Mierda de hermanos pequeños
Lo hermanos, sobre todo los pequeños, te joden en muchas cosas. En este caso hasta el polvo y a la chica en cuestión.
En uno de tantos meses de verano en que lo pasábamos en un camping con mi familia, pasé por una buena experiencia que acabó jodiendome mi hermano pequeño de trece. Pero no adelanto mas. Comienzo.
Durante el mes de Julio, acabamos en un camping a unos kilómetros de la playa al que me arrastraban mis padres. Yo tenía ya diecinueve años y uno iba viendo cada vez con menos entusiasmo el ir a camping en familia todos los años. Mi hermano, como yo a su edad, estaba estúpidamente feliz. Nos llevamos seis años, el tiene trece como ya dije antes, y era el típico mimado que no dejaba a nadie tranquilo y que, al estar entrando en la pubertad, se volvía mas salido a cada días. Como no, hacía un tiempo que había descubierto el paraíso de las pajas, ese gran mundo que todos investigamos con. Al momento comenzó a dar con el porno de mi ordenador, los condones que guardaba escondidos, a intentar sorprenderme en plena paja para fastidiármela por diversión o incluso a mostrarse empalmado, como si tal cosa, ante mí para dejar de manifiesto su hombría. Un coñazo como se puede ver.
Durante los primeros días busqué alguna forma de escapar del aburrimiento y la monotonía familiar. Coincidiendo en la playa, y en el mismo camping respectivamente, me hice amigo de un grupo de chavales de veinte y tantos con lo que me lleve fantásticamente desde el principio. No tuvieron problema con que fuera mas joven, aunque también ayudaba que el machacarme el gimnasio me hacía parecer unos años mas mayor. Eran un grupito de unos diez que habían venido a veranear en plan colegas, a su aire, y a mi eso me supuso una utopía. Acampaban todos juntos, iban a la playa cada uno a su aire, se divertían hasta altas horas de la noche, etc… Entre ellos estaba Tatiana, cordobesa como lo eran los demás, de veinte y tres años, ojos verdosos, cinturita estrecha, muslos prietos, culo redondito y unos buenos pechos de los que no te dejan mirarla a la cara. Al igual que yo, ella se sintió atraída inmediatamente por mí en cuando me vio en bañador la primera vez que bajé con ellos a la playa, en mis abdominales para ser mas exactos, y yo también me sentí atraída por su físico en un primer lugar. Esto no quito en absoluto que en cuestión de horas descubriésemos cosas en común, llegando a gustarnos mucho más.
Las vacaciones de verano mejoraron enormemente con este grupo de gente con la que me iba en cuando podía escaparme de mi familia. Iba a la compra con ellos, a la duchas con los chicos y a la playa casi todas las tardes. Allí era en donde peor lo pasaba con Tatiana, en bikini. Si me quedaba mucho tiempo observándola o se me acercaba mucho ya tenía una erección colosal por que era mucho lo que me ponía.
Le había estado pidiendo a mis padres que estos colegas a los que acababa de conocer iban a montar una comilona por la noche, algo así como una pequeña fiesta nocturna, y que me habían invitado. A regañadientes no pusieron ninguna excusa en dejarme ir. Allí, entre varias tiendas de campaña pequeñitas apiladas, nos sentamos a coro, comiendo y bebiendo. Entre tanto hablar y reír, nos tuvieron que chistar los de la parcela de al lado para que bajásemos el tono de voz. Aun así, la fiesta no descreció y mas aún la mía propia que se ponía mejor contra mas tarde se hacía por que Tatiana, siempre a mi lado, se fue acercando y volviéndose mas atrevida. O lo mismo era yo
…
La cosa era que la tenía semi echada sobre mi pecho, acariciándola por lo brazos y la cintura, besándonos a veces con tanta pasión que los demás nos miraban de reojo y se reían.
-No sabía que te fuesen mas jovencitos que tu, Tatiana
–
Le soltó bromeando una de sus amigas.
-Te recuerdo que a tu lado tienes a tu novio con el que te llevas cinco años, así que a callar
–
Le corto Tatiana y todos estallamos en risas.
