Mil Sonrisas. II Ama Raquel

Empiezo a conocer a Ama Raquel

.….Que amable de tu parte pedirme algo de beber sin decirte nada.

Me gire en busca de la dueña de tan tierna voz y vi a apenas dos pasos de mí a una mujer con un rostro angelical, una sonrisa pícara asomaba por sus labios y unos ojos profundos que te desnudaban por dentro. No pude aguantarle la mirada y aparte un poco la vista.

-Lo sient……- Acallo la tontería sobre que se había equivocado que iba a decir posando su dedo sobre mis labios.

-Shhh, cuando quiera que hables te lo pediré, tampoco quiero que me mires a la cara sin permiso.

Quito el dedo de mis labios bajándolo suavemente hacia mi barbilla haciendo que bajara la cabeza acompañando su movimiento, dejándome frente a sus pechos que asomaban levemente por el escote de su roja blusa, y tras unos segundos de concederme tan magnifica vista hizo un leve ruido y señalo a sus pies, guiando mi mirada hacia ellos.

-Me llamo Raquel, Ama Raquel para ti. – Me dijo ofreciéndome su mano que cogí y bese cariñosamente.

Quise presentarme también, pero de nuevo volvió a callarme con su dedo, aunque esta vez dándome una pequeña toba en los morros, recordándome que no me había dado permiso. Me pidió que cogiese su bebida y la acompañara a su mesa.

-Llévale un poco de agua, que el cachorrito debe estar sediento con tantos nervios.- Le dijo al camarero haciéndole un gesto que no logre entender.

-En seguida Ama Raquel. – Contesto el camarero.

Al parecer ya la conocía de antes, normal pensándolo bien, está claro que quien nunca ha había estado en un sitio así era yo. No pude evitar sentirme fuera de lugar y temeroso. Tragando saliva hice acopio de valor, cogí la copa, vi con el rabillo del ojo como asomaba una sonrisa de satisfacción de sus labios, se dio la vuelta y yo detrás de ella me dispuse a seguirla.

Por el camino me fije que no había ningún hombre sentado a las mesas, sino que estaban arrodillados al lado, o de pie sirviendo a sus amas. Desee ser uno de los últimos, pues nunca había tenido que estar mucho tiempo de rodillas y no me creí capaz de soportarlo.

Cuando llegamos, deposite su copa en la mesa, retire su silla ofreciéndole el asiento que acepto divertida, y me quede mirando alrededor a ver si encontraba una señal que me dijera que se suponía debía hacer ahora. Eso pareció divertirla aún más.

-¿A qué esperas?- me dijo fingiéndose molesta, se veía que tener a un pollo sin cabeza a su servicio le resultaba de lo más gracioso.

Suspire y no pude evitar que se me escapara una pequeña sonrisa de donde me he metido e hice el ademan de arrodillarme a su lado.

-Eso no tontito, la ropa…¿Ves a algún sumiso vestido?- Un golpe de calor por la vergüenza me inundó, y siendo justos, aunque pocos alguno había, pero no creo que fuese algo que aceptase discusión.

Empecé a desvestirme mientras me miraba divertida y se reía un poco por mi vergüenza, me quite los zapatos, la parte superior, y cuando empecé a quitarme el cinturón me paró.

-Espero que no hayas olvidado la ropa interior negra, no me gustaría que con lo bien que lo estoy pasando y lo que aún espera, te fueras corriendo tan pronto.

En ese momento el rojo de la vergüenza se me volvió blanco pensando en cómo me reí sobre que me lo comprobaran en la entrada. No sabía cómo se había torcido tanto mi plan de saciar un poco mi curiosidad, a estar obedeciendo y siendo el bufón de un ángel, y lo que es peor, desear que la noche no acabara.

-¿De verdad has sido tan tonto?- Su cara parecía un poco preocupada, me dió permiso para hablar.

-Yo lo lo siento Ama Raquel, recuerdo cuando lo leí que me hizo gracia pensar en ello, y que como lo iban a comprobar….yo solo pretendía tomar algo y ver un poco por mi curiosidad con este mundo, y no recuerdo si al final me puse los negros o no. ¿Qué pasaría si los que llevara no fuesen negros?

-mmm entonces estos se quedan puestos, pero no tienes permitido comprobarlo.- Me dijo mientras me atraía un poco hacia ella por el cinturón, abrochándomelo y dándome un par de palmadas en los genitales.

A esto llega un camarero con un pequeño barreño con agua y lo deposita al lado de la mesa, lo miró extrañado y Ama Raquel se ríe.

-Vamos, de rodillas, es para ti, necesitaras estar hidratado para lo que viene.- Me dice con una sonrisa pícara y le susurra algo al camarero antes de que se fuera.

-Ahora veras lo que pasa si no traes la ropa interior debida.- me dice y señala al camarero con la mirada cuando dejo de beber.

Veo que se acerca a otra mesa y le dice algo a la Ama que la preside franqueada por dos sumisos completamente desnudos excepto por los aparatos que les tapan el pene. Esta mira hacia nuestra mesa, y de repente me temo que Ama Raquel se haya dado cuenta de que no los llevo y me tenga preparado algo horrible con esa Señora. De pronto levanta su copa aun llena, le sonríe y le guiña un ojo, a lo que la otra responde levantando su copa de vino también.

La otra Ama se levanta, se dirige a la barra, se sitúa detrás de uno de los sumisos que se encontraba cerca de mí y de un tirón le baja el pantalón dejando al aire unos calzoncillos blancos y llama rápido a dos miembros de seguridad que se acercan al momento. Miró a Ama Raquel que me sonríe satisfecha y me relajo, por como lo decía pensé que habría algún castigo horrible, pero si solo te echan….

-Ama Raquel, no quiero que me echen después de haberla conocido.- Le digo angustiado tras haber pensado mejor en ello.