Mirada de Niño Gitano II

Dicen que dormir nos acerca a la verdad de nuestros verdaderos pensamientos, a veces esos pensamientos nos acercan a conocernos a nosotros mismos y convertirnos en nuestros propios amigos evitando sentir la soledad. parcialmente...

Como en un cuento infantil

La he llevado en mis sueños.

Anoche la volví a sentir

Y se cumplió mi deseo…

Se deshizo por mi piel

Alivió toda mi sed

Pero se volvió a marchar

Sin saber por qué.

¿Por qué engañarme? Ya llevaba demasiado rato pensando en ese chico como para considerarlo normal. Desde esa primera mañana de recién casado supe que no me deparaba buena fortuna debido a mi sueño. Y es que si, adivinaron, soñé con el gitano. Y es que habría jurado que todo era muy real, pero es que también fue muy extraño…

Me encontraba en una cabaña muy humilde, que poseía 1 cuarto, donde un segundo espacio era la pobre cocina que consistía en un fogón y un rustico horno de leña. Había un pequeño mueble de dos plazas, en el tercer ambiente que era la sala comedor, ubicado frente a una chimenea. Entre el sillón y la chimenea había una alfombra (que lucía como lo más valioso de todo el lugar) color esmeralda, y al parecer persa. Sobre esta habían 2 cuerpos, uno muy pálido de contextura fuerte y musculado y el otro era algo más diminuto, el de una mujer de piel algo tostada. Ambos cuerpos estaban retozando en la alfombra, besando sus bocas, rostro y cuello. Gemidos de pasión iban y venían al mismo tiempo que el fuego de la chimenea danzaba fieramente.

En un momento el cuerpo más ligero se impuso por sobre el otro, y al alzarse un sedoso, largo y negro cabello como el ébano cayó sobre su espalda evitando que viese por fin el resto de su cuerpo.

Pero en un momento al cerrar los ojos para parpadear, los dejo un rato más de lo debido así, cerrados. Y siento una cálida caricia en la punta del capullo, algo caliente y húmedo. Siento la textura suave y aterciopelada en mi espalda, siento en mi cuerpo desnudo el frio de la brisa, el calor y el sudor de mis pezones erectos, mi lengua seca y sedienta y cuando por fin logro abrir mis ojos veo sobre mi pecho ese cuerpo ligero y esbelto y al enfocar el rostro observo que es…¡ÉL! O bueno un rostro muy parecido al de él solo que más femenino, más fino y en forma de corazón. Unas pequeñas, pero apetecibles, tetas se balancean lentamente frente a mí, unas que puedo abarcar con mis manos de inmediato y oigo salir de su espectacular boca: “¡Siii, asiii!”, mientras gira sus caderas y caigo en cuenta de cuan enterrada esta mi polla en su interior; esa es la humedad que había sentido.

Se mueve lentamente, en círculos luego de atrás hacia adelante y cierro mis ojos para sentir más intensamente la cogida.

-¡Aiden, asiiii!- Exclama excitada la mujer. Lo que hace abrir mis ojos, y al hacerlo ya no era ella ahora era ÉL. Y sus brincos sobre mí se intensifican y siento una mayor presión sobre mi verga, debido a que no es ya un coño lo que alberga mi pene sino su ano, y frente a mí de forma hipnotizante se balanceaba su tranca. Gruesa y algo larga, babeante con unas cuantas venas cruzando el tronco; por la tensión de la inminente corrida.

-¡Me vengo! Oh, sí. ¡Me vengooo!- Gime sobre mí el gitano. Y sin apenas tocarse de su miembro comienzan a rezumar chorros de caliente, espesa y blanca leche que van a parar a mis impresionantemente marcados abdominales (no recuerdo haber trabajado tanto esa zona últimamente). De la presión de su culo al correrse comienzo a tocar el cielo y justo cuando estoy por venirme…

Me despierto con Cyara sobre mi pecho, con los insistentes numeritos rojos y una fina capa de sudor sobre mi frente.

Fue tan real. ¡Tan vívido! Podía sentir en mis manos la textura de su piel sudando, lo suave de la alfombra, el tenue calor que brindaba la chimenea… ¡Y LA SED! Las increíbles ganas de poder saciarla con su saliva.

-Pero no fue real- Murmuré para mí, haciendo que Cyara hiciese movimientos para acomodarse y luego volver a caer rendida.

- Si vă spun¹ , Maya. Kavi anda raro y a padre no le está gustando que ande tan distraído- Exclamo mi hermana Jayah.

Soy Maya, hermana melliza de Kavi. Él es menor que yo por unos minutos. Y aunque estuvimos juntos en el mismo parto ¡No nos parecemos en nada!.

No vinimos al mundo con los mismos rasgos físicos, pero si tenemos la misma marca de nacimiento: un lunar entre nuestros muslos en forma de cuarto creciente; Kavi se empeña en decir que es cuarto menguante (aunque eso se lo achaco a su forma de ver la vida).

