Mio... 3
Un día mágico continua
Te encanta tenerme así, sentadita entre tus piernas, en contacto total contigo. Cuando nuestras tripas rugen y las carcajadas nos invaden, intentas hacerme cosquillitas en la tripita a modo de reprimenda. Consigues hacerme pedorretas en el ombligo y tus manos vuelan por todo mi cuerpo buscando mis cosquillas. Cuando mi protesta se hace mayor, me ofreces ser la primera en la ducha mientras me preparas ese delicioso chococcino que tanto me encanta, no sin antes darme un último mordisquito en el culete. Cuando lo hace el olor a sexo te incita a lanzarte a por mí culito pero hoy has prometido ser mío, y te conformas con el mordisquito. Mientras preparas el desayuno me escuchas cantar en la ducha, y lo adoras. Me meto en la ducha puedo sentir el olor del café y el chocolate invadiendo todos los rincones de la casa. Procuro limpiar mi cuerpo al máximo aprovecho de desaparecer cualquier rastro de vello que haya aparecido en estos días. Tu voz me llama para el desayuno pero me sigo tomando mi tiempo y disfrutando de todo, el agua caliente sobre mi cuerpo cosa que me encanta… Todo listo para tu princesa. Los chococcinos, el zumo de naranja y unas ricas tostadas de pan con mermelada natural, y por si me apetece pecar, unos bombones. Me llamas nuevamente para avisarme de que todo está listo... Me demoro.
Te mueves inquieto... si no fuera por tu promesa de ser mío todo el finde, entrarías en esa ducha y... grrr mmm. Es mejor ni pensarlo. Eh! Se te ocurre una idea, no me he dicho nada de que no pudieras espiarme. Te acercas sigiloso a la puerta y la abres con suavidad, tan solo una rendija. Ya me ves. “Wooooow estas rasurándote, y eso que apenas tenías nada. “ Te excitas tan solo con ver mis manos deslizándose por mi cuerpo, disfrutando del agua caliente. “¡JODER! quien fuese agua caliente...”
Suspiro, me acerco a mi rajita que está bastante sensible por la jornada del día anterior, mis pezones no pueden evitar estar duros, todo rastro de vello se ha ido es mejor así, tanto a ti como a mí nos gusta de esa forma. Termino de sacar el champú de mi cabello, aplico el acondicionador. No has dicho nada desde un rato, conociéndote... Me sumerjo en mis pensamientos, nada como relajarse después de ese mañanero. "Mmm, que linda eres mi niña. Eres un pibon" Son las palabras que susurra tu boca mientras te deleitas con tus movimientos en la ducha. No puedes creerlo, estas espiando a tu niña... y te encanta. Estoy en mi elemento, natural, relajada. Te encanta como seco mi pelo, como acaricio mi cara con la toalla. Me acerco a la puerta, es mejor salir pitando, pero...no. Cierro la llave, y termino de secar mi cuerpo, con una toalla envuelvo mi cabello húmedo, un retoque a mis cejas y listo, esplendida para el nuevo día. Sábado... Es un buen día para quedarse en casa, voy por la manecilla, me tiento un segundo, lo sé y abro la puerta rápidamente y con ella das a parar al piso me parto de risa mientras paso sobre ti y me dirijo al cuarto "eso te pasa por espiar" me volteo y te lanzo un beso. "woooow" He abierto la puerta de repente y del susto me te caes al suelo torpemente y yo rio a carcajadas. Adoras mi risa. Cuando paso sobre ti, sientes el olor fresco de mi cuerpo y te relames con disimulo. "Calma señor, relaja esos caballos"
Me acerco a la cocina con todo preparado para un estupendo desayuno que devoramos sin miramientos. En la tele ponen las noticias y lo cambias por el último combate de Royal Rumble que no pudimos ver en directo. Adoras ver WWE conmigo, porque me enciendo tanto como tú, me emociono tanto y protesto de la misma forma que tú. Tras el desayuno y el gran combate, me preguntas por mis planes. Tenemos todo el sábado por delante y las posibilidades son infinitas y estas para satisfacer mis deseos. Sean los que sean. Sos totalmente MÍO. Quiero que sea un día solo para nosotros, un fin de semana en casa saboreándonos, lleno de películas y sobretodo de nosotros, los últimos días ambos hemos estado muy ocupados con los demás y nos hemos desatendido. Una camisa tuya sobre mí delata la intensión de que te quiero totalmente para mí, sin tener que sofocarnos por la sociedad. Estas sentado en el sofá y yo a tu lado, tu instinto te llama a mis brazos, nos acomodamos con tu cabeza sobre mi pecho y mis manos sujetándote, besándonos y viendo la tele, recobrando fuerzas para el próximo round, me encanta todas esas facetas que experimento contigo, somos un solo ser
