Microinfarto por Eva [3]
Mi prima Eva no va a parar hasta que me la folle. Mientras mi novia empieza a actuar raro y a calentarme cada vez más.
Nota del autor: Muchas gracias por vuestros comentarios, es un placer ver que hay gente detrás de la pantalla. Muchos de vosotros comentáis que no os creéis mi historia, por las situaciones, o por cosas que comento. La verdad es que me parece genial, ya que estos relatos los escribo para compartir mi experiencia, pero sobre todo para que los disfrutéis, independientemente de si os lo creéis o no. En cuanto al punto concreto de si existía Whatsapp o no, el usuario Module ha contestado mejor de lo que podría haber contestado yo. Gracias a él, y a todos.
En este relato Eva ha sido la correctora y la probadora (ya que me ha reconocido haberse tocado varias veces leyéndolo), y desde aquí te mando las gracias preciosa. Sin más dilación, espero que os guste y vuestros comentarios. Un saludo,
Long John Silver
Puedes encontrar la primera parte de Microinfarto por Eva [1] aquí:
http://www.todorelatos.com/relato/92788/
y la segunda parte Microinfarto por Eva [2] aquí:
http://www.todorelatos.com/relato/112665/
Microinfarto por Eva [3] ------------
Parecía mentira, pero había aguantado. Ya estábamos a 3 de Julio, y dadas las circunstancias, el haber resistido a los encantos sexuales de mi prima había sido todo un logro. Pero, ¿qué más podía hacer? Tenía que elegir entre seguir con África, mi novia, la belleza rubia de ojos verdes, o caer en sus chantajes y follarme a mi prima Eva... y que le contase a África que nuestra relación no era la normal entre primos. Joder, si Eva me había visto empalmarme mientras le daban por el culo, me había hecho una paja (a traición... más o menos) en el coche, me había tocado la polla en la piscina hasta que pensaba que iba a reventar y me había dejado con las ganas, y lo peor... Lo peor era que no podía quitarme de la cabeza las tremendas ansias que tenía de meterle el cipote a la morena pecosa hasta que se le pusiesen en blanco sus preciosos ojos azules.
Los primeros rayos de sol de La Pobla entraron en la habitación donde Áfri y yo dormíamos los últimos minutos de la noche. Normalmente puedo dormir horas y horas, levantarme tardísimo y tener más sueño, pero la tensión acumulada de los últimos días por culpa de mi prima me había inquietado hasta el punto de alterarme el sueño. Bueno, el sueño y la entrepierna. Empezaba a dudar de que África no sospechara nada, porque las sesiones de sexo que estábamos teniendo no eran normales, yo estaba sobre excitado constantemente y pagaba con ella la rabia sexual contenida contra mi prima y ella... sorprendentemente ella también.
- Buenos días guapo - África me miraba, aún con los ojos entrecerrados, mientras se acomodaba y juntaba su cuerpo al mío.
- Hola preciosa - Acercándome lentamente le besé el labio inferior. África era de esas chicas que tenían el misterioso don de levantarse perfectas. Sus ojos brillaban con un verde acaramelado, con los labios húmedos y la ropa alborotada de los movimientos típicos de sueño que dejaba al aire sus hombros, parte de su pecho, y las piernas. Verla así era como estar dentro de un calendario Pirelli.
Yo, como todo un caballero que soy, me había despertado con mi miembro duro como el acero. Intenté acercárselo a África sin demasiado disimulo, para que se lanzase y poder bajar la hinchazón de la entrepierna. Ella me miró con ojos pícaros, y mientras se reía se levantó y se metió dentro del baño de la habitación. "Oh no señorita, esto no va a quedar así" pensé mientras me levantaba y me dirigía a por ella corriendo. Al entrar al baño me estaba esperando con las manos detrás de la espalda, y mordiéndose el labio inferior. La melena rubia despeinada y los ojos pícaros delataban que ella quería lo mismo que yo. Sin más preámbulos me quité la camiseta y comencé a bajarme los calzoncillos.
