Mil orgasmos con mi amiga
Siempre fuimos muy buenas amigas, pero la amistad conlleva sorpresas y sobre todo mucha pasión.
Lorena y yo siempre habiamos sido muy buenas amigas, desde el dia en que nos conocimos, pero ultimamente nuestra relación se había estrechado y pasamos casi todo el dia juntas.
Esa noche salimos las dos solas de fiesta. Despues de varias cervezas fuimos al baño juntas, como siempre. Cuando terminamos y nos disponiamos a salir, yo, que me lo estaba pasando como nunca, le dije a mi amiga entre risas que me diera un beso.
Esperaba un beso en la mejilla o como mucho un pico, pero ella me agarro de la cintura y metió su lengua en mi boca. Al principio me quede perpleja, pero una excitación inimaginable hizo que deseara que no se acabara nunca.
Continuaba nuestro profundo beso, y yo no pude más que agarrar su culo.
Siempre me había gustado su culito. Era redondo, muy duro y precioso, me había fijado muchas veces en él, demasiadas.
Esa noche no paso mucho más. Nos acariciamos por encima de la ropa, los pechos, nuestro coño... yo quería más pero no paraban de llamar a la puerta para que terminaramos, y los golpes en la puerta nos cortaron el rollo.
Al salir pedimos otra cerveza, la dije:
-Solo te había pedido un beso en la mejilla...
A lo que ella me respondió contundente:
-Yo cuando beso, beso de verdad.
Esa misma noche de camino a casa hablamos poco, me acompañó a mi portal y allí la tensión crecía y crecía, yo deseaba besarla y ella a mi también, pero al final no pasó nada y cada una durmió sola, pensando en lo que había pasado.
Nuestra relación crecía y crecía, cada vez nos llevabamos mejor y no pasabamos 2 dias sin vernos.
Ella ya se había enrollado con otra chica antes que conmigo pero yo no, para mi habia sido la primera vez, y una cosa la tenía muy clara: Me había gustado muchisimo más que con cualquier chico.
Un tiempo después nos tuvimos que ir a vivir a otra ciudad, primero yo, y luego ella, y nos veiamos como mucho 3 veces al año. Nos echamos muchisimo de menos.
Una de las veces que nos vimos nos fuimos de fiesta con unos amigos a un bar de ambiente y cuando fuimos al baño fue ella la que me pidió un beso.
Nos besamos muy dulcemente, y no pasamos de alli.
Más o menos una vez al año nos enrollabamos. Ella ya había conocido en su ciudad a unas cuantas chicas lesbianas y se había acostado con ellas, pero yo nunca lo había hecho con una mujer.
Cuando hablabamos por telefono me preguntaba siempre si habia conocido alguna chica, y me contaba sus experiencias, cosa que me ponía a cien...
Hace 1 mes que ocurrió lo que voy a contar ahora. Ella vino a casa y nos fuimos a una fiesta de un pueblo cercano.
Ibamos a hacer pis cada poco, en los caminos o prados que encontrabamos, y cuando la noche iba acabando, por fin ella me dijo:
-Puedo besarte?
-Pues claro- respondí con una sonrisa en mis labios.
Nos besamos durante mucho tiempo, mientras nos acariciabamos todo el cuerpo, como deseando conocer cada centímetro de la piel de la otra.
Estabamos en un camino donde la gente pasaba sin parar, pero no nos importaba, llevabamos deseándolo mucho tiempo y por fin una de las dos se había decidido a dar el primer paso.
Cuando el calentamiento hizo que necesitásemos un lugar mas íntimo recorrimos el pueblo buscandolo. Al final de un camino oscuro encontramos un campo verde, la luz de la luna hacía el lugar más romántico todavía.
Yo estaba tiritando, no se si del frio o de los nervios de saber que por fin iba a poder tocar, besar y lamer ese cuerpo tan goloso que ella tenía.
Me abrazó mientras me besaba el cuello y yo noté como mi tanga se mojaba.
A pesar del frio que hacía me tuve que quitar la chaqueta pues un calor insoportable empezaba a invadir mi cuerpo.
Ella agarró mis tetas y empezó a masajearlas mientras me miraba a los ojos, me hizo mucha gracia y la pregunté si se lo estaba pasando bien.
-Y mas que nos lo vamos a pasar... me contestó como retándome.
Inmediatamente metí mi mano por debajo de su ropa y noté su pezón duro como una piedra, no pude evitar sacarle la camiseta y poco más y la arranco el sujetador.
Lamí sus pezones, los succioné con todas mis ganas, sus tetas duras me ponian muy cachonda, y ella me estaba desabrochando el pantalón de una forma frenética.
Nos empezamos a quitar la ropa la una a la otra mientras nos lamiamos todo el cuerpo.
Cuando estuvimos desnudas y aún de pie, ella se agachó y me abrió las piernas.
Sentí sus dedos en mi clitoris y entrando en mi coño, se deslizaban facilmente porque mi coño chorreaba excesivamente. Nunca había estado tan cachonda.
Me pidió que me sentara con las piernas abiertas. Obedecí y al instante ella empezó a lamer mi clitoris mientras intruducía sus dedos en mi vagina. Me estaba volviendo loca, quería tocarla y comerla entera pero ella no me dejaba, quería que yo me corriera y disfrutara.
Sus dedos entraban y salían de mí y su lengua recorría todas las partes de mi coño.
Me corrí como una loca, grité, gemí desesperada hasta que no pude aguantar más y la empujé hacía atras para poder comerme su deliciosa rajita.
Lamí su coño entero, su culito, la metí todos mis dedos en todos los agujeros de su cuerpo, se notaba como disfrutaba, y cuando se corrió me dijo que necesitaba más de mí. Así que nos sentamos abiertas de piernas y empezamos a frotar nuestros coños intercambiando los flujos que resbalaban por nuestros muslos, mientras nos masturbabamos la una a la otra y por fin nos corrimos por segunda vez.
No recuerdo los orgasmos que tuvimos esa noche, pero lo hicimos de todas las posturas posibles, incluso ella sacó de su bolso su móvil y nos masturbamos con él.
Hicimos el 69, me excitó mucho que se sentara en mi cara y me quedara impregnada de su flujo. Ella me deseaba tanto como yo la había deseado a ella durante años.
Terminamos agotadas y nos abrazamos durante mucho tiempo mientras nos besábamos. Empezó a hacerse de día y nos tuvimos que ir.
Nuestra relación a continuado igual, somos amigas, y muy buenas.
Espero que esto pueda repetirse la proxima vez que te vea mi niña.