Microinfarto por Eva [2]

"Si antes del día uno de Julio no me has pedido que te folle, tú ganas, te dejaré tranquilo, nunca más volveré a intentar nada contigo y África no se enterará de nada. Pero, si por el contrario, me pides que te folle, yo ganaré la apuesta, y tendrás que dejar a tu novia… "

Aclaraciones y disculpas:

Antes de comenzar con el segundo relato de la serie debo pedir disculpas a los lectores. Sé que ha pasado mucho tiempo desde el primer relato (más de un año), y que no lo he continuado ni dado argumentos de por qué no lo hacía. La realidad es que cometí un gran error al basar mi primera saga de relatos en una experiencia real propia de hace unos años. Pensé que cambiando el nombre a los personajes y la localización, nadie de los que vivieron la historia se daría cuenta, además, ¿cómo iba a saber yo que “Eva” (no daré su nombre real) leía relatos en esta página? Pues sí. Lo hace. Y leyó el mío. A las dos semanas de colgar el relato “Eva” me llamó bastante enfadada diciendo que por qué lo había escrito y que quién coño me creía para colgar parte de su vida en Internet. Además me prohibió con chantajes que publicase nada más sobre nuestra historia porque no quería que su entonces novio lo leyese por casualidad y la dejase (por zorra). Pero la vida da muchas vueltas y el novio de “Eva” ahora es su exnovio (lo cual es genial porque siempre me pareció un gilipollas), y hace una semana “Eva” me llamó para contármelo.

Además de contarme que lo había dejado con su novio, me dijo que había releído el relato muchas veces en esta web y que todas las veces se había masturbado leyendo desde mi punto de vista la historia que ambos protagonizamos. Para concluir os diré que quiere que siga escribiendo nuestra historia con una condición: que ella le dé el visto bueno a cada relato que yo escriba (para que no se me pase ningún detalle que pueda comprometer su identidad real). Tal vez lo que más me sorprendió fue que me reconociese que con el relato se excita, pero que también se moja las bragas cuando piensa en la cantidad de “tíos que se tocan la polla pensando en ella y la cantidad de corridas que habrá protagonizado” (cito bastante textualmente, salvo que la memoria me falle). Por eso, y para animarle las noches a “Eva”, seguiré con esta saga, hasta donde ella me deje contar. Un besito para ti princesa, que sé que me lees.

Puedes encontrar la primera parte de Microinfarto por Eva [1] aquí:

http://www.todorelatos.com/relato/92788/

Microinfarto por Eva [2]

Al abandonar la graduación de Eva todavía estaba en otro mundo. Claro que la borrachera ayudaba a que la cabeza me diese vueltas, pero las últimas palabras de Eva me habían descolocado la existencia:

“Mira primito, estamos a día dos de Junio. Si antes del día uno de Julio  no me has pedido que te folle, tú ganas, te dejaré tranquilo, nunca más volveré a intentar nada contigo y África no se enterará de nada. Pero, si por el contrario, me pides que te folle, yo ganaré la apuesta, y tendrás que dejar a África… o le contaré nuestro pequeño secretito.”

Si nuestro secretito fuese que duermo con un pijama de Spiderman, pues no habría problema. Pero el “secretito” era que había presenciado cómo le daban por el culo a mi prima con las bragas por las rodillas en el salón, y que la única respuesta por mi parte fue matarme a pajas toda la mañana pensando en sus tetas redondas y las gotas de sudor que las recorrían, mientras su culo recibía los impactos de cada embestida que… ¡Para para! Contrólate Javi, que te estás empalmando, estás conduciendo y tienes que llevar a África a su casa.

  • Javi, ¿estás bien?

Mientras yo me concentraba en conducir y en la carretera (y en el recuerdo del cuerpo de Eva) África me tocó la pierna, encontrando algo más que la pierna. El bulto del pantalón me delataba.

  • Joder Javi, ¿qué te pasa hoy? ¿No has tenido suficiente con el polvo en casa de tus tíos?

África me miraba con sus preciosos ojos verdes un tanto achispados por el alcohol ingerido. Estaba preciosa, el calor y el alcohol habían provocado que su vestido se descolgase y dejase ver más escote del que ella querría. Mientras pensaba en mil excusas para explicar por qué me había empalmado, África me sorprendió sin retirar la mano de mi polla, por encima del pantalón, mientras mi miraba mordiéndose el labio.