Dicho esto, Tatiana me cogio por la nuca y me atrajo a ella para besarme, dedicándole un entretenido espectáculo en exclusiva para toda la peña. Haciéndoseme imposible de evitar, se me puso dura como una roca y ella lo sintió al momento, casi esperando con ganas eso. Su reacción fue apretarse más contra mi paquete y dirigirme una picante sonrisa a escondidas de los demás. Hay quedó todo por unas horas mas, sin variar apenas de sitio aunque ya no la tuviese empalmada. Tan tarde el ambiente se había transformado. Ahora todo estábamos mas callado, disfrutando del aire fresco y de la compañía más cercana, como si el grupo se hubiese dividido en otros subgrupos. Los que bebieron mas de la cuenta o simplemente estaban agotados, se fueron a dormir al rato. Aprovechando la serenidad de todos, Tatiana metió su brazo tras su espalda y comenzó a frotarme la pierna en sentido ascendente terminando por palpar mi polla, nuevamente empalmada. Echando la cabeza en mi cuello, se giró para susurrarme al oído;
-Qué fácil se te levanta.
-Tu culpa es
–
Le respondí intentando parecer tranquilo para no llamar la atención, poniendo un tono divertido y erótico que solo ella oyese.
-Y… ¿Te gusta eso?
–
Me pregunto a la vez que apretaba la mano contra mi miembro sobre la ropa y lo acariciaba.
-Siiiiii
–
Respondí mordiéndome la lengua para no soltar un gemido de placer - ¿Quieres “hacerlo”?
–
Me atreví a preguntarle viendo que ella estaba indudablemente igual de caliente que yo.
-Mucho
–
Dijo casi orgasmicamente
–
Pero no podemos a ir a mi tienda por que mi amiga ya se fue a dormir.
Controlando la mirada de los demás, discutimos si ir a las duchas o los baños, pero no era suficiente tarde para que estuviesen completamente vacíos. Entre las tiendas o los coches sería difícil hacerlo y al final acabé por ofrecerle mi tienda de campaña. Una de estas de cuatro personas con dos habitáculos (Una en donde dormía yo y otra en donde lo hacía mi hermano) y un espacio de entrada y salida en medio. No había de que preocuparse, siendo las tres de la madrugada estarían todos dormidos, y mi hermano es el típico que dormía como una roca llegando en mas de una vez de dormirse en donde resultaba imposible para otros. En cambio, mis padres dormían en el otro extremo de la parcela, pero con intentar no hacer ruido bastaba. Mi plan de llevarla a mi tienda escondía otro propósito, el que no llevaba condones y era allí donde tenía unos cuantos. Fue necesario insistirle un par de veces, pero acepto ya que ella compartía mi mismo grado de calentura y necesitábamos desfogarnos ya mismo.
-Tú vete yendo y espérame allí que ahora voy yo ¿Vale?
–
Me dijo, sin dejar de frotarme el paquete.
Siguiendo su plan, me despedí de todo ellos y la esperé ansioso junto a un árbol que estaba frente a mi tienda. A pasos ligueros, se acercó por entre unas tiendas y colocándome el dedo en los labios para que supiese que había que estar en silencio, la llevé al interior de mi tienda de campaña en donde ni me dejó correr del todo la cremallera de la puerta al cogerme por la espalda y tumbarme sobre el colchón hinchable. Poniendo una rodilla a cada lado, se sentó sobre mí. Sin más se quito su camiseta y se desabrochó el biquini que llevaba puesto debajo. Sus pechos botaron de libertad y al ir a cogérselos ella me lo impidió.
-Ah, ah. Aun no… - Se inclinó para susurrarme al oído.
Tirando por abajo, me quito mi camiseta y luego se apartó un momento para quitarme los pantalones a lo que yo me puse a quitarles los suyos. En menos de lo que cantaba un gallo ya nos habíamos desnudado. A mis pies, ella me agarró la polla como si no la fuese a soltar en la vida y me la comenzó a comer magistralmente. Me hacía de todo con la boca y la mano, demostrándome lo que alguien con un poco de más experiencia podía llegar a hacer. Mi cara era un poema pues solo hacía tres años que había tenido mi primera vez, haciéndolo muy de vez en cuando desde entonces y con chicas de mi edad, no tan buenas como Tatiana que me obligaba a hacer un esfuerzo sobre humano para no correrme tan pronto. Deslizándome un poco a un lado, alcancé mi macuto en donde guardaba la caja de condones.
