Miedo al agua (2)

Despues de todo, la higiene personal es al importante para la educación de los jovenes no?

Miedo al agua 2:

Gracias a todos por sus comentarios e interesarse por lo que escribo. Espero que esta segunda parte que me han animado a relatar sea de su agrado y beneplácito.

Si no recuerdo mal nos habíamos quedado con Pablito desnudo en la bañera, de pie frente a su madre. El agua caliente masajeada sus cervicales activando su circulación sanguínea si es que no lo estaba ya bastante. Después resbalaba por su espalda como pequeños ríos entrelazándose por su columna vertebral hasta llegar a la rabadilla y allí crear un delta por los glúteos. Pablito era la primera vez que tenia todas esas sensaciones pero la que más le preocupaba era la que sentía al lado contrario se sus glúteos y que nacía desde su interior. Una fuerza desconocida para él ponía en tensión todo su cuerpo y sobre todo sus glúteos y piernas, unos espasmos crecían desde sus inexpertos testículos hasta su masajeado pene. Cada espasmo sentía la enorme necesidad de empujar hacia delante y llegar mas allá.

Las manos de la madre de Pablito agarraron los glúteos de Pablito y apretó obligando a Pablito a hacer una último esfuerzo y tensionarse al máximo para dar la última gota de aquel dulce manjar a su querida madre. La madre tragaba como si fuera la bebida mas rica del mundo y no quisiera que se acabara nunca pero acabó y Pablito tenia una cara de placer y confusión a la vez que su madre nunca olvidaría jamás y seguro que volvería a ver aunque su conciencia no lo quisiera.

La madre de Pablito alzó suavemente su mirada mientras el pene de Pablito surgía brillante de la cueva donde se encontraba. Sus miradas se encontraron y algo que nunca había sentido ninguno de los dos surgió, una ternura totalmente prohibida por la sociedad occidental y por la mayoría de las religiones. Era una comunión que nunca se había experimentado entre madre e hijo, él volvió a ver a su madre como el centro del universo conocido y del que no se quería alejar nunca y ella volvió a sentir como si todavía llevara a su hijo en su vientre y se comunicara y alimentar por el cordón umbilical.

Muy tiernamente la madre de Pablito se levantó mostrando a su hijo como pasaba la lengua por sus labios relamiendo el néctar que todavía tenia por la comisura de sus labios. Empezó a secar a Pablito con una toalla muy suave aprovechando para acariciarle todo lo que pudiera y ahora era ella la que intentaba rozarse con Pablito todo lo que podía. Ella todavía estaba muy excitada por lo que acababa de pasar y no había sido satisfecha pero no podía obligar a Pablito a satisfacerla. Solo tenia 13 años y ya había eyaculado mas de 1vez no estaba preparado para ello todavía así que cuando estuvo seco lo vistió y le dijo que se fuera a jugar a su cuarto sin ensuciarse. Pablito todavía estaba estupefacto y obedeció sin pensar, se dirigió a su cuarto y se acostó encima de una manta muy suave con la sensación de placer y limpieza invadiendo todo su cuerpo. Se durmió placidamente.

La madre de Pablito se quedó en el baño desnuda dispuesta a acabar con su excitación y no con agua fría como podríamos suponer, necesitaba sentirse realizada consigo misma. Se dio un suave masaje con la esponja por todo su cuerpo haciendo hincapié en las zonas mas sensibles y en especial sus hermosos pechos. Todavía sentía como Pablito succionaba de ellos y eso la volvía loca, revivir la lactancia era algo que no podía controlar y se sentó en la bañera. Abrió sus piernas hasta colocarlas en los bordes de la bañera y dirigió el agua hacia su impaciente fuente de placer masturbándose enérgicamente hasta que sobrevino el esperado orgasmo.

Después de recuperar el aliento y mientras el agua todavía acariciaba su cuerpo su conciencia saltó como un piloto automático y sus pensamientos se ordenaron como marcan los cánones de la sociedad actual. El sentimiento de culpabilidad y miedo por lo que acababa de pasar eran algo totalmente desproporcionados para alguien como ella y sus lagrimas resbalaron por mus mejillas sin aliviar el alma como es habitual en ellas.

Se recompuso como pudo después de permanecer varios interminables minutos a solas con su alma y cuerpo. Se vistió con la ropa que traía y se fue a la habitación de Pablito, para sin saber como, explicarle lo que había pasado. Eso era lo justo, su hijo merecía una explicación de lo sucedido y la promesa de que no iba a pasar nunca mas.