  • ¿Alguna vez te la han chupado mientras conduces?

La pregunta me dejó fuera de juego. Me giré hacia África con los ojos como platos, y antes de poder decir que nunca había tenido ese placer, ella ya estaba bajando la cremallera de mi pantalón, dejando mi polla apuntando al techo y completamente dura.

  • Dime qué quieres que te haga. Mándamelo.

A África nunca le habían gustado esos juegos, pero se ve que esta noche la lujuria se había apoderado de ella. Ese brillo en los ojos y la humedad de sus labios eran una clara señal.

  • Áfri, estate quieta. Me he empalmado por el camino de piedras, ya sabes… los hombres somos así de primarios. Además podemos tener un accidente si la…

  • ¿De verdad no quieres que te ordeñe la polla con la boca?

La dureza de sus palabras me dejó helado, y su mirada sensual mientras jadeaba a mi lado presa de la excitación hizo que me olvidase de todos los reparos. Extendí la mano derecha y le agarre su preciosa melena rubia (con cuidado de no soltar el volante), mientras que de un empujón puse su boca frente a mi polla.

  • Quiero que te metas mi polla hasta la garganta, hasta que no puedas más, hasta que me toques con la lengua los huevos y…

No tuve que terminar la frase. África se metió todo mi trozo del tirón hasta la garganta. Empezó a mover la lengua por el perímetro de mi capullo mientras que con los labios succionaba de una manera infernal. Cuando quise darme cuenta, ví cómo se estaba metiendo el bote del pintalabios por debajo de las bragas con la mano que le quedaba libre, mientras con la otra apartaba mi pantalón para seguir haciendo arte con su boca. Subía y bajaba la cabeza a un ritmo y con una fuerza irreconocible. Yo no podía más, tener la imagen de mi prima desnuda en mi mente, mientras que una diosa como África no dejaba de engullir mi polla era un orgasmo inminente.

  • Áfri, ten cuidado, que voy a correrme en breve, lo digo por si…

  • No Javi – dijo mientras se sacaba el miembro de la boca lo justo para hablar- quiero que me hables duro, ¡quiero que me pongas muy cachonda!

  • Entonces trágatela toda – le dije mientras con la mano derecha le apretaba la cabeza sobre mi verga – que te voy a rellenar de leche, ¿te gusta más así, zorrita?

La única contestación que recibí fue su esfuerzo por clavársela toda y un enorme gemido por su parte, mientras aumentaba el rito de la mano del pintalabios. Cuando el límite de la campanilla ya estuvo sobrepasado y tenía mi pene en su garganta, noté cómo África sacaba la lengua y magreaba mis testículos con un increíble masaje que me hizo correrme como un animal.

  • Chupa que me corroo…. Aaaahhhh siiiiiIIIIÍÍÍ!!!!

Mi preciosa rubia no dejó de masajearme los huevos con la lengua ni un segundo durante mi corrida, y os puedo asegurar que fue uno de los orgasmos más fuertes que he tenido en mi vida y ella se corrió también en sincronía gracias a su pequeño pintalabios. Cuando la vi recolocarse en su asiento mientras se tragaba mi regalo y me miraba con cara de niña buena, nada que ver con lo que acababa de presenciar, me dijo:

  • Joder, no sé qué me pasa, espero que no te hayas enfadado. No sé por qué, pero me apetecía así… así de duro. Espero no haberte hecho sentir incómodo.

  • ¿Incómodo? ¡Pero si ha sido la mejor mamada de mi vida! En serio, no sé por qué nunca me habías hecho esto, ¿a qué estabas esperando?

Mi última frase sonó a broma, pero lo estaba preguntando muy en serio. No sabía qué le estaba pasando esos días a África, pero su comportamiento sexual había pasado de caracol asexuado a zorra salvaje. Mientras reíamos y hablábamos de nuestras cosas llegamos a su casa.

  • Bueno preciosa, ya hemos llegado. Mañana nos vemos, ¿vale? Si quieres podemos ir al cine.

