Mio...
Un fin de semana plagado de sexo y lujuria salvaje
Has tenido una semana muy pesada y casi no hemos coincidido, quiero darte un regalo hoy puedes hacerme lo que desees, mi rajita esta hambrienta de sexo salvaje, pero te estoy dando todo el control Menuda semana... hasta la coronilla de todos los gabachos. Sé que estas deseando llegar a casa para estar con tu “niña”. Abres la puerta ilusionado, deseando verme con mis brazos abiertos, pero no. No estoy. Me buscas por la casa, en el estudio, baño, cuarto... nada. En la sala tampoco. Que bajón para ti. Miras el móvil esperando ver uno de tus mensajes que tanto te alegran... vacío desde esta mañana. Supones que se me habrá complicado algo. Me escribes un mensaje de ánimo, donde también te digo que me esperas en casa... Te recuestas en el sofá y empiezo a relajarme... ¡putos gabachos! De la nada mis cálidas manos te sobresaltan, tapando tus ojos y de repente todo empieza a mejorar. Te quito la corbata y aflojo tu camisa. Te pido que mantengas los ojos cerrados, ja. Sé que siempre hago trampa... pero hoy no. La sorpresa merecerá la pena, sin duda.
Cuando la luz de nuevo retorna a tus ojos, lo que tienes en frente te deja sin aliento, sin reacción. Bueno, una parte de ti sí que reacciona al instante al ver mi delicioso conjunto de pikachu. Ese aniñado conjunto de lencería de los que tanto te encanta... Desde luego se cómo excitarte al máximo. Alargas tu mano para tocar mi rajita por encima de la braguita, pero te golpeo con suavidad y te miro con picardía...Creo que estas a punto de cometer una violación.
Tomas la corbata y me atraes hacia ti. Me siento en tus piernas, la tela blanca me delata se puede observar la humedad de mi rajita. Jalas un poco de esa tela alrededor de mi cuello atrayendo tus labios a los míos. Puedo notarlo el nivel de excitación de tu mirada, tenemos varios días sin sentirnos, el deseo llama a la Puerta, quiero que me des con todas tus ganas. Tiemblas... Lo siento tus manos sobre mí piel y cuando revientas un azote contra mi nalga derecha, hoy no me molesta, la excitación es demasiada y te respondo con una mirada pícara, te aprovechas y repites la acción de mi boca emito un leve gritito mientras pego mis braguitas mojadas a tu pantalón. Sabes lo mucho que me excita verte con el traje... ¿Sera mucho pedir que me lo hagas con el puesto? Hace varios días que no hemos podido fundirnos, y, como caído del cielo el mejor regalo del mundo, este momento de los dos.
Tomas mi cuerpo semi desnudo y lo mueves sutilmente hacia un lado, mientras continuas besándome y acariciando mi espalda. Con una mano bajas la cremallera del pantalón y sacas tu pene, con la otra, guías sutilmente mi cabeza hasta que mis labios se posan en tu verga. Deslizas suavemente tu mano por mi espalda, hasta llegar a mis braguitas y comienzas a estimular mi culito, presionando suavemente sobre él. Tus dedos se mueven con sutileza acercándote más a mí para poder acceder a todo mi cuerpo. Es increíble cuanto nos deseamos. Suspiro y mi boca lo anhela con muchas ganas el poder sentirte de la manera más intensa, gimoteo mientras tus manos no pierden tiempo. Me quedo con la corbata puesta, me gusta así y más verte con el traje eso me excita aún más. Mi lengua sale de entre mis labios para deleitarse con tu miembro esta tan duro lo puedo sentir, debes estar tan cargado de leche... Muy sensible a mi tacto, lo mojo con mi lengua lo chupo muy despacio lanzándote varias miradas Hoy estoy completamente a tu disposición porque has trabajado tanto mereces este regalo. Me incorporo y tu corbata se ubica entre mis senos encajando a la perfección, uno de tus dedos entra y doy un gritito de impresión, te beso un beso fugaz para que logres saborearme, y regreso a chuparte con ganas