- Quieto, no tan rápido - África me miraba de una forma rara, increíblemente sexy, pero ocultando algo. - Vamos a hacer una cosa diferente - me dijo mientras cogía una toalla y se ponía a mis espaldas.
Estábamos en el cuarto de baño, yo mirando al espejo, frente al lavamanos y ella detrás de mí. África comenzó a darme pequeños besos por el cuello mientras puso mis dos manos a la espalda y comenzó a atármelas con la toalla que había cogido. Cuando acabó se colocó delante de mí, sin tocarme y mirándome a los ojos.
- Hoy vamos a probar una cosa nueva Javi, pero tienes que hacerme caso, o si no... no volverás a hacérmelo -
África lo dijo con una sonrisa en los labios, pero yo me quedé frío: no sabía si sólo estaba jugando, o lo decía en serio. Pero no me importó cuando vi que, mientras me miraba fijamente a los ojos, comenzaba a arrodillarse delante mío, quedando mi polla dura, aún encerrada por mi calzoncillo, a pocos milímetros de su cara. Que no dejase de mirarme a los ojos me estaba excitando cada vez más. Áfri abrió la boca y se metió mis testículos en la boca, de la mejor manera que la tela de mi calzoncillo le dejaba. Noté un cosquilleo que me comenzó en los huevos y que acabó a la altura del ombligo. Necesitaba que me chupase la polla, que me quitase el calzoncillo y me dejase follarla hasta reventar.
Quítame el calzoncillo, que quiero notar tus labios -
No... - sonreía picarona - hoy juegas con mis normas.-
Comenzó a mover la cabeza arrastrando sus labios por el mástil de mi pene, recorriéndolo y apretando con la lengua hasta llegar a la cabeza, siempre separando su piel de mi piel la puta tela del calzoncillo. A partir de ahora dormiré en pelotas... Su boca se centró en mi glande y con gran velocidad lamió la tela, mientras yo comenzaba a gemir sonoramente.
- Sé que quieres que te la coma. Ahora si no estuvieses atado me apretarías la cabeza contra tu polla, y me la meterías hasta la garganta, ¿es eso? ¿es eso lo que quieres hacerme?
- Sí... quiero follarte la boca, luego darte la vuelta y metértela hasta que me pidas que pare...aaaahhhh....
- Y... ¿quieres partirme el culo?
¿QUÉ? No me creía lo que acababa de oír. África sonrió y se puso de pie. Ella notó en seguida mi cara de sorpresa, pero sin decir nada se bajó el culotte con el que duerme, dejándolo por los tobillos, y se sentó en el lavamanos. Yo no podía aguantar más, tenía el pene durísimo, con muchas ganas de acción, y me acerqué a ella con la intención de colocarle la polla en la entrada de su cueva, pero ella me paró poniéndome la mano izquierda en el pecho, sin dejarme avanzar. Con la mano derecha se acarició los pechos por encima de la camiseta, descendiendo por su vientre hasta la vagina, que goteaba abundante por la excitación. ¡Áfri estaba cachondísima! Nunca la había visto gotear de esa manera. En un segundo comenzó a meterse el dedo corazón dentro de su coño mientras que con el índice y anular se abría los labios, sin ningún pelo. Me hubiese encantado comérselo en ese mismo momento. Se estaba haciendo una paja con fuerza, furiosa, como necesitada de orgasmo. Y así estaba yo, de mero espectador: necesitaba correrme.
- África, déjame que te folle, desátame las manos. No aguanto más, me estás poniendo muy bruto -
- Ahora no Javi... aaaahhh ... Necesito que estés completo para esta noche... aaaah aah... que tengo algo preparado para ti....aaAAAAAAAHHHHHH!!!!
Y sin más se corrió, salpicándome con su flujo, con gotitas de sexo que calmaron su ardor, pero que aumentaron mi fuego. Estaba en ese punto de excitación que hubiese hecho cualquier cosa por meterme dentro de África.