  • Jajaja, ¿a caso no te acuerdas? Mañana nos vamos con tus tíos y tu prima de vacaciones. Nos lo dijeron hace dos semanas, que si nos íbamos con ellos a la casa de la playa, y te recuerdo que aceptaste encantado.

Mierda, la casa de la playa. Para que os hagáis una idea eso significaba estar encerrado en una casa en mitad de la nada con mi prima acechándome y poniéndome caliente. Y ahora lo que menos necesitaba era ponérselo fácil para que siguiese con su juego de chantaje, y mucho menos con África cerca.

  • Es cierto… entonces mañana nos vemos…

El beso de despedida tenía un peculiar sabor salado.

A la mañana siguiente el caos se adueñó del chalet blanco de mis tíos: todos corriendo de aquí para allá, preparando las maletas para la playa, y a prisa, para intentar llegar antes de que cayese el sol. Nos íbamos a La Pobla, un pueblecito con mucho encanto de Valencia plagado de chalets. La casa de la playa de mis tíos era alucinante y tenía de todo: piscina, pista de pádel, gimnasio, mil habitaciones, y lo mejor de todo era que estaba construida sobre una playa privada para tres o cuatro casa más, por lo que prácticamente la playa era nuestra. A veces varias dudas me rondaban la cabeza ¿por qué mis tíos tenían tantas pelas? Y más importante, ¿cómo coño lo hago yo para conseguir una casa así?

  • ¡Vamos! Todos al coche que nos vamos.

El grito de mi tío Lucas me sacó de mis cábalas, y bajé las escaleras hasta el salón con mi pequeña maleta y mi mochila. A parte de calzoncillos, camisetas y un par de vaqueros no llevaba nada más, por lo que me llevaría el portátil para ver películas por las noches con África. Había decidido ponerme ya el bañador y una camiseta holgada para poder ir a bañarme nada más llegar, y no sabía cuánto me había equivocado.

  • Eva cariño, no sé si eso va a caber, mejor déjalo en casa.

  • Que no mamá. Que me apetece practicar que si no se me olvida, además, ahora hace muy buen tiempo para este tipo de deportes.

Oí cómo hablaba Eva con su madre mientras se acercaban al coche. Al verlas aparecer entendí de qué hablaban: Eva llevaba su enorme y vieja tabla de windsurf bajo el brazo y una maleta arrastrándola con la otra mano. Pero lo que más me impactó fue cómo se había vestido. Si os digo que os imaginéis a una colegiala, ¿podéis? Genial, ahora pensad en una colegiala de 18 años morena, de ojos azul claro como el cielo, pequitas por la cara y una trenza casi suelta ¿lo tenéis? Pues ahora añadidle una camiseta descaradamente ancha recortada por las mangas y por el cuello, que se pega a unas tetas perfectas, erguidas y marcando sus pezones porque no lleva sujetador. A cada movimiento parece que los pechos se le van a salir por el lateral de la recortada camiseta y hacen juego con el movimiento de la minifalda (muy muy mini) que algún diseñador depravado consideró apropiada para chicas de esa edad. Pues bien, esa era Eva, y apareció con todo su morbo delante de mí. No pude evitar quedarme embelesado mirándola. Tenía un cuerpo increíble, cualquier adjetivo que elija se quedaría corto. Mi pene empezó a palpitar bajo el bañador, sin nada que lo detuviese gracias a mi maravillosa idea de no ponerme calzoncillos.

  • Hola primito, ¿tienes ganas de que nos vayamos a la playa? Me llevo la tabla, así que te podré enseñar unas cuantas cositas si quieres.

Aunque Eva trató de sonar lo más casta posible, noté un giro raro en su voz al decir “me llevo la tabla”. No sé por qué, pero algo tenía planeado esa chica. Mi erección estaba a punto de ser evidente, por lo que me apresuré a meterme en el coche, y a ponerme la mochila encima del paquete evitando que mis tíos me viesen el bulto. Aunque el coche de mi tío era grande, la tabla de Eva no cabía de ninguna manera en el maletero.

  • Papá, puedes intentar meterla así – Dijo Eva mientras inclinaba el asiento de la derecha de la parte de atrás del coche, de modo que la tabla estaba mitad en el maletero, mitad en el asiento derecho. - ¿Ves? Así sí cabe, ¡está todo pensado!