Te encanta mi plan. Todo el fin de semana para nosotros. Mandas mensajes a todo el mundo de que no estaremos disponibles hasta el lunes y nos acomodamos en el sofá. Has rescatado una vieja serie de tv que quieres mostrarme, "más allá del límite" y como siempre que estamos así, acoplas tu cabeza sobre mi pecho abrazándome con fuerza para que no me escapes. No puedes evitar besarme cada poco, lo mismo da el sitio. Tus manos se deslizan bajo mi camiseta, tocando mi tripita, subiendo por mi abdomen, rozando mis tetitas pero de súbito, recuerdas que hoy tienes prohibido actuar y retiras tus manos con cautela esperando que no me haya dado cuenta. Te lanzo una mirada fulminante. Me rio bastante tu mente presenta una lucha interna, me levanto y te caes en el sofá, creo protestas por no tenerme entre tus brazos, estabas muy cómodo pero ya me ha dado algo de hambre. No es justo, pero me lo merezco. Cuando me levantas y te dejo allí, tiradito en el sofá, sientes que me echas de menos, a pesar de estar a tan solo un par de metros. Busco un paquete de palomitas con sal y lo pongo en el microondas, me asomo a la sala y sigues mirándome esperando, siento que te estoy tratando muy duro pero también quiero ponerte un correctivo también tengo una lucha interna. El olor a palomitas lo impregna todo, y a ti también te entra la gusa, y piensas en un rico menú para hoy. Me sigues con la mirada. El sonido del micro y el olor indica que ya están listas. Busco un tazón pero está en la parte de arriba, como siempre no me gusta pedir ayuda lucho por alcanzarlo, me monto en un taburete, pero pierdo el equilibrio y voy a parar al piso Me veo luchando para coger el tazón y comienzas a levantarme para ayudarte cuando me ves caer al suelo. Te mueves rápido como una centella y te arrodillas a mi lado para ver si estoy bien y socorrerte. Me levantas con tus brazos y me llevas hasta el sofá donde me colocas con cuidado y me preguntas de nuevo por mi estado, preocupado.
Me parto en risa por el golpe que me acabo de dar. Te veo preocupado cuando me llevas entre tus brazos, me aferro a ti, me sermoneas un poco por el hecho de no cuidarme y no pedir ayuda cuando es necesario. Cuando escuchas mi risa, te tranquilizas un poco, y no puedes evitar decirte que con caídas más tontas se han producido fracturas serias. Te beso para callarte y apartarte de tu sermón a veces te puedes poner pesado en ese aspecto. No puedes evitar el pequeño sermón, me quieres demasiado. También te encanta mi forma de hacerte callar, con esos besitos dulces y perfectos de los que sos totalmente esclavo. "Me pasas el tazón" digo en tono aniñado ese que se te derrite sin contemplaciones y te pone en mis manos sin consideración. Vuelvo a besarte despacito Me acercas el tazón y recibes mi beso con deseo. Te acoplas de nuevo junto a mí, abrazándome con fuerza y acariciando mi culito para que se pase el dolor, pero crees, que no cuela...
No ha colado, por lo que me acoplo a tu lado para ver un capítulo más. Te miro de manera desafiante, "nada de perversiones en este momento, será cuando yo quiera" vemos un capítulo de la serie, mi lado juguetón se despierta tomo una de las palomitas y te la arrojo, me lanzas una como respuesta. Ensimismado con la serie y sintiendo mi calor, recibo un palomitazo en la cara. Me miras y me hago la despistada, peeero, he tenido que ser yo, a no ser que el fantasma de la casa se esté dando un atracón. Tomas la palomita y me la lanzas, intentando colármela por el canalillo. Me das en la nariz. Nos miramos y en segundos estalla una batalla. Como niños antes de darnos cuentas tenemos una guerra. Riéndonos, caes en el sofá y yo sobre ti. Me da risa cuando te sonrojas de esa manera no lo puedes evitar, beso tu cara, tus ojos, tu nariz, tus labios. Me acerco a tu oído y de una manera muy dulce te digo "no me folles salvaje, hazme el amor nire bihotza..." Un beso rápido en tus labios y espero tu siguiente movimiento Adoras mis besos son la energía que te impulsa cada día. Cuando susurro en tu oído, escuchas mis palabras y te sonrojas de nuevo. Es cierto que en ocasiones sueles ser un poco rudo y te sonrojo de vergüenza de nuevo.