Tomándola con suavidad del pelo, intercambié el sitio con ella. Bajando a su delicioso coñito, sus piernas me atraparon y apretaron contra ella. Mi lengua tanteó el terreno con gula, metiéndose y lamiendo por donde fuese. Absorbí sus fluidos, abundante de lo caliente que estaba, mas que lubricada para recibir mi polla, aunque primero quería disfrutar un rato más de su coño, limitándome mayormente a su clítoris y consiguiendo que se retorciese de placer a cada lamida.
Llegado el momento, Tatiana me subió hasta ella por la cabeza y besándome con rabia me tumbó boca arriba. Buscando con la poca luz que había, cogí un condón y me lo coloqué. Sentada sobre mí, llevó mi polla a la entrada de su vagina y, apoyándose con las manos en mi pecho, entró de primeras. Tatiana no espero a hacerse a mi polla, moviendo el culo se la empezó a meter y sacar. Al tener sus manos apoyadas en mi pecho podía sentir todo el empuje de la follada. Sus tetas colgaban a menos de un metro de mi y las cogí para amasarlos, duros, sintiendo como botaban.
Gozando del cuerpo nervioso de Tatiana sobre mí, moví la cabeza del placer, llegando a ver algo desconocido por un trozo de la cremallera del toldo que no estaba echado. Me llamó la atención por unos segundos y enfoqué la vista encontrándome con un dedo que mantenía abierta la rendija. En seguida me di cuenta de que era mi hermano pequeño espiándonos y, rompiendo en cólera, me abalancé sobre la puerta de la tienda de tal modo que ella se apartó de encima al verme hacer. Antes de que se lo viese venir pillé por el cuello a mi hermano y lo atraje adentro. Él se hizo el enfadado pese a que también estaba asustado. Se había subido los boxers, pues se la estaba cascando, creyéndose que no nos habíamos dado cuenta de ello, como si la erección y la mancha de preseminal en los boxers no lo delatasen. La pobre de Tatiana no salía de su asombro al ver el espectáculo. Estábamos tan cabreados por la interrupción que nos daba igual que nos viese mi hermano desnudo.
-¡Aaaah! ¡Ah! Suelta
–
Decía mi hermano, intentando liberarse de mi mano
–
Se lo voy a contar a papa y a mama.
-Habla bajo
–
Le ordené - ¿Qué hacías espiándonos? ¿Eh?
–
Le dije soltándolo de un empujón.
-¿Pero no decías que tu hermano no había quien lo despertase?
–
Preguntó Tatiana que debía estar planteándose si quedarse o salí pitando.
-Yo estaba escuchando música, esperando a que vinieses, te lo juro
–
Me dijo el hijo puta tan tranquilo con una cara de autosuficiencia que a poco estuve de partirle la cara de un guantazo.
-Mira canijo… - Así lo llamaba siempre cuando me tocaba los huevos - …Te vas a ir a tu parte de la tienda, te haces una paja si quiere que mañana te pillo y hablamos.
-Me da igual, se lo voy a contar a papa y a mama
–
No pude evitar que se me escapase una expresión de horror. Era muy capaz de hacerlo y entonces yo me iba a llevar el broncazo mas grande de mi vida.
-Canijooo, canijo, no me seas cabrón
–
Le dije amenzándolo y aunque conseguía acojonarlo, el sabía muy bien que tenía la sartén por el mango.
-Hay que joderse con tu hermano
–
Me soltó de pronto Tatiana
–
Mira chavalin, te dejo que me toques una teta y te callas con tus padres ¿Vale?
–
Le propuso a mi hermano y yo aluciné con ella.
-No, je je je… Si me la chupas vale, si nó se lo cuento a mis padres
–
Le respondió mi hermano, que en vez de conformarse además nos vacilaba.
-¿Pero tu quien coño te crees que eres?
–
Le dije tomándolo otra vez por el cuello y pellizcándole el costado como le hacía cuando se pasaba tres pueblos.
-Venga, se la chupo un poco
–
Dijo resignada Tatiana. Yo le lanzé entonces a ella una mirada de “ni loco”
–
Que si tío ¿No ves que este te mete en un marronazo con tus padres? Y tu
–
Se refirió a mi hermano ahora - Como alguna vez lo cuentes ya se encargara tu hermano de darte una paliza de mi parte.