Sé que estas rozando la locura, no se puede sentir más placer, más felicidad. Soy tu droga, tu adicción y tú la mía. Nuestro conocimiento mutuo es total, y eso ayuda a alcanzar nuevas cotas de placer en cada encuentro, y en este caso, estoy tratando de superarme. Suspiras contemplándome, solo para tus ojos. Usabas el traje solo para visitas especiales, pero desde que te enteraste que son mi perdición, te los pones casi a diario, y hoy no piensas quitártelo. Bajas mis braguitas, tan solo un poquito y buscas mi anito con tus mojados dedos. Los mueves en círculos, cada vez más cerrados tanteando el objetivo, y los introduzcas dentro arrancándome un gritito que tanto me excita. Tu dedito se mueve dentro de mi culito mientras que su compañero busca mi empapada rajita. Retiras tus dedos y los chupas, para volver a metérmelos de nuevo
Jadeo y a veces me detengo de mi labor por las sensaciones que recorren mi cuerpo, como invades mi intimidad, no puedo imaginar otra cosa tan erótica, verme casi desnuda. Expuesta para ti y con ese traje que no hace otra cosa que ponerme más caliente a cada paso. Meto todo tu miembro en mi boca y elevo mis caderas... Tus dedos profanan mi rajita, me depile hace poco para que me sintieras suave como te encanta. Estas tan excitado como yo... No lo puedes ocultar tantas ganas Nirvana, Shangri La, Paraíso... que les den. No hay mayor placer que estar a tu lado, y, sobre todo, en esta situación. Mi boca deslizándose sobre el mástil de tu verga, cubriéndola entera, mi rajita, suave, depilada, y tapada deliciosamente con unas braguitas que desafían tu cordura y al alcance de tus manos. Mi excitación en enorme, al igual que la tuya y no podemos aguantar más.
Levantas mis caderas y las colocarlas sobre ti, pasando una de mis piernas por encima de tu cabeza y situándote entre ellas. Ahora la posición es perfecta. No podrías pasar ni un segundo más si saborear tu mi almejita, mi culito, que te pertenecen. Los tienes prácticamente pegado a tu cara. Apartas mis braguitas a un lado y te lanzas a devorarme mientras yo hago lo mismo Nuestros cuerpos se acoplan a la perfección en un maravilloso 69 que hace las delicias de los dos. Suspiro jadeo me cuesta chupártela por mis gemidos, no por ello dejó de devorarla hasta el fondo, mi rajita escurre flujos que van a tu boca y otros a parar a tu camisa blanca intachable, solo genera más la perdición para nosotros. Mi lengua se encarga de darte un gran placer y mi rajita se restriega a tus labios
Nuestros corazones desbocados, laten como uno solo unidos por la excitación. La situación no puede ser más placentera, más lujuriosa, multiplicada, quizá, por los escasos días de ausencia, pero estamos desatados. Mi boca deslizándose sobre tu verga devorándola en su totalidad, mi rajita brindándote mis deliciosos flujos, que empapan tu boca, tu cara y tu camisa impregnándola de mí. Tu lengua se mueve frenética en mi interior, lamiendo mi botoncito, mamándolo, chupándolo, absorbiendo, y metiéndose dentro de mí, saboreando las paredes de mi rajita. Mis braguitas dificultan un poco la maniobra, pero por nada del mundo te las quitarías, te conozco y no lo harás. Son muy excitantes para ambos. Mis piernas se cierran en torno a tu cabeza, quedando tu cara totalmente pegada a mis muslos. Eso nos mata de placer. Nuestra excitación y lujuria es tan grande, que presiento que el primero de muchos orgasmos está cerca. La excitación no puede ser mayor... y el deseo es tan grande...
Mis muslos se contraen siento como mis jugos empapan tus labios, tu boca se ve inundada la excitación es tanta que devoro todo tu miembro de un solo golpe hasta el fondo, pero con dificultad completamente perdida por el placer, me arrastro rendida de placer a tu lado, las braguitas vuelven a cubrir mi intimidad que está completamente húmeda... Te miro no quitas la mirada de esas braguitas infantiles... te arrodillas y aspiras el aroma de mis flujos, lo admito el solo verte con ese traje me calienta aún más, jalas un poco de la corbata atrayéndome a ti, me besas un beso completamente intenso, mi sabor en tus labios. Estoy expuesta entregada a ti... Te incorporas, colocas tus brazos a cada lado de mi cabeza apoyándote, me miras de manera pervertida y punteas tu miembro como si desearas penetrarme con todo y braguitas, bajas tu mano rápidamente y haces a un lado la braguita rozando tu miembro con ganas de hacerme tuya una vez más... Me encantan tus besos, y más aún cuando compartimos el producto de nuestra excitación. Pocas cosas te dan más morbo... Excepto claro esas preciosas braguitas que tengo puestas.