Eva me pidió que saliera del coche, ya que con la tabla de los cojones había ocupado uno de los tres asientos traseros, así que se sentó en el asiento del medio, y yo en el de la izquierda. Nada mas sentarme y cerrar la puerta oí cómo susurraba a mi oído:

  • Está todo pensado…

No entendí lo que me quería decir, y traté de no ponerme nervioso, y que mi corazón no bombease sangre a lo loco a zonas de mi cuerpo donde no debería. Con mi tío como piloto y mi tía con el GPS y en modo de copilota, arrancó el coche y en pocos minutos ya estábamos delante de la puerta de casa de África. Al bajar, la preciosa rubia llevaba un vestido veraniego de rayas azules que marcaba la perfección de su cuerpo, y que me estaba empezando a poner muy nervioso.

Y fue ahí, precisamente ahí, cuando me dí cuenta de la jugada de mi prima. Si en el coche hay cinco plazas, nosotros somos cinco y la puta tabla de windsurf ocupa una de las plazas…

  • África puede sentarse en el medio, y yo puedo ir encima de Javi, como cuando éramos pequeños, ¿verdad primito? Además, el viaje sólo dura cuarenta minutos, no te dará tiempo a cansarte.

Qué hija de puta. Lo había planeado todo para ir durante todo el viaje sentada encima mío y encima con mi novia a escasos centímetros.

  • Bueno, también puede ser África la que se siente encima mío…

  • Que no tonto, que ya verás cómo no peso nada.

Mientras Eva trataba de sonar normal, empujaba sutilmente a África, que ya se había metido en el coche y se había sentado en el asiento central. No me quedó más remedio que hacer lo que Eva decía o mandarlo todo a la mierda y pasar de las vacaciones… Pero mis tíos me pedirían explicaciones, y no había nada que pudiese contarles.

Al tener a Eva sentada encima y sentir su perfecto culo sobre mi paquete, la erección fue inminente. La polla se me hinchó de manera descomunal, por un momento pensé que penetraría a mi prima aún con ropa y todo, porque no había forma de parar aquello. Eva empezó a bailotear una mierda de canción que giraba en la radio, y a cada movimiento podía notar su trasero magreando mi polla. Menos mal que África parecía que venía con sueño y dormilaba a mi lado con los ojos semicerrados. Eva me estaba volviendo loco. Por suerte sonó mi móvil, que lo tenía encima del asiento, a mi lado. Menos mal, una distracción, qué será ¿un mail? ¿un mensaje?

Whatsapp_ Eva Prima: “No llevo bragas”

Cuando ví la pantalla del móvil casi me corro allí mismo. Eva estaba magreándose contra mi polla dura y sólo nos separaba la fina tela de mi bañador. No podía más. En ese momento me di cuenta de que sería incapaz de resistirlo, y que acabaría pidiéndole a mi prima que me follara, pero era injusto, joder. Esa niñata no podía jugar conmigo como si fuese otro niño idiota como los de su clase. Tenía que demostrarle que conmigo no podía, que no iba a dejar que se saliese con la suya.

Whatsapp_ Javi: “Me importa una mierda, te estás comportando como una cria. Para ya”

Eva leyó mi mensaje en su móvil, se giró brevemente y me miró con una cara de zorra que jamás le había visto. Sin darme tiempo a reaccionar se inclinó ligeramente y cogió mi polla por encima del pantalón, y la colocó hacia la izquierda, alargándola sobre mi muslo. Me sorprendieron varias cosas, la primera fue la agilidad con la que me colocó la polla en una posición mucho más cómoda, la segunda fue la cara dura que tuvo de tocarme el paquete delante de sus padres y mi novia, y la tercera… la tercera me enamoró: el tacto de sus deditos, ágiles y pequeños, con sus manos finas, tocando mi extensión, me hizo bombear aún más sangre y la erección llegó a un punto tan fuerte que dolía. Al tenerla sobre mi muslo izquierdo e ir en bañador, la punta de la polla me empezaba a asomar por debajo del borde del pantalón. ¡¡¡Mierda otra vez la misma situación no!!!