Me acaricias “tu bello rostro” con tu mano y me acercas hacia ti para besar mis labios con dulzura. Me rodeas con tus brazos, pegándote a ti y te incorporas como si fuésemos un solo cuerpo y yo me sujeto fuerte, como un koala bebé con su mami. Despacito y sin dejar de besarme cada pocos segundos vamos de nuevo hasta la habitación, donde me dejas caer en la cama. Te volteas, poniéndote sobre mí, de lado y acaricias mi cara de nuevo con tus dedos, muy despacito, muy suave, acompañado de suaves besitos. Mis ojos resplandecen. Muy despacito y con suavidad, sueltas los botones de una de tus camisas que llevo puesta y me miras, preguntándome con la mirada si puedes continuar avanzando. Te sonrió acariciando tu rostro, sabes que puedes continuar porque te amo y estoy totalmente entregada a ti puede que te haya pedido mucho, pero es que me encanta cuando eres tierno, tus abrazos y tus besos. Siempre nos entregamos al mil por mil y sentirnos más despacio más entregados, saboreando el amor, nuestro amor algo que a veces por la pasión dejamos un poco de lado. Mis labios buscan los tuyos, se unen en un beso, de esos que no parecen tener fin, te susurro en tu oído "soy tuya" sé que eso te hace estremecer.
"soy tuya" Te encanta escuchar esas palabras pronunciadas de forma sensual por mis labios. Me besas de nuevo con todo tu amor, con mucha ternura y tus labios continúan besando mi carita. Besas mis mejillas, mi mentón, mi nariz, mis parpados, mi frente. Besas mis orejitas, mi cuello, deslizando tus labios con suavidad de un lado a otro. Tus manos acarician mi cuerpo de forma superficial, rozándome, de esa forma sensitiva que tanto me gusta y que eriza mi piel al contacto con tus dedos. Ves mi carita relajada, sonriente... Reconoces que ayer fuiste un poco rudo conmigo pero con mi fuego con nuestra pasión combinada es complicado frenarse, a veces. Besas mi garganta, haciéndome suaves cosquillas y bajas por mi pecho. Tus manos acarician mis brazos, mis manos, los laterales de mi cuerpo marcando un recorrido que pronto seguirán tus labios. Cuando llegas a la altura de mi corazón, no puedes evitar marcar más tus besos y una súbita oleada de ternura te invade y te abrazas a mí con fuerza, apoyando tu cabeza sobre mi pecho. "Te quiero laztana, y esto es lo más alejado, que quiero estar de ti”
"Eres mío y te quiero siempre así" La poca ropa esta camino a desaparecer, siento cada sensación, como mi piel se eriza tu cuerpo descansa sobre el mío aferrado como si nunca te quisieras separar de mí, no tienes por qué hacerlo sabes que nunca me iré. Tu oído está pegado a mi corazón que late fuerte pero con calma. Tu boca busca la mía nuevamente, el amor se puede sentir a flor de piel "Te quiero, mi vida" Son las palabras que susurras en mi oído al tiempo que lo besas y prosigues con tu camino. Besas de nuevo mi corazón, que late fuerte, y te deslizas con picardía hacia mis tetitas que succionas con suavidad, centrándote en mis pezoncitos que se ponen firmes. Tus manos ya se deslizan por mi vientre, jugueteando con mi ombliguito, rozando la piel a su alrededor, y no puedo evitar reírme por las cosquillas. Te deslizo hacia abajo tu boca baja por el centro de mi cuerpo, y cambia de dirección, siguiendo mis costillitas. Tus manos acarician mis suaves y cuidadas piernas. Tu boca llega hasta mi ombligo, lo besa, lo succiona, lo roza con la lengua provocando de nuevo mi risita mientras tus manos se deslizan por la cara interna de mis piernas, acercándose a mi sexo, sin llegar a tocarlo elevando mi excitación y provocando mi lujuria.