- No te enfades cariño, te prometo que te compensaré. Esta noche te alegrarás de esto. Yo me bajo a desayunar con tus tíos y tu prima, y tú... desátate solito y baja a desayunar cuando estés listo. Y no te toques, ¿eh? -
Sin más se agachó, se subió el culotte, y me besó con pasión metiéndome toda su lengua en la boca. Se giró y se fue.
Tardé 15 minutos en soltarme los nudos de la toalla de las manos, y para cuando había terminado, la erección se me había bajado y se había convertido en un dolor de huevos muy desagradable. Ya no tenía ganas ni de tocarme ni de nada. No sabía qué me enfadaba más, si que África me hubiese puteado de esa manera, o no haber podido correrme y que Eva fuese a estar todo el día provocándome y yo con esas ganas de descargar.
- Buenos días Javi, ¿se te han pegado las sábanas? - Me preguntó mi tío Lucas mientras se terminaba el café.
Se ve que sí - Dije mirando a África con enfado.
Pues desayuna rápido, que tu prima Eva quiere que os demuestre cómo se juega al pádel. Y necesito que mi pareja esté bien fuerte, porque tú vas conmigo, ¿no, Javi? - Me quedé perplejo, ¿pádel? ¿Eva quería que jugásemos al pádel?
¡No! El primo Javi va conmigo, no seas abusón papá. Tu vas con África, y yo con Javi, así nivelamos los equipos. -
- Pues que así sea. África, ¿estás preparada para darles una paliza a estos dos? - Áfri sonrió y asintió con la cabeza - Pues vente, que vamos a ir peloteando un poco, ¡os vemos en la pista! -
El tío Lucas y África se fueron a la pista de pádel, dejándonos solos a Eva y a mí en la cocina, mientras yo terminaba de desayunar. ¿Qué estaría tramando Eva? Estaba acojonado. Esa niña no iba a parar hasta ganar la apuesta, y que yo le pidiese que me follase. Aunque en estos momentos el dolor de huevos me hacía mucho más vulnerable.
Bueno primito, te ha tocado de pareja conmigo, ¿estás contento?-
Venga Eva, déjalo. Hoy no tengo ganas de jueguecitos. -
- No te preocupes primito. Pero ten cuidado, no vaya a ser que te guste demasiado lo que veas... - Eva levantó la funda de su raqueta y la colocó a escasos centímetros de mi desayuno, y abrió lentamente la cremallera. Sacó la pala con la que ella siempre jugaba, y algo más...
Al verlo no supe qué eran aquellas bolas plateadas, pero al ver la cadena que las unía mi corazón empezó a bombear con fuerza... Unas bolas chinas.
- Voy a cambiarme, a ponerme algo adecuado para el partido de hoy - Eva salió de la cocina guiñándome un ojo.
Cuando terminé de desayunar y me puse ropa deportiva, bajé a la pista, y allí estaban los tres. Mi tío Lucas con camiseta, pantalón corto y zapatillas igual que yo, solo que él llevaba los calcetines blancos levantados, por la altura de los gemelos (cosas generacionales). Áfri llevaba una camiseta mía que le quedaba ancha y que se le ajustaba al cuerpo cuando el aire soplaba. Eso, unido a los pantalones tipo yoga que mostraban sus perfectas piernas y que le llegaban hasta los gemelos hacían que estuviera preciosa. Y Eva... ¡AY EVA! El top de licra negro que llevaba dejaba ver más de lo que debería, y la falda a juego que tenía seguro que estaba concebida para llevar debajo unos pantaloncitos, porque tenía algo de vuelo y prácticamente no cubría nada.
- Venga, empezamos, a vuestros sitios - Gritó el tío Lucas.
Al colocarme en la posición derecha, Eva y yo quedábamos mirando al campo contrario y ella más cerca de la red. Al ponernos en posición y agacharnos... No sé qué pasó, pero un calambre recorrió todo mi cuerpo: Eva no llevaba ropa interior, y en la posición en la que estaba, con las piernas separadas, dobladas y el cuerpo echado hacia delante, yo podía ver su precioso ano y los labios de su vagina, entre los que colgaba... la cadena de las bolas chinas. Giró su cuello levemente para mirarme, y al ver mi cara de estupefacción una sonrisita se asomó por su boca.
