Mía..., sexo rumboso...

Una nueva historia sexual de nuestra querida Mía Sara..., mi gran amor..., aunque más bien podría ser una historia médica o milagrosa...

MÍA..., SEXO RUMBOSO...

Una nueva historia sexual de nuestra querida Mía Sara..., mi gran amor..., aunque más bien podría ser una historia médica o milagrosa...

Un saludo a todos los amables lectores.

Conocí a Charly en una reunión de amigos y compañeros de una gran amiga, Evelyn.

Vivía con ella desde hacía meses. Nos llevábamos genial.

Había ido a ver una película y a través de mi móvil, Evelyn me mandó un mensaje para que fuese a acompañarla y para que conociese a sus amigos.

Nada más entrar vi a un hombre aparentemente bastante mayor de pelo largo canoso bailando, haciendo las delicias de los invitados.

Me miró y yo a él.

Se había producido una gran conexión.

Había ido Charly acompañando a su hijo, que era pareja de Evelyn, mi amiga y compañera de piso.

El resto de la noche hablamos de todo..., estuvimos juntos en todo momento.

La fiesta acababa y Charly se quedaba en casa conmigo.

Soy muy aficionada a la música en general y a la de los 70´s en particular... Charly por su parte es muy experto también.

Nos pasaríamos varias horas repasando música en Youtube.

Se notaba que ambos disfrutábamos de la nuestra compañía recíprocamente.

El tiempo pasaba. Aquella noche nada sexual ocurrió..., ni tan siquiera un beso..., aunque se notaba nuestra conexión.

Evelyn estaba dormida en el sofá, y decidimos acostarnos todos.

Charly se quedó a dormir en el sofá esperando a su hijo.

El hijo de Charly se pasaría toda la noche con los invitados, especialmente con una de ellas, y hasta aquella noche llego su relación con Evelyn.

Charly comenzó a llamarme a diario.

Nos había invitado en la fiesta a que le visitásemos en su residencia en la montaña.

El fin de semana siguiente sería la visita.

Yo estaba recién salida de una pequeña intervención quirúrgica, pero me apetecía ir, disfrutar de la naturaleza y volver a ver a Charly.

Viajábamos en una furgoneta tipo pick-up.

Lo pasamos muy bien en el viaje, íbamos riendo, bromeando, cantando y bebiendo licor..., aunque yo solo me decantaba por agua.

Me ha gustado la bebida preferiblemente dulce, vinos espumosos y sidra...

(Mi amor tú sí que eres dulce... Reseña de José Miguel)

El viaje era largo por la distancia.

Llegamos de noche.

Al llegar Charly nos recibió cantando y tocando su guitarra... Así era Charly...

Me encantaba aquel hombre.

Al despertarnos, disfrutamos de un desayuno natural. Leche recién ordeñada.

Yo disfrutaba como una loca...., pues me encanta la vida campestre.

El resto del día fue disfrutar y disfrutar para todos, pero especialmente para mí...

Al llegar la noche de aquel junio de 2010..., empezaba un ciclo romántico, amoroso y sexual para mí...

Charly me daría un primer beso, mientras me regalaba las estrellas que juntos contemplábamos aquella deliciosa noche.

Ustedes conocerán a muchos hombres románticos... Charly seguro que ganaba a todos con sus zalamerías...

(Más o menos como tu Amantísimo Manchego... Se refiere Mía Sara a este relatante)

Simplemente me dejé enamorar... No tenía por entonces a nadie y mi corazón necesitaba amor...

Tardamos en acostarnos aquella noche.

Tampoco hubo intimidad aquella segunda velada con Charly..., pues aunque pudiera desearla..., delante de aquellos amigos no quería precipitarme en nada.

Varios besos sí nos dimos..., y algunos de ellos tuvieron como consecuencia aplausos de los amigos de Charly que bromeaban con él..., diciéndole cosas sobre su nueva “novia”..

Charly llevaba al parecer mucho tiempo solo.

A partir de entonces comenzamos una relación.

Viajamos mucho.