Sabes cómo provocarme, como me urge el deseo, pero me enamora la ternura de tu trato, las cosquillas, atacas mi punto débil. Por toda mi pancita tu boca no hace más que sacarme risitas que trato de controlar. Sé que te encanta mi risa, como y que es motivo de tu felicidad. Me sonrojo cuando me ves nuevamente a los ojos. Bajando hasta mi lunarcito que sobresale de mis braguitas. Lo besas y lames, en serio como te gusta ese lunar... Tus labios buscan mi lunarcito, ese que tanto me gusta y dibujas el símbolo del infinito con tus labios, deseando que sea ese el tiempo que pasemos juntos. Tus manos se deslizan por encima de mi rajita presionando con suavidad y siguen el deseado camino hasta mi culito presionando su entrada. Tus labios le dan un respiro a mis cosquillas, pero no a mi excitación, pues besan con picardía la cara interna de mis muslos pasando de forma furtiva por encima de mi almejita. Escuchas un gruñidito de protesta y cuando sientes mis manos de nuevo en tu cabeza un escalofrío recorre tu cuerpo. Es como algo automático, cuando veo tu cabeza entre mis piernas es como si me dijeras "llévame al paraíso" sé que dirías algo así, o que al menos es lo que piensas. Acaricio tu cabello, y suavemente acerco tu cara a mi rajita. Quiero huelas mi esencia, que notes la pequeña mancha de humedad por sobre la fina tela. Te tomo tus cabellos y alzo tu mirada, te miro como solo yo sé hacerlo y te regalo una dulce sonrisa
Puedes ver mi humedad, puedes olerla... y te encanta. Adoras el olor de mi esencia y apenas puedes contenerte. Estas a punto de comerme, estas a punto de saborear “el auténtico néctar de los dioses”. “Poder saborearte es como estar en el paraíso”. Cierras los ojos e inspiras, para que mi fragancia invada tus sentidos y te lanzo de lleno a por ella. Tu boca intenta chuparme, pero me defienden mi braguita, que queda totalmente empapada por una mezcla de saliva y flujo. Dos ideas cruzan tu cabeza por un lado dejármelas puestas, algo que descartas por tu perdida de papeles del día anterior, así que me las quito con habilidad. Ver mi imberbe rajita, brillante, mojadita, palpitante... sientes una erección de las fuertes y te lanzas Me comes con gusto, con deseo, mis gemidos en aumento la mejor prueba de que lo estás haciendo de maravilla solo puedo centrarme en el placer. Pero quiero que hoy no seas tan rudo, te lo pedí que me hagas el amor, pero como me haces perder los papeles cuando me lames de esa manera tan frenética, que solo logra avivar mi deseo. Poso mis piernas en tus hombros entrelazándolas dejándote sin escapatoria, es de mis mayores placeres tenerte así para mí.
Cuanto te gusta comerme, beberte mis jugos y mantener su sabor en tu boca. Buscar con tu lengua en cada pliegue de mi rajita, suave, depilada, palpitante, cálida y húmeda. Lamer mi botoncito, chuparlo y apretarlo con tus labios buscando mis orgasmos. Meter tu lengua dentro de mí, intentando llegar muy adentro. Es algo que te embrutece. Mi tierna mirada te hace recordar. "Tranquila laztana, mi rudeza se quedara en mi lengua" te transmito con la tuya "pero quiero llevarte a la locura del orgasmo" Cuando enrosco mis piernas en torno a tu cabeza y tu cara queda atrapada entre mis muslos, la excitación se dispara. Te encanta estar así, con tu boca pegada a mi rica rajita y mis piernas sujetándote con firmeza. Tu lengua ataca la profundidad de mi cueva de nuevo arrastrando mis jugos. Tus labios presionan mi clítoris, arrastrando mis gemidos. Mis piernas presionan de manera muy suave pero bastante posesiva eres mío y quiero tenerte así para mí. Jadeo con cada lamida, mi cuerpo se retuerce un poco por el placer y cierro mis ojos dejándome llevar, de vez en cuando presiono tu cara contra mis muslos provocándome más placer, abro un poco mis ojos, me sujetas firmemente tu también, tus manos rodean mis piernas, me haces tuya con cada lamida.