El partido comenzó y no pudo ser mayor desastre. No atendía a la bola, me resbalaba, le daba mal o no llegaba... Perdíamos de mucho y todo era por mi culpa, no podía dejar de mirar las morenas piernas de mi prima, y la cadena de las bolas chinas colgando de su vagina. Si eso no fuera suficiente, con el movimiento las bolas habían empezado a excitar a Eva, y cada vez que pasaba a su lado gemía para que yo la oyese. Estaba perdiendo la cabeza, y excitándome a pasos agigantados. Intentaba mirar a otra parte, pero el precioso cuerpo de África tampoco ayudaba a calmarme. Cuando, en el último saque que estaba haciendo el tío Lucas nos pusimos en posición y miré a Eva fue la gota que colmó el vaso, literalmente: los labios de su vagina brillaban por los fluidos que estaba segregando de excitación, y una gota había comenzado a recorrerle el muslo hasta la rodilla.
De repente me imaginé soltando la raqueta, poniéndome de rodillas tras ella y hundiendo mi cara en su coño, arrastrando mi lengua desde la cadena de las bolas chinas hasta el apretado esfínter que era la guinda de esa maravillosa curva que tenía como culo y... y empecé a empalmarme. No sólo en mi imaginación, sino en el campo. Sí: frente a mi novia y a mi tío. Pero a veces la fortuna viene de maneras muy distintas y mi tío realizó el saque con tan buena (mala) suerte que me llevé un pelotazo en la pierna, a la altura del muslo. En ese momento y como si un premio Oscar dependiese de ello, me hice el dolido y me fui al rincón de la pista, con la polla dura como un bate y me senté en el suelo con las rodillas dobladas, para disimular la erección, fingiendo que el pelotazo había sido terrible.
- ¿Estás bien Javi?- Me gritaban Lucas y África.
- Sí sí, no os preocupéis. No ha sido nada, dejadme un momento que me siente y que me recupere -
Eva se acercó a mí, con cara de puta y mordiéndose el labio. Cuando estaba junto a mí se puso de cuclillas, dejando frente a mí su coño, y (por suerte) de espaldas a su padre y a África. Por lo que ellos no veían nada.
- ¿Te duele primo? - Alargó su mano y en vez de tocarme el muslo donde me había golpeado la pelota directamente me agarró la polla - ¿Sabes? Yo sé cómo curar este tipo de dolores - Dijo mientras me pasó las uñas de su mano por toda la extensión de mi pene. Sin hacerme daño, pero firme.
- No te preocupes, estoy bien - Le dije sin convencimiento.
- Piénsatelo Javi, esto que estás viendo podría ser tuyo - Y sin darme tiempo a reaccionar me cogió la mano y llevándola hasta la cadena de las bolas chinas que llevaba metidas dentro de su feminidad usó mis dedos para engancharlas y sacárselas una a una, las tres bolas plateadas mientras abría la boca, reprimiendo un gemido y torneando los ojos, disfrutando cada milímetro.
Noté cómo salía cada una de las bolas, cómo su coño hacía esfuerzos por no dejarlas salir y recuperar su forma normal, incluso noté el olor a hembra, a paraíso que salía de entre sus piernas. Tengo que reconocerlo: Eva me volvía loco. Y se levantó y se fue a hablar con su padre y con mi novia, dejándome allí, empalmado como un animal, con el corazón a mil y con las bolas chinas con restos del zumo de su sexo en mis manos.
Las escondí rápidamente en la funda de mi raqueta e hice un esfuerzo sobrehumano para bajar la excitación.
El tío Lucas se reía, recordando como él y Áfri nos habían ganado por un "pelotazo de los buenos", y Eva les seguía el rollo. La mañana siguió sin más sorpresas. En parte porque no me separé de África ni del tío Lucas, porque Eva no intentaría follarme delante de su padre (ya sabéis... el arte de la guerra).