Si esperarlo se topó con la puerta de la habitación de Pablito, sus piernas temblaban y su mente dibujaba imágenes sobre lo que iba a pasar a partir de ese día. Pecado, aislamiento social, psicólogos calculando los daños psicológicos que le había provocado a su hijo con su comportamiento, divorcio y custodia de su adorable e inocente hijo.

Cerró los ojos y abrió la puerta de la habitación casi sin quererlo, su subconsciente parecía no estar de acuerdo con lo que iba hacer, y intentaba que no pasara. La habitación estaba oscura y ella no podía distinguir lo que había allí dentro. Poco a poco sus pupilas se fueron adaptando a la tenue iluminación del cuarto hasta que pudo distinguir siluetas al frente. El escritorio de Pablito, los puntos de luz en la persiana de la ventana todos en fila, la cama y un extraño bulto encima de ella. Forzó su vista para poder distinguir lo que aquello era, y se acercó sin hacer ruido. Cuanto mas cerca estaba más segura de que aquello era Pablito enroscado encima de su manta preferida. Se agachó y se colocó a su lado para comprobar que estaba dormido y así era. Sintió un gran alivio porque creía que se había salvado de momento de las temidas explicaciones cuando se dio cuenta que Pablito se estaba chupando el dedo pulgar de su mano derecha. Algo que hacía mucho tiempo había dejado de hacer y que creía que no volvería a ver en su vida. Pensó que lo hacía por que estaba asustado después de lo que había pasado y tenia cierta regresión su infancia para sentirse seguro lo que asustó mucho mas a la hermosa mujer.

Decidió por comodidad o cobardía esperar al día siguiente para saber como reaccionaría Pablito a todo esto y tomar medidas en ese momento. Cerró la puerta e intento volver a la rutina que nunca mas seria como antes.

A la mañana siguiente llegó la hora de despertarle y comprobar como reaccionaba, por lo que le despertó con ternura y un dulce beso en la frente. Pablito empezó a despertarse y al comprobar que su madre estaba justo encima suya la abrazó fuertemente y le dijo al oído muy alegremente:

Te quiero mucho mama, y desde ayer todavía te quiero mucho mas. He dormido mejor que nunca y me siento muy bien. Quiero repetirlo cada día el resto de mi vida.

No se lo podía creer, era una reacción totalmente inesperada para ella. No tenia ninguna respuesta prevista para esa situación a pesar de estar toda la noche despierta estudiando todas las reacciones posibles, pero la conclusión a que todas llegaban es que no se podía repetir.

Se recuperó de su asombro y con gran valentía decidió hacer frente al problema y quiso explicarle a Pablito que lo que pasó no debería volver a pasar nunca más. No estaba bien que entre madre e hijo hubiese es tipo de relación y por lo tanto a partir de ese día no deberían volver a bañarse juntos ni verse desnudos nunca mas.

La cara de felicidad completa de Pablito se tornó en decepción al escuchar las palabras de su madre, no entendía que algo que lo había unido a ella mas que cualquier otra cosa en el mundo fuera algo malo y que no podía volver a suceder. Pablito de dejó irse a su madre a preparar el desayuno mirando ese cuerpo que tan bien había visto el día anterior. Y se resignó como un niño pequeño que sabe que cuando su madre dice que no es que no habrá golosinas y no llora por que sabe que no servirá con su madre.

En el trayecto hacia la cocina de la madre de Pablito algo se estaba cociendo en su mente y ella no lograba entender de qué se trataba. Se había dado cuenta que lo que más triste le hacía no era lo que había pasado el día anterior sino lo que había pasado esa misma mañana. La inquietud de su cuerpo y mente se había transformado de un sentimiento de culpa a un sentimiento de decepción que no lograba entender y así pasó el día, los dos distraídos en sus respectivas responsabilidades.