Nunca me lo dirás, pero te lo pasas en grande entre mis piernas. Mi sabor es indescriptible y siempre te sorprende lo mojadita que estoy. Nunca me lo dirás, pero podrías estar horas entre mis piernas y más, cuando te presionas con fuerza contra ellas. Tienes hambre de mí, y quieres tu regalo. Estimulas mi clítoris con tus dedos al tiempo que tu lengua hace de las suyas. Presiono con suavidad y firmeza mientras tu lengua invade la profundidad de mi rajita. "mi niña, me encanta así, sin un solo pelito y siempre jugosa." Como respuesta mis piernas presionan de nuevo tu cara contra mi sexo y como réplica, aceleras los movimientos. Tu lengua juega entre mi anito, mi rajita y mi botoncito, y tus dedos han aumentado la presión y la velocidad. Creo que pronto obtendrás tu regalo. Estoy en uno de esos momentos en que no sé qué necesito más, si tu lengua o tu miembro, pero hoy me prometí que lo haríamos con calma, sintiéndonos, haciendo el amor, gozándonos sin prisas, al final de cuentas tendremos todo el fin de semana para nosotros dos, sin molestias. Los móviles apagados en nuestro pequeño pedazo de cielo. Presiono un poco más mis piernas, no lo puedo evitar con mis jadeos y gemidos en aumento, mi corazón bombeando con fuerza, los músculos de mi cuerpo tiemblan y siento como salen una serie de chorros que dan a parar a tu boca.
Sientes aumentar la presión de mis piernas y como mis manos me aprietan contra mi rajita al tiempo que mis jadeos crecen en volumen. “Mmmmmm, menuda riada.” Recibes los chorros que salen de mi almejita y te los bebes con lujuria. Absorbes, chupas y lames cada gotita que te regalo y según desciende mi presión, al tiempo que baja el ritmo de mis jadeos, descienden los movimientos de tu lengua para darme un poquito de tregua. Mis piernas sueltan su presa y me miras con deseo. No puedo evitar una risita cuando te veo la cara reluciente por mis flujos. Tus manos acarician suavemente mi cuerpo avanzando hasta mi cara. Tus labios le siguen. Cuando estas a punto de besarme con todo mi sabor en tu boca, desvías tus labios hasta mis orejitas y me susurras "no, me he ganado cada gotita de tu néctar, hoy es solo para mi" Continuas besando mi cuello muy suavecito y apoyas tu cabeza sobre mi pecho para escuchar los latidos de mi corazón y darme de esta forma tiempo, para que me recuperes un poquito. "Ahora no tendrás más de mis besos" digo en tono desafiante y algo molesta. Aun así no puedo evitar abrazarte tenerte apoyado en mi pecho ahí es cuando quiero detener el tiempo y sentirte así tan mío. Pero no por ello se me olvida que debo vengarme
No puedes evitar sonreír cuando escuchas mis palabras, de la misma forma que no puedes evitar provocarme de vez en cuando buscando, aunque luego temes mis venganzas. Te encanta estar así, con tu cabeza sobre mi pecho, escuchando mi respiración, los latidos de mi corazón, y más aún cuando te aprieto con fuerza contra mí. En esos momentos que tanto nos gustan y que tanto buscas, la felicidad inunda nuestros cuerpos. Cuando sientes que miss latidos se han calmado un poquito, tus manos vuelven a deslizarse por mis piernas, acariciándome con suavidad, con mucha suavidad. Giras levemente tu cara para besar mi pecho, y poco a poco, te deslizas de forma disimulada hasta mis “preciosas tetitas” que parecen leer tus pensamientos y puedes ver como mis pezoncitos crecen ante tus ojos. Mis pequeños pezones duros como piedra, no pierdes el tiempo y están dentro de tu boca más rápido que un parpadeo. Encima de mi cuerpo una de tus manos juega con uno de mis senos mientras tu boca devora el otro, me sonrojo y nuevamente mi corazón comienza a acelerar. Tu duro miembro se apoya descaradamente en mi pierna. Sigo tratándome de controlar, sé que tú también lo haces, disfrutar cada paso, sentirnos como se debe ese es el objetivo de hoy, controlar el instinto salvaje.