Necesitaba salir de esa casa, necesitaba que me diese el aire y relajarme. Pero el destino tenía como plan joderme un poco más y lo demostró en forma de tormenta de verano. Áfri, Eva, mis tíos y yo nos quedamos en casa toda la tarde, mientras oíamos llover. En un alarde de imaginación decidimos que el mejor plan era ver una peli en el salón todos juntos. Y yo pensé "¿todos juntos? perfecto, Eva no puede intentar liármela" Pero como os podréis imaginar Eva era una loba en celo que no iba a ponerme las cosas fáciles.
Ya en el salón mis tíos se sentaron en una hamaca cada uno, y los dos bellezones y yo nos quedamos en el sofá grande. La tarde promete, y la película de La cosa más dulce era de los pocos DVDs que había por la casa. En el sofá me senté yo en una esquina, África en medio y Eva se tumbó en la derecha.
- Tengo algo de frío, ¿os importa si pongo la manta? - Dijo Eva mientras echaba la manta por encima de los tres. Su carita de niña buena no me engañaba, era una puta metida en el cuerpo de una niña de 18... ¡y qué cuerpo!
La película iba pasando al compás de los ronquidos de mi tío y las respiraciones de mi tía, ambos dormidos. Pero fue cuando le sonó el teléfono a África que pensé que no quería quedarme solo con Eva.
- Ahora vengo Javi, que son mis padres. Ayer se me olvidó llamarles y tienen que tener un cabreo encima... - dijo Áfri mientras se levantaba y subía las escaleras para hablar con sus padres en intimidad.
No sé si habréis visto La cosa más dulce, pero África se levantó justo cuando Selma Blair se queda atrapada con la boca mientras le chupa la polla a un maromo. No sé qué fue, pero la escena me dio bastante morbo, y con el dolor de huevos que llevaba desde por la mañana, mi pene comenzó a removerse mientras se hinchaba lentamente. Venga Javi, coño, céntrate, relájate y piensa en la alineación de tu equipo...
Whatsapp_ Eva Prima: “Me encantaría estar en la situación de la peli y tener tu polla clavada en la garganta”
Al levantar la vista del móvil vi a mi prima cómo me miraba jugueteando con el suyo mientras me guiñaba un ojo. Eva seguía tumbada en el sofá, bajo la manta que ambos compartíamos, pero ahora movió lentamente sus piernas hasta llevarlas a mi regazo.
Whatsapp_ Eva Prima: “Quiero que me des polla”
Con una agilidad que me asombró, digna del Circo del Sol, Eva me estaba bajando la goma del pantalón con un pie, mientras el otro pie ayudaba a liberar mi durísima polla bajo la manta compartida. Y allí estaba yo, con cara de imbécil, sin saber qué hacer, mirando a la tele muerto de vergüenza por si nos pillaban mis tíos, oyendo cómo en el piso de arriba Áfri seguía hablando con sus padres y con la verga a merced de esa niñata.
Mi mundo entero se agitó cuando Eva metió la base de mi cipote entre su dedo pulgar e índice de su pie derecho, mientras que con el izquierdo hacía círculos en mi glande. Me tuve que agarrar con las dos manos al sofá. Nunca me habían hecho una paja con los pies, y por lo que estaba notando, mi violadora era una experta.
- Para Eva... por favor. No es el momento ni el sitio, están tus padres. No sig.... aaaaah!!!
Empecé la frase murmurando, pero ella aumentaba el rito de su paja con los pies y a mí se me acumulaba la fuerza en el miembro, y no podía ni pensar. No tenía nada que ver con una paja normal, era más ruda, con movimientos más cortos, pero más contundente y... joder, mucho más excitante.
- Mira cómo me tienes primito - susurró Eva mientras quitaba la manta que nos cubría dejando al aire mi miembro entre sus pies que brillaba por el líquido preseminal que se escurría por los pies de la niña de ojos azules. Pero más que eso me sorprendió que Eva se había subido la falda hasta la cintura, pero tenía el tanga a la altura de medio muslo, mientras con una la mano derecha se frotaba el clítoris con el móvil.
Whatsapp_ Javi: “¡PARA!”