Te abalanzas sobre ti. Esto va a ser una violación en toda regla. Mi picara mirada te excita aun. Retiras las braguitas a un lado, solo lo suficiente para colarte dentro de mí. Actúas más rudo de lo normal pero sé que muy excitado y me la clavo hasta el fondo de un solo golpe, hasta que tus huevos rozan la tela de mis braguitas. El calor de mi cuevita se es delicioso para ti y los restos de mis flujos facilitan la dura penetración. Tus manos se deslizan a ambos lados de mi cara, bajando por mis hombros. Se aferran a mi busto, presionando mis pezones con los pulgares y jugando con ellos. El ritmo de la penetración el lento, pero profundo. Tus manos continúan deslizándose abarcando mi cinturita y presionando mis costados. Puedes ver como se eriza mi piel cuando presionas con tus dedos y te aferras a mis caderas. En ese momento, besas de nuevo mis labios y aumenta la potencia de tus embestidas. Es increíble lo mucho que nos deseamos
Cierro mis ojos por lo potente de la penetración es fuerte, muy ruda para la que estoy acostumbrada, la mueca de mi cara solo se ve interrumpida por mis gemidos que tienden a ser suaves y algo aniñados tus penetraciones aumentan gimo ante la situación no lo puedo evitar, hoy el sexo es rudo potente, esas ganas aguantadas pueden más, mis senos saltan y la corbata se clava perfectamente entre ellos. Tu no me das respiro, elevan mis caderas rozando el elástico de la braguita aun puesta sigues dándome con todo. Estas desatado, lo sabes… sé que lo lamentas y me lo compensaras el resto del fin de semana con muchos mimitos, cuidados y arrumacos, pero ahora... Te ciega la excitación. Mis gemidos te enloquecen, más cuando son tan suaves, infantiles, excitantes. Además esas braguitas de pikachu que traigo hoy han sido el detonante. Como te excitan. No puedes evitar la rudeza de la penetración, facilitada por mí siempre chorreante y calentita rajita de la que eres totalmente adicto. Ya no sabes dónde mirar...pues tu corbata se encaja a la perfección entre mis tetitas y esa visión te calienta más aún. Tus manos acarician mis caderas soltando brevemente la presa, se deslizan por mi cuerpo con picardía e intencionalidad, provocándome, pero siento acercarse a la bestia de nuevo con cada roce de mis braguitas con tu verga, con cada suave gemido de mis labios, con cada mirada que nos cruzamos...
Mi cara desdibujada una particular mueca con los ojos cerrados mis manos están apretadas respiro y suelto esos leves gemidos, lloro pero de placer muerdo mi labio inferior, pero sigo gimiendo de esa manera aniñada, tu verga aprieta hoy más que nunca no sé si es por la presencia de la braguita, pero nada te detiene el sudor de tu frente baja y cae en mi abdomen. Yo solo me dejo hacer presa del placer, siento tus duras embestidas tomas mis piernas y las colocas en tus hombros... Eso aumenta la profundidad y la intensidad de mis gemidos. Siento que muero de excitación y placer. Hoy estamos demasiado salidos, demasiado excitados y actúas con rudeza. Me compensaras lo sé, pero no puedes parar ahora, no deseo que pares. Tienes la camisa empapada en sudor, al igual que el resto de tu cuerpo. La calidez de mi apretada almejita, funde tu verga. Deseas comerme, deseas besarme, deseas hacerme mil y una guarradas a la vez. Lo noto en tu mirada. Esta posición te vuelve loco La profundidad ahora es mayor, mis gemidos también, al igual que tu excitación. Sientes el roce de mis braguitas en tu verga, desvías tu mirada y las ves, apartadas a un lado, totalmente empapadas por tus flujos y los míos.