Succionas con suavidad, con ternura, pero con pasión. Quieres transportarme de nuevo al éxtasis, pero con ternura. Tus manos acarician mis pechos, se deslizan por mi cuerpo con lentitud, casi rozándome, y mi piel se eriza al contacto con ellos. Tu boca besa mis tetitas, mis aureolas, succiona mis ricos pezones y recorren mi piel, muy despacito por mi pecho y cuello. Allí te entretienes un ratito besando todo mi cuello, con suavidad, al tiempo que tus manos se deslizan por mi costado provocándome escalofríos. Tu verga rozando tu pierna, se va acercando poco a poco hasta mi sexo. Besas mi mentón, mis mejillas con besitos suaves. Te deslizo con suavidad al igual que tus manos, que recorren mis brazos y acarician mis manos. Buscas mi boca para darme un piquito y perderte en la profundidad de mis ojos. Al mirarme al sentirme de esa manera, te invade la ternura y caes en la cuenta de que no puedes estar más enamorado. Acaricias mi “suave y preciosa carita” con tus manos apartando un mechón de pelo y besas de nuevo mis labios. No puedo evitarlo, lo prometí quiero fastidiarte un poco. Aparto mis labios de los tuyos, tu cara me lo pide mis besos, intentas buscar mis labios otra vez y vuelvo a esquivarte, rio un poco. Te quedas mirándome fijamente, acaricio tus mejillas. "te dije que nada de besos" rio "estoy bromeando" acerco mis labios a los tuyos besándote con mucha ternura, con suma pasión, con todo mi amor. "Eres mío, muy mío guardián" Mi lengua se apodera de la tuya y se unen en un baile que no parece tener fin
Tu boca pegada a la mía, tu lengua peleando con la mía por ver cuál de las dos en más fuerte e inmoviliza a la otra. Esos besos largos, húmedos y frenéticos que nos hacen perder la noción del tiempo. Tus manos deslizándose por mi cuerpo, toman mis manos y las sitúan a la altura de mi cabecita. Acaricias mis brazos, siguiendo el contorno de mi cuerpo y deslizas tus dedos por mi costado. Tu verga ya se desliza por encima de mi palpitante y húmeda rajita deslizándose por encima presionando con suavidad y estimulando mi botoncito, que arranca de nuevo mis más sensuales gemidos. Ese movimiento, suave de tu miembro rozando mi rajita me provoca una gran estimulación, mucho placer. Abro un poco mis piernas para sentirte mejor. "Cuanto te amo" dice mi boca solo ese segundo que se separa de la tuya. Nos volvemos a fundir en ese beso frenético, que solo conocen nuestras bocas, busco abrazarte así en ese momento sentir tu calor. Quisiera siempre tenerte así Nuestros cuerpos están totalmente pegados el uno al otro. Disfrutas cada segundo de los besos que nos damos, los breves instantes entre beso y beso, son aún mejores. La espera, la deliciosa espera en la que nos miramos con deseo, en la que nuestros ojos se pierden en las profundidades del otro y se funden nuestras almas. "te amo mi niña". Sientes la humedad de mi almejita en tu verga que cada vez desliza mejor. Con mucha suavidad, pones la punta de tu miembro en la entrada de mi cuevita y me penetras despacito. Cuando la penetración es completa y profunda, nuestros labios vuelven a unirse de nuevo en otro beso, lento, cargado de sentimiento. Tus manos acarician mi “preciosa carita” mis hombros, mis bracitos, en el momento en que inicias un suave movimiento de retroceso.
