Miradas

Mi primer relato corto. adrian es estudiante de universidad, tomas su profesor... comienza la atraccion entre ellos.

Era primavera y llovía fuera del aula magna de la universidad; yo no tenía ganas de salir de allí, mis compañeros sin embargo estaban deseando marcharse de clase. No en vano era viernes y se notaba en el ambiente. A pesar de mis pocas ganas cuando todo el timbre todos recogimos las cosas y salimos rápidamente del aula.

El profesor se me quedó mirando unos segundos, de nuevo otro cruce de miradas. Me gustaban sus ojos, ocultos tras las gafas de pasta azul, casi siempre vestía bata de laboratorio y una camisa a rayas o cuadros, que a otros les habría parecido horrible. Su nombre era lo más hermoso de todo, se llamaba Tomas, estaba casado y tenía dos preciosas niñas, según lo que nos decía.

Era agradable ir a sus clases, hablaba en tono pausado y siempre bromeaba con las cosas, ponía exámenes fáciles y se esforzaba por hacer lo mejor posible su asignatura. Quizá fue por eso por lo que congeniamos en seguida

No se cuando ocurrió exactamente, comenzamos a cruzar nuestras miradas en clase hacia ya mucho tiempo, la primera vez… fue fulgurante.

Esa primera vez que nuestras miradas se encontraron fue cuando me quede después de clase para preguntarle algo sobre un trabajo que debía entregar dentro de poco. Nos acercáramos a su escritorio, los dos hablando muy cerca el uno del otro inclinados sobre los papeles… no pude evitarlo… me sonroje, y él lo noto rápidamente, me sonrió con dulzura y negó.

-No pasa nada- sonrió mientras me daba una palmada en el hombro- ¿tienes alguna duda mas, Adrian?

Yo me sonroje aun mas, apretando mi carpeta contra el pecho, como hacían mis compañeras cuando estaban emocionadas y reí negando, me sentía extrañamente feliz de que recordara mi nombre.

Después de eso las miradas se habían seguido repitiendo, un día me encontré en el baño, con los pantalones bajados agarrando mi miembro y pensando en el, totalmente excitado, sin poderlo evitar. Aquella vez, solo en el baño de la universidad me sentí estúpido, con los pantalones por los tobillos y la tapa del váter llena de mis efluvios.

Toco el timbre… la siguiente clase era la suya, así que me limpie y limpie el baño, cogiendo mis cosas y saliendo rápidamente, para poder llegar cuanto antes. Aquel día las miradas también se repitieron durante las clases y al final busque cualquier escusa para quedarme un poco más.

Tomas se acerco a mí y sonrió.

-¿Qué ocurre? Hoy estabas muy intranquilo, Adrian, ¿Estas preocupado por las notas?

-No… no

A mi me preocupaba volverme a encontrar en la misma situación de momentos antes, en el baño, aguantándome los jadeos mientras me masturbaba de pie contra el váter, pensando en las gafas tan sexys de Tomas y sus ya comunes pantalones vaqueros que enmarcaban sus genitales.

Tomas me miro intensamente y apoyo una mano en mi pantalón, en mi entrepierna que pensando en los momentos vividos antes volvía a estar cogiendo rigor. Yo me sonroje, bastante sobresaltado pero Tomas negó suavemente.

Lo más curioso fue la manera que tuvo de proceder, ahí, en mitad del aula, comenzó a acariciarme el paquete, por encima de mis vaqueros y yo negué. El insistió me bajo los pantalones, se arrodillo frente a mi acariciándome mis bóxer azules y comenzó a besarme mi miembro por encima de la tela.

Yo jadee, no podía creérmelo, cuando la calidez de su boca envolvió la cabeza palpitante y sonrosada de mi miembro eche hacia atrás la cabeza de placer, sin poderlo evitar. Mi mente bullía "estoy haciéndolo con mi profesor, estoy haciéndolo con mi profesor… con Tomas… con Tomas"

Algo se rebeló en mi interior, algo que me daba a entender que no estaba haciendo bien en dejarme, mi miembro en cambio decía todo lo contrario, envuelto en la saliva de Tomas y totalmente erecto expulsaba líquido preseminal lubricando toda la delicada cabeza. Aparte a Tomas, decidido, una parte de mí deseaba que siguiera, ensuciar esas gafas y cara con unas manchas de semen, pero me vi incapaz de ello.

-¡¡no!!- logre decir apartándolo, Tomas me miro confundido y se encogió de hombros, apartándose, el también tenía el paquete abultado por el deseo y yo aparte la mirada azorado.

Ahora mismo me alegro de haber acabado con aquello, en ese momento, sin embargo, mientras me vestía supe que las cosas habían ido por mal camino desde el principio.

Después de unos días las miradas se seguían repitiendo, parecía que Tomas aun pensaba en mí y yo en el, ¡ya lo creo que si pensaba en el! Todas las noches me masturbaba en mi cama, pensando en la lengua y la boca de Tomas y como mi miembro se había clavado hasta el fondo de su garganta.

Aparte mis pensamientos, era viernes y tenía todo un fin de semana por delante, pero cuando salí del aula magna le vi recoger sus cosas tras quedárseme mirando, de nuevo con esa mirada profundamente ansiosa que días antes me había echado mientras me mamaba.

Pensar en ello me puso de nuevo a tomo y pase por el servicio para descargarme de nuevo, cuando me abrí el pantalón tenía todo el bóxer mojado y negué con la cabeza… ¿Cómo podía estar así solo de pensar en él?, ¿era porque daba morbo montárselo con un profesor?, separe el bóxer de mi piel observando el miembro que estaba totalmente duro y palpitante, comenzando a agitarlo entre mis manos, sin embargo había algo que me desagradaba de esa situación, así que ignorando mi erección volví a vestirme y a pesar de que llovía espere a la salida del parking de profesores a Tomas.

Reconocí a la primera su coche y en seguida paro al divisarme, saliendo de él.

-¡¡Pero Adrian!! Márchate ahora mismo a casa, ¿no estás viendo la que está cayendo?- en ese momento Tomas también se estaba mojando su cabello corto estaba perdiendo la gomina.

Yo me acerque, y extendí una mano, como retándole. Tomas me miro y negó suavemente, a mí se me cayó el alma a los pies, parado en mitad de la lluvia y mi profesor se acerco.

-Aquello jamás debió ocurrir, yo estoy casado y tu eres joven- dijo cuando estuvo a escaso medio metro de mi- por desgracia… no me di cuenta antes… me atraes, pero solo es un capricho

Yo negué y le agarre de la camisa de cuadros que asomaba debajo del abrigo beige que llevaba, Tomas me miro sabiendo que se había ganado mi furia. Acorralándolo contra su propio coche le pegue un puñetazo y otro… y otro y otro, después le deje sobre el capo.

-A ver como se lo explicas a tu mujer… -Dije totalmente enfadado.

Tomas ladeo la mirada y se limpio la sangre del labio partido, sumamente triste, se monto en su coche y se marcho de la universidad, dejándome solo debajo de la lluvia. Me sentí terriblemente desamparado y lloré, sabiendo que le había perdido.

No volví a la universidad, anule matricula y me cambie a otra ciudad, no quería volverme a cruzar con aquel mentiroso… Pero a día de hoy aun recuerdo las miradas que nos dirijamos, las miradas que cambiaron mi manera de ver las cosas… las miradas que me condujeron a amar por primera vez y con locura un amor imposible.