Whatsapp_ Eva Prima: “Mmmm… esto me suena… ¿Cuándo te he visto antes así? Déjame pensarlo… ¡Ah sí! Cuando me daban por culo en el salón de casa y tu me mirabas empalmado como ahora… pídemelo, pídeme que te folle”

La rabia que sentí se apoderó de mí. Me sentía humillado. Esa cría estaba sacándome de mis casillas y se estaba aprovechando de mí de una manera rastrera. No sabía qué podía hacer, si hubiésemos estado en otra situación hubiese gritado. De repente y sin saber por qué metí las dos manos por los recortes de las mangas de su camiseta, bajo sus brazos, a la velocidad de la luz y le agarré los pezones, pellizcándoselos con toda la fuerza que pude a modo de venganza. Eva soltó un grito y todos en el coche la miraron. Suerte que saqué las manos de su camiseta antes de que el resto mirasen.

  • ¿Qué te pasa? ¿A qué viene ese grito?

  • Perdona mamá, es que me ha dado un tirón en el gemelo, debe ser la postura que llevo… Pero ya estoy bien.

Whatsapp_ Eva Prima: “Que sepas que te has pasado… has hecho que me moje el coño y me has puesto caliente, te vas a enterar, esto no queda así”

¿Qué? ¿Qué se había mojado? Pero si le había pellizcado para que se estuviese quieta, no para excitarla. Pero llevaba razón, de repente empecé a notar su humedad y cómo había empezado a traspasar a mi bañador, mojándolo. Y tal y como me advirtió, eso no quedaba así. Eva extendió la palma de la mano izquierda y la colocó sobre el capullo de mi pene que asomaba por debajo del pantalón, erecto como un hierro, y empezó a amasar como si fuese masa para pan mientras en el coche nadie se daba cuenta de lo que sucedía. Aumentó su ritmo y convirtió el masaje en algo parecido a una paja, con mi polla atrapada entre mi muslo y la palma de su mano que giraba con fuerza.

Whatsapp_ Eva Prima: “Sería más fácil si me lo pidieses…”

Whatsapp_ Javi: “Ni de coña”

Eva soltó el móvil y aplicó aún más fuerza a su masaje y yo no podía contenerme más. Esa niña me estaba volviendo loco, y quería gritar. África, que se había despertado después del grito de Eva, miraba por la ventanilla, ajena a nuestro juego. Le agarré la cabeza y le di un beso con lengua al estilo película. La verdad es que el beso a África fue porque si no ocupaba mi boca con algo iba a gritar de placer. Mientras la besaba con fuerza notaba cierta sorpresa en ella, Eva continuó con más furia, hasta que no pude más, y reprimiendo los gemidos (más bien gritos de éxtasis), me corrí. Me corrí, y lo hice con fuerza y en abundancia debido a la excitación que me había provocado mi prima. Las consecuencias fue que me manché la pierna de semen y salpiqué la puerta del coche y el forro del asiento que tenía delante. Eva se giró por el lado izquierdo para mirarme a la cara sin que la viese África, alargó uno de los dedos de la mano con la que me masturbó, y me acarició el muslo, recogiendo el grumo más grande y espeso de semen que encontró a su paso. Después, mirándome fijamente a los ojos se lo acercó a la boca con una lentitud extrema, abrió sus preciosos labios y se metió el dedo y el grumo de semen en la boca, degustándolo cerrando los ojos como si fuese un manjar. Jamás había visto algo tan excitante.

¿Y ahora? ¿Y si mis tíos o África veían las manchas en mi bañador, en mi pierna o en la puerta? ¿Cómo les explico que ha sido culpa de la niñata esta? ¿Me creerían?

  • Ya hemos llegado chicos, por fin estamos en la playa. – dijo el tío Lucas mientras aparcaba el coche fuera de la casa. Perfecto, esta era mi oportunidad.

  • ¡Genial! No aguanto más, qué calor, ¡me voy corriendo a la playa! ¡te espero allí África!

Salté del coche y salí corriendo hacia la playa, impidiendo que pudiesen ver las pruebas del incesto en mi pantalón mientras oía cómo mis tíos se quejaban de que no ayudaba con las maletas.