La lentitud de tus movimientos, la forma en como me besas, mis piernas rodean tu cadera, tu retroceso lento, suave, como quisiera siempre permanecer así. Empujas un poco más tu miembro adentro de mí, suspiro mis uñas se clavan un poco en tu espalda, pero sin marcarte solo ejerciendo un poco de presión en tu piel. Busco tus labios, hoy más que nunca necesito afirmar que eres mío. Te encanta sentir mis uñitas en tu espalda, en tus brazos, en todo tu cuerpo. Te provocan un escalofrío de placer y gozo. Continúas con tus movimientos lentos, pausados y profundos. Mi deliciosa vagina se contrae provocándote un placer indescriptible. Tus manos, acarician mi cuerpo, con suavidad y mimo. Tus besos alternan entre mi juguetona boca, mis cálidas mejillas y mi “tierno” cuello. Te incorporas con suavidad para que tus manos puedan acceder a mis firmes tetitas y estimular los pezoncitos que se endurecen en segundos al tacto de tus dedos. Protesto un poco, no quiero apartar mis labios de los tuyos, pero esa queja se aplacan con el movimiento de tus dedos, que me hace suspirar y entrecerrar los ojos, ese ritmo que llevas me está enloqueciendo, aprieto mi rajita para que sientas la presión, para que sientas como deseo succionarte tan adentro que siempre seamos un solo ser. Elevo un poco mis caderas para que sea mucho más profunda la penetración y así lo siento, como me llenas y como mi rajita empieza a tener espasmos de placer anunciándose un próximo orgasmo
Cuando elevo mis caderas tu verga se entierra más profundamente dentro. Continuas con esas suaves caricias que tanto me gustan y con las que tanto disfrutas. Tienes que reconocer, que todas las cremitas que nos ponemos cada día, hacen su función, pues nunca habías tocado piel más suave. La presión de mi vaginita sobre tu verga, la profundidad de la penetración, el delicioso ritmo... Te acercan al clímax. Empiezas a notar los espasmos de mi rajita y su humedad creciente. Sientes que yo también estoy lista. Lo sientes, yo también ambos estamos cerca de ese momento, parece increíble la facilidad con la cual ambos podemos llegar a esa intensidad en ese momento, el cómo rozamos los placeres desconocidos para los simples mortales, la conexión mágica, única. Te acercas me besas, muerdo suavemente tu labio, mis uñas se clavan un poco más y van descendiendo por tu espalda. Te amo, no sabes cuánto, y como amo estar en ese momento, en esa situación de esa manera Se acerca el momento. Ambos lo sabemos. La sensación es indescriptible. Una mezcla de exotismo y ternura, una mezcla de lujuria y amor sin límites. Con movimientos suaves, profundos y fluidos. Mis uñas van marcando tu espalda es algo que te encanta. Mi dulce mirada se clava en tus ojos y te acerco más a mí. Te pegas totalmente a mí. Quieres tener un contacto total cuando llegue el momento. Acelera sutilmente los movimientos. Me besas con suavidad, me abrazo con ternura. Mi vaginita se contrae con más fuerza arrancándonos suaves gemidos de placer. Falta muy poco para el nirvana.
Nuestros gemidos se mezclan, lo poco que se emite pues nuestras bocas absorben esos gestos de placer. Solo se escucha el movimiento perfecto de nuestros cuerpos. Nuestro beso aumenta en intensidad. Mis uñas se aferran a tu espalda provocándote un pequeño ardor, no lo notaras hasta dentro de un rato y los días siguientes, una prueba de esta loca pasión ardiente. Mi rajita se contrae cada vez más, aparto tus labios de los míos por un segundo, te veo fijamente sabes lo que viene, ambos lo sabemos el momento del máximo placer. Con el último beso, intenso, ardiente y apasionado siento cada vez más cerca el clímax. Mis uñas clavándose en tu espalda provocan una sensación extraña de dolor y placer. Por tu cabeza pasa en un segundo las incontables marcas de tu espalda que con tanto orgullo luces cada día. Se acerca. La potente contracción de mi vaginita termina de hacer el trabajo. Pegas tu boca a mi cuello y das una última y profunda embestida. Alcanzamos al tiempo el orgasmo y nuestros flujos se mezclan en tu interior. Siento perfectamente como muerdes mi cuello. Tu potente embestida, mi rajita contrayéndose en espasmos incontrolables. Siento tus dientes, dejaran marca. Mis uñas se clavan un poco más y gruñes, yo gimo fuertemente nuestros jugos se mezclan. La perfecta comunión de nosotros.
Ves las finas marcas en mi cuello y te avergüenzas un poquito. Tras los potentes estertores, tanto tuyos como míos, ambos tenemos la respiración entrecortada y jadeante. El orgasmo ha sido muy intenso, físico y emocional. Deslizas tu cara dejándola acoplada en el mágico lugar que tanto te gusta, entre mi cuello y mi hombro y dejas que tu cuerpo se pegue bien al mío, pero sin dejar que soporte todo tu peso. Sigues dentro de mí, mientras nuestras respiraciones se acompasan y se estabilizan. Sigues dentro de mí mientras nuestros corazones se tranquilizan. Sigues dentro de mí pero es como más me gusta estar, abrazados, pegaditos, sintiéndonos completamente. Mis uñas abandonan tu espalda, recorro tu piel con mis manos, de lo que más me gusta hacer juguetear con tu cabello, nuestras respiraciones se tranquilizan lentamente, abandonando la lujuria máxima para simplemente sentirnos, acariciarnos. Cierro un momento mis ojos puedo sentir tu corazón pareciera latir al mismo tiempo que el mío, te aprieto un poco contra mí. Eres mío.