Enfadado, impotente y atónito con la situación, me limité a observar en silencio. Haciendo lo que ella le decía, con una pequeña sonrisilla chulesca, mi hermano entro mas adentro de la tienda hasta colocarse delante de Tatiana, que se puso entre sus piernas abiertas. Le pidió que se quitase los boxers y este se los quito en un visto y no visto. Su polla empalmada, bien grande para su edad tenía que reconocer, se elevó empapada en preseminal. Tatiana, cogiéndosela con los dedos, lo masturbó. Agachándose un poco, ella me miró un momento y después se metió la polla de mi hermano en la boca.
-Te la chupa un poco y te vas cagando leches, canijo
–
Le advertí en cuando vi como se le contraía la cara de gusto al comenzar a chupársela.
El juego de sombras que se veía allí dentro era mosqueante, pero tambien muy excitante. El culo en pompa de Tatiana mostraba su coño entre sus muslos. Su cabeza subía y bajaba frente a mi hermano mientras se escuchaba perfectamente la mamada. Lo veía concentrado, disfrutando plenamente de la mamada que le estaban haciendo, de su primera mamada, y yo sentí que me ponía cachondo, mucho mas que antes con el espectáculo. Ya no me hizo falta tocarme de vez en cuando para que se me mantuviese la erección y con esta el condón.
-Eh
–
Escuché llamarme Tatiana que me miraba hacía un lado como ahora me masturbaba por puro placer
–
Si quieres, puedes seguir con lo que dejamos
–
Y dicho esto, sacudió lascivamente su culito.
Era estupenda, Tatiana. De un paso me situé tras de ella y presione mi polla por su coñito hasta que hallé la entrada a su vaguina. De una embestida suave, se la metí hasta el fondo a la primera y, gimiendo con la boca llena de la polla de mí hermano, arqueó toda la espalda. Al otro lado, el canijo de mi hermano miraba con asombró como me ponía a follar a Tatiana por detrás. Me mantenía la mirada, poniéndose mas cachondo viéndome hacer, sonriéndome como un capullo. En cierta manera entendía que siguiese con la tontería en aquel momento. Cualquiera a su edad moriría por que una belleza como Tatiana se la chupase, pero además que tu hermano mayor participase supongo que era ya la polla.
-Oye, yo quiero hacer lo que tu
–
Ya tuvo que hablar el imbécil que no se podía conformar con la mamada.
-¿¡Que!?
–
Subí el volumen más de lo recomendado ya que no me creía lo que acababa de escuchar. Tatiana dejo de chupársela y me miró preocupada
–
Tu lo flipas. Aguántate con lo que ya tienes, canijo, y deja de abusar.
-Además, lo que pasa es que… - Salió Tatiana en mi defensa, y la suya propia, mirándonos a los dos - …no puedes metérmela por que no te caben todavía los condones.
-Si, si, por fa, dame uno que seguro que me queda bien
–
Empezó a insistir, casi suplicándomelo por que le diese uno.
Como sabía que no le quedaría bien mis condones, paré de penetrar a Tatiana y le pasé uno. Al ver que no tenía mucha idea de cómo se ponía, Tatiana dio un suspiro y se lo intento poner. Siendo de esperar, el condón le hacía arruga por todas partes. Para joderlo, sacudí mi polla en comparación a como debía quedar. Me dio incluso un poco de pena, nunca lo vi tan decepcionado como en ese momento.
-¿No puedo hacerlo sin condón?
–
Pregunto insistente.
-Claro ¿Por qué no?
–
Dijo rendida Tatiana - ¿Qué más dará si lo desvirgo ya puesto? A estar alturas
…
- Los dos nos quedamos mirándola atentamente, claro que en el caso de mi hermano lo hacía sin saber si aquello era un si o un no.
-No sabes la suerte que tienes
–
Le dije entre dientes
–
La metes y saca un poco, pero luego te vas de una puta vez.