Según nuestro padre, cuando mamá aún estaba embarazada se fue a nadar a un rio en una noche con nubes de tormenta, que permanecían así desde la fuerte lluvia del día anterior. Por esto mismo el rio había crecido un poco y muchos animales se encontraban merodeando la zona. Ella no se había percatado de que, mientras se bañaba, en la orilla extrema de donde se ubicaba había un lagarto de gran tamaño. Sin hacer mucho ruido el animal se sumergió en el agua en busca de recorrer los casi 30 metros que lo separaban de nuestra madre. En eso las nubes se dispersan y dejan ver el cuarto creciente, que alumbra con un as le luz hacia el vientre de nuestra madre y luego se mueve hacia las aguas del rio. Mi madre al girar y seguir con sus ojos la dirección que toma la luz de la luna, al ver el movimiento extraño de las aguas, dice mi madre, que justo en ese momento sintió una pequeña patada en su barriga alarmándola y obligándola a salir de las aguas dulces y luego divisando al hambriento animal.

La anciana Gwendolyn (una mujer de origen celta perteneciente a nuestro clan) me había enseñado y me había instruido en el arte de la adivinación y chamanismo. No hacíamos sacrificios ni nada por el estilo, pero si diseñábamos nuestras propias medicinas naturales y amuletos…ella me explico que en el parto cuando vio que mis ojos eran tan grises que casi llegaban al blanco, supo que había nacido con el don y que cuando nació Kavi tan distinto aún no había abierto los ojos y tampoco lloró, por lo que creyeron que estaba muerto; hasta que bostezo y se metió el dedo en la boca. Yo tampoco lloré, pero tenía los ojos muy abiertos y veía en todas direcciones y sonreí cuando mi madre me tocó.

Luego con los días cuando Kavi abrió los ojos estos eran casi entre verdes y almendrados, nada comparado a los de nuestros padres que eran azules.

Y cuando él y yo nos vimos (cuenta la tía Gwen) nuestras manos se buscaron por inercia y desde ese momento somos tan unidos como el sol y la luna lo son del cielo.

-Créeme, draga sora² . Desde la boda en la que bailó flamenco, por primera vez, anda en las nubes- Dice mi hermana Jayah.

Es cierto, Kavi andaba raro… ¡Pero raro de amor! El payo al que había leído la suerte tenía un aura muy fuerte, que junto a la de mi adorado hermano se compenetraba. Justo como la de nuestros padres.

¿Cómo sacármelo de la cabeza? Ya mi interés rozaba y excedía lo insano. Heme aquí sentado en mi habitación esperando que Cyara termine de arrancar el auto para ir al supermercado a comprar algunas cosas (llevábamos 3 días sin salir de la suite del hotel). Se preguntaran por qué espero… el motivo es que en su agenda tiene la forma de encontrar el circo que asistió a nuestra boda.

-Es el momento- Susurro al ver nuestro auto salir del estacionamiento del hotel.

Corro del cuarto al living de la suite. Sinceramente todo era un desastre, desde hace tres días no hacíamos más que tener sexo (porque eso era) puro sexo sin ningún significado para mi…

Recojo la maleta donde sé que guarda sus cosas de trabajo y doy con su agenda sin muchos problemas. Ahora, ¿cómo dan con una información importantes (de su interés) en la agenda de una publicista? ¡Todo es un total embrollo! Después de casi 30 minutos de registrar entre las muchas hojas de reuniones, conferencias, simposios, pequeñas muestras de tela, fotos de peinados, etc. Halle con júbilo lo que estaba buscando… la dirección de donde podría encontrar al grupo de gitanos.

-¡Al fin!- Grité emocionado- ¿Será que por fin podré verte de nuevo?- Murmuré, algo más preocupado- ¿Será que podré saber tu nombre y más de ti?

Loco… Me encontraba loco por ese chico, y después de ese sueño aún más. El placer que sentí fue muy real, mis dedos seguían escociendo al recordar la textura de sus caderas. Y mi boca seguía sintiendo las mismas ganas de beber su saliva cuando pensaba en sus labios rojos. ¡No les ha pasado amigos? Vivir cada hora del día con la mente y el cuerpo pendientes de una sola persona, de rememorar sus movimientos…

-Y ¿qué voy a hacer luego de verlo? ¿Decirle lo de mi sueño? ¿Qué quiero dormir con él y que no dejo de pensarlo?- Pregunté a mi subconsciente de nuevo.

Tendría que pensar primero…

Y ahí estaba yo, acostado sobre el pecho de aquel hombre. Oía los latidos fuertes y profundos de su corazón y sentía sobre mi cabello su cálido aliento.