Siento como te endureces más como si eso fuera posible, como si pudieras estar duro de lo que ya estabas. Esa sensación solo la he conocido contigo, tu elevas mi excitación a la más alta de las cotas, y te superas cada día. El ritmo de tu penetración es frenético, fuerte, excitante. Te miro a los ojos que te animan a continuar, y beso tus labios, fundiendo nuestras ardientes lenguas. Me aferro a tu boca. Mi cuerpo esta exhausto de tanto placer, te beso de una manera suave de mi boca escapan suaves gemidos entre beso y beso, te miro nunca había visto un nivel de intensidad tan grande en tu mirada. Mi boca sigue buscando a la tuya, y mi cuerpo tiembla por la cantidad de orgasmos sucesivos... Pero no te detienes, tu potencia es la misma o más a un. Dominado por el placer y yo una presa gustosa Nos desatamos, nos entregamos al placer. Cada vez que tu verga choca contra el fondo de mi rajita me arrancas un gemido, y a ti un escalofrió. Desearías poder penetrarme y comerme a la vez. Te deseo tanto... No te detienes... Atacas mi cuello lo muerdes... Eso dejara marca y haces una fuerte penetración. Potente, profunda... Pausada lo haces una y otra vez sujetas mis caderas y sigues haciéndolo de esa manera arrancándome gemidos con cada clavada en mi rajita hoy me llenas mucho más
Me sientes especialmente apretadita hoy, desconoces si estará solo en tu cabeza debido a la excitación, o, realmente si estoy haciendo algo... diferente. Pero te encanta. Retiras tu boca de mi cuello y ves la marca, un remordimiento aguijonea tu conciencia, más, cuando ves otra más fina, anterior, en mi hombro. Es maravilloso sentirte, el deslizamiento de tu verga en mi interior es perfecto. Con cada embestida relámpagos de placer nos sacuden a ambos, con cada embestida, siento acercarse el edén. Escuchas mis gemidos, ahora con mi boca pegada a tu oreja cuando atacas de nuevo mi cuello, esta vez para besarlo y susurrarme obscenidades al oído. Al incorporarte de nuevo, vez mi “preciosa y picara mirada” y pierdes el control. Mi “dulce carita perlada de sudor” al igual que el resto de mi cuerpo, tu corbata acoplada a la perfección entre mis senos,” firmes, perfectos”, “mi suave abdomen, mi delicioso ombliguito...” Esas visiones, junto con la enorme excitación, el inmenso placer que sentimos, te catapultan al clímax, y con una última embestida, clavas tu verga en lo más profundo de mi vaginita y te corres con potentes estertores que me inundan por completo.
Me sujeto firmemente a ti, por mi parte ya no sé cuántos orgasmos he tenido estoy exhausta. Gimo levemente al sentir tu leche caliente en mi interior, retiras un poco tu miembro y lo vuelves a clavar con firmeza más al fondo. Hoy estoy especialmente sensible no sé si es por la intensidad con la cual me has poseído o las ganas acumuladas. Tu traje un poco maltrecho y sudado me encanta verte así, mi mano acaricia tu cabello hoy me has dado con todo sin piedad Tras la tempestad, llega la calma, pero es tan solo el ojo del huracán. Tu verga sigue dura, potente, dentro de mi empapada almejita llena de leche. Me abrazo fuertemente a ti y te beso de nuevo. Beso tu boca, con suavidad. Besas mi cuello, mimando la zona donde escasos minutos atrás, arañaste con mis dientes. Bajas por mi pecho, con suavidad, aparatado la corbata, buscando mis firmes senos. Succionas mis pezones, duros, erizados al contacto con tu boca. Sientes mis latidos, muy potentes aun, igual que mi agitada respiración, que intento relajar. Suavemente, y odiándote por ello, sales de mí, pero solo para continuar con tus besos, que cambian de un pecho a otro. Bajas por el centro, besando mi abdomen, buscando mi ombligo, causa de tu locura. Cuantas veces habrás recordado mi tripita y mi “delicioso ombligo” cuando estamos alejados, yo en la universidad, y tú en el trabajo. Lo besas, jugando con tu lengua dentro de él. Pero tu objetivo está más abajo. Llegas al monte de venus..., sin pelitos, delicioso. Pasas tu lengua con suavidad. Sigues buscando mi excitación, rodeando el objetivo sin atacar. Provocando mi enérgica respuesta que tanto te encanta. Provocando mi deliciosa venganza por hacerme esperar...