Llegué a la playa en tiempo récord, y con el corazón a mil. Me metí en el agua sin pensármelo, y limpié a conciencia las manchas que yo mismo había dejado. Al cabo de las dos horas, cuando tanto yo como el sol nos habíamos calmado, me fui a la casa de mis tíos.

  • Dichosos los ojos, ya pensábamos que te quedabas en el mar a vivir. Anda entra, que África y Eva están en la piscina.

Tío Lucas me abrió la puerta y crucé el salón hasta el jardín. Las vi tumbadas a las dos en las hamacas frente a la piscina. Imposible, esto no puede ser. Creí sufrir el segundo microinfarto en dos días, pues allí estaban Eva y Áfri, dándose crema entre ellas… en topless.

  • ¡¡Hola Javi!! – Eva se alegraba de verme, y África hizo el gesto de ir a coger la parte de arriba del bikini – Anda ya, África, no seas tonta, no tienes nada que Javi no haya visto. Y las mías… bueno, somos familia, no pasa nada – dijo mientras me miró pícaramente a los ojos.

  • Sí, no pasa nada, pero si os queréis poner la parte de arriba no pasa nada. A mí me da igual.

Ver a dos diosas dándose crema entre ellas con un simple tanga por toda indumentaria me volvió a poner muy cachondo. Los pezones de Eva eran pequeños y morenos, mientras que África los tenía algo más grandes y claros, pero igual de apetecibles y ambas poseían unos pechos que desafiaban todas las leyes de ciencia. No podía evitarlo, tener ese espectáculo delante era superior a mi. Y otra vez igual, antes de que se me notase la erección me tiré de cabeza a la piscina. Saqué la cabeza y dejando el cuerpo dentro de la piscina apoyé los codos en el bordillo, cerca de donde estaban las chicas.

  • Yo igual me baño contigo Javi, que me has dado envidia –dijo Eva con carita de niña buena.

  • África, ¿te animas? El agua está genial – dije con la esperanza de que África también se metiese, y que no me dejase sólo dentro del agua con Eva.

  • Ahora en un ratito, que quiero tomar un poco el sol, que nos acabamos de dar crema.

Mierda. Mil veces mierda. Eva salto de cabeza desde el bordillo donde yo estaba, con una elegancia propia de los ángeles, con su maravilloso cuerpo sólo cubierto por el tanga. Cuando salió vino nadando hasta mí, y se puso en mi espalda, con sus piernas rodeándome a la altura de mis muslos, pegando sus pechos a mi espalda.

  • En el coche me has dejado con las ganas. Tienes una polla muy apetecible primito, y vas a ser mío. Dile a África que se vaya a su casa, y podremos pasar todas las vacaciones…

Mientras me susurraba al oído, Eva comenzó a acariciar mi polla (otra vez empalmada, la carne es débil) sobre el pantalón mientras yo notaba cada vez con más claridad la dureza de sus pezones contra mi espalda.

  • ¿Me has oído? – El grito de África nos saca a Eva y a mi de nuestra momentánea intimidad.

  • Perdona ¿qué has dicho? – dije sintiendo de verdad no haber escuchado a Áfri la primera vez.

  • Que tus tíos se van a cenar fuera, que nos han dejado comida en el frigorífico.

  • Vale, genial, ¡qué haría yo sin ti! ¿eh, preciosa? – intenté sonar como el novio más enamorado del mundo para que Eva se apiadase de mí y me dejase en paz.

  • Primito, ¿has oído hablar del denial ?

  • No Eva, no sé qué es, pero para ya, Áfri se acabará dando cuenta de todo – le susurro.

  • Pues te va a encantar, te va a servir para aclararte las ideas.

Eva apretó aún más fuerte sus piernas contra mis muslos, separándolos ligeramente y de un manotazo me bajó el bañador, liberando bajo el agua mi enorme polla hinchada de sangre.

  • No te muevas o tu novia podrá vernos

África estaba sobre la tumbona, boca arriba, con los ojos cerrados concentrada en su baño de sol, mientras que yo, el cabrón de su novio, estaba a un metro escaso, apoyado con los codos en el bordillo de la piscina, con el agua por el pecho, la polla fuera y una diosa morena de ojos verdes subida en mi espalda restregando sus pezones contra mi espalda. Un poco arriesgado, ¿verdad?