Whatsapp_ Javi: “Confórmate con tu móvil y frótate fuerte porque no pienso follarte"
La vibración de mis dos mensajes directamente en el clítoris de Eva logró que por unos segundos desencajase la mandíbula y me mirase con una cara de deseo que nunca le había visto. Como activada por un resorte se puso de pie y sin darme tiempo a reaccionar se puso a horcajadas sobre mí, frente a frente, con las rodillas apoyadas en el sofá. La punta de mi polla quedó a un centímetro de su coño, podía notar el calor que desprendía y sentía sus pezones duros y pequeños contra mi pecho. Eva me agarró con las dos manos la cabeza, acercando mucho, demasiado, su boca a mi boca.
- Pídemelo. Dime lo que los dos sabemos. Quieres follarme, desde que viste cómo me follaba otro. Ya no somos niños Javi, necesito que me rompas por dentro con esa polla. Pídemelo y me ensarto aquí mismo, es fácil... sólo tengo que... dejarme caer... unos centímetros... -
Las últimas palabras le salieron atropelladas, sin respiración, excitada, y suplicantes. Eva había aprovechado la última frase para bajar sutilmente la cadera, descendiendo, y ahora sí, entraron en contacto nuestros genitales. Si me hubiese movido un milímetro la hubiese penetrado. Ya notaba cómo sus líquidos caían a gotas por mi falo y cómo me palpitaba el miembro con una fuerza inusual queriendo entrar en el milagro de anatomía que tenía delante. Y de repente me quedé mirándola a los ojos. Podría haber estado toda la vida mirando esa carita pecosa. Eva me fascinaba y me enfadaba a partes iguales. Pero por primera vez en mucho rato fui consciente de algo... Había dejado de oír a África en la planta de arriba.
- Para... África ya no habla. Para, Eva - Las palabras me salieron en un torrente, casi incomprensibles y Eva se levantó de encima mío como un relámpago y se quedó de pie mientras África terminaba de bajar los cuatro últimos peldaños de la escalera. Yo luchaba por guardar mi miembro en el pantalón otra vez.
Eva se arregló la ropa como pudo y con una chispa de vergüenza salió del salón murmurando algo como:
Me subo arriba... me voy cambiar para luego la fiesta... os veo después -
Vale Eva, luego nos vemos. Y no te pongas demasiado guapa, ¿eh? - África parecía de buen humor. Eso quería decir que no había visto nada de lo que había pasado en el salón segundos antes. Ni África ni mis tíos, que seguían durmiendo. Menos mal, podía seguir vivo un día más.
¿Qué tal tus padres? ¿estaban enfadados? -
No, qué va. Sólo querían hablar para ver qué tal estábamos, y si... - aquí dejé de escuchar. Mi cara asentía, y fingía prestarle atención, pero todo lo que podía pensar era lo cerca que había estado de pillarme con Eva.
Por la noche mis tíos se fueron a cenar fuera, como de costumbre, y Eva dijo que se iba con las amigas de La Pobla, por lo que Áfri y yo íbamos a quedarnos solos. Genial. La iba a destrozar. En todo el día no me había corrido ni una vez, y no por falta de ganas. Si seguía a este ritmo los huevos me iban a explotar.
Cuando se cerró la puerta tras mis tíos y Eva, África me miró, y me dijo:
- Ahora vamos a pasarlo bien- Por su tono misterioso me podía imaginar que me iba a hacer el amor hasta no poder más, y mi miembro comenzó a ponerse duro bajo el pantalón esperando que esta vez le dejasen acabar su trabajo.
