Mil Sonrisas. IV Mentiras

¿Qué pasará con el castigo?

…..Termina de desnudarte

Negro. No sé qué se siente al ganar la copa del mundo, pero en ese momento sentí algo que imagino muy parecido. Una euforia desmedida me inundó, incluso el cansancio acumulado en mis piernas por el tiempo de rodillas parecía haber desaparecido. Mi ama en cambio estaba convencida de que todo era una excusa para que no bajara los pantalones,  y por momentos  se vio decepcionada, pero pronto cambió su rictus y empezó a mirarme eufórico por mi “victoria”, con una sonrisa que no alcanzó a describir y que por momentos me dio algo de pavor.

-Vaya que afortunado, toma,  de un trago.- Me dio la copa después de escupir en ella.

Por lo visto sin que me fijara en ello no había parado de hacerlo desde que la dejé a medias, y entre que la copa tenía mucha más baba que la primera vez y que la cerveza ya estaba caliente apenas pude contener una pequeña arcada. Pero logré bebérmela entera.

-No me gusta que me mientan ¿sabes?- Me dijo con el mismo tono gélido que antes.

No sabía qué hacer, no le había mentido, en verdad con los nervios y lo absurdo de esta situación no recordaba si había sido tan imbécil o no. Ya sin pizca de euforia y con el peso de lo vivido a lo largo de la noche sobre los hombros, me tiré de rodillas a besar sus pies e implorarle su perdón.

-Lo siento mucho Ama, de verdad que no lo sabía, se lo ruego no se enfade…..si qui… si quiere puede castigarme de todas formas.

No sé en qué demonios pensaba, después de la alegría de librarme de esa salvajada, me ofrezco voluntario. Desde luego esta noche estaba perdiendo la cabeza por completo. Por suerte esto pareció complacer a mi Ama, y su tierna calidez volvió en un instante, más abrasadora que en toda la noche si cabe. Me agarró la cara con sus manos y me dio un dulce beso en la frente, para instantes después abrirme la boca con sus dedos y tras inclinar mi cabeza, dejar caer su saliva sobre mi boca. Y tras hacerme tragar, acercar sus labios a mí oreja.

  • Ya sé que eres un idiota con memoria de pez, por eso te creo que no te acordabas. Por otro lado, no necesito tu permiso para castigarte. – Me susurro al oído para después darme un mordisco y un tirón en el lóbulo que me hizo tratar de retirar la cabeza, pero estaba bien sujeta con sus manos.

  • Debo decir también que me ha conmovido tu forma de arrastrarte. – Susurrando en la otra oreja y dándome otro tierno beso junto a la oreja y otro….

Mi excitación volvía a estar en alto, me encontraba en un nirvana, en un sueño del que no quería nunca despertar. Mi Ama acariciándome con cariño la cara con su mano y yo moviendo la cabeza buscando su caricia…….Oscuridad.

La mano de mi Ama apretaba mi boca ahogando mi grito, mientras la otra se encontraba haciendo una fuerte tenaza en mis genitales. Sentía que la vida se me escapaba, los músculos apenas me sujetaban, trate de llevar mis manos para retirar su tenaza, pero eso solo la hizo apretar más y que mis brazos cayeran inertes, unas lágrimas asomaran por mis pupilas. Segundos que parecieron años.

-Te ofrecí una compresa si la necesitabas, me dijiste que no, y estas mojada como una cerda.- Volvió a susurrarme sensualmente tras relajar sus manos.

Pasó su lengua por mi mejilla recogiendo no sé si el sudor frío del momento o alguna lágrima perdida y con el mismo proceso de antes volvió a dejarlo caer en mi boca, empujando con su dedo un poco que había caído en la comisura.

-Limpia.- Me ofreció la mano que había hecho la tenaza.

-Como no empieces a lamer inmediatamente no te va a gustar lo que va a pasar.- Me sorprendió buscando algo que usar para limpiarla

Trate de no pensarlo, y aun temblando un poco cogí su mano suavemente y comencé a lamerla y dejar que metiera sus dedos en mi boca y los restregara libremente en mi lengua.

Cuando se sintió satisfecha se acercó al barreño de agua y se lavó las manos en él. Lo miré con un poco de repulsión esperando no tener que seguir bebiendo de ahí.

-No lo mires así, si has hecho bien tu trabajo solo es tu saliva, lo que te preocupa ya lo tienes en la boca, y sino…..bueno pues más suerte para ti, aquí está más diluido.- Volvía a tener esa sonrisa angelical de no haber roto un plato en su vida.

La verdad es que apenas había notado nada al limpiarle la mano, y tenía sentido, lo normal es que todo o la mayoría hubiese quedado en la parte de la tela interior del calzoncillo, pero aun así imaginarlo me empezó a generar angustia y notar cosas extrañas dentro de mi boca. De nuevo otra pequeña arcada.

-Desde luego cómo sois los chicos, os pensáis que todo lo que vuelve después de una mamada es saliva….como si no empezarais a mojar antes incluso de que empecemos.- Soltó una pequeña carcajada ante mi cara y se acercó a mí.

-Si pequeño, no es la primera vez comes presemen y quizá algo más, ni será la última, ni siquiera esta noche viendo cómo vuelves a estar duro a pesar de la cara que tienes.- Volvió a reírse mientras me masajeaba suavemente los genitales por encima del calzoncillo.

-Abre la boquita, para que veas que soy buena, voy darte más saliva para que te sepa como las otras veces.- Escupió en mi boca según la abrí.

No sé porque, pero sus palabras, su tono, su dulzura para decirme algo tan horrible me tranquilizaron. Trague.

-Ale, así más rico ¿verdad?, venga quítate los calzoncillos que ya va siendo hora de que a tu cosita le dé el aire, y da gracias a que me has puesto de muy buen humor que no te hago lavarlos en el barreño.- se dirigió de nuevo a su silla y se sentó.

-Gracias Ama por no hacerme lavar los calzoncillos….y por todo en esta noche.- Le dije realmente agradecido por esta experiencia, mientras me quitaba los calzoncillos.

-Aún es pronto para agradecer perrita. Anda, dale el último uso a los calzones y límpiate antes que esas gotas lleguen el suelo, que ahí tendrás que hacerlo con la lengua y no se te ve con mucha hambre.- Volvió reírse alegremente viendo como me limpiaba corriendo ante su advertencia y me ponía de rodillas a su lado.

-Ahora traerán la cena y quiero relajarme viendo un poco el espectáculo.- Me dijo acariciándome dulcemente la cabeza y dedicándome una de sus deliciosas sonrisas.