Eva me cogió el frenillo con dos dedos y empezó a pellizcarlo suavemente, amasándolo. A mi se me giraban los ojos de placer, mientras deseaba que me agarrase la polla con la mano entera y que me hiciera una paja en condiciones.

  • Para por favor Eva… aaaggh

No pude evitar gemir al notar que aumentaba la dureza del pellizco en mi frenillo. Con el dedo índice y pulgar de la mano izquierda me agarró la base de la polla, junto a los huevos con fuerza, mientras que su mano derecha aumentó el movimiento y recorría el perímetro de mi capullo con dos dedos, suave pero ágil. Yo no podía más, necesitaba una paja, necesitaba que apretase mi polla con la mano entera, notar sus pliegues, necesitaba correrme, pero sobre todo necesitaba follarme a mi prima. Aumentó la fuerza con la que me recorría el capullo, y yo comencé a gemir cada vez más, intentando que África no me oyese. Cuando estaba a punto de correrme cometí el error de gemir con más fuerza de lo normal, y Eva se dio cuenta de que me estaba corriendo. En un momento apretó su mano izquierda sobre la base de mi polla con una fuerza tremenda para esa manita tan pequeña, mientras que cerrando la mano derecha comenzó a hacerme una paja fortísima agarrando sólo mi capullo que duró tres sacudidas, y cuando mi orgasmo estaba allí… dejó de pajearme y sólo siguió sujetando la base con muchísima fuerza.

La sensación fue rara, porque fue como medio orgasmo, muy intenso, pero nada satisfactorio, necesitaba correrme, ¡eyacular! Y mi prima me lo impedía con la fuerza de su mano izquierda.

  • A esto, primo, se le llama denial , que en inglés es “negación”. Espero que te guste la sensación de orgasmo negado, porque no te he dejado correrte. Y si quieres que te termine en condiciones… Ya sabes lo que tienes que hacer.

Yo estaba que me subía por las paredes. En ese momento me podría haber follado cualquier cosa, literalmente. La sensación de la paja denial de Eva me había dejado mil veces más excitado que antes. Mi instinto animal me pedia, me exigía que culminase el clímax, mientras un hormigueo me recorría los testículos y la polla.

  • ¡¡Cuidadoooo!!

África había saltado de cabeza a la piscina. Salvado por la campana, o mejor dicho: salvado por mi rubia. Eva se descolgó de mi espalda y pude ver su cara de desilusión al ver que África se había metido en la piscina y que no podía continuar su juego conmigo. Yo intenté guardarme la polla dentro del bañador como pude, aunque no la reconocía: estaba mucho más gorda y parecía mucho más grande, la paja denial había hecho que se hinchase hasta los límites de mi piel. Me fui nadando hasta África mientras Eva salía de la piscina con cara de enfado y se tumbaba boca arriba a tomar el sol.

  • El agua está genial, debería haberme metido antes.

  • Tú si que estás genial. Madre mía Áfri, como no te tapes las tetas no sé que va a ser de ti, ¡no respondo de mis actos!

  • Jajajaja mira que eres tonto. Anda vamos al bordillo, que no dejemos a tu prima sola, que la pobre se va a sentir una sujetavelas.

Joder con la Madre Teresa, qué coño le importa a ella mi prima. Si Áfri supiese lo que había pasado en la piscina segundos antes, o lo que había pasado en el coche, o lo que…

  • Déjala Áfri, ¿no la ves? Si parece que se está echando una siesta, con las gafas de sol y tumbada con las tetas al aire.

África se me subió encima, a horcajadas sobre mi, mientras me besaba con pasión. Si yo lo noté, ella lo debió de notar, pues literalmente le di con la polla en la tripa.

  • Mmm… Javi, qué tienes aquí…

África metió una mano entre los dos y acarició mi polla por encima del bañador. Mi respiración ya estaba agitada, mi carácter totalmente desinhibido, y me prometí a mi mismo que Áfri no saldría de la piscina sin habérmela tirado antes.

Comencé a darle besos por el cuello mientras tocaba sus redondas tetas y le pellizcaba los pezones bajo el agua. Con caricias y sin que se diese cuenta le bajé la parte de abajo del bikini y le acaricié su precioso coño con suavidad. Ella se acercó a mí y gimió en mi oído poniéndome aún más cachondo si eso hubiese sido posible.