Algo se había iniciado y a pesar de que se había aclarado el futuro de lo que iba a pasar a partir de ese momento ciertas imágenes afloraban en las mentes de los protagonistas muy alejadas de la vergüenza como cabría suponer, sobretodo en la madre de Pablito. En su trabajo no podía dejar de rememorar las sensaciones que había experimentado su cuerpo y su mente al exhibirse en público delante de su propio hijo, acariciar su cuerpo y tragar su esperma. Sin darse cuenta se encontraba sentada detrás de su escritorio con las piernas abiertas y pasando sus dedos por encima de su ropa interior. La imagen de Pablito mamando de sus senos acabo de derrumbar todas sus protecciones sociales tan bien construidas en la sociedad actual. No era consciente de lo que hacía pero sin duda le gustaba y decidió que no estaba dispuesta a parar. Tomó una decisión que le cambiaria la vida tanto a ella como a su hijo.

Pasó a recoger a Pablito al colegio como casi cada día. Este le mostró todavía su cara de decepción y tristeza y ella en el fondo disfrutaba pensando en la cara de satisfacción que tendría su hijo cuando descubriera sus planes. Su excitación y alegría internas casi no le dejaban poner la cara de póquer que hasta ese momento enseñaba a su hijo.

Entraron en casa y Pablito se dirigía hacia su habitación cuando oye a su madre desde la cocina preguntándole si le apetecía un vaso de leche calentita. Pablito como tenia costumbre le dijo que sí y se dirigió a la cocina esperando tener el vaso de leche encima de la mesa pero no estaba. Su madre estaba de pie apoyada en la puerta de la nevera esperándole. La pregunta no demoró en llegar:

¿Dónde está vaso de leche?

Enseguida te lo doy pero es que no he podido sacarla del envase y necesito tu ayuda.

Vale ¿que quieres que haga?

Chupa con todas tus fuerzas.

Le contesto mientras se desabrocha la camisa hasta dejar ver esos cántaros tan apetecibles que poseía. Soltó el sostén y se acercó lentamente a Pablito dejando sus senos a la altura de la cara de Pablito que todavía no creía lo que estaba pasando. Su cara era como su madre había sospechado que sería. Después de todo una madre conoce muy bien a su hijo.

Se abalanzó sobre sus pezones y mamó desesperadamente. Los presionaba, chupaba y masajeada sin control y esto volvía loca a su madre. Que ya había pasado al plan de ataque y masajeada su clítoris desplazando sus braquitas hacia un lado.

La noción del tiempo ya no existía. Llegó su orgasmo mientras Pablito no paraba de mamar desesperadamente como si creyera que todavía podía alimentarse maternalmente. Fue desnudando a su hijo mientras lo dirigía al baño para toma esa ducha tan placentera que habían aprendido el día anterior. Separó a Pablito de ella para que comprobara como se desnudaba lentamente ante él y la sensación de exhibicionismo volvió solo que esta vez la disfrutaba mucho más al comprobar como el miembro de Pablito empezaba a palpitar y ponerse en guardia.

Se abrió el agua caliente y Pablito y su madre se situaron dejar de la fuente de agua mojándose por completo mientras se acariciaban uno al otro. Casi se fundieron en una sola figura debajo del agua hasta que la madre de Pablito recordando la rapidez con que Pablito eyaculaba por su edad. Pensó que ya había bastantes prolegómenos y se recostó en la bañera como hizo el día anterior pero esta vez se llevó a Pablito consigo. Cogió su miembro y lo situó en la entrada de lo que seria el mayor placer de su vida.

El bombeo no se hizo esperar después de que Pablito se acomodara al aluvión de sensaciones que experimentaba. Lo hacía como podía dejándose llevar por sus instintos ya que no tenia experiencia. No tardó en eyacular en su madre y ella a pesar de no tener ningún orgasmo sentía un gran placer con las sensaciones que tenía. Obligó a Pablito muy tiernamente a que no saliera de ella y le indujo a seguir mamando su pechos hasta que Pablito volvió a estar preparado. Le dijo a Pablito si quería volver a ser su bebe y beber leche de sus pechos. Él por supuesto contestó afirmativamente a lo que su madre contestó que se había informado sobre la lactancia y le habían comentado varios métodos para que una madre pueda volver a lactar sin estar embarazada y que los probaría solo para él. Pablito no entendía muy bien lo que le estaba comentando su madre pero confiaba en ella ciegamente.

No se sabe cuantas veces se realizó la operación, ni cuantos orgasmos se produjeron en aquel baño. Solo se recuerda el golpeó de las gotas de agua en sus cuerpos y un placer sin igual.

El fin llegó a este relato y le puedo confirmar que Pablito llegó a ser un fan de la higiene corporal.

Muchas gracias a todos.