Me encanta esa postura. Adoro quedarme así después de amarnos, es...perfecto. Me abrazas, me acaricias, inspiras mi aroma. Mis manos jugando con tu pelo, y la tranquila relajación nubla tu mente y la adormece. Mis manos, mis susurros, el hipnótico ritmo de mi respiración. El sueño te ataca pero el hambre también, pues aún no hemos comido, pero seguirás un poquito más en mis brazos. “Es uno de los mejores fines de semana de toda mi vida” El hambre se delata el gruñir de nuestros estómagos... Nuestras bocas se buscan, se quieren, se desean "laztana tengo hambre" digo entre besitos sin dejar de acariciar tu cabello. Seguimos unidos como un solo ser, simplemente maravilloso. Adoras la situación en que estamos, pero, ciertamente tienes un hambre atroz. Te mueves un poquito, deslizando tus manos por mí cuerpo hasta que alcanzan mi almejita, empapada, llena de nuestro coctel especial. "Mmmm, aquí mismo tengo todo lo que necesito para comer".
Mi respuesta no se hace esperar y una cariñosa palmada en tu cabeza junto con mi mirada te indica que debes recordar tu promesa para hoy. Te incorporas con mucho cuidado, pues nuestros cuerpos están totalmente pegados. El fresquito nos alcanza. Me alcanzas una mantita para que me cubra y te vistes con el pijama mientras te acercas a la cocina a ver que tenemos para comer. Abres la nevera y lo ves unas deliciosas alitas de pollo que pondremos al horno con unas especias. Lo preparas todo y llenas un vaso con Martini y unas olivas, unos panecillos con foua y una mermelada de manzana y como sabes que me vuelve loca un rico queso azul con un poquito de mermelada de tomate para picotear un poco mientras se hacen las alitas. “Bon apetit, laztana” Me malcrías demasiado, vuelvo mi cabeza para atrás del respaldo puedo verte cocinando y el olor invade la cocina y al poco la casa. ¡Uhmm alitas como me gustan! Como me gustas tú... Me acercas todo a la mesita, pero no puedo comer en estas fachas, corro rápidamente a la habitación, busco un poco ¿dónde estará? Al poco lo encuentro, una de tus camisas que tanto me gusta. De botones por supuesto. Salgo y tienes todo preparado, busco tus labios y te doy un profundo beso
Entras en la sala con las alitas preparadas y una botella de vino blanco muy frio. Has preparado unos taquitos de queso, que sabes me gustan. Cuando me ves vestida solo con tu camisa, tienes que refrenarte de nuevo para no... Para no violarme de nuevo otra vez allí mismo antes de comer. “Eres muy traviesa. De entre todas las cosas que puedes ponerte, te vistes con algo que sabes que me enloquece. Por lo menos no te has puesto una de tus braguitas” No puedes evitar una suave erección con mi beso, pero afortunadamente para mí, el olor de alitas recién hechas nos abre el apetito de forma brutal. Nos sentamos en el sofá, con la bandeja encima de la mesita y devoramos la comida mientras vemos un capítulo de "Stargate" una vieja serie de ficción. Me lanzas furtivas miradas a mis piernas, desnudas y perfectas, mientras damos buena cuenta de las alitas. Lo sé tu mirada arde en el deseo, solo aplacada por el hambre. Voy mezclando la comida, los quesitos, una mordida a las alitas y un trago de vino. Está muy frio perfecto tal cual me gusta. Me lanzas miradas mientras comes, poca atención le pones a la serie pues tu visión esta fija en mis piernas. Me acerco más a ti. Me cuelo entre tus piernas y te uso como respaldo, miramos la tele. Puedo sentirlo, nuestras respiraciones se aceleran poco a poco, la comida va desapareciendo al igual que el vino de nuestras copas. Pasas tu brazo por mi pancita y me sujetas contra ti, tu respiración en mi oído, dando los últimos tragos al vino, inclino mi cabeza hacia atrás para darte un beso, intenso, verdadero, sentido…