Girando sobre si misma, Tatiana quedó cara a mí aún agachada, agarrándome por los cuadriceps ya que estaba sentado sobre los pies. Me quité el condón e incline mi polla hacia ella, que la agarró y lamió lentamente por fuera antes de introducírsela finalmente en la boca. Detrás de Tatiana, mi hermano hacía auténticos malabares para poderla penetrar al ser mucho mas bajo que yo. Tuvo que conformarse quedándose de cuclillas, sujetándose a las caderas de Tatiana, intentando penetrarla hasta que pudo por fin despedirse de su virginidad. Sentí como la mamada de Tatiana variaba unos segundos al metérsela mi hermano por primera vez, dándome cuenta de que ella estaba disfrutando verdaderamente tanto con mi polla como con la de mi hermano.
-Que tenga cuidado de no correrse dentro ¿Vale?
–
Liberó mi polla unos segundos para decirme aquello.
Apoderándose de mi polla con su boca y su lengua, Tatiana movía la cabeza entre mis piernas a la vez que era balanceada un poco desde atrás por mi hermano. Este me recordó a mi primera vez al verlo penetrándola con suma torpeza, llevado por unas ganas de hacerlo rápidamente pero teniéndose que aguantar con ir mas lento para que no se le saliera. De cuclillas, todo su cuerpo estaba en tensión, sobrecogido por el placer. Me pareció varios años mayor mi hermano, ya no tan pequeño para mí. No tuve más tiempo para entretenerme pensando por que Tatiana acelero la mamada de repente, retorciéndose y aspirando con ganas toda mi polla. Y su lengua por dentro tampoco paraba quieta, moviéndose como las cuchillas de una batidora que quisiera ponerme a punto de nieve y lo iba a conseguir en poco si no aflojaba. Gemía con la boca llena de mi miembro y a mi me comenzaba a faltar el aire. La cabeza se me calló atrás, ya no podía aguantar mas y estaba casi. Abortándome mi inminente corrida, la sentí que dejaba de mamármela y al bajar la vista contemplé como me miraba con el ceño fruncido con aún mi polla metida en la boca. Sacándosela, mi hermano se dejó caer a nuestro lado completamente exhausto. Nos temimos lo peor y Tatiana y yo nos miramos boquiabierto.
-Me he
…
corrido sin querer
–
Soltó finalmente mi hermano a la vez que ponía una cara de apuro que no ocultaba su auténtica cara de felicidad. Por poco me hecho sobre él para borrársela a hostias.
-Dime que es coña, canijo
–
Le supliqué que me dijese.
-Hostias, no
–
Lamentó horrorizada Tatiana que abandonó mi polla y se sentó a un lado para intentar comprobarlo
–
Si ni te he sentido correrte ni nada ¿Estas seguro?
–
Mi hermano, ya no tan despreocupado, asintió con la cabeza.
De fondo pidiendo perdón y diciendo que había sido sin querer, lo mandé afuera con una cara de odio a la que no fue capaz de rechistar. En silencio y como una bala, salió pitando de donde estábamos nosotros, echando la cremallera de la puerta y todo. Tomándola entre mis brazos la abracé y la bese en la frente. Cuando nos tranquilizamos, acordamos de ir al día siguiente a una farmacia a comprar una pastilla del día después, una solución que nos calmo considerablemente aunque claro que el susto seguía allí. No continuamos como era de esperar. Mi polla ya no podía levantarse de la faena de mi hermano y ella se le quito todas las ganas también. Permanecimos hasta las primeras horas de luz del día, abrazados, besándonos y haciéndonos carantoñas, hasta que tuvo que irse.
A las pocas horas los dos fuimos a la farmacia y todo se arregló sin problemas, aunque los días siguientes estuvimos algo distantes físicamente. Esto no nos quito las ganas de follar ni de lejos. Por otra parte, mi hermano había estado actuando despreocupado, indiferente, a lo ocurrido y esto ya me reventó por dentro. Una noche, en la misma tienda, le dije que había dejado preñada a Tatiana, que iba a tener un hijo, que iba a ser padre y que dijese adiós a sus amigos por que tendría que cuidarlo en todo momento, atosigándolo hasta que su cara se puso pálida del todo. El pobre, a su edad años, se lo creyó tanto que hasta cambio su personalidad de forma radical. Ya no estaba tan salido ni tan capullo. Paso el resto de su adolescencia fino como un guante. Creo que incluso a día de hoy sigue creyendo que tiene a un “canijito” por hay. La verdad, que se joda. En... FIN.
Relato editado y publicado por Pedivertido
Me tienes en Pedivertido@hotmail.com