- Quítate la ropa y siéntate en el sofá. Espérame aquí.-
Yo no quería más rodeos, yo quería hacerle el amor y... bueno, qué coño, yo lo que quería en ese momento era follármela hasta reventar. Pero le hice caso. Me quité la ropa, y me quedé sentado en el salón con mi pene apuntando al techo. Cuando África bajó por las escaleras se me desencajó la mandíbula al ver semejante diosa. Iba vestida (relativamente, porque la ropa que llevaba dejaba ver más que lo que cubría) con un corsé negro con costuras blancas, que hacía juego con su piel morena por los días de piscina y playa. Llevaba también un culotte de los que hacen media luna en cada cachete del culo, dejando ver su preciosa curva y, al ser bajo por la parte de delante, sólo cubría el inicio de su sexo, dejando su ombligo y su vientre sin un gramo de grasa al aire. En las piernas llevaba un liguero que sujetaba las medias hasta las rodillas. Bajaba las escaleras como una diosa y sólo podía pensar en metérsela.
Me levanté, me sujeté el nabo con la mano, y apuntando a ella me acerqué para tumbarla en el sofá y penetrarla. Pero ella fue más rápida.
- Hoy me vas a hacer caso. Hazme un mojito, que tengo sed-
¿Mojito? ¿Pero qué cojones? Pero como mis ganas de follármela eran mayores que mis ganas de discutir con ella, preparé dos mojitos en la cocina, con ron, hierba buena, lima, mucho hielo picado y muchas prisas. Me acerqué a ella con las dos copas en las manos, y totalmente empalmado. Ella estaba sentada en el sofá, terriblemente sexy y me cogió una de las copas. Cogió el mando de la tele y puso música, mientras comenzamos a beber y a reír mientras hablábamos.
- Estas muy guapa, ni te imaginas lo que te haría...-
- ¿Ah, sí? ¿Y qué me harías?
- Pues ahora mismo te tumbaría en el sofá, y te abriría las piernas, y te iría besando desde el corsé hasta el pliegue de tu sexo y... - dejé de hablar al ver cómo Áfri se bajaba del sofá y se ponía de rodillas frente a mí.
- Sigue hablando, dime lo que me harías. No pares. - África me miraba pícara.
- Pues te chuparía hasta dejarte en el borde del orgasmo, hasta que me pidieses que te metiese la polla.- le dije.
África dio un sorbo largo a su mojito, metiéndose varios trozos de hielo en la boca. Se acercó lentamente y me besó el frenillo. Instintivamente le cogí la cabeza con la mano derecha y la empujé para que me la chupara de una vez.
- No, no... Las manos quietas. Tú sólo puedes hablar.
- Pues cuando me pidieses que te follase, como te has portado tan mal conmigo hoy, dejándome con las ganas todo el rato... - me acordé de lo que ella misma había dicho esa mañana - te daría la vuelta y te follaría el culo como nunca antes te han follado.
Al decirle esa animalada, África no dejó de mirarme ni un segundo, y se metió mi polla entera en la boca. Pero... la sensación fue muy rara. El morbo increíble que yo tenía se vio aumentado al notar que me estaba chupando la polla con la boca llena de trozos de hielo. Con las manos cogió mas hielo de su mojito y comenzó a pasármelo por los huevos. La sensación del frío del hielo de su boca y sus manos y el contraste con el calor de su cuerpo y la excitación me estaba volviendo loco. Pero estaba tan sorprendido que no era capaz de reaccionar. Los cabezazos de África luchando por darme placer me llevaron al punto del orgasmo.
- AAAAAAHHHH mee corrooooo!
- ¡NO! Todavía no - dijo áfrica mientras me puso sólo el hielo en la verga y parando de mamármela en seco, impidiendo que me corriera.
- Antes quiero que cumplas tus amenazas... y me des por el culo.
África me miró con cara de niña buena, pensando que tal vez yo me negaría o pondría reparos, pero mis ganas eran mayores a cada segundo. La cogí de los hombros, la levanté y la llevé a la parte de atrás del sofá, para reclinarla sobre el respaldo, de modo que se quedase su culo totalmente en pompa, para mí.
- Te voy a reventar putita mía. Prepárate, porque no voy a parar.
Me agarré la polla con la mano y se la metí entre los muslos, que ya estaban empapados del jugo de su sexo, y cuando estaba lubricado apoyé la punta de mi cipote en el anillo que formaba su ano simplemente apartando el culotte. Empujando, poco a poco, arrancándole la virginidad anal a la diosa rubia.
