijama pero me dejase verla ya semidesnuda. No es que me quejara.

Ella miraba hacia otro lado.

Muchos dicen que la emoción de ver a alguien aumenta cuando la persona en cuestión ignora que está siendo espiada, pues en mi caso es mentira.

Si las veces que la había visto con los ojos entrecerrados me había excitado y no solo sexualmente esta vez era mil veces mejor saber que ella estaba consciente de que yo estaba mirándola, y no solo eso sino que me dejaba hacerlo, me estaba poniendo a cien.

Mi corazón quería salir de mi pecho, sentía que sudaba frio, y un ligero temblor recorría mi cuerpo.

Ella después de un momento comenzó a cambiarse, eso si sus movimientos eran torpes, y erráticos, cuando se puso sus jeans, en esa época casi a diario usaba pantalón pues hacia bastante frio, me dio la espalda y pude apreciar en toda su gloria esa colita tan hermosa que parecía no querer entrar en la prenda de mezclilla.

Al terminar de ponerse la ropa, comenzó su ritual diario, de maquillaje y peinado, mucho menos erótico que el cambiarse de ropa, pero no por eso menos agradable, seguí con la vista cada movimiento de sus manos desde que se peinó el largo cabello hasta que puso lápiz labial rosa en sus preciosos labios.

Y lo note, ella también temblaba, de la emoción supongo.

Al finalizar se puso perfume, y tomando su abrigo, por fin volteo a mirarme.

-Me voy-apenas alcance a escuchar la suave voz

-Que te acompañe diosito

-A ti también

Cuando estaba a punto de abrir la puerta la detuve.

-Lía-se quedó quieta-te vez hermosa de rosa, ninguna prenda exterior de ese día era rosa.

Pensé que se iría sin contestar.

-Gracias.-de nuevo apenas un susurro.

Y salió de NUESTRA habitación.

Wow, cuanto he escrito y apenas estamos avanzando, y eso que he tratado de hacer esto lo más corto posible.

Hola querido lector, si has llegado hasta aquí antes que nada te doy un bien merecido gracias, hasta yo sé que ha sido bastante aburrida y tediosa la historia, pero quería que conocieras la mayoría de los detalles que me llevaron al día de hoy, así que si aún no te desesperas por lo lento del desarrollo te invito a seguir leyendo a que seas parte de mi aventura, que si bien ya es pasado, no por eso no puedes participar un poco en ella, dicen que recordar es volver a vivir, pues te invito a vivir esta odisea conmigo, y tengo buenas noticias desde este punto comienza lo interesante, venga que comienza lo erótico, tampoco esperes escenas de una peli porno, pero sí que habrá bastantes emociones a partir de aquí, si ya quedo claro prosigamos.

A partir de ese día la relación entre Lía y yo cambio radicalmente, en las mañanas era un espectáculo para mi verla en ropa íntima, y ella creo lo disfrutaba igual que yo, esos momentos estaban cargados de un deseo sexual casi palpable, ella sabía que la deseaba, como un hombre desea a una mujer, y sin embargo se exhibía ante mí, si sabía que después de que ella abandonaba  la habitación yo me daba placer con su recuerdo, no parecía molestarle.

Después estaban las tardes, larguísimas horas en que me la pasaba mirándola, ahora no disimuladamente, pero igual ya no con la misma fijación, ahora que tenía su permiso, podía concentrarme en el videojuego, libro o tarea que estuviera haciendo, y a ratos levantar la mirada y quedarme largos minutos admirándola, a veces ella me tenía que sacar de mi trace y decirme que siguiera con lo que estaba.

Así llego mi cumpleaños sin novedad, nos regalaron la compu y felices la conectamos, mis padres me dieron el dinero que prometieron eso si en una cajita con su moño y todo, Lía me regalo una bufanda, color negro, mi favorito.

La atmosfera había cambiado totalmente, de una relación distante y fría donde cada hermano tena su mundo privado, y después diez días de hielo, terminamos siendo más que hermanos más que amigos, éramos cómplices, nuestro pecado nos unía, y eso se notaba.

-venga enano, enséñame como descargar cosas de la internet-me dijo un día mi hermosa hermana.

-¿Y yo que gano?-pregunte pícaro, estábamos enfrente de mi mamá, era un viernes por la tarde.

-Que te quiera más que ayer-me siguió el juego.

-¿Eso que? ¿Se supone que me alegre porque me vas a querer más? Me entristece saber que me puedes quieres mas, yo ata ya no podría quererte más de lo que te quiero ya.

