Mientras mi madre dormía (100% real)

Podría inventar historias de sexo salvaje con mi madre... pero en cambio contaré algo que sí es verdad, algo a lo que muchos, anhelantes del incesto, jamás van a llegar.

Mientras mi madre dormía (100% real)

Podría inventar historias de sexo salvaje con mi madre, podría decir que hemos cogido, que la he penetrado, pero no haré eso, porque no ha sucedido, pero en cambio contaré algo que sí es verdad, algo a lo que muchos, anhelantes de incesto, jamás van a llegar.

El deseo por mi madre llegó hace no mucho, quizá unos cuatro años, anterior a eso, yo había tenido ese deseo por una de mis tías, sin que jamás hubiera ocurrido algo con ella. Total que el deseo por mi madre surgió un poco por el placer incestuoso que sentía por mi tía, y otro tanto por la lectura de muchos relatos de sexo entre madre e hijo. Ese morbo llegó y creció hasta que una noche, hace quizá sólo un año, el destino, o lo que sea me puso ante una prueba que no pude, ni quise, desaprovechar.

En el cuarto de mi madre hay dos camas (vale aclarar que ella se separó de mi padre hace mucho, por lo que duerma sola en su habitación) y desde hace muchísimo tomé la costumbre de quedarme a mirar tv, acostado en la cama adyacente a la suya, y en muchísimas ocasiones me despertaba ya muy de madrugada, y mientras mi madre dormía ya, yo apagaba la televisión y me iba a mi cuarto. Así había sucedido muchas veces, hasta lo de aquella noche.

Serían quizá las dos de la mañana, la televisión y la luz estaban encendidas y al voltear hacía la cama de ella, note que, debido al calor, dormía únicamente con una bata, que por el movimiento se le había deslizado un poco hacía abajo, dejando al descubierto la parte superior de sus tetas. Ella no es de tetas grandes, pero el mirar esa parte de su cuerpo que no recordaba haber mirado nunca, me calentó inmediatamente. Mi verga se tensó y yo me giré totalmente para poder mirar la piel blanca de sus tetas. Entonces en mi cabeza estalló toda esa lujuria e inmediatamente pensé en levantarme para poder acercarme a ella, lo hice lentamente y parado a su lado, me moría de ganas por poder mirar más, y de atreverme a mucho.

Para mi buena suerte, de todas las personas que he conocido, mi madre es la que tiene el sueño más pesado, pero exageradamente pesado, y eso me dio valor para pensaren tocarla, claro, primero toqué su mano, incluso se la cambié de posición y no noté el más mínimo signo de que ella pudiera despertar. Mi verga estaba más que dura debido a ese acto de tener así a mi madre y entonces me atreví, la lujuria lo borraba todo, excepto ese deseo de sentir a esa hembra dormida, cuyos pechos se ofrecían para mí. Coloqué mi mano sobre uno de sus pechos y comencé a pasarla sobre él, incluso apretándolo un poco. Ya se imaginarán ustedes los nervios, el estar pensando en que ella sintiera y despertara, sin embargo, mi perversión me hacía continuar.

Además de la bata, ella llevaba puesto un brasier muy ceñido que no me permitía llegar hasta donde yo deseaba, hasta sus pezones, por los que me moría de deseo, saber cómo eran, sentirlos, así que con dificultad, pero en todo momento cuidando que no despertara, fui introduciendo mi mano entre su brasier, hasta que los sentí, ahí estaban, y mis dedos los rozaban, acariciándolos, me hubiera gustado además poder mirarlos pero con lo que sucedía me daba por bien servido, aunque, desde luego que mi mente comenzó a maquinar otra cosa y supuse que si había llegado hasta ahí, sin que ella lo notara, podría hacer más y entonces, hice otra cosa que deseaba, me acerqué a ella y la besé, coloqué mi boca sobre la suya y ella siguió durmiendo como si nada, no fue un solo beso, sino que estos eran muchos, hasta que me atreví a pasar mi lengua sobre sus labios, mientras yo me acariciaba la verga, cuya cabeza sobresalía por mi pantalón.

Yo estaba a mil, mi cuerpo me pedía más y yo lo necesitaba, entonces tomé la mano de mi mamá y la levanté a la altura de mi verga, mientras con una mano me sacaba ésta del pantalón y me acerqué lo más que pude a su cama, para poder colocar mi pene ardiendo entre su mano. Mientras escribo esto, me pregunto qué hubiera pasado si ella se hubiera despertado, pero también mientras escribo, vuelvo a sentir esa lujuria que me hizo y me ha hecho realizar todo lo que poco a poco les iré contando.

Entonces hice algo que muy pocos podrán realizar, como me dije, después de acercarme y notar que ella dormía de la misma manera, coloqué mi verga sobre la palma de su mano, e incluso me atreví a cerrar sus dedos en torno a mi fierro, que sensación tan pervertida y lujuriosa la de realizar ese acto, yo quería, deseaba masturbarme con esa mano, incluso correrme por la presión de esos dedos, movía mi verga despacio teniéndola entre su piel, entre esa mano con la que yo apretaba. El líquido brotaba de mi palo mojándole los dedos, en ese instante no sabía si eso volvería a suceder alguna vez o si yo me iba a atrever a llegar a más, pero decidí dejarlo así por esa noche. No quise, desperdiciar todo lo que había logrado y tuve que ir a mi cuarto a correrme aún con la sensación de la mano de mi madre aprisionando mi verga. Fue una corrida impresionante. Ya acostado, en lugar de sentirme mal, la sensación de lujuria se había vuelto aún mayor y sólo deseaba otra oportunidad para repetir esa perversión, sólo que esta vez ya no iba a esperar por las oportunidades, sino que estaba dispuesto a obtenerlas.

Todo esto que acabo de contarles es 100% verídico, y lo conté justo como sucedió, y de la misma manera, les iré contando lo que ocurrió después, pues como se habrán dado cuenta, esa lujuria que un día nació en mí hacia mi madre, no ha desaparecido, sino al contrario, cada día me hace ir más lejos, mucho más.

leternidad@hotmail.com