  • Aquí no Javi, que está tu prima y nos va a ver. – África se deshizo de mi abrazo y se fue nadando hacia la escalera de la piscina a nuestra izquierda, mientras yo nadaba detrás de ella.

África empezó a subir las escaleras de la piscina, pero la alcancé antes de que saliese, y la incliné, de modo que quedó su cuerpo en noventa grados, con las piernas dentro del agua, los pies apollados en la escalerilla, y su precioso pecho, sus brazos y su cara sobre el bordillo, con su magnífico culo en pompa sobre las escaleras.

  • Javi para, por favor – dijo muy bajito

Pero yo llevaba loco de lujuria demasiado rato, me acerqué y lamí su coño desde el clítoris hasta pequeñas arrugas de su ano. Una vez, dos veces, tres… África ya gemía mientras pedía en voz baja que parara, que estaba loco, que mi prima… No aguanté más. Cogiendo entre mis manos la enorme polla que la excitación del momento me había dado se la metí en el coño a África milímetro a milímetro, segundo a segundo, hasta que choqué con los huevos en su clítoris. África ahora miraba al frente, con la cara desencajada de placer, los ojos como platos y tapándose la boca con las dos manos para no gritar. Comencé a bombear mientras sentía cosas que nunca había experimentado. La paja denial de Eva me había dejado ultra sensible y súper excitado. Giré la vista hasta que encontré a Eva tumbada, pero que se había quitado las gafas de sol y me miraba con la boca abierta, los pezones terriblemente duros y las piernas ligeramente abiertas.

Me sentía poderoso en esa situación, y decidí experimentar lo mismo que África me había pedido antes: mojé el dedo índice en el agua y lo introduje lentamente en el ano de África. Por unos segundos la rubia no se movió, pero cuando el dedo encontró su sitio dentro de su esfínter, fue África la que empezó a follarme a mi, echando para adelante y atrás su cuerpo, metiendo mi polla hasta el fondo mientras jugaba con mi dedo en su ano.

  • No puedo más Javi, fóllame fuerte… aaaahhh síiiiii aaaAAAAAAHHHH

Al mirar a Eva pude ver cómo se había metido la mano bajo la braguita del bikini mientras con la otra se pellizcaba un pezón y se mordía los labios viendo cómo me follaba a mi novia. En ese punto África se corrió arqueando su espalda mientras yo podía agarrarme a su pecho para aumentar el ritmo de mis embites. Mi corrida también llegó, pero de una manera increíble. Las sensaciones fueron alucinantes, y notar cómo inundaba el interior de África con la corrida que Eva había calentado previamente fue demasiado para mí.

  • Creo que voy a tener que meterme en la piscina otra vez… Espero que tu prima no se haya dado cuenta, se nos ha ido la cabeza Javi, no somos animales, ¡esto no puede volver a pasar! Si nos llega a ver tu prima… qué vergüenza.

  • No te preocupes preciosa, Eva no ha visto nada – dije para tranquilizarla, aún cuando sabía que lo había visto todo, y no sólo eso, sino que lo había disfrutado también.

Después de un rato salimos del agua, ya de noche, satisfechos en todos los sentidos.

  • Chicos, me subo a mi cuarto a dormir, que mañana quiero madrugar para irme a la playa y aprovechar las primeras horas. Buenas noches, que descanséis. – Eva se iba a su cuarto, por fin. Al menos por esa noche no tendría que estar preocupado de si tramaba algo.

  • Buenas noches prima, descansa. – Que te jodan bruja manipuladora. Aunque eso último no lo dije, lo pensé, muy fuerte.

  • Bueno, parece que el primer día de vacaciones está yendo muy bien, como todos los días sean como este… no voy a poder andar cuando volvamos. – me dijo Áfri cuando ya nos habíamos quedado solos.

  • Van a ser como este y mejor. Espera, voy a por mi móvil, que creo que ha sonado.

Whatsapp_ Eva Prima: “Descansa esta noche y coge fuerzas porque las vas a necesitar. Yo quiero lo que le has dado a África en la piscina, vas a ser mío, antes o después…”

CONTINUARÁ (si “Eva” me deja)