Mientras dormias

Sexo rico en plena madrugada con ella dormida. Bueno, al menos al principio...

(Publicado anteriormente desde otra cuenta ya borrada)

Eran alrededor de las tres de la mañana cuando me desperté de un sueño incomodo. No recordaba detalles precisos pero algo tenia que ver con mucha gente y estar incomodamente aplastado por el gentío. Lo primero que hice fue buscar tu cuerpo debajo de mis cobijas al lado mio.

Estabas ahi, dormida y tranquila como lo esperaba. Bueno, casi como lo esperaba.

No estabas totalmente debajo de las cobijas, tu cuerpo descansaba casi de lado en una posición mas bien torcida.  La pierna derecha estirada debajo de la izquierda, esta flexionada y Su planta casi tocando la otra rodilla, tu cadera girada. Tu torso descansando sobre tu costado derecho. La mano izquierda sobre tu cintura. Y todo esto, dandome la espalda. No tenías puesto nada mas que un camisón de dormir de seda y una tanguita de algodón que fue lo unico que alcanzaste a encontrar en la obscuridad despues de que horas antes hiciéramos el amor de manera pausada y romántica.

La cobijas cubrían apenas la mitad de tu cadera y me permitían mirar casi la totalidad de tus nalgas que, en esa posición se antojaban, si es que cabe, mas redondas y firmes de lo que en realidad  ya son.

Yo estaba acostado sobre mi espalda y quise girarme para dormir, mirando hacia a ti y acariciarte tu hermoso trasero antes de dormir pero me di cuenta que mis boxers holgados me incomodaban y alertaban enredandose en mi cintura. Vaya, tal vez esa era la razón de mi sueño.

Me saque la prenda y ahora si me gire hacia ti acercandome a tu espalda. Toqué y acaricie esas hermosas nalgas a las que les dividía ese pedacito de tela negra que se perdía entre ellas. Me gusto mucho como siempre la sensación de esa piel bajo mi mano. No pude resistir y fui por más.

Rodeé tu cintura con mi mano y acerque mi cadera a ti. Rozaba mi pierna con tu muslo disfrutando de la sensación de mi pene restegandose sobre el hilo de tu ropa y el medio de tus glúteos, mientras mi abdomen y pecho eran acariciados por la suave tela de tu bata. Era esto ultimo placentero, mas no se comparaba con la textura y suavidad de tu piel.

Fui levantando tu bata desde tu costado izquierdo hasta donde me lo permitía tu cuerpo aplastando esa prenda contra el colchón y acaricie tu espalda y costado. No alcance a descubrir tus senos y lo estirado de la ropa no me dejo meterme bajo ella para tomar tan ricos globos en mi mano.

Mi pene estaba adquiriendo una dureza que no tenia planeada para la ocasion y estaba excitandome mucho mas de lo normal. Demasiado diría yo.

Mi excitación era tal que necesitaba urgentemente meter mi pene en tu cuerpo ya y de cualquier manera. El hecho de que estuvieses dormida, sin responder y totalmente a mi merced me ponia  muy caliente.

Mi pene desprendía ya líquido preseminal que embarre por el medio de tu cola. Si te quitaba la ropa interior sabia que ibas a despertar asi que se me ocurrio una idea. Sabia que en el cajon de mi comoda habia un par de tijeras pequeñas y las busque a tientas en la obscuridad. Prendi la lámpara de luz atenuante para ver, poniendo la luminosidad al mínimo. Volví con las tijeras a la cama y lentamente jale el triangulito de tu tanga y lo corte. ya te compraria mas y me perdonarias con lo que estaba a punto de pasar...

Jale el hilo que pasaba por enfrente de tu pubis hacia abajo y por entre tus piernas para dejarlo fuera de mi camino. Moviste un poco las piernas y eso dejo mas a la vista tu anillo apretadito y tus labios vaginales.

Me estire en la cama dejando mi cara en tus nalgas. Separé un poquito tus nalgas con mis manos y comence a pasar mi lengua sobre tu vagina, lentamente, suave y sin prisas. Comence a sentir como tu respiracion pausada se aceleraba a cada lametón. Metía mi lengua entre los pliegues de tus labios y hurgaba entre ellos como buscando adentrarse más. Tus caderas se agitaban mas y entre sueños gemias quedito mas no despertabas. Tu humedad se hacia mas notoria y note algo más, que no eran tus fluidos. ¡Estabas escurriendo de tu vagina mi semen de unas horas antes!

Lami el líquido blanco y lo esparcí por tus nalgas con mi lengua por su piel. Ver mi propio semen en tu vagina y lamerlo de ella aumento al tope mi excitación y decidí que era hora de entrar en ti.

Me arrodillé tras de tu culo. Puse mi rodila entre tus muslos y jalé con mi mano, despacio, tu muslo. Con la otra mano tome mi verga y acaricié con su cabeza tu clítoris y tus labios y sentí que querías girarte, no te lo permití y tu mano fue a tomar tu seno izquierdo. lo apretabas despacio y firme mientras tratabas de moverte.  Acomodé la punta a la entrada y la metí de un solo golpe hasta que mis huevos chocaron con tu culito. Apretaste tu pecho, te agarraste a las sabanas con la otra mano como queriendo arrastrarte lejos de mi, abriste los ojos y exclamaste un quejido mezcla de placer y dolor; todo a un mismo tiempo.

Tardaste un momento en darte cuenta de lo que pasaba. Solo pudiste decir: "Si papi, que rico que me cojas mientras duermo"  y sin darte cuenta seguiste apretando tu pecho mientras yo empezaba a bombear tu vagina con mi verga. Alzaba tu pierna y me aferraba a tu cadera con cada embestida rapida, fuerte y profunda. Apretabas ya con ambas manos tus senos que salian por debajo de el camisón enredado en tu torso. Sin sacarla de ti te puse totalmente boca abajo y separe tus piernas. me incline sobre tu espalda y aprisione tus senos con mis manos, las tuyas sobre las mias aumentando la presión sobre tus ricas tetas. Metia y sacaba mi falo de tu gruta golpeando tus nalgas y escuchando los gemidos que ambos dabamos.

Tus gemidos de placer  me decían que estabas a punto. Entre mis gemidos logre decirte: "amor, ahhh..! Sabes... Hmmm! Estuve mamando siiii..! Mi leche de tu panochita.. ohhhh!"

"¡¡¡¡Ahhh!!!! ¡¡Si papi, que rico!!"

Te veniste arqueando tu espalda. Sentia como tu vagina apretaba mi pene como queriendo exprimirle. En respuesta, este le dio su nectar en medio de espasmos que sentiste en cada momento, expandiendo mas tu cueva y regandole con mi simiente en cada palpitación. Me acosté sobre  tu espalda sin sacar mi aun rigido miembro de ti y besaba tu cuello y tus hombros, separando y acariciando tu pelo con mi nariz y labios, diciendote al oído que si estabas cansada o que si te apetecia que hiciera lo mismo con tu culito.

Te giraste un poco regalandome esa mirada tan sexy y traviesa que tienes despues de venirte. Por toda respuesta alzaste una ceja y me diste esa sonrisa que aun no se si significa "Dame un minutito" o "¿Por qué no esta ya ahi dentro?"