Mierda el piropo se me salió ahí enfrente de mi madre, fue demasiado explicito, espere que ella no se hubiese dado cuenta, pues Lía sí que lo capto pues un rubor cubrió sus mejillas.

-pero mira a tu hermano tan tierno, y eso que hace una semana ni se hablaban, que bueno que ya están bien.

Mamá lo tomo de la manera inocente, así que solté un suspiro de alivio.

-Bueno vamos te enseño.

Me levante del sillón donde estaba haraganeando, y me metí a nuestro cuarto con Lía tras de mí.

Cerramos la puerta.

Me senté frente a la compu y mientras la encendía Lía acerco otra silla a mi lado.

-¿Que fue eso enano? Mira que decirme esas cosas delante de mamá, ¿estás loco?

-solo se me salió... -estaba esperando a que la compu arrancara bien.- ¿te gustó?

Ella no me miraba, fingía mirar el monitor.

-Sí, pero mejor que le bajes a tus coqueteos.

Me reí y comencé a explicarle como entrar a páginas en donde gente se dedicaba a subir música videos e imágenes, por simple gusto que después más gente bajaba y lo único que tenías que dar  a cambio era un gracias, en las dos semanas con la compu en mi posición ya me había echo cuentas en varias páginas.

Al irle explicando nuestros cuerpos se juntaron, pues los dos queríamos ver la pantalla, puede oler su dulce aroma.

Y se me ocurrió decirle que tomara el mouse, y que ella lo intentara, así yo le señalaba donde dar el clic, pero la verdad es que si era bastante mala.

Así que en una de esas, desesperado porque no le atinaba a lo que yo quería que diera clic, puse mi mano sobre la suya y moví el cursor a donde yo deseaba.

Nos quedamos quietos, sorprendidos los dos, de que nuestras manos se tocaran, pensé que ella querría que yo quitara mi mano, pero su piel era tan suave y cálida que la verdad no lo hice y ella no intento alejar la suya, así después de un momento quietos continuamos con la clase pero yo solo estaba concentrado en ese contacto entre nosotros, el primero de esa índole.

Y aunque parezca tonto tocarnos las manos, me pareció más íntimo y prohibido que verla casi desnuda.

Terminamos después de un rato y me levante pero antes de soltar su mano la acaricie con las llenas de los dedos.

Me acosté en mi cama mientras ella seguí navegando, la mire por un rato.

-¿Y me quieres más que ayer?-pregunte suavemente

-Un poquito más- respondió.

Y así nos saltamos a la primera semana de diciembre, nuestros juegos seguían adelante, yo cada vez que tenía oportunidad le soltaba un alago o una pequeña frase poética, con ella descubrí que leer tanto te hace bueno en utilizar las palabras que si no era un gran poeta sí que me salía uno que otro verso bueno.

Era el primer sábado de diciembre y el cumpleaños de Lía se acercaba rápido, así que le pedí a mi mama ayuda con eso, me dijo que la había estado viendo un catálogo de ropa y perfumes ya saben de esos que andan ofreciendo las señoras a otras señoras y que puede pagar a plazos.

Me mostro los catálogos y me enseño lo que Lía le había dicho que le gustaría tener.

-Yo lo comprare el abrigo-me señalo un abrigo blanco de algo parecido al terciopelo blanco, con los puños y la gorra afelpada.-tu papá le comprara este pantalón, y unas camisas.

El píntalos seria blanco y la camisa negras.

-también le daremos un poco de dinero para que no ande sin nada en las fiestas.

Se refería a las festividades navideñas, que se acercaban.

-¿Y que más quiera ella?

-Pues le gustaron estas botas- ojeo el catalogo y me mostro una botas negras también de terciopelo e igual con felpa, eran de esas tipo esquimal pero femeninas, y con un tacón alto y sexy, además que llegaban hasta casi la rodilla, parecían bastante calientitas.

Vi el precio, y me felicite por no haber gastado mi propio regalo de cumpleaños, además tenia ahorrado un poco más, me alcanzaría.

-¿Y algo más?-la verdad es que quería lucirme.

-Mmmm, pues igual le echo un ojo a un perfume... este de aquí a que huele rico- me dio a oler la página que tenía la muestra del aroma.

Estuve a punto de decir que el aroma natural de Lía era mil veces mejor pero me contuve.

-Pues encarga los dos, deja ahorita te doy el dinero, ¿crees que lleguen antes del martes?

-Supongo que sí, si los pagamos ahorita, pero ¿te vas a gastar tanto en sus regalos?-no es que fuera mucho en realidad, pero solo hacía un año que yo comenzó a dar regalos de verdad a mi familia y nunca eran gran cosa, casi siempre algo sencillo como la bufanda que Lía me había regalado.