- ¡Fóllame! ¡Rómpeme el culo!
Las ansias con las que me lo pedía eran desmedidas. Estaba loca por tener toda mi extensión en sus entrañas, y como buena persona que soy, le hice caso, y le clavé el rabo hasta que mis testículos chocaron con su clítoris.
- AAAAAHHHHHH.... espera, que la tienes muy gorda... Joder, no puedo ni respirar... Me vas a partir en dos...
Lejos de apiadarme, vi una posibilidad de vengarme por el dolor de huevos que me había hecho pasar, y esta vez fui yo quien sacó un hielo de mi mojito, y comencé a hacer círculos al rededor de su ano, mientras que notaba cómo se deshacía el hielo por el calor de su esfínter.
- ¡Serás cabrón! Cada vez que me tocas con el hielo se me aprieta el culo sobre tu polla, y es como si la tuvieses el doble de gorda... me vas a matar...
- No, matarte no, pero esta noche nos vamos a correr como nunca.
Tenía toda la intención de cumplir mi amenaza, y tirándole del pelo conseguí arquear su espalda mientras con la otra mano le saqué sus preciosas tetas por encima del corsé, de modo que la cabalgaba ferozmente chocando mi pubis contra su culo y mis cojones contra su coño, salpicando de su flujo cada vez, mientras con una mano le tiraba del pelo y con la otra le pellizcaba los pezones. Cada embestida que le daba le clavaba toda la extensión de mi pene hasta que rebotaba y ferozmente le pellizcaba y le mordía a trocitos el cuello. El sonido de sus gemidos se convirtió en gritos que sólo estaban a la altura del volumen de nuestras pieles al chocar en cada envite.
- Aaahhh ¡Javi! ¡¡¡Dame más fuerte!!! Te noto en mis entrañas, dame máaasss aaaaaahhhh... ¡¡¡Sigue que me corro!!!
Yo no sé de dónde saqué las fuerzas, pero me la follaba cada vez más duro hasta que África comenzó a correrse e instintivamente apretó el ano, ordeñando literalmente mi polla, que explotó en un orgasmo que me dejó sin fuerza rellenando su culo de leche en grandes cantidades por la excitación acumulada de todo el día. Aún estaba mi polla con las últimas contracciones dentro de su culo cuando me giré hacia la puerta de la cocina y allí estaba Eva. Llevaba una camiseta estrecha y sus redondas tetas por fuera, mientras que los vaqueritos cortos que llevaba los tenía abiertos y se masturbaba con la mano derecha, mientras con la izquierda se tocaba el pecho, apretándolo con rabia. ¿Qué hacía Eva ahí? ¿No se había ido a la vez que sus padres? ¿No tenía una fiesta? Nos había estado viendo follar y se había estado tocando. La visión de mi prima en las sombras con los últimos coletazos de su orgasmo volvió a ponerme dura la polla. Necesitaba más, necesitaba follarme a Eva también.
- Javi, se te está volviendo a poner dura dentro de mi culo... sácamela que me vas a reventar...-
Parece que África estaba volviendo en sí después del orgasmo anal. De ninguna manera debía dejar que África viese a Eva, así que se la saqué y la llevé al sofá. Áfri iba como zombi, muy desorientada, y goteando grandes cantidades de mi semen por sus piernas. Como pude me giré y le hice gestos a Eva para que se fuese, cosa que de primeras no conseguí, pero que Eva después debió replantearse porque desapareció.
Me acerqué a África y la besé por el pecho, subiendo todo lo románticamente que pude hasta su boca.
- África, eres increíble.
- Ha estado bien ¿verdad? No pensaba que fuese una experiencia tan intensa, ni que fuese a gustarme tanto...
- Joder, y parecías modosita. No sé qué te ha dado últimamente.
- No sé Javi... tal vez mi cambio venga de la forma morbosa en la que tú mirabas a tu prima Eva totalmente empalmado mientras a ella le partían el culo en casa de sus padres...
¿Qué? ¿Lo sabe?
CONTINUARÁ (Siempre con el permiso de la preciosa Eva)