-Kavi, te amo- Susurró para mí- Que delicia haber podido probar tu cariño aquí, en mi humilde hogar- Finalizó besando la coronilla de mi cabeza.

-¡Oh, Aiden!- Sonó un poco aguda mi voz- No podía irme sin tener la oportunidad de entregarme a ti- Sollocé.

¿Por qué sonaba tan femenino? ¿Por qué lloraba? Este hombre que sostenía el peso de mi cuerpo desde abajo ¿quién era? Alcé mi rostro con cautela y muy despacio, y allí lo vi. Allí, igual de afligido, estaba aquel payo. Solo que en su rostro había una espesa barba rojiza y en su pecho blanco, cruzándolo, había una delgada hilera de  vellos hasta llegar a su entre pierna. Donde se tornaba a de un color un poco más oscuro, sin perder el brillo rojizo; donde entre un monte no tan tupido de vellos descansaba su polla. Larga y algo gruesa a pesar de estar semi dormida bajo mi torso.

-Kavi, nu fi trist cer³- Articuló afligido- Esta noche, aquí, frente al fuego ha sido la mejor de mi vida-Alzó mi rostro con su mano derecha- Solo por hoy olvidémonos de tu padre, de sus reglas y de tu viaje.

-Está bien, dragul meu4- Exclamé.

-Bien, ahora dime… ¿Cómo aprendiste a mover así tus caderas?- Cuestionó realmente intrigado- ¿He sido tu único hombre desde aquella noche en tu habitación, no?- Se preocupó

-¡Claro que sí! ¡No dudes de mí que me ofendes!- Chille enojado… ¿Qué rayos le pasa a mi voz?- ¡Bruto!

-No te enojes, sabes que confío ciegamente en ti- Se apresuró a decir él.

-¡Claro que me enojo, UGH! ¡Eres increíble!- Me moleste, pero no sabía muy bien porqué- Yo nunca dudo de ti, Aiden- Me levanté y envolví mi cuerpo en una cobija que se hallaba doblada sobre uno de los reposabrazos del mueble.

-¡Ven acá!- Y jaló de mi brazo hasta hacerme caer de nuevo sobre su cuerpo.

-¡Aaah!- Grité… Otra vez muy agudamente- Estás demente ¡Déjame irme!

-¡No! Viniste a crear recuerdos antes de irte… Y ya que hicimos los recuerdo tiernos y románticos- Comenzó a decir con una mirada pícara y sombría, mientras su tono de voz descendía a uno muy profundo y animal- Ahora crearemos recuerdos salvajes y pasionales- Terminó susurrando en mi oído.

Pasó lentamente su lengua desde el tope de mi oreja izquierda hasta el lóbulo, el cual chupó y mordió vehementemente, sabiendo que ese es uno de mis puntos flacos. La habitación estaba cálida por el fuego de la chimenea y con el frio del exterior hacia una temperatura perfecta.

En sus ojos las llamas del fuego danzaban con brío, mientras sujetaba con su mano izquierda mi mano derecha y con la otra  me mantenía asido por la cintura con fuerza. Mientras mi mano recorría su mejilla. Este leñador de verdad me tenía perdido. Sentí como entre nuestros cuerpos su imponente ariete iniciaba nuevamente la tarea de empinarse, sin dejar atrás el mío, que… ¡UN MOMENTO! Introduje mi mano entre nosotros en busca de mi herramienta, para encontrar en su lugar…

-Un coño-Dije muy bajito.

¿Qué sucedía aquí? ¿Cómo que un coño? Soy hombre… ¿Por qué no tengo mi polla donde debería de estar?

De pronto él me toma fuertemente de la cintura y nos hace girar sobre la alfombra suave y de terciopelo, de un tono verde esmeralda muy bonito. Quedando yo entre sus fuetes piernas de leñador. Conmigo se movió una espesa, negra y larga cabellera, y sentí un bamboleo en mi peco… Si, un par de senos.

Su boca bajó sedienta hasta la mía para fundirnos en un frenesí de lenguas. Comenzó lento, pero no mucho tiempo después se tornó salvaje. Él tenía las rodillas clavadas en el tapete, a cada lado de mis propias piernas y sus enormes y musculados brazos a cada lado de mi cabeza. Con mis manos me sujetaba de sus brazos impulsándome hacia su boca en esa deliciosa batalla; mi boca era surcada hasta el más mínimo rincón por su lengua hambrienta y con solo ese simple beso me estaba excitando a mil revoluciones. Duró mucho, hasta que ambos, buscando aire, nos desprendimos.

-¡Buah! ¡Aah!- Gemí por lo bajo.

-Tu boca es exquisita- Dijo él en mis labios.

