Minusválido

Le faltaba su mano pero su morbo no.

Te contare lo más morboso que he efectuado. Resulta que a la entrada del edificio donde trabajo existe un servicio de lustrabotas. Un día me subí a la silla correspondiente a fin de que me limpiaran mi calzado y a quien le toco atenderme fue un señor de cierta edad que al sentarse en un piso quedo con su cabeza a la altura de mis rodillas y mientras hacia su trabajo miraba mis piernas y yo instintivamente las juntaba los más que podía para impedir que viera mis calzones pero su insistencia me puso nerviosa a la vez que me excitó el ver su mirada lasciva.

Después de que me atendió y estando sola recordé su interesada mirada y su cara de caliente y comencé a pensar que él tal vez me estaba recordando y seguramente se imaginaría estar viendo mi concha. Me fui al baño y sentada en la taza con la tapa bajada, me saque mis calzones y descolgué el espejo, lo puse en el suelo apoyado en la pared frente a mi y de piernas abiertas comencé a contemplar mi mojada vulva por la excitación que estaba sintiendo y me acaricie suave y lentamente hasta provocarme un orgasmo con mi paciente masturbación e imaginándome que él me la estaba viendo y se calentaba tanto que me ofrecía hacerme el amor escondido en la bodega de materiales,

Paso un tiempo y me di valor para darle una sorpresa a ese señor que ya me había visto mis calzones al permitir que me mirase cuando entreabría como accidentalmente mis piernas.

Decidida baje de la oficina sin mis calzones y con mi concha coquetamente depilada, me había dejado un pequeño triángulo y ya en el ascensor me sentía además de decida, un tanto nerviosa y supercaliente pues mi cosita estaba muy babosita de mojada.

Pero sucedió que este señor no estaba y había quedado al cuidado del lugar un tipo un tanto minusválido pues le faltaba una mano (la izquierda) Me ofreció que me sentara mientras llegaba su amigo y se instaló frente a mí a conversar como había perdido en un accidente de aserradero su mano y que si le permitía podía con la otra mano adelantar el trabajo. Acepté y cuando estaba limpiando mis zapatos pidió separar mis pies para limpiar bien por la parte interior de mi calzado. Lo hice primero sin separar mis rodillas, pero casi sin dejar pasar mucho tiempo decidí experimentar que pasaba si abría mis rodillas y las abrí bastante y vi que al instante se quedo paralizado mirando hacia el interior de mis piernas.

¿Será cierto lo que estoy viendo? Dijo casi susurrando.

¿Qué cosa dice? – le pregunté. Y continuó:

Su guatita es blanquita y su zorrita esta desnudita sin calzones, que paisaje se esta perdiendo mi amigo.

Inmediatamente me baje de la silla y le suplique que no le contara a nadie lo que había visto y el muy pillo me planteó que si le mostraba más no le diría a nadie e insistía para que me subiera a la silla y abriera mis piernas para contemplarme. No le di en el gusto y le dije que no podía porque tenía que regresar a la oficina y que si después podía subir él cuando no quedara nadie en la oficina me desnudaría para él como recompensa para que no le contara a nadie.

Sucedió que después me arrepentí de la aventura y del ofrecimiento y ese día pedí permiso para retirarme temprano y así lo hice. No había caminado una cuadra cuando me alcanzó, me había pillado mi estrategia. Le pedí que me perdonara que realmente no podía ser ese día y que tuviera paciencia pues le iba a conceder lo ofrecido, Me amenazo tanto que me dio miedo pues dijo que le iba decir a todo el edificio y sobre todo a mi marido pues dijo que lo ubicaba y sabía donde trabajaba. En resumen lo llevé a mi casa pues mi marido andaba ya hacía dos semanas de viaje y estaba sola

El morbo se dio después que me desnude y el también me acarició completamente mi cuerpo besándome entera empezando por mis pies que los lamía incansablemente me masturbo con su lengua restregando mi clítoris hasta hacerme llegar feroz orgasmo. Me calentó tanto que estaba como loca pidiéndole que me metiera su verga y así lo hizo y hasta me lo metió por el ano que es por donde nunca me ha gustado y mi sufrimiento era para él lo más delicioso. Me dejo totalmente adolorida, fue como una violación por mi ano que sangró con sus bestiales arremetidas

Pero lo más loco y rico que me propino fueron sus caricias que aplico en mi zorra mojada por su semen y mis propios jugos. Esas caricias me las hacia con su brazo izquierdo, es decir con su chongo pues le faltaba la mano y presionaba mi vulva con suavidad como para introducir ese brazo bastante grueso hasta que logro metérmelo no sin mi ayuda que a dos manos y con las piernas totalmente separadas habría a más no dar mi palpitante zorra. Y así con mi choro dilatado y lleno casi hasta el codo me dio por pensar que era la verga de un caballo la que me estaba culiando. Al final ocurrió lo que nunca me había pasado, me desmaye sintiendo múltiples y rapidísimos orgasmos. Desperté muy débil casi no podía moverme para incorporarme y del zunco no había ni señales, se había retirado sin despedirse quizás cuanto rato atrás.