Llegas a mi rajita tan sensible, la hueles... Solo sentir tu aliento se expresa en una mueca, hoy has sido rudo y mi intimidad está sumamente sensible esperando por lo que harás. Intento bajarme la braguita mal colocada pero tus manos me detienen y me lanzas esa mirada de "no te atrevas" sonrió y me relajo simplemente Buscas ese tesoro escondido, olfateando, acariciándome con tus manos, con tu nariz, y con tu lengua. Eso es lo mágico entre nosotros, una mirada, lo dice todo. Mis manos acarician tu cabello mientras te impregnas del olor de mi sexo, intenso y delicioso. Apartas mis braguitas, suavemente, y tu lengua se acerca, lentamente a mi botoncito. Lo rodeas, con espirales cada vez más cerradas, buscándome. Pasas tu lengua por encima y de forma rápida, desde mi rajita hacia arriba. Está muy dilatada también. De mi rajita escapan los restos mezclados de nuestra excitación, y eso me encanta. La sola imagen de mi coñito rebosante de esperma impide que desaparezca tu erección. Te acercas a la entrada, lames y recoges los restos que se escapan de mi interior mientras yo no dejas de suspirar y gemir. Mis manos se aferran a mi cabello. Ni tú ni yo podemos resistirlo más. Entierras tu lengua dentro de mí. Devorando mi coñito empapado, lleno de lechita. Pasando tu lengua por todas las paredes internas de mi almejita, degustando cada pliegue, cada espesa gotita, cada resto. Solo abandonas mi cuevita para lamer mi apretado culito, y deslizar tu lengua de nuevo hasta ella. Te encanta mi sabor. Me encantas tú. Me ves y llevas un dedo al interior de mi rajita lo sacas con esa mezcla de nuestras esencias y lo llevas a mi boca lo chupo pero lo apartas así empapado por mí saliva lo metes en mi culito sin darme tiempo de protestar si quiera
Se lo que deseas, mi apretado culito. Pero antes, tienes que lubricarlo muy bien. Mis bonitas braguitas siguen desatando tu lujuria, y las apartas con la boca y tus dedos, mientras devoras mi culito. Cambias continuamente entre ambos, sin despegar tu lengua de mi cuerpo. Tras meter tu dedo empapado en mi saliva dentro de él, haces lo mismo con los tuyos. Empapados de saliva la entrada, chupas tu dedo y lo metes dentro, suavemente, conteniendo tu excitación... de momento. Repites la operación, unas cuantas veces hasta que ya tienes dos deditos dentro de mí. Su sabor, al chuparlos te encanta, porque saben a mí... Gimoteo nuevamente, estos días no me he tocado mi culito siento que mi esfínter se ha achicado un poco por la falta de uso. Mis gemidos suaves siguen siendo muy aniñados, hoy me salen así y no te detienes, puedo apreciar lo excitado que estas porque se marcan las venas en tu miembro. “Auch” digo entre jadeos por el tercer dedo invasor. Hoy no eres dueño de ti, has perdido el control. Tus flujos, mezclados con los míos, atacan tu gusto y lo llenan de placer. Mi culito, apretado, y tentador, ataca tu cordura. Cuando tu tercer dedito desaparece dentro de mí, ya todo está perdido.
Me levantas en volandas, con mis piernas aferradas a mi cuerpo, y me sitúas en el sofá. Intento defenderme de la invasión, pero no me dejas. Con lentos, pero estudiados movimientos, me colocas de rodillas, con mi culito en pompa apuntando hacia ti. No puedes evitar darme un suave cachete que enrojece mi piel. Con tus manos, abres mis nalgas y apartas las braguitas, dejas a la vista tu codiciado. También puedes ver mi preciosa rajita, brillante de saliva y mis propios flujos. Miro hacia atrás, mientras tomas posición. Frotas tu glande contra mi sexo, deslizándolo entre mi rajita y mi culito, una... dos... tres... así unas cuantas veces. Nuestras miradas se cruzan de nuevo en el instante en que tu glande está justo haciendo una suave presión sobre la entrada de mi delicioso anito... Hoy no te resistes, no sos suave ni cuidadoso buscando el placer no te detienes y no me permites descansar es una lucha tregua tu miembro toca mí culito, lo puntea y de un momento a otro se adentra dentro de mí, me quejo un poco por como invades mi agujerito pero haces caso omiso a mis palabras, suspiras, todo dentro de mí y sueltas sobre mi piel otro cachete que suena en toda la habitación.