Sin perder tiempo dirigió sus labios jugosos a mi oreja derecha, mordiendo nuevamente el lóbulo y no solo eso… Siguió su camino a mí otro punto débil: el cuello. Mordía, lamia la zona y bajaba una corta distancia para repetir el mismo proceso. Ese juego me hacía temblar y retorcerme bajo se cuerpo. El corazón me latía muy rápido y violentamente, boqueaba en busca de oxígeno y mis manos tanteaban la superficie tratando de sostenerme, porque sentía que en cualquier momento caería en un abismo.

Sus labios bajaron hasta mi pecho y cuando pensé que tomaría esos senos entre sus manos percibí como solo con su apéndice húmedo y caliente lamia y con sus dientes mordía la sensible área de mis pezones y aureolas. Y ya no estaban allí esos senos que observé antes, habían desaparecido quedando mi delgado abdomen allí tendido y sobre mi delgada barriga mi falo. Mi cuerpo volvía a ser mío.

¿Qué clase de lugar era este?, estaba gozando mucho en un momento con un cuerpo y ahora con otro.

Su verga acarició la mía en el glande liberando una descarga eléctrica por mi columna provocando que me encorvara. Ansiaba su boca allí, lamiendo mi hombría.

-¡Oh, vamos!- Suspiré impaciente- ¡Chúpamela ya!

-¡Jajajajaja! Kavi… ¿Interpreto eso como que ya no estas molesto?

Movía mis caderas involuntariamente hacia arriba, en busca de mayor contacto con sus caderas. Pero el insistía en alejarse y seguir bajando por mi pecho de manera lenta y pausada.

-¡Aiden!- Grité desesperado.

-Pídelo, mi niño-Susurró de manera erótica- Pídeme que te de placer, anda.

-¡Por favor!- Atiné a decir sin respiración.

-Lo puedes hacer mejor querido- Noté su sonrisa malvada sobre mi vientre mientras depositaba un beso en el- Sé que puedes hacerlo mejor.

-¡Chupa mi verga amor! Me estoy muriendo por sentir el calor de tu boca allí, ¡quiero venirme en tu boca y no sobre mi pecho!- Expresé atropelladamente entre enojado y excitado al máximo- Toma lo que es tuyo y devóralo- Concluí.

Él no se hizo esperar, trazó con su lengua lo que quedaba de camino hasta la base de mi pene y de allí subió algo lento hasta la punta, que lengüeteó y besucó con pasión.

-Morirás de placer mi niño- Fue lo último que dijo antes de apreciar que la vida se me iba por la punta del capullo.

-¡Ooooh! ¡Siiii.!- Gemí alto, total la cabaña estaba alejada del pueblo. ¿Cómo sabia eso?

Se introdujo mi pene hasta el fondo, sin miramientos, parecía que ya estaba acostumbrado, percibí mucho calor por la alfombra, la chimenea y el cobertor con el que sucedía que me vestí hacia un rato. Sondeaba desesperadamente aire mientras su boca chupaba desde la base a la punta sacándosela completa, y al retirarse un poco pude ver un fino y brillante hilo de saliva que unía la cima de mi botón con sus morros. Recorrió con su lengua esos labios y continuo a hundirse nuevamente en ese delicioso trabajo mientras me observaba detenidamente. Iba de arriba abajo sin descanso, meneando con su mano derecha la base de mi caliente ariete, mientras con la mano izquierda pellizcaba mis pezones y los estrujaba haciéndome perder la cordura.

Interné mis manos en su lago cabello, buscando más profundidad.

No había palabras, solo miradas cargadas de deseo bestial. El daba ligeras y juguetonas mordiditas a mi glande (lo cual me pone sobremanera)

No se cuánto tiempo duramos en ese cadencioso vaivén  hasta que sentí las ganas de correrme; se me hizo eterno. Mi verga daba deliciosos tirones mientras por mi columna corría un escalofrió que luego se extendía por el resto de mi cuerpo.

-¡Ah! ¡Aaaahh! ¡Sssiiii.!- Gemí- Me… me vo… ¡aah!... me voy a venir, ¡ah!- Dije perdido en ese remolino de placer.

-¡Hazlo en mi boca mi niño!- Dijo él.

Luego de ver su rostro sediento siento como por fin me venía. Justo el primer chorro iba a salir de la punta de mi verga…

¡Kavi! Despiértate. Vamos a comprar las cosas de la cena- Gritó mi madre.

-¡Nooooh!- Grité desesperado, sintiendo como 6 trallazos de caliente, espesa y blanquecina leche iban a parar a mi pecho- ¿Por qué tengo que tener el sueño tan ligero?- Pregunté enojado, al techo de mi habitación.

NOTA: Las siguienstes frases estan en rumano.

  1. Ya te lo digo. 2. Querida hermana. 3. No estes triste cielo. 4. Mi amor

Aqui llega el segundo capítulo. Gracias por leer, cometar y valorar. Gracias a El Zazo, 3dimension, vito, gatacelosa y al chico que me escribió al correo. :D