Pasábamos las noches juntos...,  en habitaciones y estancias...,  pero sin nada de sexo... Abrazos y besos miles..., pero nada de intimidad.

Estaba algo preocupada por ello..., y lo hablamos. Me dijo que llevaba muchos años sin hacer el amor, que solo se masturbaba sin tener erección...

Nunca había visto un pene eyacular sin que se pusiese erecto. Lo pude comprobar en varias ocasiones al principio de mi relación con Charly. Era sorprendente..., aparentemente imposible pero les juro amigos lectores..., que absolutamente cierto.

Yo lo intentaba sin éxito...

Cogía aquel trozo de carne inerte e intentaba revivirlo..., lo tocaba, lo besaba, lo mamaba, lo restregaba entre mis tetas..., entre mis piernas e incluso entre los labios de mi sexo...

Estaba cachondísima, deseosa y cada vez más excitada, al mismo tiempo que frustrada..., por aquel desorden eréctil...

Todas las noches, además de besos, caricias y abrazos..., yo no perdía oportunidad de coger aquel pene flácido permanentemente, e intentar revivirlo...

Charly vivía con su hija y yerno, y discutiendo un día con él..., se presentó con su maleta en nuestro apartamento..., el que yo compartía con Evelyn.

Convivimos casi un año los tres juntos. Dormíamos y lo pasábamos muy bien, salvo que el muerto no resucitaba...

Decidimos irnos a vivir a la naturaleza...

En un paraje embriagador albergaba la ilusión de revivir al ángel caído..., al parecer para siempre...

Éramos ambos maduros, pero aparentemente estábamos vivos... Yo muy enamorada y con aquella inquietud sexual... Realmente quería sentir el miembro de mi amado dentro de mí...

Todos los días paseábamos por la naturaleza, íbamos al rio... Disfrutábamos...

Los fines de semana eran de parranda, juerga, bebida, baile y cante del trovador, su guitarra y amigos...

Durante las noches yo ansiaba revivir al herido mortal...

Desde el primer día tenía un propósito..., sería la doctora del milagro...

Cada noche lo cogía, lo masturbaba con mi boca...

Aproximadamente al mes, el miembro aparentemente muerto o dormido para siempre, empezó a dar muestras de resurrección...

Albergaba ilusión... Me sentí feliz, dado que aquella morcilla a veces parecía inyectarse de sangre y durante minutos parecía cabecear viva... Luego al minuto decaía nuevamente...

Mi pre-diagnostico, sin ser médico...,  era el exceso de tabaco y alcohol... pero estaba decidida por enamorada a resolver aquella situación anómala.

Durante unos tres meses estuve con la terapia diaria... hasta tres veces le tocaba, mamaba y sobaba..., todos los días, sin saltarme uno solo...

Por fin, casi después de dos años de relaciones, conseguí sentir dentro de mí..., aquel trozo de carne agradecida...,  que mi coño necesitaba... ya saben todos ustedes que he sido y sigo siendo una mujer tremendamente sexual...

(Ahora mi pensamiento y mi sexo piensan en las tierras de Don Quijote...)

(El manchego tiene el mismo pensamiento..., en ti y de tu sensual sexo...)

Sigamos...

Si bien el amor sobrevivía a duras penas..., la afición de mí enamorado al tabaco y al alcohol no decaía..., y sin duda nuestra relación no tenía futuro...

Estuve enamorada y el tiempo curaría ese estado...

Tuve recaídas en mi salud, aunque sin importancia...,  y en 2013 lo dejamos.

Hasta aquí esta historia de sexo rumboso..., aunque dista mucho de la realidad del título..., que podría haber sido... “Mucha rumba y poco sexo...”

Un enamorado saludo para mí amado..., no aquel..., sino el actual... José Miguel. Mi rey.

(Gracias mi reina..., es recíproco)

A todos ustedes gracias por su tiempo.

Hasta aquí la historia.

Si desean escribirme, como siempre les digo... escríbanme con lo que deseen. Estaré agradecido y contestaré de la misma forma.

Hasta el próximo relato propio o ajeno...

PEPOTECR.