Ni en mis más oscuros y morbosos sueños imagine algo así. Estar con tu diosa, puesta en cuatro delante de ti, con unas delirantes braguitas aun puestas, apartadas hacia un lado, tus manos abriendo mis nalguitas y la perfecta visión de mi rajita y culito esperándote. Tu verga no puede estar más dura, tu excitación sigue creciendo. Presionas suavemente mi estrecho anito y, gracias a la lubricación de tu boca, va cediendo, poco a poco, arrancando mis gemidos, cada vez más fuertes. Tu verga se va abriendo camino de forma imparable, desapareciendo poco a poco dentro de mi culito. Esa visión, te está matando de placer y sé que desearías guardarla para siempre en tus recuerdos. En un último movimiento, me penetras hasta el fondo, y al tiempo que tus huevos chocan contra las nalguitas de mi culo lanzas un gruñido de satisfacción que yo respondo con un gritito. Permaneces unos segundos dentro de mí, invadiendo mi más guardada intimidad y cierras mis nalgas presionando tus huevos con suavidad.
Vuelves a abrir mis nalgas y a darme un suave pero sonoro azote que respondo con una mezcla de gritito y gemido. Siento que de nuevo estás perdiendo el escaso control que habías conseguido tener. Deslizas con suavidad tu verga hacia atrás y notas una presión especial en ella que te hace poner los ojos en blanco. Siento que pierdes el control... Con cada azote esa mezcla entre un gritito de placer y algo de dolor no se puede evitar emanar de mis labios, te veo de reojo poseído por el placer, tocas mi cuerpo, tomando mis caderas haces de la penetración mucho más profunda no puedo evitar quejarme un poquito nunca eres tan rudo pero tus labios mordiendo mi cuello son la respuesta inmediata a mis quejidos y gemidos, me aprietas contra ti y aprieto más mis nalgas para causarte placer Dios mío... jamás experimente tanto placer. Besando mi cuello, dándome suaves mordisquitos. Impregnándote en mi fragancia. La penetración es lenta, pero muy profunda. Mis movimientos con las nalgas te están volviendo loco, y la visión de mi culito, con las braguitas apartadas a un lado y tu verga deslizándose en mi interior dispara tu corazón y potencia tu erección. Siento como tu miembro se contrae una y otra vez dentro de ti debido a la excitación. Eres consciente de tu comportamiento de esta tarde, pero no puedes evitarlo y me prometes compensarme por ello. Mis gemidos en tus oídos, mi cuerpo desnudo, mi culito perfecto y mi babeante rajita para tus ojos, mi sabor, mezclado con el tuyo, en tu boca. Mi fragancia... Y tus manos aferradas a mis caderas. Estoy disfrutando con los cinco sentidos como solamente puedo hacer a tu lado.
Mi boca solo puede gimotear, de manera leve unos gemidos de naturaleza suave, algo aniñados como te encantan. Cierro mis ojos sintiéndose en mi culito las palpitaciones de tu miembro, suelto un largo suspiro para volver a apretarte y el movimiento en ningún momento se detiene Estas totalmente fuera de sí, rebosante de lujuria animal. No puedo creer tanto placer. Mi culito es tu perdición. Sientes como aprieto tu verga con suavidad arrancándote pequeños gruñidos de placer al igual que un sin fin de gemidos cada vez que tus huevos chocan contra mis nalgas. El ritmo es lento, pero desquiciante. Tus manos sujetan mi cuello, realizando una suavísima presión y se deslizan siguiendo el contorno de mis hombros, por debajo de mis axilas repasando todo el contorno de mi cuerpo hasta llegar a mis finas caderas, donde vuelven a sujetarse con fuerza. Tus brazos me rodean, mis piernas y tanteas mi rajita por la parte delantera buscando mi botoncito para estimularlo de nuevo. Siento el placer de tus escurridizas manos adentrándose en mi interior, gimoteo más y más no puedo evitar agachar la mirada noto como tus dedos buscan mi punto máximo de placer, cosa que logras fácilmente, suspiro y vuelvo a elevar la mirada. Te recuestas sobre mi tu espalda contra mi pecho, puedo sentir lo agitada de tu respiración a cada instante sumándole tus gruñidosMe aprieta con fuerza contra ti, y en estos momentos desearías haberte quitado el traje para sentirme por completo. Tu pobre camisa esta empapada en sudor. Tus manos juegan con mi botoncito, mi cuerpo se aprieta al tuyo.