-Mmmm es por lo de sus discos ya vez que nunca se los pague- mentí yo a la desesperada.

-A ya veo, que bueno que ustedes se empiecen a llevar como lo que son, hermanos, no que antes ni se hablaban.

No madre los hermanos, o se odian o se ignoran, lo de portarse cariñosos uno con el otro no es nada normal, ahora yo lo sabía.

Así su cumpleaños llego y la despertamos con unas mañanitas ese día me toco perderme mi show privado, pero valió la pena despertarme más temprano para ver su cara soñolienta cuando los tres, papá, mamá y yo la rodeamos en la cama con un pastel y sus regalos en las manos.

Ella salto alegre a abrazarnos, me dejo para el final, y nuestro abrazo, que antes era el incómodo abrazo de hermanos esta vez duro un poco más y fue mucho más estrecho y fuerte que de costumbre, y como extra me murmuro en mi oreja un gracias que me hizo estremecerme pues sus labios rozaron mi piel.

Le entregue sus dos regalos una cajita pequeña para el perfume y la otra grande con sus botas.

Lía apago las veinte velas que ahora decoraban su pastel.

-Veinte años, cresen tan rápido-mi madre se limpiaba las lágrimas.

-Si ya estoy vieja-mi hermana exclamo dramáticamente mientras se sobaba la espalda como una anciana.

-Pues si así son las viejas, ya quiero yo una novia anciana.-de nuevo no pude contener mi lengua.

Ella se sonrió pero nadie le dio más importancia.

Abrió sus regalos, los de papa, primero agradeciéndole las cinco camisas no solo una negra si no una roja una blanca, azul y purpura la última, y pantalones le regalo también cinco, algo me decía que él no se limitó mucho que digamos en dinero, como conmigo, eso en el pasado me hubiera provocado furia e incluso una discusión hubiera comenzado, pero esta vez me alegre de ver tan feliz a Lía.

Después el abrigo de mamá Lía estaba encantada, las prendas eran de buena marca y ella decía que ahora si iría bonita a la fiesta de navidad de nuestra familia, papa y mama le dieron el dinero que ya me habían mencionado que por supuesto no se acercaba a la cantidad que a mí me habían dado, pero tampoco era poco.

Y finalmente comenzó a abrir mis regalos, no sé qué esperaba, pero cuando vio su perfume se quedó callada y con una sonrisa bellísima, parecía una niña, con esa cara de sorpresa, después abrió la caja grande y de nuevo esa sorpresa en su rostro.

Me miro después de un rato, y se lanzó a abrazarme esta vez fue un abrazo totalmente íntimo, como una chica abraza a su novio yo solo pude tomarla de la cintura, ella era más alta que yo pero se agacho para quedar a mi altura, me dio un beso en la frente.

-Gracias Leo. Pero exageraste-me decía con lagrimitas en los ojos.

-Ya sabes por lo de los discos-le mentí yo todo sonrojado.

Papá ni en cuenta de nuestra nueva actitud.

Lo que si es que nos apuró pues Lía se tenía que ir a la universidad y yo también después a la escuela ya a los últimos días antes de  las vacaciones decembrinas.

Los papás salieron para que Lía se cambiara y yo igual iba para afuera cuando Lía me detuvo, y viendo si mis padres ya estaban fuera de rango me jalo hacia ella y...

Me planto un beso en la boca, mi primer beso en los labios, yo no pude reaccionar así que solo sentí como ella movió suavemente sus labios dándome un piquito algo húmedo, incluso cuando nos separamos sonó el típico chasquido de un beso.

Se volteó para no mirarme, yo tarde otro rato en reaccionar, pero por fin logre salir de la habitación, y me senté en la mesa me cruce de brazos y hundí mi cara entre mis brazos alegando que tenía sueño.

Pero en verdad estaba totalmente despierto y con el corazón a mil, ella me había besado, Lía me había besado en los labios, y fue hermoso, fantástico.

Lía salió ya totalmente cambiada, estaba usando uno de los jeans nuevos así como una de las camisas pero no así las botas ni el abrigo blanco.

Comimos pastel, yo evite su mirada y ella la mía aunque tratamos de conversar normal.

Papa y ella se fueron, y yo entre al cuarto a cambiarme, pero antes cerré la puerta y me avente de un salto a la cama de mi amada, y me embriague una vez más de su aroma.

Si antes me obsesionaba su cuerpo ahora tenía una nueva fijación, sus labios.