Tus movimientos se aceleran a cada segundo, esos gemiditos míos solo aumentan tu excitación. El ritmo ha cambiado, pasando de lento y profundo a rápido y furioso. Te separas ligeramente de mí y te enderezas para facilitar la maniobra. Tus dedos se mueven veloces en mi puntito mágico. Cometes el error de mirar mi culito, mi apretado culito en el que desaparece tu verga y siento llegar el final, pero no me importa. Estoy deseando que llenes mi culito de esperma caliente. No lo puedo evitar el solo hecho de verte con el traje es un signo que aumenta mi excitación sé que es pesado para ti y algo incómodo pero a decir verdad verte así y con tus dedos en mi rajita provocan un intenso orgasmo, mis flujos salen disparados en chorros empapando todo y pidiéndote clemencia, deseando tu leche inundándome dando pausa a este pasional encuentro No creo que puedas resistir más. Mis flujos calientes empapan tu mano por completo y cuando te los acercas a la boca para poder saborearlos mi excitante olor te hace perder el norte, y su delicioso sabor termina por catapultarte nuevamente al éxtasis. Te aferras fuertemente a mis caderas sintiendo el clímax final, y cuando ya no puedes retener más la marea, das una fuerte embestida, clavando tu verga en lo más profundo de mi culito y manteniéndola firmemente en mi interior, te corres soltando un grito ahogado de excitación y clavando tus dedos en mis caderitas.
He perdido la cuenta de las pulsaciones eyaculatorias que has tenido en lo más profundo de mi culito llenándolo de lechita. Nuestras acompasadas respiraciones recuperan poco a poco el ritmo mientras acaricias mi espalda con suavidad, con la yema de tus dedos. Adoras mi espalda. Acaricias mis hombros, mis caderas, sigues con la yema de tus dedos mi columna provocándome pequeños escalofríos. Poco a poco, vas retirando con suavidad tu verga de mi interior, aun parada, deleitándote con la escena. Cuando sales de mí, un reguero de esperma se escapa de mi agujerito y empapa mí ya mojada rajita y comienza a descender por mis piernas, y antes de que pueda reaccionar, te arrodillo detrás de mí y recoges con mi lengua las esquivas gotas y acoplas tu boca a mi culito de nuevo. En esa posición, tu lengua tiene libre acceso tanto a mi rajita, repleta de mis flujos, como a mi culito con los tuyos. Cuando creo has terminado, te incorporo, me volteas y te besas con pasión fundiendo de nuevo nuestras lenguas. Mi cuerpo esta exhausto, mis brazos se cuelgan de tu cuello me conoces tan bien... Entre tus brazos me llevas a la ducha y te dedicas a bañarme y bañarte pues yo no tengo fuerza, lo haces con dedicación y morbo. Me secas y luego aplicas sobre mí una de esas cremas humectantes. Busco en la cómoda, una de tus viejas camisas de vestir la utilizo para dormir, la coloco sobre mi cuerpo solo eso. Me acerco a tus labios para besarte muy suavecito, dulce y con tintes de pasión
Cuando me ves así, la ternura te invade y corres a abrazarme y besarme de nuevo. Me sugieres que me quedes en la camita leyendo mientras preparas algo de cenar. Vuelves a besarme y te alejas, marcha atrás, sin quitarme la vista de encima, admirando mi belleza. Sospecho nos acostaremos pronto, así que preparas algo ligero. Una tabla de ibéricos, fiambres y quesos, marinado con un excelente vinito, regalo de un cliente. Lo guardabas para una ocasión especial, pero ninguna más especial que esta. Tras la cena, ambos bostezamos con ganas. Pero como es malo ir a la cama tras cenar, propones ver un capítulo de Juego de Tronos. En la sala, nos acurrucamos el uno sobre el otro y apoyas tu cabeza en mi pecho. Nada en el mundo me gusta mas, que estar así. Alargas tu mano y saco una deliciosa tableta de chocolate y me tientas con una onza. Cuando termina la serie, simplemente me sujeto a tu cuello y me dejo hacer. Me llevo en brazos hasta la cama, y me depositas con cuidado sobre ella, arropándome después. Estando los dos en la cama el sueño nos vence y nos colocamos para dormir.
Te acoplo detrás de ti, abrazándome, sujetando con suavidad uno de mis pechos y con tu pecho pegado a mi espalda. Las respiraciones se acoplan... Me pego un poquito más a ti... y siento mis glúteos sobre tu pene... Te retiras de inmediato al notar de nuevo el principio de una suave erección, pero el fin de semana acaba de empezar y ambos estamos muy cansados... “Tú ya duermes, y yo, respiro el aroma de tu cabello una vez más antes de caer también fulminado.”